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25

Flavia

(Unas horas antes)

Salgo del baño cuando sin esperarlo tocan a la puerta. Con mi autorizo abre una sirvienta y es tímida al hablar.

-Se, señora Stuart.

-Dime. ¿Ocurre algo?-quiero acercarme a ella pero me detengo cuando las próximas palabras que escucho me paralizan:

-¿Qué hacen? ¡Apresúrense!-su voz se escucha en el pasillo acercándose a paso firme.

William entra tirando la puerta me doy cuenta que había una mujer escondida justo detrás. Al escuchar el sonido de la puerta contra la pared de forma doy un salto en el lugar asustada.

-Sal de mi habitación-me le enfrento.

-Tú vienes conmigo.

-¡¿Qué has dicho?!

-Pónganle ese maldito polvo de color en la cara ... ¡ya!-dominante, las mira furioso.

-No-me alejo un paso de ellas-Me dirás qué está pasando ¿Qué quieres?

-Primero quiero que cierres la jodida boca y obedece o verás los que puede hacer el hijo de un puto animal.

¿Cómo ha llamado a su padre? Pensé que se llevaban bien-estoy chocada.

-No te voy a obedecer-me cruzo de brazos mostrando firmeza.

Este se abalanza sobre mi apoderándose de mi mandíbula con fuerza. Sujeta con las llenas de sus dedos encajados y duele.

-Si no haces todo lo que te pida está noche alguien se va a enterar de la desaparición de cierta persona-se acerca mostrando el rostro de un depredador, muy molesto-no solo tú estarás en problemas sino que también Jason lo estará.

Maldito hijo de perra. Es obvio que no quiero dañar a Jason que ha sido tan bueno conmigo-envuelvo su muñeca con ambas manos y jalo con fuerza haciendo que me suelte.

-Eres despreciable-digo con enojo y esas palabras le causan gracia.

-No es lo peor que me han dicho.

Me toma de los hombros y me fuerza a sentarme en la cama y mirando mis ojos puedo notar nuevamente su chantaje. Me cruzo de brazos y quedó rendida ante su petición.

***

Al llegar veo el mismo hotel al que viene hace unos días. El mismo en el que estuve con el señor IGorio.

-Venimos a una celebración de los Gorikz-suelta William antes de bajarse del auto.

-¿Los Gorikz? ¿Ha dicho los Gorikz? O sea ¿él estará aquí?

Creo que tengo el estómago revuelto de repente.

Pues Flavia, respira que eso es psicológico.

Bajo del auto y él toma mi mano enrollándola en la suya.
Mientras caminamos él saca las invitaciones de su saco.

-¿Realmente fuimos invitados...

-Shh, calla.

Entrega las tarjetas y nos dan la bienvenida con otros nombres. Quedo atónita mirándole.

-¿Qué está pasando, qué hicistes con los dueños de las invitaciones?

-Solo volvieron a casa algo...indispuestos-se lo pensó.

Espero no haya hecho nada para herirlos al conseguirlas.

Es realmente el hotel más hermoso que he visto es como ver un palacio en el cielo. Todo es blanco y dorado, todo brilla en gran manera y el olor es tan agradable.

Entramos al salón, muchas personas, mesas redondas con manteles y adornos precioso.

-¿A quién pertenece este hotel?

-¿A quién crees?

¡No me digas!

-¿El señor Gorikz?-entusiasmada me miró.

-Casi, es de su propiedad pero realmente quien tiene el control es su padre. Úlik Gorikz.

Con que así se llama su padre. Úlik Gorikz.

-No creerás que solo tienen un hotel y el Gorikz Empire, cierto.

-¿Tienen más?-por primera vez desde que lo conozco tiene toda mi atención.

-Te sorprenderías de saber todo lo que ellos poseen.

Vale, el estómago lo tengo revuelto otra vez.

-Iré al baño un segundo.

Entro desesperada respirando de forma descontrolada. Hay unas jóvenes igualando mi edad, que están frente al espejo retocandose.
Mi estómago ya no se siente revuelto pero mi corazón se siente desenfrenado. Ellas me miran y reaccionó de inmediato caminando junto a ellas tomando el pintalabios.
Su conversación me pone de los nervios aún más.

