11
Flavia
Llegué al parque y voy junto al viejo Jack, quién me extraña verle llorando. Sentándose en la banca mira el lago y seca sus lágrimas mientra.
—Viejo Jack, ¿qué pasa?
—Estoy bien.—secando sus lágrimas otra vez me mira y fuerza una sonrisa. Sé lo que se siente.
—Apuesto a que no lo estás. Si te pasa algo. Cuéntame, has estado ahí para mí, déjame estarlo también—toco su hombro y él quita mi mano.
—No me toques, estoy sucio—su voz se quiebra y caen un par de lágrimas más.
—Unas persona que me amó una vez y ahora está en el cielo, me dijo que la peor suciedad es la de adentro. He podido comprobar que eso y es muy cierto.
Trato de animarle y solo lo consigo un poco, le pido cante conmigo. En la misma posición, sentados en la banca comienzo a cantar y luego él se une. No me canso de escucharle, tiene una voz única y melodiosa, tan compatible con la mía.
La cajita ya estaba en el suelo, algunos nos ignoran pero otros muestran una sonrisa que el viejo Jack devuelve con cariño y le dan monedas o billetes.
Una mujer que estaba corriendo con audífonos se detiene frente a nosotros. Deja caer un papel en la caja y sigue ejercitandose. Siento nervios y curiosidad. Cuando terminamos me doy cuenta que es tarde, y debo irme. Me despido y cuando estoy a escasos paso escucho mi nombre gritado con terror y me giro en el lugar. Él tiene un papel en su mano y está llorando con su mano sobre su boca, luce muy sorprendido. De repente pone su mano en el pecho mostrando un gesto de dolor fuerte y corro a él cuando cae de rodillas.
—Viejo Jack, ¿qué pasa?
No dudo en tomar mi celular en el bolsillo de mi abrigo y llamar a una ambulancia. Llegarían pronto y tomó el papel en el suelo. Espera...es un cheque y de diez mil dólares.
¿Quién daría tanto dinero?
Finalmente en el hospital. No querían atenderle y discutí con unos cuanto dándoles a entender que él podrá estar sucio pero no es alguien que robe o mate.
Odio eso, si estuviera limpio y perfumado no hubiera
problema.
Por fin logran atenderlo y hacen pruebas y análisis de sangre, según el doctor tardarían un poco. El viejo Jack fue sedado y no despertará en un buen rato. Pienso en el cheque, debo sacar ese dinero, lo necesitará para costear los análisis y demás pruebas que pueda necesitar. Para eso debo ir al banco pero tendría que dar mi nombre y de seguro llegaría a oídos de Stuart.
Pero...conozco a alguien que sé, me podría ayudar.
Salgo corriendo a tomar un taxi y me detengo justo frente al Gorikz Empire. Nunca había entrado pero es mucho más lujoso que en fotos. El piso es tan brillante y te refleja con tanta claridad siendo semejante a un espejo. En el lobby me dirijo a un buró bien extenso, donde unas mujeres elegantes atienden llamada y clientes.
—Hola—saludo tímida.
La chica me responde con una sonrisa. Pregunto Hang. Comienzo a describirle y cuando termino, ella se rie pero, no burlándose.
—Oh claro, el secretario Hang. Si, le llamo ahora.
»Vaya que vergüenza, le conocía.
»Flavia cualquiera piensa que no sabes ni preguntar por una persona.
»Ahí va la Flavia interior para avergonzarme más. ¡Es normal que pase eso!
»No, no lo es.
Luego de insistir con la llamada me mira apenada.
—Lo siento. Parece ocupado. Estará con el señor Gorikz.
—¿Señor Gorikz? ¿No es el CEO de este lugar?
—Si, y Hang es su secretario.
¡¿Hang es el secretario del CEO de Gorikz Empire?!
Eso me toma por sorpresa. No tengo mucho tiempo para procesarlo. Rápido pienso en alguien más.
—Ignacio, puede contactarme con Ignacio.
—¿Ignacio?...¿sabe su apellido, departamento o su ocupación?
Me doy cuenta que de él solo se su nombre.
