2
Flavia
¿Dónde estoy? A mí alrededor todo es oscuro, no puedo mover mis manos como tampoco verlas. Me volteo y escucho una voz suave que se vuelve cada vez más clara. ¡Mierda! ¿Morí? Esa voz no la reconozco. ¿Quién es?
-Está despertando doctor-es la misma voz, una mujer.
-Señorita...señorita-dice una voz masculina.
Desperté y tardé unos segundos enfocar la vista en un hombre vestido de blanco al igual que todo a su alrededor.
-¿Que...?-la voz me sale ronca y débil-pensé que los ángeles era mas...lindos-la mujer se ríe a carcajadas.
-Por lo visto tu humor está intacto y antes que lo preguntes, no, no estás muerta sino en el hospital. Soy el doctor López. ¿Recuerdas quién eres? ¿Qué te pasó?
-Soy Flavia. Y si recuerdo pero no entiendo que pasó.
Recuerdo toda la película, del auto acercarse y derrapar haciendo sonar las ruedas pero luego, pum, nada. Siento como palpitaciones en mi cerebro y eso es doloroso.
-Me duele la cabeza-digo entre dientes.
Tocó mi cabeza y siento algo, tengo una venda que sostiene a un lado un bulto pequeño por detrás, al parecer fue donde me lesioné. El pelo suelto a un lado.
-¿Qué me pasó exactamente?
-Un fuerte golpe contra el suelo. No tienes fractura pero pudo ser más peligroso. Estarás aquí mínimo 24 horas en observación. Unos hombres rudos allá fuera nos insistieron en llevarte a casa pero no tenemos permitido eso, aún así tendrás tratamiento para esos dolores de cabeza.
-Gracias doctor.-digo y miro a la enfermera inyectado algo por medio del catéter en mi mano.
-Recién he puesto un medicamento para aliviar el dolor.-la mujer me sonríe amablemente.
Asiento con la cabeza y sonrió de vuelta muy agradecida. Ellos se dan la vuelta caminan hacia la puerta.
-Enfermera-le llamo casi al cerrar se gira a verme-El hombre que conducía...
-Se recuperará.-responde de inmediato-No fue nada grave, por suerte.
Era ese hombre asiático que cada mañana va por un té helado. Lo pude reconocer en el último instante. Estoy preocupada por él.
-Señora Stuart.-entra un guardia-El señor está preguntando por usted.-a medida se acerca me extiende un celular.
-Señor...
-¡Debes usar todos tus sentidos, no puedes ser una inútil!-grita y parece preocupado, más bien me regaña como si fuera una niña.
-Lo siento señor, fue mi culpa.
-¿Cómo estás?-luce un poco más calmado.
-Mejoraré pronto. No fue nada.
-Espero verte en una pieza cuando llegue.
Y lo dice como si realmente fuera una inútil. ¡Qué genio le tengo!-grito a mis interiores.
Luego de escucharle ser tan duro con sus palabras provocó un leve dolor de cabeza.
-No lo soporto-susurro para mí devolviendo el celular.
***
No pasó mucho para que el suero terminará.
-¡Guardia!
¿Qué? No sé su nombre y no lo dicen nunca. De inmediato entra.
-Puede llamar a la enfermera, el suero ya terminó.
Él se va y es mi oportunidad.
Me quito de un tirón esa cosa molesta encajada en mi piel y salgo de la cama. Una vez puestos los pies en el suelo frío siento un poco de mareo. Espero unos segundos y se me pasa rápido. Abro la puerta sigilosa y veo personas caminar por el pasillo pero los guardias, no están.
-¿Ahora como sé dónde está él?
Salgo escurridiza y a camino rápido hasta doblar al final del pasillo, me detengo nuevamente a mirar. Una doctora acompañada por otra salen de un cuarto, una de ellas tiene unos papeles en su mano. Ambas están conversando y cuando me acerco a ellas las escucho.
-Es guapo, ¿será modelo?
-Cuando habló casi me derrito, que sensual.-muerde su labio.
Lucen sonrojadas, como esas niñas de secundaria que hablan patéticamente del popular chico de último año como si fuera la gran cosa.
-Perdonen-me paro frente a ellas deteniendo su paso y llamado su atención-Busco a un hombre asiático de unos 40 años más o menos, tuvo un accidente está tarde y...
-Si, se de quién hablas.
-Recién salimos del cuarto donde está. Es aquella puerta.-señala a la puerta.
-Gracias-sonrío y las rodeo para caminar a sus espaldas.
-Te advierto, no te desmayes cuando le veas.-escucho risitas y me giro por un segundo.
¿Cuándo vea a quién? No entiendo, en fin.
Finalmente me detengo junto a la puerta. Maldición mi cabeza duele justo ahora. Tomo un respiro y pienso en entrar...