-¿Segura qué él vendrá?

-Ya te dije que si-dice mirando a su amiga-Mi padre dice que están buscando la esposa así que hay que...

-... lucir muy bien esta noche-completa la otra chica.

-Oigan chicas-todas miramos a una joven que al parecer corría hasta llegar a aquí-Ya llegó...el señor Gorikz ya está aquí.

Ellas dan chillidos de adolescentes y las miró en shock.

¿Qué tienen estas chicas? Hasta yo admito que es algo emocionante pero no para gritar así. Ni siquiera enseña su rostro. Tal vez esta noche tampoco lo haga.

-Bueno, no me voy a quedar en el baño para siempre.

Salgo guardando el labial y todo está despierto, solo unas empleadas pasan por mi lado. Llego al salón y estoy nerviosa. Entro mirando mis manos.

¡Ya, no tiemblen más!-frustrada.

¿Que pasó luego?

Alguien se acerca.

Él luce como... ¿será? Es imposible...¿Ignacio?

Sus ojos, su cabello. No necesito quitarle los lentes al periodista Clark para darme cuenta que es Superman...¿alguien me entiende?

-Permíteme presentarme...soy Ignacio...Ignacio Gorikz. Más conocido como "señor Gorikz".

Eso dijo y claramente. Lo entendí de principio a fin. Él me mintió todo este tiempo. El fue quien me salvo de Max e incluso...incluso fui a su casa. Me pare delante de él para agradecerle y...maldito...¿se divirtió viéndome la cara cuando se hacía pasar por un hombre normal?

William se había ido del salón y al rato manda un empleado del lugar a decirme que fuera a la piscina, él me estaría esperando...pero no le ví por ningún lado. Así que me cansé de buscarlo y cuando voy de regreso...

-¿Qué le pasa a William?...¿Por qué me hizo venir hasta acá?

Miró mis manos mientras las frotó dándoles calor. Me detengo cuando veo una sombra, alguien está justo frente a mi.

Apenada alzó mis ojos para ver su rostro. Es Ignacio.Sus manos están en los bolsillos y su reloj destaca de brillante. Su traje se ajusta a su cuerpo haciendo fácil de notar su cuerpo ejercitado bajo él. Su pelo rizado tapando su frente sus cejas tupidas y frucidas junto a esos ojos verdes me hacían perder la cabeza. Mis latidos me delatan contradiciendo lo que siento a lo que digo:

-Ay no, porfavor. Tú no..-poniendo los ojos en blanco me doy la vuelta. Siento que sujeta mi antebrazo-Suéltame-agito mi brazo mirando su mano que no me deja ir.

-No lo haré-dice y me lleva justo por donde vine.

Todo el importe tratando de soltar su mano pero es imposible su fuerza de hombre es mucho mayor. Nos acercamos a la piscina junto a una estatua griega blanca que es iluminada por pequeños pero muy brillantes foco.

-Suéltame dije-por fin hace lo que tanto le pido pero primero arremete mi espalda contra la estatua.Estoy agitada, no quiero mirarle así que el reflejo de la luna en el agua se me hace perfecto.

-Mírame-dice y niego con la cabeza apretando mis labios, estos quieren temblar y no se los permito. Él pone sus manos en la estatua acorralándome y también acercándose-Quiero ver tus ojos. Quiero saber que piensas.

-Todo este tiempo, eras tú-trato de controlar el temblor de mi voz-El chico sonriente que iba a mi trabajo a tomar té y conversar a cada día.

¿Realmente no existe?-eso me entristece.

-Ese hombre, Ignacio...era Ignacio, Gorikz-le miró justo cuando una lágrima rueda hasta caer. Él va a tocar mi mejilla y alejo mi cara al lado opuesto-¡No me toques!

-Flavia por favor-baja su mano y toca mi cintura.

-¡No me toques Ignacio!...oh, perdón. Debo decir, señor Gorikz.

-Tú no tienes que llamarme así.-fruce el ceño.

-¿Ah no? Resulta que el señor quiere que lo llame simplemente por su nombre ahora. ¿Qué pasa?...¿Sientes culpa por haberme mentido?- enojada le empujo por su pecho.

»Tiene un pectoral duro por cierto.

