Capítulo 16: Dudas
Después de una semana de arduos ensayos finalmente llegó el viernes y con él, nuestra presentación en el bar After Vibes.
Mi discusión con Zack me hizo entender que el amor no era para mí. Por tanto, lo mejor sería enfocarme en la música. Durante estos días también intenté contactar a Liam, pero fue imposible. Probablemente me odiaba por irme sin explicación alguna. Tal vez no volverlo a ver sería lo mejor. Mi indecisión solo lo lastimaría.
—¿Caleb aún no llega? —indagué al entrar al garaje de la casa donde se encontraba Zack tocando su batería.
—No —contestó, recibiendo con maestría la baqueta que había lanzado al aire.
—Faltan pocas horas para nuestra presentación. Le pedí que llegara temprano para ensayar —me quejé, ceñuda, cruzándome de brazos.
—Relájate, Pheebs. Ensayamos mucho durante esta semana —le restó importancia.
—Debemos ensayar más —protesté—. Nuestra falta de constancia fue lo que nos hizo perder la oportunidad de ser contratados —le recordé—. A veces pienso que este sueño es solo mío y que a ustedes no les importa, que ven la música como un simple pasatiempo.
—Sabes perfectamente que no es así —replicó, dolido—. La música es tan importante para nosotros como para ti.
—Pues no parece —refuté, dándole la espalda.
—Cuando Caleb y yo estábamos en el reformatorio, mucho antes de que reaparecieras en nuestras vidas, cantábamos recostados de aquel muro que delimitaba el lugar... —relató, nostálgico, llamando mi atención—. Soñábamos con salir y formar nuestra propia banda. La música fue lo que nos ayudó a seguir adelante en esa época tan oscura... Tal vez no somos como tú que cantas hasta que tus cuerdas vocales se desgarran o practicas con el bajo hasta que te duelen los dedos, pero amamos lo que hacemos... aunque quizás nos falta tu constancia y disciplina, pero es por eso que eres nuestra líder... y nuestra inspiración —agregó bajo mi atenta y conmovida mirada.
—Zack, yo... lo siento... No debí decir eso —lamenté, avergonzada.
—No te preocupes. Es tu trabajo como líder —opinó con una pequeña sonrisa—. Además, a veces merezco que me hables así...
—¿Qué quieres decir? —me mostré confundida.
—Eres tan dulce y amable con todos; sin embargo, yo a veces no te trato como mereces —reconoció, poniéndose en pie para aproximarse a mí—. Quiero disculparme por la forma en que me comporté contigo...
—Tranquilo, sé que es tu forma de ser. Además, ya lo había olvidado —fingí indiferencia, aunque en realidad continuaba dolida.
—Aun así... —insistió, desviando la mirada. Era evidente lo mucho que le costaba disculparse—. Tú no mereces eso... mereces —se detuvo de pronto a muy pocos centímetros de mi rostro, contemplándome fijamente—, más... Mereces mucho más... —completó con intensidad, lo cual me dejó confundida.
¿Qué quería decir con "más"?
—Zack... —murmuré, anhelante; pero él, como de costumbre, me dio la espalda, esquivo—. ¿Por qué lo haces? —insistí en saber.
—Porque, como bien dijiste aquella noche, soy un idiota —respondió con una sonrisa amarga, mirando el suelo.
—No estoy hablando de eso —aclaré, acercándome a él mientras me enfocaba, confundido—. ¿Por qué intentas alejarme de ti? —formulé mi pregunta nuevamente, sosteniendo su mirada temerosa con determinación.
—Es mejor que estés alejada de mí, Pheebs —opinó, dándome la espalda otra vez.
—No puedes pedirme eso. Jamás podría desentenderme de ti. Somos amigos —le recordé y él se giró repentinamente, sorprendiéndome al quedar a pocos centímetros de mi rostro.
—Amigos... —repitió con cierta amargura—. Precisamente porque quiero conservar tu amistad prefiero mantenerme lejos de ti... Será lo mejor para todos...
—¿Qué quieres decir? —me atreví a preguntar, sosteniendo su oscura mirada.
—Lamento la tardanza, chicos —emitió Caleb al llegar, provocando que me alejara de Zack—. ¿Interrumpo? —indagó, alternando la mirada entre ambos con una sonrisa torcida.
—Llegas tarde —repliqué, cruzándome de brazos para evadir su pregunta.
—Lo siento —dijo con inocencia—. Hoy salimos un poco tarde del instituto.