-¿Entonces no fue un accidente?-escucho adentro, ¿esa es la voz de él?
¿Qué? ¿Qué no fue un accidente, de qué habla?
-Alguien cortó los frenos, ellos revisaron el auto y analizaron que no fuera....-una voz de hombre diferentes.
No está solo.
-Manda a mis hombres a buscar quién fue y díganme cuando lo tengan. No sé saldrán con la suya.-es una tercera voz.
Oh mierda. Veo el guardia acercarse mientras habla con la enfermera, se dirigen al cuarto donde se supone que estoy. No tengo opción, tengo que entrar, ahora. Abro la puerta y entro sin pensarlo, cierro siendo muy ruidosa.
Un segundo de silencio y miró mi mano en el picaporte temblando.
¿Qué hice?-pienso y cierro mis ojos con fuerza-Tierra tragarme.
-¿Flavia?
Me giro lentamente y él está en la cama sentado con sus pies en el suelo. Le acompañan dos hombres más. Uno sentado en una silla y otro en pie al lado de este. Ambos me miran. Él que está en pie luce más elegante con un traje y corbata a juego, tiene un celular encendido en su mano y le veo guardarlo en el bolsillo de su pantalón.
El que está sentado luce apariencia más fresca, su pelo es rizado y luce al descuido tapando casi su frente por completo, tiene unos espejuelos y viste una camisa negra. Está de brazos cruzados.
Se respira un aire fresco y un perfume suave.
-¿Flavia?
-Hola-saludo con mi mano como la típica tonta que se mete en los lugares equivocados en el momento menos oportuno.
-Por fin escucho tu voz.-muestra una sonrisa y su dentadura perfecta, sus ojos se achinan aún más.
Dios que vergüenza. Es ese que está sentado en la silla, me produce nervios. ¿Por qué? En los espejuelos se refleja la luz y no me permite ver su ojos con claridad. Pero es obvio que me está mirando.
Me acerco pensando: Flavia si no reaccionas ahora no tiene sentido que estés aquí...Cierto, a lo que venía...
-¿Estás bien?-nerviosa le miró también con su cabeza vendada igual que yo.
-¿Quién es ella?-una voz fuerte, clara y fría. Mis piernas quieren temblar al escucharle y trago en seco.
¿Qué rayos? ¿Puede un hombre con solo su voz hacer sentir a alguien así de vulnerable? No quiero mirarlo me produce demasiada vergüenza pero...que más da. Lo miro. Sus cejas frucidas y gruesas, puedo ver sus ojos pero no distingo su color, el reflejo del cristal no me lo permite. Parecen ser claros.
¡DIOS MÍO! Es... PERFECTO.
Un aire de serio e indiferente, sus brazos cruzados da a entender que es reservado. Su mirada va desde los pies hasta mi cabeza, una y otra vez.
»Flavia estás temblando demasiado.
»Si lo sé.
»¡Pues cálmate mujer!
»¡Pero me está mirando!
¿Por qué estoy peleando conmigo misma dentro de mi cabeza, ¿ves?, ya me volví loca.
-Es la chica que resultó herida por mi culpa.-dice quién está en pie.
El otro no aparta la vista y noto que me está mirando de cabeza a pies de una forma en la parece reír en cualquier momento. Sus ojos también son claros.
-¿No tienes zapatos?
»Oh por favor Flavia, ¿no te diste cuenta que estabas descalza?
»¡Todo pasó muy rápido!
-No la avergüences-mi abogado a hablado por mi.
-Lamento haberme puesto en medio. Estaba distraída.-me siento apena mirar a sus ojos oscuros.
-Tranquila. Ya había perdido el control del volante antes. Yo soy quién lo siente...
-¿No deberías de estar en cama?-interrumpe el hombre de pelo rizo. No puedo mirarle, ¡que vergüenza!
-Si, pero estaba preocupada por...-ups, no sé su nombre.
-Lu Hang, pero llámame Hang.
-Estaba preocupada por Hang.-dije llenando mis pulmones de aire.
-¿Ustedes son sus amigos?
»Cómo que hace muchas preguntas, ¿no?
-Si-responde Hang-Todas las mañanas voy a por ese, té, helado, del que alguien está fascinado.
Porque hace énfasis en pronunciar cuidadosamente: té, helado, fascinado. Sonrió mirando al suelo, mis mejilla arden aún más. Nunca alguien me había dicho cosas así.
Aquel que no hacía más que preguntar, comienza a toser de forma repentina y se pone en pie dándole la espalda a todos. El que está a su lado lo mira y golpea su espalda riendo a carcajadas. Les miró sin entender lo que pasa. ¿Acaso no le gusto que Hang dijera algo así?