»Flavia, aquí ocurre otra situación.

-Tengo que irme-solo doy un paso pero él me arremete contra la estatua sujetando mis brazos casi al llegar a mis hombros.

-Flavia-trago en seco y mi corazón comienza a acelerarse. Escuchar mi nombre en su boca como si dejará escapar su aliento me hace sonrojarme-No me odies.-dice poniendo unas mano sobre mi mejilla y su dedo se mueve suave cerca de mi boca-Por favor no lo hagas.

Miró sus ojos verdes centrados en los míos y siento un pequeño jadeo que llama mi atención, hasta que miró sus labios entreabriertos. De su boca sale algo de humo a causa del frio.

¡Reacciona Flavia!

-Jugaste conmigo, ¿Te fue divertido?-mi voz se quiebra, sus labios comienzan a temblar de forma leve y mi pecho siente encogerse-Todo este tiempo me tomaste por estúpida, pensaba que Ignacio era mi amigo.

-Soy tu amigo...

-¡Mentiroso!-mis lágrimas salen fin poder controlarlas. Me siento triste y también enojada.

Su otra mano se posa en mi cintura y da un paso más cerca.

-Si supieras el significado que tienes para mi. La razón por la que no quiero que me odies-me siento débil ante sus palabras.

¿Qué está diciendo? ¿Acaso es otra burla para caer como estúpida una vez más? No pienso permitirlo aunque él...

Pongo mis manos en su pecho con la intensión de alejarlo pero él une su frente a la mía. Miró sus ojos cerrados mi mano derecha siente su corazón acelerado. ¿Por qué palpita tan a prisa? Dios quiero alejarlo pero ¿por qué no puedo hacerlo?

Abre sus ojos, su dedo continua acariciando cerca de mi boca, pero lo siento cada vez más cerca. ¿Que hace? Toca una esquina de mis labios. Mi aliento se escapa de mi boca y siento el suyo cerca.

¡No!-le empujo logrando así separarlo y le doy una cachetada.

-Ya lo hicistes una vez no lo harás dos veces. Solo te burlas de mi...Te odio.

Él pone su mano, sorprendido me mira y siento mis lágrimas formarse nuevamente. No dejaré que me vea llorar por su culpa. No pienso permitir algo asi.

-No se te ocurra volver a acercarte a mi-digo con una voz aspera y le rodeó para caminar a sus espaldas y salir de ahí casi corriendo.

¿Por qué? Por qué justo cuando me comenzabas a gustar?-lloro triste y seco mis lágrimas a escondidas.

Primero voy al baño a retocar el maquillaje y quitar mi cara de sufrimiento estúpido.

Ignacio

Ella se va, no puedo creer que me halla dado en la cara. Es gracioso admitirlo pero...no es mi mejilla la que duele. Sino algo más.

-¿Me odias?-susurro cabizbajo.

Si, iba a besarla, quería besarla, lo deseaba. No puedo resistirme más. Debe saber lo que siento pero ¿cómo decírselo ahora?

¿Serás imbécil Ignacio?-suspiro mirando las estrellas que rara vez pueden verse debido a la estación del año-Aún así creo que lo merezco.

Flavia

He vuelto al salón y me pregunto dónde rayos está William.

Miró a mi lado, a unos metros está la puerta. Ignacio aparece y de detiene justo cuando me ve. Miró hacia el frente ignorándole pero segundos después él pasa en frente de mi y siento que mis piernas quieres flaquear. Deja su aroma atrás y tengo que cerrar mis ojos y tragas saliva mientras calmo lo que siento.

Ha comenzado el conteo regresivo, que ya es tradición en todo el mundo.

Finalmente todos empiezan a felicitarse unos a otros y veo una copa frente a mi. Sigo el recorrido del brazo y miró sus ojos pardos. Sonríe como niño bueno.

Al fin apareces.

-¿Quieres libertad? Pues espero puedas obtenerla.

-¿Lo dices en serio o es un mal augurio?

-No soy tan malo,¿o si?-muesta una sonrisa a medias y mueve su copa delante de mí cara-Es de mala educación dejarme plantado.

-Te crees mucho William.

-Las mujeres se han encargado de que sea así...por algo será-me giña un ojos.