—¿Estabas con Bel?
—No —contestó, decepcionándome—, pero hoy tendremos otra cita.
—¡¿En serio?! —exclamé, emocionada.
—Sí, la invité al bar para vernos tocar.
—Estoy segura de que conocer ese lado tuyo los acercará aun más —opiné con ilusión.
—Eso pensé —coincidió—. Bel es muy especial, quiero mostrarle lo mejor de mí... —confesó con una tímida sonrisa—. Sin embargo, quiero pedirles algo —agregó con expresión de perrito abandonado.
¿Quién le dice que no a esa carita?
—Quiero que toquemos otra canción esta noche.
—No —respondimos Zack y yo al unísono.
—Por favor, chicos —suplicó—. Quiero que esta noche sea especial para Bel. Me gustaría tocar una canción que le encanta.
—Caleb, faltan pocas horas para la presentación. No podemos ir a improvisar. Además, sabes que aún no soy tan buena con el bajo —rebatí.
—Pero es una canción que ya conoces. Es Miracle de Shinedown —me informó. Casualmente la habíamos ensayado para nuestra próxima presentación, aunque aún no la dominaba a la perfección.
—En ese caso creo que podríamos hacer el cambio —opinó Zack.
—Gracias, Zack —emitió Caleb.
—Todo por mi amigo enamorado —se burló.
—No estoy enamorado —refutó Cale, ceñudo y con las mejillas ligeramente sonrojadas, haciéndome sonreír de la ternura.
—De acuerdo —cedí finalmente.
Si mi mejor amigo conquistaría a la chica de sus sueños con esa canción, por supuesto que la tocaríamos.
>:<>:<>:<
Tal vez era impresión mía, pero la multitud del bar era mayor cada semana. Me alegraba y enorgullecía tener fans tan leales y entusiastas.
—¿No vas a contestar? —indagó Zack al ver que Caleb no atendía su llamada.
—Es Bélgica —nos informó, mirando la pantalla de su móvil.
—Respóndele a la princesa celeste —se burló el chico vestido de negro.
—No la llames así —pidió Cale, ceñudo—. No le dije que tocaríamos esta noche. Quiero que sea una sorpresa —aclaró, emocionado.
Adoraba a Caleb, pero a veces era medio lento. ¿Cómo no se había percatado aún de cuánto le gustaba Bélgica? Probablemente le atraía físicamente porque a él le gustan todas. Además, Bel era sumamente hermosa, por tanto, era imposible no admirar su belleza; pero lo más importante eran los detalles que Caleb tenía con ella. Jamás lo vi tan emocionado por hacer feliz a una chica.
Aunque él aún no se hubiera dado cuenta, yo estaba convencida: Bel era la mujer de su vida.
—Hola, chicos —saludó una recién llegada de ojos grises y dos largas trenzas azules que caían a ambos lados de su atractivo rostro. La desconocida usaba grandes argollas plateadas que hacían juego con un aro que estaba en el lado izquierdo de su nariz.
A pesar de que era la primera vez que la veía, me resultaba familiar.
—Rue... —musitó Caleb, tragando en seco, nervioso—, hace mucho que no te veía por aquí...
—Estaba fuera de la ciudad —aclaró con una sonrisa torcida—. ¿Cómo estás, Zack? —agregó y este se limitó a asentir—. Tú debes ser la famosa Phoebe Warm. Mis amigas me han mostrado videos de sus presentaciones. Eres realmente talentosa. Considérame una fan más de la banda —dijo con una sonrisa forzada.
—Me alegra que te guste nuestro trabajo —respondí cordialmente, aunque sus palabras no parecían genuinas. Lucía como si me estuviera evaluando.
—¿Podemos hablar a solas, Caleb? —pidió, depositando su mirada gris en mi mejor amigo.
—Casi vamos a tocar, Rue —se excusó—. Te llamaré cuando esté libre —añadió y ella, poco convencida, se marchó.
—¿Quién es ella? —inquirí, preocupada, puesto que me pareció un poco hostil.
—Uno de los ligues de Caleb —contestó Zack, burlesco—. ¿Recuerdas a la chica que lo abofeteó la primera vez que viniste?
—¡¿Era ella?! —exclamé con ojos desorbitados.
—Digamos que no se tomó muy bien que "termináramos" —explicó Caleb, rascándose la nuca.
—No debiste jugar con ella. Rue es muy... impulsiva —comentó Zack.
—No fue mi intención lastimarla. Rue me agrada. Es atractiva y divertida, pero no estoy dispuesto a llegar más lejos con ella. Pensé que lo había entendido... —se justificó mi mejor amigo.
—Evidentemente no fue así... —replicó Zack.
—No podemos controlar nuestros sentimientos —opiné, bajando la mirada—. Ojalá tuvieran un interruptor para encenderlos y apagarlos a nuestra voluntad, pero no es posible...
—Deberías hablar con Rue —agregó Zack, ignorando mis palabras.
—Lo haré. No me gustaría que hiciera alguna tontería que arruine mi relación con Bel —habló Cale, temeroso, provocando que ladeara la cabeza, sonriente—, quiero decir, mi amistad... con Bélgica —se corrigió rápidamente.
—¿Por qué no aceptas de una vez que te gusta? Es obvio —refutó Zack, divertido.
—Tus sentimiensos son obvios y aun así te niegas a expresarlos —rebatió Caleb, incomodando a nuestro baterista.
Sus palabras despertaron mi curiosidad, así que busqué la mirada de Zack; pero, al coincidir, enseguida me esquivó, nervioso.
Caleb era nuestro mejor amigo. Nos conocía a ambos a la perfección y, a pesar de sus supuestos sentimientos, aseguraba que Zack me quería. Deseché esa posibilidad en incontables ocasiones, pero su reciente actitud me hacía dudar.
Esta tarde también se comportó de forma extraña, alegando que debía mantenerse alejado para preservar nuestra amistad.
¿Acaso era ese el motivo de su silencio?
—Subamos al escenario —ordenó la voz del evasivo chico vestido de negro.
Después de acomodarnos en nuestros puestos fuimos anunciados:
—Damas y caballeros, con ustedes... ¡Reformers!
Dicho eso el presentador se bajó del escenario, dando paso a nuestra música. Esta noche sería de Caleb, puesto que él cantaría la mayor parte del tiempo.
Su encanto y carisma sobre el escenario eran innegables, ya que todas las fans se aglomeraron alrededor para observarlo como tontas enamoradas. Probablemente habrá coqueteado con muchas de ellas, pero esta noche la canción era para una sola chica: Bélgica Knoller.
Como era habitual en él, Cale se desplazaba con gracia por el pequeño escenario, sonriéndole a todas sus admiradoras, quienes gritaban ante su simple mirada, emocionadas. Cuando estalló el coro Zack y yo nos unimos a él, impregándole sentimiento y pasión a la letra.
Mientras cantábamos vi aproximarse al escenario, en medio de la multitud, a una hermosa chica de lacio cabello castaño, la cual nos miraba, sorprendida e impresionada. Aunque no estaba usando sus lentes, era ella: Bélgica. Cale, al divisarla entre la muchedumbre, se acercó al borde del escenario y se inclinó para quedar justo frente a su rostro y dedicarle un fragmento que decía:
—You're the miracle in me...
Luego el coqueto chico de ojos azules retomó su posición inicial, provocando que las fans gritaran nuevamente, entusiasmadas, y que Bel lo mirara con interés y fascinación. Era evidente que le gustaba esta nueva faceta que había descubierto. Mi mejor amigo continuó con su show espectacular mientras Zack y yo lo apoyábamos desde la batería y el bajo respectivamente.
En medio de la presentación Rue se acercó para vernos y comenzó a hablar con Bélgica. Temía que Caleb tuviera razón y ella dijera algo inapropiado, pero no podía preocuparme por eso ahora, ya que debía concentrarme en la canción.
Al concluir, todos estallaron en aplausos efusivamente.
Cuando íbamos a bajar del escenario un montón de chicas se abalanzaron sobre mis amigos (para variar) y se tomaron fotos con ellos. Algunas incluso se atrevieron a besar sus rostros, provocando que me sonrojara. Ni siquiera yo hacía eso. Unas pocas se dirigieron a mí para pedir mi autógrafo y expresarme su cariño y admiración, lo cual agradecí genuinamente. Amaba el cálido recibimiento de nuestros fans.
Después del breve asalto seguimos a Caleb rumbo a una mesa donde se encontraba Bélgica con un grupo de amigos.
—Oh, dios. Ahí está Paris —articulé, nerviosa.
—Por favor, no actúes como demente —pidió Caleb.
—No, claro que no. Simplemente soy su fan. Ha conquistado muchísimo con tan solo 17 años. Tiene millones de seguidores en redes sociales, es la mejor influencer de moda y, además, apoya causas sociales como la lucha contra la violencia de género —parloteé con mis nervios aumentando a medida que nos acercábamos.
—Que no se note el entusiasmo exagerado —se burló Zack.
—Tranquila, es solo una chica de carne y hueso como tú y yo —le restó importancia Caleb.
—No sabía que eras una celebridad —emitió Paris con una sonrisa, dirigiéndose a mi mejor amigo mientras yo me esforzaba por sonreír de forma natural. Zack, por su parte, lucía indiferente como de costumbre.
En persona Paris era mucho más bonita. Su largo y lacio cabello estaba teñido de la nuca hacia abajo de color rubio platinado, casi blanco, y la raíz de su pelo era negra al igual que sus maquillados ojos rasgados, puesto que tenía ascendencia asiática. Su estilo era único y elegante.
—No lo soy —replicó Caleb, avergonzado.
—¡Bel, viniste! —exclamé al verla y me abalancé sobre ella para darle un fuerte abrazo.
—Disfruté la sorpresa —reconoció, alegrando mi noche. La idea de Caleb había funcionado.
—¿En serio te gustó? —insistí en saber, emocionada.
—¡Claro! Son geniales —opinó—. Ansío escucharte cantar. Ya supe que eres la vocalista principal y la líder además.
—Bueno, alguien tiene que mantener a raya a estos dos —bromeé, sonriente y relajada, provocando una sonrisa ladeada por parte de Caleb, quien miraba fijamente a Bélgica, y Zack ni siquiera se inmutó ante mis palabras—. Tú eres Paris, ¿cierto? —me dirigí a ella, intentando sonar casual.
Eso, finge que no sabes quién es.
—Oh, olvidé hacer las presentaciones —emitió Bel—. Phoebe, ella es mi prima Paris —la señaló—, Paris, ella es una amiga de Caleb que conocí hace poco, Phoebe.
—Bueno, también soy tu amiga, ¿o no?
—Sí, claro —aseguró.
—Es un gusto conocerte en persona, Paris. Soy una gran fan de tu trabajo en las redes sociales —admití.
No soné como fan demente, ¿cierto?
Pudo ser peor.
—Gracias, Phoebe. Tú acabas de ganar otra admiradora —contestó amigablemente, haciéndome sonreír. Cale tenía razón. Paris parecía simpática y agradable.
—Chicos, estuvieron geniales como de costumbre —intervino una recién llegada: Rue.
Oh, oh.
—Hola, Rue —la saludé con incomodidad mientras ella rodeaba el cuello de Caleb.
—Hola, Pheebs. ¿Todo bien? Espero que la estén pasando bien, pero necesito llevarme a este chico un momento.
—¿A mí? —articuló él.
—Dejamos algo pendiente, ¿recuerdas...? —dejó suspendida la frase.
—Te dije que te llamaría —replicó Cale, ceñudo.
—Pero no lo hiciste y por eso estoy aquí —rebatió ella, forzando una sonrisa. Luego Caleb miró al grupo, nervioso.
—Hablemos afuera —dictaminó bajo la mirada dolida de Bel. Probablemente estaba pensando lo peor en este momento.
—¿Quién es ella? —inquirió Paris al instante.
—Ella es... —balbuceé sin saber qué decir.
Paris es la prima de Bel y obviamente odiaría a Cale si se atrevía a lastimarla. No quería mentir, pero tampoco permitiría que el pasado de mi mejor amigo lo apartara de la chica que lo haría feliz.
—Una de las amiguitas de Caleb —soltó Zack de repente, parado en una esquina con los brazos cruzados y apoyado en la pared, llamando la atención de todos.
—¡Zack! —lo regañé y él se encogió de hombros, indiferente. ¿Cómo se le ocurría decir eso?—. Ella es... una conocida de la banda. Eso es todo... —mentí. Sin embargo, Paris y Bel no quedaron muy convencidas.
Mientras esperábamos a Caleb conversé con los amigos de Bélgica. Uno de ellos era un chico pelirrojo de ojos verdes llamado Will. Me pareció un poco tímido, pero muy agradable. Su otro acompañante era el hermano mellizo de Paris, Dallas. Era alto, atlético y muy conversador. Al parecer, él y el pelirrojo eran mejores amigos, puesto que compartían un vínculo muy estrecho.
Will lo miraba con un brillo especial en sus ojos y, ocasionalmente, se sonrojaba con sus comentarios.
¿Acaso a Will le gustaba Dallas?
A pesar de que la conversación era amena y divertida, Bel continuaba inmersa en sus pensamientos. Probablemente estaba preocupada por Rue y Caleb. Quería hablar con ella y aclarar sus dudas, pero no estaba segura de que fuera lo más conveniente.
Zack, por su parte, se mantuvo al margen todo el tiempo. Sin embargo, de vez en cuando compartía extrañas miradas con Paris. Entre ellos había un ambiente tenso e impropio de dos desconocidos.
¿Acaso ya se habían visto antes?
En medio de la velada Paris sugirió que utilizáramos Internet como una herramienta para catapultar nuestra incipiente carrera y aseguró que nos ayudaría, puesto que tenía millones de seguidores.
A pesar de su generosa oferta, Zack ni siquiera se inmutó. De hecho, decidió marcharse sin explicación alguna.
—¿Qué le sucede al baterista? —preguntó el pelinegro de ojos rasgados.
—¿Acaso le molestó mi propuesta? —indagó su hermana Paris.
—No —aseguré—, es solo que... él es así... Realmente te lo agradezco, Paris. Estoy segura de que tu recomendación será de gran ayuda —agregué, intentando disimular mi preocupación por Zack.
Ante mis palabras ella asintió, poco convencida. Luego me excusé para ir a buscarlo. Mientras caminaba recorrí el concurrido lugar con la mirada, pero no lo hallé y, en medio de mi distracción, choqué con alguien.
—Disculpa —me apresuré a decir.
—¿Phoebe? —llamó mi atención la voz de una chica de rostro angelical.
—¿Bonnie? —emití.
Llevaba mucho tiempo sin verla por aquí... después del trato que recibió en casa por parte de Zack.
—¿Cómo estás? —preguntó, cordial.
—Muy bien, Bonnie. ¿De casualidad has visto a Zack? —indagué, intentando no sonar descortés. No tenía tiempo para conversaciones banales, debía encontrar a Zack.
—¿Está aquí? —Su voz esperanzada denotaba que aún albergaba sentimientos hacia él a pesar de lo sucedido.
—Salió hace algunos minutos —contesté brevemente.
—No lo he visto —respondió finalmente.
—Supongo que después de la forma horrible en la que te trató ese día no quieres volver a verlo...
—Las palabras de Zack me lastimaron mucho —confesó, bajando su mirada color café—. Sin embargo, él sabe cómo enmendar sus errores... —agregó con una pequeña sonrisa.
—¿Qué quieres decir? —me atreví a preguntar.
—Zack me pidió disculpas.
—Zack... ¿se disculpó contigo? —repetí, sorprendida, casi incrédula.
Expresar sus emociones no era fácil para él, en especial frente a una desconocida. Sin embargo, lo había hecho con Bonnie. ¿Acaso ella era especial para Zack?
—Poco tiempo después del incidente fue personalmente a mi casa a pedirme perdón —explicó.
—No esperaba eso... —musité.
—Yo tampoco. Luego de ese día pensé que solo era un músico idiota que utiliza a sus fans para satisfacer sus propios deseos... pero después de su petición de disculpas todo cambió para mí... —admitió con expresión enamorada.
—¿Y se han vuelto a ver después de eso...? —indagué, temerosa; pero ella no respondió—. ¿Bonnie? —insistí ante su prolongado silencio.
—Debo irme, Phoebe. Ya es tarde —contestó evasivamente—. Me alegra volver a verte.
Dicho eso, desapareció entre la multitud de manera sospechosa, como si estuviera huyendo.
Sus profundos sentimientos eran imposibles de disimular, pero esa no era mi mayor preocupación. Obviamente Bonnie no era indiferente para él, puesto que habían pasado la noche juntos... pero, ¿a Zack le gustaba realmente?
Atormentada por mis pensamientos, proseguí con mi búsqueda hasta llegar a la salida trasera del bar, la cual daba hacia un callejón pobremente iluminado.
—¿Zack? —murmuré al ver la sombra de un chico muy alto recostado de la pared con las manos en los bolsillos—. ¿Eres tú?
—Pensé que estarías con tus nuevos amigos —replicó al girarse.
—Estaba preocupada por ti —confesé, avanzando en su dirección.
—No tienes motivos. Se me da mejor estar solo —aclaró, encogiéndose de hombros.
—Te fuiste de repente... —le recordé, contemplando sus atractivas facciones alumbradas por la escasa iluminación.
—Huir se me da bien también —agregó con una sonrisa amarga.
—¿Sucede algo? —indagué, hundiendo el entrecejo ante su esquiva respuesta.
—No, claro que no.
—¿No te agradaron los amigos de Bélgica? —aventuré.
—No odié a ninguno en particular —se limitó a responder, recostándose de la pared con indiferencia.
—¿Ni siquiera a Paris? —insistí en saber, rememorando el ambiente tenso entre ambos.
—¿La influencer engreída? —Arqueó una ceja con una sonrisa torcida—. No me agrada, pero tampoco tengo motivos para odiarla.
—La mirabas de forma rara... —puntualicé, suspicaz—. ¿Ya se conocían?
—¿De dónde alguien como yo podría conocer a alguien como ella? —respondió sospechosamente, pero opté por no insistir para evitar que se encerrara en sí mismo.
—Acabo de ver a Bonnie —cambié el tema.
—¿Bonnie? —repitió, confundido.
Dios, ni siquiera la recordaba.
—La chica... que llevaste a casa... —expliqué, avergonzada. No quería decir explícitamente el vínculo que compartían.
—Ah, esa chica... —articuló, recostando la cabeza en la pared y cerrando los ojos con desinterés.
—Me contó que te disculpaste con ella —hablé, acercándome a él.
—Era lo mínimo que podía hacer... Tú misma dijiste que a ninguna chica le gusta ser maltratada —señaló con la mirada perdida.
—Me alegra que tomes en cuenta mis palabras para ser una persona mejor —dije con una sonrisa a pocos pasos de él.
—Por mucho que me esfuerce nunca seré suficientemente bueno... —replicó.
—¿Suficientemente bueno para qué? —indagué con confusión.
Ante mi interrogante se mantuvo en silencio durante varios segundos hasta que finalmente respondió:
—Para tener a la chica que quiero...
—¿Quieres... a alguien? —musité con una opresión en el pecho, temerosa, y Zack asintió suavemente con la mirada en el suelo—. ¿Quién es ella? —me atreví a preguntar.
—Eso no importa —gruñó, evasivo.
—A mí sí me importa —insistí, cerrando la distancia entre ambos mientras sostenía su oscura mirada con determinación.
—La chica que me gusta... —balbuceó, nervioso—, es...
—Phoebe, al fin te encuentro —nos interrumpió la voz de una recién llegada.
—Paris... —musité, retrocediendo pocos pasos para alejarme de Zack.
—Caleb los está esperando —añadió, alternando la mirada entre ambos, desconfiada.
—Gracias por avisarnos. Ahora vamos —le informé, mirándola fijamente para que se marchara y, a pesar de haber vacilado, finalmente lo hizo.
—¿A dónde vas? —pregunté, reteniendo a Zack por el brazo cuando se dispuso a marcharse.
—Con Caleb.
—Estabas a punto de decirme... quién es la chica que te gusta... —le recordé, colocando un mechón de mi cabello teñido de naranja detrás de mi oreja.
—Eso no importa... —masculló, desviando la mirada—, porque nunca estaré con ella... —zanjó, mirándome nuevamente para luego entrar al bar, dejándome en aquel callejón, llena de dudas.
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Buenas, buenas :D
Cómo va todo?
Qué les pareció el cap?
Los leo!
Qué motivo tendrá Zack para alejar a Phoebe?
Alguna teoría? :)
Recuerdan este cap en "Bélgica"?
Me parece muy interesante narrar lo mismo, pero desde otra perspectiva :D
Me da mucha ternura el esfuerzo de Caleb para conquistar a Bel :""")
Ver su enamoramiento desde esta perspectiva también me gusta :)
Y me gustó además la conversación que tuvieron Zack y Phoebe al final :)))
Qué habrá pasado entre Paris y Zack?
Eso lo sabremos en el libro de él :)
Estoy ansiosa por escribirlo, je je.
Creo que será mi favorito de los tres :D
Espero que les haya gustado este cap.
Hasta el próximo.
Bye, bye :D
Dato random: Me gusta mucho el nombre Rue. No recuerdo dónde lo vi, pero me gustó tanto que creé un personaje solo para ponérselo :") También me gusta su estilo, aunque originalmente tendría rastas, pero al final me arrepentí.
No olviden seguirme en Instagram como daia_marlin
Ella es Rue :)
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