-Flavia, ¿no?-dejando de golpear la espalda del otro me extiende su mano-Soy Felipe Go, González-¿acaba de duda al mencionar su apellido. Respondo a su saludo tomando su mano.-Él es...-se refiere al de los espejuelos.
-Somos compañeros de trabajo-aclarando su voz-Yo soy Ignacio, solo Ignacio.
-Ignacio-susurro hechizada.
¿Ahora por qué Hang y Felipe comienzan a toser de forma escandalosa? Estos tipos son raro.
-¡Oigan!-protesta Ignacio y automáticamente se callan.
-Debería volver-estar mas tiempo aquí me traerá problemas-Estoy aliviada de saber que estás bien, Hang.
-Igual estoy aliviado de verte bien. Espero mejores pronto, voy a seguir necesitando ir por ese té helado en las mañanas.
-Si, claro-sonrió y Hang me pareció mejor persona de lo había pensado.
Miró por última vez a ese hombre de pelo rizado y me sonrojo antes de abrir la puerta.
Una vez fuera pego mi espalda a la puerta y respiro profundo. De seguro las doctoras se referían a este hombre cuando me dijeron tener cuidado de no desmayarme. Ya les entiendo.
S
in querer choco de hombros con una mujer y me disculpó sin detenerme. Me he distraído pensando
Llegó a la puerta y abro prnsando que pueda haber algún guardia...¡pero no, perfecto! Entro en el cuarto y me tapo con la fina sábana y finjo dormir.
Eso estuvo cerca-suspiro.
Me sentía culpable pensando que pude haber sido la causante de ese accidente.
¿Cortaron los frenos?-recordé.
-¿Eso que quería decir? ¿Acaso quería matar a Hang? ¿Por qué?
La curiosidad ronda por mi cabeza y también la preocupación, ¿quién podría hacerle daño? Luce una persona tan pasivo y amable.
***
Al otro día apenas me despierto se abre la puerta. "Señora Stuart, es hora de irnos" en vez de un "Buenos días". Al menos y estaba lista para entonces, solo falta poner mis espejuelos.
-Que venda más molesta.
Trenso mi pelo y lo pongo a un lado, la punta toca mi cadera. Realmente largo, luego de tres años sin cortarlo. Tomo mi abrigo sobre la cama y salgo del cuarto con un guardia en frente y otro detrás. Las personas me miran y, penosa al fin, tomo el gorro del abrigo y así me siento más protegida.
Llegamos al lobby donde me siento mientras uno de ellos paga la cuenta del hospital.
-Iré por el auto-dijo el otro a mi lado y se pone en pie para salir.
Le sigo con la vista hasta que sale y veo un carro detenerse en seco. Un hombre sale a la vez que unos enfermeros se acercan corriendo con una camilla. Sobre eata ponen a una mujer y parece inconsciente. Entran a toda prisa y noto que su barriga está hinchada, está embarazada. Tras ellos va aquel hombre.
Su pelo es rizado como ese tipo guapo de ayer. Vestido con unos jeans negros ajustados y un abrigo, lentes y
...espera...
¿Ignacio? Creo que sí es él.
Me doy cuenta que estoy sola, talvez pueda escaparme de los guardia y ver qué pasa.
¿Está casado?
La curiosidad me inquieta, mi trasero se separa de la silla antes que mi cerebro tome la decisión. Mis pies se mueven por si solos. Corro y me escondo tras una columna. Miró el guardia, quien está entretenido conversando con la joven.
-Hombres-resoplo revirando los ojos.
La camilla es llevada tras unas puertas que dice encima Urgencias. Me adentro en el pasillo y él está afuera, caminando de un lado a otro sobando si cbeza enredado sus dedos en su pelo. Se parece mucho ¿será él? Mejor pregunto.
-¿Ignacio?
Él se voltea a mirarme y se queda fijo en mí por un segundo.
-¿Flavia?
¡Recordó mi nombre! Espera, ¿por qué eso me emociona tanto?
-Te ví llegar, ¿estará bien?
En ese momento se abre la puerta y sale una mujer con una bata blanca y un estetoscopio en su cuello.
-Doctora-él pide una respuesta
-¿Flavia?-sorprendida me mira.
-May, ¿trabajas aquí?
»Obvio, ¿que pregunta?
»Por fa no, me avergüences.
-Si ¿cómo has estado?-responde sonriente
-¡En serio!-cruzado de brazo nos mira pasmado.
-Lo siento, ¿eres familiar de la embarazada?...Ahora despertó. Ella se ha puesto de parto, nos dice que tiene apenas seis meses y que tiene can..
Se abre la puerta de golpe y se asoma un chico interrumpiendo.
-Doctora May la chica acaba de vomitar sangre y está convulcionando.
-¿Qué?-él pone sus manos en la cabeza otra vez y May entra corriendo.
Eso no se escucha para nada bueno.
¿Que puedo hacer?
Él toma su celular y hace una llamada.
-Chris está en el hospital... si, no luce bien... se ha puesto de parto de repente... está bien.-cuelga y aprieta el celular, sus nudillos se vuelven blancos.
La puerta se abre y sale Mey con unos enfermeros juntamente con la camilla y la joven embarazada. Nos apartamos. Es una joven hermosa de cabello rubio natural. Está inconsciente otra vez y llena de sangre, su barriga es grande para tener seis meses. Lo miro y él se une a ellos. Le sigo sigilosa a unos pocos metros. Pasamos por donde puedo ver el buro de recepción y el guardia ya no está donde lo dejé.
-Me deben estar buscando.
Miró a Ignacio y no dudo en seguirlo. Corro hasta su lado.
No tengo miedo de los guardias, más bien a Stuart y si él no está pues no me importa que pase. Solía ser así y por lo visto no he dejado de serlo.
La joven es llevada tras unas puertas, Mey detiene a Ignacio, le dice que tendrá que hacer la cesárea o podrían morir.
-¿Morir?-sorprendida tapo mi boca.
Ignacio asienta, cae sentado en una de las sillas a un lado y con sus codos sobre sus rodilla pone su cabeza sobre sus manos enredando sus dedos en su pelo negro y rizado. Me encanta su pelo. Me acerco y me siento a su lado. Él baja sus manos y pone su espalda arrecostada y me mira.
-Todo va a salir bien.
Él me mira a los ojos directamente y yo por fin puedo ver claramente los de él. Sus ojos son verdes, un verde precioso y siento que muestran miles de emociones en este momento. Me avergüenzo y desvío la mirada.
Me gustaría quedarme a su lado y no dejarlo solo pero...
-Lo siento. Me tengo que ir. Quisiera poder acompañarte, lo siento.
-Esta bien, gracias...por, estar, aquí.-se corta un poco al hablar y parece que ha visto algo en mi algo que llamó su atención, no sabría decir. Igual su voz es tan ruda que provoca que mis pelos se pongan de punta.
»Pero está casado, amiga.
»Vaya, los hombres guapo siempre tienen dueña.
¿Decepcionada?
-Adiós-mientras me pongo en pie y salgo corriendo una ves algo del pasillo.
Llegó a la entrada del hospital.
-¿Dónde están estos hombres metidos ahora?
-Señora.
-¿Dónde estaban?-finjo estar molesta. Decirles que fui al baño y cuando regrese los busque por todos lados, hizo que me creyeran. Soy buena actriz.
En el auto soy llevada como en bandeja de oro al lugar de mi perdición. Pienso en cómo estará esa mujer y su bebé. A Ignacio, lamento no poder acompañarlo.
***
Ha transcurrido toda la mañana y no puedo dejar de pensar en lo que sucedió. ¿Habrán salido bien ella y su bebé del quirófano? Miró el teléfono.
-Veré si puedo localizar a May.
Llamo al hospital y no es fácil que me respondan a la primera. Dos veces más lo intenté y pedir hablar con la doctora Mey, diciendo que es una amiga que necesita saber de un paciente.
-La doctora May está ahora mismo en urgencias atendiendo un caso...
-Esperaré, es realmente importante para mí saber de una paciente.
Dejo el altavoz y camino por toda la habitación haciendo tiempo. Pocos minutos después May responde y se alegra de saber que soy yo.
-Flavia que bueno llamastes, ¿cómo estás? qué ha sido de tu vida luego del instituto-se oye realmente alegre.
-Pues algo alocada la verdad. May...-siento temor al preguntar-la joven que fue está mañana.
-Si, ella-su voz a decaído-Falleció en el quirófano.
Ese fue un duro golpe. Me siento mal de escuchar eso.
-Por suerte pudimos salvar a la bebé. Es presiosa. Está en los cuneros y la tendrán aquí por un mes. Hubieron complicaciones en el embarazo y tiene que recibir tratamiento. Nada grave por suerte.
-Por lo menos es una buena noticia.
-Fue un duro golpe para la familia, lloraron mucho.
-¿Él lloro?-susurro para mí sorprendida pero May me escuchó.
-¿Él? No, él no lloró. Fue serio todo el tiempo. Creo que más bien estaba...enojado.
Su reacción era clara. Estaba preocupado, desesperado.
-No le culpo, tiene ser fuerte de seguro. Tiene una bebé que cuidar.
No puedo imaginar el dolor que debe sentir.
.
.
.
Los errores gramaticales y ortográficos serán arragledos pronto.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro