Capítulo VI
La luz del sol se filtraba con suavidad a través de las rendijas de las persianas, pintando destellos dorados en la habitación de Nate. Sus ojos azules se abrieron lentamente, adaptándose gradualmente a la luminosidad matutina. Se sentó en el sillón con un suspiro de alivio, sintiendo cómo los rayos cálidos del sol acariciaban su rostro y le devolvían un poco de energía.
Con un estiramiento perezoso, Nate extendió sus brazos y piernas, disfrutando de la sensación de estirar los músculos después de una noche de descanso. Un ligero quejido escapó de sus labios al sentir el dolor en su cuello, recordándole las tensiones acumuladas por el estrés y la ansiedad de los últimos días.
Con manos hábiles, Nate masajeó su cuello con suavidad, buscando aliviar la rigidez y la tensión acumuladas. Cerró los ojos por un momento, dejando que las sensaciones reconfortantes del masaje lo envolvieran como una manta cálida, alejando temporalmente los pensamientos sombríos que lo habían acosado en las últimas horas.
Nate encendió la televisión con una mezcla de curiosidad y aprensión, temiendo lo que pudiera encontrar en las noticias. Desafortunadamente, sus temores se confirmaron cuando el anuncio del noticiero reveló otro homicidio, esta vez, un ataque brutal a una familia entera. Un escalofrío recorrió la columna vertebral de Nate mientras escuchaba los detalles macabros del crimen, sintiendo una oleada de náuseas que amenazaba con abrumarlo.
Sin embargo, algo en la escena captó su atención, algo que lo hizo detenerse en seco y mirar con atención la pantalla del televisor. Detrás de la reportera, en medio de la multitud de espectadores que observaban con horror la escena del crimen, se destacaba una figura solitaria: un individuo con una campera roja y una capucha que cubría su rostro.
La visión del individuo vestido de rojo envió un escalofrío por la espalda de Nate, despertando una sensación de inquietud y alarma en su interior.
Nate se aproximó a la pantalla del televisor con los ojos fijos en la figura misteriosa vestida de rojo. Con el ceño fruncido, intentó ver más claramente al individuo, pero este se volteó de repente, revelando un logo extraño en su espalda. El corazón de Nate se aceleró al reconocer el símbolo, aunque no podía recordar exactamente de dónde lo conocía.
El logo mostraba un castillo imponente con cuatro torres, cada una coronada con un símbolo de las cartas de póker: un diamante, un corazón, un trébol y una pica. La combinación de la majestuosidad del castillo con la simplicidad de los símbolos de las cartas creaba una imagen intrigante y enigmática, que parecía resonar en algún rincón perdido de la memoria de Nate.
Una sensación de inquietud se apoderó de él mientras contemplaba el logo en la pantalla, tratando de desentrañar su significado y su conexión con los crímenes que había presenciado. ¿Por qué este símbolo le resultaba tan familiar?
Con la mente atormentada por el misterioso símbolo que había visto en la espalda del individuo vestido de rojo, Nate se sentó frente a su laptop y se sumergió en una búsqueda frenética. Pasaron horas interminables mientras navegaba por páginas web, buscando cualquier indicio que pudiera arrojar luz sobre el enigmático logo.
El tiempo parecía deslizarse sin cesar, pero Nate no podía apartar la mirada de la pantalla de su computadora. Cada vez que encontraba un logo similar, pero no exactamente igual, sentía una punzada de frustración y desesperación. ¿Dónde había visto ese símbolo antes? ¿Qué significaba y por qué le resultaba tan familiar?
Justo cuando estaba a punto de rendirse, algo hizo clic en su mente. Recordó vagamente haber visto un logo similar en algún lugar, pero no podía recordar dónde. Con un nuevo sentido de determinación, Nate continuó su búsqueda, explorando páginas y artículos en busca de pistas que lo condujeran al origen del misterioso símbolo.
Finalmente, después de una búsqueda minuciosa, Nate encontró lo que estaba buscando en una página que narraba la historia del logo. Con el corazón, latiendo con fuerza en el pecho, devoró cada palabra del artículo, absorbido por la historia que se desplegaba ante sus ojos.
Con el corazón palpitando con fuerza en su pecho y la mente llena de dudas y temores, Nate se encontraba en una encrucijada. Sabía que la información que había descubierto sobre el misterioso símbolo del Hotel Póker VIP lo llevaba a un camino peligroso y desconocido, pero también sentía una inquietante sensación de deber y responsabilidad. ¿Debía seguir adelante con su búsqueda, a pesar de los riesgos que conllevaba?
Mientras reflexionaba sobre esta difícil decisión, Nate se levantó de su silla y caminó hacia su habitación, con la mente llena de pensamientos turbios y el corazón lleno de ansiedad. Tomó su mochila y comenzó a llenarla con todo lo esencial para el viaje: una linterna, algo de comida y agua, una libreta y un bolígrafo para tomar notas, y cualquier otro artículo que pudiera necesitar en su búsqueda de la verdad.
Decidió que necesitaba un momento de calma y claridad para pensar con mayor lucidez, así que se dirigió al baño y se sumergió bajo el agua caliente de la ducha. El calor reconfortante del agua le ayudó a relajar los músculos tensos y a calmar su mente agitada, permitiéndole reflexionar con mayor claridad sobre su situación.
Sin embargo, por más que intentara encontrar una razón para dar marcha atrás en su decisión, Nate sabía en lo más profundo de su corazón que ya había tomado una decisión. La necesidad de descubrir la verdad y detener la oscura amenaza que se cernía sobre su comunidad era demasiado fuerte para ignorarla, a pesar del miedo y la incertidumbre que lo embargaban.
Con determinación en sus pasos, Nate salió de la ducha y se vistió con rapidez, sintiendo la urgencia de actuar antes de que fuera demasiado tarde. Antes de partir, dejó una carta sobre la mesa de la sala, dirigida a aquellos que pudieran preocuparse por él. Explicaba brevemente su decisión de seguir adelante con su búsqueda, pero instaba a que no lo siguieran, especialmente a la policía, cuya presencia solo complicaría las cosas aún más.
Con el corazón latiendo con fuerza en su pecho y la mente llena de incertidumbre, Nate salió de su casa decidido a enfrentar el desafío que le esperaba en el "Hotel Póker VIP". La noche envolvía la ciudad en un manto de oscuridad, con las luces parpadeantes de los edificios y las calles apenas iluminando el camino.
Al llegar a la calle, Nate levantó la mano para detener el primer taxi que pasara. Cuando uno se acercó, el taxista lo miró con curiosidad, evidentemente desconcertado por la expresión determinada en el rostro de Nate. Sin embargo, ante el dinero que Nate mostró para pagar el viaje, el taxista asintió con resignación y abrió la puerta del pasajero.
Nate se deslizó en el asiento trasero del taxi, sintiendo la tensión en el aire mientras el vehículo se alejaba de su hogar y se dirigía hacia el destino desconocido que le esperaba en el "Hotel Póker VIP". Las luces de la ciudad se deslizaban por las ventanas del taxi, creando destellos fugaces en la oscuridad de la noche.
Mientras el taxi avanzaba por las calles de la ciudad, Nate se sumergió en sus pensamientos, repasando una y otra vez las pistas y los enigmas que lo habían llevado hasta este punto. ¿Qué secretos oscuros y peligros aguardaban en las sombras del "Hotel Póker VIP"?
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