Su físico es atractivo, no voy a negarlo. Sus ojos pardos combinan a la perfección con su pelo castaño claro. Su aspecto de hombre rudo, ejercitado y carácter dominante es lo que atrae más.

Hago sonar nuestras copas y el muestra su sonrisa perfecta. Al llevar la copa a mi boca miró al frente.

Ignacio, te odio-miro su espalda y él gira su torso mirando hacia atrás, para ser específica, me mira justo a mí, como si supiera que estaba detrás de él todo este tiempo. De repente me pongo nerviosa y miró a un lado.

Ignacio

-Perfecto. Ahora ella me odia-musito luego de pensar en lo que sucedió anoche mientras escribo en la laptop.

No pude dormir nada, hasta la cabeza me duele.

-Joder, que molesto es todo-cierro la laptop sin poder soportar más tantas letras y números. Pongo los codos sobre el escritorio y mis manos sujetan mi cabeza-Me duele hasta el cerebro, que fastidio.

Escucho la puerta abrirse.

-Señor tiene una visita-alzo lentamente mi cabeza con pereza.

-¿Ahora que?-digo algo cansado, queriendo un día entero de paz.

-Hola hola-una voz grave juntamente con su aparición.

Al verle reír me dejó caer sobre el espaldar.

No me jodas...Diosito que hice para merecer esto.

-Joder William...¿Tú no descansas? Búscate una puta y goza la vida a tu manera usual o tomate una cerveza...¿Hang?-miró a mi secretario encogido de hombros.

-Lo siento señor-dice para luego salir cerrando la puerta.

Siempre le deja subir y estoy a punto de prohibir que entre al edificio.

-Tienes una cara horrible...parece que es el momento perfecto.

Esa sonrisa tan estúpida-lanza una memoria y la tomo en el aire como acto de reflejo. Él camina acercándose.

-Hay algo que quiero que veas-dice cruzándose de brazos, pasa por mi lado y sigue de largo hasta el ventanal mirando la vista perfecta a toda la ciudad.-Ignacio, Ignacio...crees que eres más fuerte que yo?

-No lo creo, soy más fuerte que tú-respondo automático y pongo la memoria en la laptop.

-Está bien lo admito. Lo eres pero nunca se sabe... todos tenemos un punto débil.

-No tengo debilidad, ese es el problema.

¿Es un vídeo?-doy a reproducir a la vez que escucho una risa baja de su parte.

-Pero te daré una mala noticia...-escucho sus pasos lentos.

Este video... él, nos filmó. Justo cuando hablaba con Flavia junto a la piscina.-sorprendido abro mis ojos-Se nos ve , ella llorando, yo tomando su mano y acariciando su mejilla-gruño sientiendo el enojo apoderarse de mi llevándose todo el desánimo y cansancio que tenía.

-Eres humano, no un Dios-dice cerca de mi oido con una voz molesta y luego suelta una risa que me desagrada aún mas.

-Lo tenías planeado-me pongo en pie y me giro mirándole, este retrocede un paso, dos.

-Y caíste como todo un idiota-rie a carcajadas-por supuesto sabrás que no es solo ese. El verdadero, el único e inigualable... lo tengo conmigo-ríe.

Me lanzo hacia él tomándolo por el cuello llegando hasta el cristal grueso y templado.

-¡¡¡Te voy a matar William!!!-gríto exasperado presionandolo con fuerza y este mira hacia abajo, puedo notar algo de temor lo que es normal luego de tener en cuenta que estamos a más de 850 metros del suelo.

-Ya no lo escondas-mira directo a mis ojos-Los desconocidos no se tratan así. Te gusta ella, ¿cierto?-rie-¿Qué hará mi padre cuándo se entere?

Me separo un poco y golpeó mi puño en su cara con fuerza. Este pone su mano justo donde le dí. Se ríe...el muy hijo de puta se ríe.

-Si le haces daño a ella...

-Lo siento-me interrumpe y me toma por el saco para empujarme con fuerza, la suficiente para hacerme retroceder unos dos metros-...pero soy yo quien da las órdenes justo ahora- el estira su roa acomodándola y sacudiendo-quiero a mi hija en menos de 24 horas o ya sabes que haré.

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