»Ahora Flavia, ahora es el momento exacto para describir a alguien.
Entonces lo describo.
—Buscaré en la base de datos, un momento.—luego de teclear ella luce confusa—Lo siento no hay ningún Ignacio, tampoco alguien con la descripción que me dió. No me suena a ver visto un chico así acá ¿Estás segura?
—Si. Él dijo ser compañero de trabajo de Hang y....
¿Cómo se llamaba el otro que estaba en el hospital junto a ellos?
-Felipe, si. Felipe González.
—¿Felipe?—hace una mueca y vuelve a buscar en la computadora, niega con su cabeza—No hay ningún Felipe, lo siento.
¿Que está pasando aquí? Se supone que trabajaban aquí. Por lo visto el único que decía la verdad era Hang.
Le doy las gracias y de camino a la cafetería todo me parece raro. Cuando entro hay mucho clientes y me quedo parada como tonta mirando a las chicas atenderlos y entregar los pedidos.
—Flavia ¿donde estabas?
Jerry se me acerca y me acompaña a dejar mi abrigo en la taquilla mientras me regaña por mi incumplimiento de horario.
***
El día fue algo agotador y finalmente llega la noche. Estoy durmiendo profundamente pero aún asi puedo escuchar la puerta abrirse y cerrar en un segundo. Abro mis ojos y veo una persona acercándose mientras se tambalea a los lados. Impulsadome con mis manos me siento y parpadeo varias veces aclarando mi visión y enfocardo para identificarle.
—Señor Stuart ¿está bien?
¿Qué hace aquí?
Toma mi mano y jala hacia él y tomando mi nuca une mis labios a los suyo de forma brusca, tanto que creo haberme lastimado.
Esta ebrio. Apesta a alcohol. Que asco.
Cierro mis ojos con fuerza y no abro mis labios a pesar de él mostrar la intención de introducir su lengua. Al parecer eso le molestó porque tomándome por el cuello me acuesta y se pone encima. Y su cara está cerca de la mía.
—Señor debería descansar. ¿Que le parece un baño primero?
Intento dar una idea y que se vaya. En silencio comienza a quitar su cinto me dice que me calle o será duro conmigo.
¿Qué elija? ¿Acaso realmente tengo opciones?
Mis ojos arden a la vez que siento como humedecen de forma rápida y trago saliva con dificultad, muy asustada. Toca el cuello y baja entre mis senos mirándome con excitación. Sus manos frías me provocan temblor.
No, no me toques. No quiero–cierro mis ojos con fuerza.
—Quítate la ropa—con voz ronca y jadeando.
Mordiendo mi labio con fuerza niego con la cabeza y él hace sonar el cinto contra la cama. Doy un salto asustada y mis manos temblorosas llegan a tomar la blusa. Al alzar mis brazos me quito la blusa por completo y el frío me golpea.
—Lo demás también.
—Se, señor.—tartamudeo con temor.
—¡Hazlo!—grita y lloro en silencio.
Él sale de la cama y su mirada se me asemeja a la de ese monstruo de las pelis. Una mirada que aunque sabes que no te toqua puede provocarte un ataque al corazón y morir. Quito solo mi short y mientras su ojos me observan, toca mis piernas y sube entre mis muslos. Me toca por encima de la pequeña tela que me cubre.
&Señor, porfavor—sollosando siento un nudo en la garganta.
—Flavia he dicho que te calles-su voz es como si saliera del suelo. Tan siniestro, frío y grave.
Él se quita la ropa y no aparta su mirada de mi. Al ver que se va a deshacer de su pantalón y quedar desnudo giro mi cabeza al la vez que cierro los ojos.
—Mirame—jadea.
Tenso mi mandíbula y golpea la cama con el cinto. Me asusto otravez y lentamente volteo a verle pero solo su rostro y no miró nada más.
—Extiende tus manos hacia mí y tocame.
¿Tocarle? No, no quiero.
—¡Flavia!—grita, las extiendo lenta y temblorosame. Las atrapa de forma rápida. Comienza a jalar hacia él y le hago un poco de fuerza.
—¡Qué me toques te dije!
De golpe y pone mis manos en su miembro erecto. Al tocarlo cierro mis ojos y bajo la cabeza escondiendo mi rostro para no provocar su furia.
¿Qué quiere que haga? Porfavor, no quiero.–comienzo a sollosar de forma sonora sin poder evitarlo
—Abre la boca.—ordena
Lo que abro son los ojos y mi cuerpo temblar visiblemente. Ya nada es oculto ante sus ojos, estoy aterrorizada. Toma mi pelo por detrás junto a mi nuca y duele, es rudo mientas con la otra mano aprieta mi mandíbula.
—Dije, que abras, la boca.
Sus palabras después son asquerosas tanto como él. Finalmente me obliga y nunca había hecho algo así. Básicamente no he hecho nada más que estar tendida en la cama dejando que este me viole prácticamente a voluntad.
Él me sostiene con fuerza por el pelo, moviendo hacia adelante y atrás. No tiene piedad, ni siquiera piensa en como me pueda sentir, solo busca su placer. Sus jadeo crecen a medida pasan los minutos. Dice palabras sucias que no quiero oir. Su cuerpo desprende el olor a alcohol como si en vez de beberlo más bien se lo hubiera tirado encima.
Me hace daño pero eso no le importa, sus jadeos lo demuestran cuanto lo disfruta, cada vez más intenso y se que en cualquier momento...
Agrrr...
Tomándome por sorpresa siento su líquido en mi boca, caliente, salado. Vaciandose por completo. Escupo todo o me ahogaría.
—¿Por qué lo tiras?! Tragatelo.
Me ordena y si, tenía pensado escupirlo todo en cuanto me soltará. Lloro y trago haciendo asqueadas. Podía sentir que iba a vomitar y alza mi rostro jalando mi pelo hacia abajo. Con su dedo pulgar atrapa los restos que quedaron afuera y los lleva dentro de mi boca.
—Tus manos.
Solo pequeñas palabras que me hacen temerle cada vez más.
¿Ahora que?
Las extiendo y él las junta para amarrar con el cinto.
—Señor porfavor.
Ya quiero despertar de esta pesadilla.
—De espaldas—su voz es tanto fría como dominante.
Él me empuja y caigo acostada. Toma mis caderas con fuerza alzandome y poniendo las manos en mi espalda me obliga a arquear mi columna. Siento toca la tela con sus manos y ejercer un poco de presión. Escucho su respiración fuerte.
Miró mi almohada y la tomo para acercarla y hundir mi cara. Él me azota con su mano extendida en una de mis nalgas y doy un respingo, lloro tapando mi boca.
Él quita mis bragas, siento deslizarla con lentitud y un segundo después siento sus manos subir por mis muslos y abrirme de piernas.
Quiero morir, eso es lo que quiero justo ahora.
Toca con sus dedos justo donde el placer debería ser intenso. Si, debería, porque a mí solo me causa ganas de salir corriendo pero él con su otra mano sostiene de mi cadera con fuerza.
—Ah, no—me asusto aún más y mi cuerpo siente un escalofrío cuando siento algo húmedo lamiendome.
Su lengua me tocaba, solo me sentía asqueada. Todo ese olor lo impregnaba en mi cuerpo.
—Gime.
No puedo hacerlo, estoy sollosando y pidiendo a gritos por dentro salir de aquí.
—¡Gime!—me da una fuerte nalgada y doy un grito pretendiendo gemir. Un gemido tembloroso cargado de impotencia.
Siento sus dedos tocarme nuevamente y siento introducirlos mientras su lengua se apodera con fuerza. Aprieto las sabanas junto a la almohada cerrando mis ojos. Él puede pensar que disfruto por los gemidos pero en mi cara...solo está reflejado el rostro de alguien que se siente asqueroso y siente no valer nada.
La noche parece nunca acabar y él tampoco.
††††††††††
¿Llegastes hasta aqui?
¿Que te pareció? Déjamelo saber en tus comentarios y si te gustó el capítulo regálame tu 🌟.
Adelantos del próximo capítulo.
*Veremos a IGorio.
*Será la celebración por Navidad.
*Una reacción extraña y sospechosa.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro