Capítulo cinco.
Caleb y yo nos reunimos en la biblioteca para estudiar para los últimos exámenes. Finalmente las vacaciones se aproximan y a decir verdad necesito pasar todos los exámenes con buenas notas y evitar dejar alguna materia; ambos estábamos sentados en una mesa enorme, con muchos libros de textos abiertos por todas partes, mientras trato de aprenderme todo lo que vi este tetramestre, mi mejor amigo me da un codazo en el abdomen, llamando mi atención.
—¿Qué? —inquiero de mala gana.
—Hay que tomarnos un descanso —susurra, debido a que hay más de diez personas dentro de la biblioteca y ellos sí que están estudiando—. Siento que si me aprendo algo más sobre Pitágoras y sus leyes, mi cabeza va a explotar.
Solté aire por la nariz y decidí hacerle caso. De todas maneras, llevábamos más de tres horas continúas estudiando y me siento más que preparada para presentar esos dos últimos exámenes.
—Te ves tensa —dice él, mirándome con preocupación—. ¿Qué sucede?
Ladeé mi boca y sacudo la cabeza.
—Nada.
—Me estas mintiendo.
Entrecierro los ojos y lo encaré.
—¿Por qué debería de estarte mintiendo, Caleb?
Una chica que se encontraba justo enfrente de nuestra mesa, me volteó a ver y me hizo una señal de silencio. Tampoco es que estamos hablando fuerte, pero creo que la chica exagero, sin embargo, le dedico una sonrisa y mis ojos vuelven hacia mi mejor amigo, quien sigue mirándome como si tuviera monos en la cara.
—Es por lo de ese chico...—él cierra los ojos por un segundo y luego vuelve a abrirlos—. ¿Damián?
Me tensé al escuchar su nombre.
—¿Quién te contó sobre él?
—Jo. —Caleb responde con una sonrisa pícara en sus labios—. No fue difícil hacer que soltará la sopa. Josephine y yo compartimos algo en común y es que nos gusta mucho el sexo.
Hice una mueca de asco y él se ríe, pero su risa no dura mucho ya que otra mesa nos piden que guardemos silencio; decido cerrar mis libros y guardarnos en mi mochila, él sigue mi acto y terminamos saliendo de la biblioteca. Como mencioné anteriormente, ya había estudiado lo suficiente como para saber que me iría bien en los exámenes, así que trato de no darle más vueltas al asunto.
—Entonces...—él se pone a un lado mío—. ¿Qué pasó exactamente con él?
No quería hablar de Damián. Había pasado una semana exactamente desde que hablamos por última vez. Me había dedicado a ignorarlo y tratar de no mirar en dirección a su casa, aunque casi siempre me parece imposible hacer eso. Tampoco es que este exagerando, pero ni siquiera lo conozco, así que no tengo de que preocuparme.
—Nada, Caleb —digo entre dientes—. No pasó nada.
Él se río.
—Claro que paso algo. Dime que sucedió, Kenzie.
Me detengo y me giré para verlo. Caleb era bastante alto, así que tengo que levantar la mirada para verlo directamente a los ojos color marrón.
—No pasó nada. —Repito, convenciéndolo de que literalmente, no sucedió nada—. Deja de agobiarte con eso, no vas a ganar nada.
Él pone cara de póker.
—No está mal que salgas con alguien o que admites que te gusta alguien, Kenzie.
—No me gusta y no quiero salir con nadie.
Caleb resopló.
—Eso ya lo sé, pero en serio, Mackenzie; eres joven y guapa (y bastante buena en la cama) y no puedes estar desperdiciando oportunidades como estás sólo porque...—Caleb cierra su pico y desvía los ojos de mí—. Sólo tienes que olvidar el pasado. Trata de hacerlo.
Es bastante sencillo solo decirlo, pero es imposible solamente olvidar miles de cosas que viví. Cosas que me marcaron de por vida. No podía fingir que desaparecieron así de la nada, eso lleva tiempo y esfuerzo. Todavía tenía heridas abiertas, y no sé en qué momento estas tendrán que cicatrizar.
—Sólo piensa en eso, ¿sí?
Asiento con la cabeza.
Aunque muy en el fondo sé que no haré nada al respecto.
Papá estaba en la sala cuando llegue de la biblioteca. Él estaba viendo un partido de béisbol en la televisión mientras bebía una lata de cerveza. Me deje caer a un lado de él y recosté mi cabeza sobre su hombro.
—¿Cómo te fue hoy?
No me molesté en verlo. Miré el partido aburrido de béisbol y simplemente hice un encogimiento de hombros. Hoy no tenía ganas de hacer nada, tampoco de hablar sobre algo, pero lo que Caleb me dijo hace un rato fue algo que me dejó pensando un buen.
Papá es un claro ejemplo de lo que es perder a alguien y tener que seguir con su vida. Aunque fue hace más de un año que sucedió lo de mamá, jamás he visto a papá tratando de conquistar a alguien, se la pasa más en su empleo que en casa.
—¿Puedo preguntarte algo, papá? —inquiero dudosa. No sé si papá quiera hablar sobre mamá y yo tampoco sé si quiero hablar con él sobre ella.
Él le dio un trago a la cerveza y luego me volteó a ver.
—Claro, cariño. ¿Qué sucede?
Me separé de él y lo miré, me mordí el labio, bastante nerviosa de preguntarle, pues no sé cuál será su reacción.
—¿Jamás has considerado enamorarte una vez más? —Pregunté y en cuanto las palabras abandonaran mi boca, papá me prestó toda su atención, con decir que apagó el televisor y eso es mucho—. O tal vez salir con alguien.
Papá me miró con seriedad.
—¿Por qué debería?
Ladeé la cabeza y le sonreí.
—¿No quisieras volverte a enamorar?
Él presionó suavemente los labios y entrecerró los ojos, como si en realidad si se lo estuviera pensando.
—No lo sé, Mackenzie; todavía lo de tu madre es muy reciente como para comenzar una nueva vida amorosa.
Okay, en eso estaba totalmente de acuerdo con él. Quizás mamá se enamoró demasiado rápido de otro hombre, pero papá sigue afectado por eso.
—Sin embargo...—papá hace una pausa demasiado larga como para que sienta que el estómago se me revuelva—. No voy a mentir que si me gustaría conocer a alguien más. Hay una enferma que siempre trata de hablarme, pero prefiero que ella no mezcle lo personal con lo laboral.
—¿Por qué hasta ahora sé de ella? —pregunté con media sonrisa.
Él se encoje de hombros, como si no tuviera importancia.
—Porque no es importante, Mackenzie. Sólo es una mujer más. Además, ahora mismo solamente quiero enfocarme en mi trabajo y en Sophia y en ti, cariño.
Apreté los labios.
—¿Y estaría mal si salieras con alguien más, papá?
—¿Lo dices por mí o lo dices por ti?
Sentí como las mejillas comenzaron a sonrojarse. ¿Acaso fui tan obvia? Claro que lo fui, de lo contrario él jamás me hubiera preguntado eso.
—Mackenzie. —Papá me tomó de la mano—. Yo sé lo doloroso que fue haber perdido a Nathaniel. Ustedes dos se querían mucho, pero también no te puedes aferrar a esa relación que se acabó hace mucho tiempo; eres joven, hija, no deberías de desperdiciar tu juventud lamentándote por algo que sucedió y algo que no fue tu culpa.
Me mordí el labio inferior y desvíe los ojos. Sentí que la bilis se me subió por la garganta y mis ojos me ardieron. Quería llorar y lo peor de todo es que si papá está aquí, será peor. Él me ha visto cuando me derrumbo y papá está a mi lado para consolarme, pero ya no quiero que eso suceda. Ya soy una adulta y me niego a volver a llorar por eso.
—N-No sé si yo pueda hacerlo —confieso después de varios minutos en silencio—. Amé a Nate, papá.
Él asiente con la cabeza.
—Claro que sé que lo amabas, Mackenzie. Y él te amo a ti, de eso no tiene que quedarte duda.
Negué con la cabeza. Todo era tan injusto, mi vida era injusta; me sequé rápidamente las lágrimas de los ojos y me puse de pie. No quería seguir hablando del tema.
—Iré a mi habitación.
Él estaba a punto de decir algo más, sin embargo no quería seguir escuchando más del tema.
Tres años atrás.
Jamás me he considerado una acosadora, pero creo que ahora mismo lo soy, pero no me juzguen, si ustedes conocieran al guapísimo de mi vecino, probablemente pensarían lo mismo; Nathaniel Harris fue tallado por propios ángeles, porque en serio, ES GUAPÍSIMO.
No soy una chica que suele fijarse en chicos rubios, de ojos azules, pero cuando conocí a Nathaniel, algo en él despertó algo en mí, algo que todavía no soy capaz de descifrar, pero sin embargo, sé que es algo muy BUENO.
Lo observo desde atrás, en nuestra clase de álgebra, quizás él jamás me ha notado, porque él es el tipo de chico que se junta con los chicos más populares de la escuela y porque Britney Spencer está a un lado de él, comiéndoselo con la mirada, de la misma manera en la que yo lo estoy haciendo.
Fue demasiado bajo para mí haberme fijado en un chico como él, porque él jamás se fijaría en alguien como yo. Y no, no digo que este es el clásico cliché de que la chica nerd no sabe que es hermosa, porque yo sé que soy hermosa. Mi ego es más grande que mis senos, eso sí. Ni hombre ni una mujer me han hecho sentir menos, por lo que mi autoestima está por los cielos; pero sé que no soy el tipo de chica en la que Nathaniel Harris se fijaría.
La campana finalmente sonó y todos nos comenzamos a guardar nuestros libros para ir a nuestras siguientes clases. Me tomo el tiempo necesario para guardar mis libros, pero me quedo con los de ciencias sociales, ya que esa es mi próxima clase.
Escucho como Britney se ríe por un comentario que hizo Nathaniel y eso provoca que ponga los ojos en blanco, porque sé que ni siquiera él dijo algo gracioso. En ocasiones eso de reírte para llamar la atención del chico que te gusta, no funciona. Solo hará que te vea como una demente, así que en mi defensa, prefiero ocultarme y espiarlo de vez en cuando, claro.
Cuando salgo del aula, no me encuentro con ningún alumno en los pasillos, así que suelto un suspiro de alivio. Me apresuro para no llegar tarde a mi clase, pero para mi sorpresa, veo que Nathaniel está en su casillero, sin —la sin chiste de— Britney. Me detengo y lo observé. Me gustaba la forma en la que estaba concentrando mientras intercambia sus libros.
Su cabello rubio está ligeramente peinado hacia a un lado, pero algunos cabellos rebeldes le caen por la frente; sus ojos azul zafiro están entrecerrados, al igual que sus labios rozados. Nunca antes me había gustado alguien como él, pero Nathaniel se ha vuelto la única razón por la cual me gusta venir a la escuela y porque me gusta ayudar a papá a podar el jardín, porque así puedo ver de vez en cuando a Nathaniel jugar junto con su hermano mayor.
Nathaniel cierra su casillero y se cuelga la mochila en uno de sus hombros, luego se gira hacia mí y me observa con los ojos fijos en mí. Me hago piedra cuando siento sus bellos y hermosos ojos en mí. Estaba en shock, aunque seamos vecinos eso no significa que hablemos o que nos veamos, creo que él ni siquiera sabe que vivimos justo enfrente del otro y no sé si sentirme feliz o decepcionada de eso.
Me miró de pies a cabeza y me maldigo por no haberme puesto algo mejor, pero ni siquiera tenía idea de que Nathaniel y yo nos veríamos...mejor dicho que ÉL ME IBA A VER ASÍ. Sus ojos se detuvieron con los míos e hicimos contacto visual por un par de segundos, luego me sonrió. Me sonrió de oreja a oreja, permitiéndome ver sus brillantes y perfectos dientes.
Sentí que el corazón dejó de latirme, pero sin embargo reaccioné a tiempo y le regresé la sonrisa, junto con un movimiento de cabeza. Él se giró una vez más y se fue por el pasillo, dejándome con mis latidos descontrolados.
Esa fue la primera vez que Nathaniel y yo nos conocimos oficialmente, o eso creo, pero fue más que perfecto.
N/a: Sí, ya era el momento de que conocieran a Nate (bello de mi corazón) Harris. Quiero leer sus teorías sobre que fue lo que pasó entre Mackenzie y Nate uwu
Recuerden que tengo Instagram en donde me pueden seguir, ya que por ahí estaré avisando cada cuando subiré capítulo <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro