Los gitanos
—¡Guau!— escuché a través de mi ventana repetidos ladridos y gruñidos, por lo que me asomé rápidamente
—¡Alto!, ¿Quiénes son?— el joven Tintín iba detrás de alguien
Pensé por un momento, pero, creo que tendría que actuar.
—Bien, clases de gimnasia, no me fallen ahora— subí un pie al marco de la ventana y salté a un árbol, por suerte, no me pasó nada
Salte a otro árbol tomando impulso del anterior, así hasta que llegamos a la barda del castillo.
—¡Por ahí, señor Tintín!— señalé un gran agujero en la misma barda
—¡Un auto!— nos asomamos rápidamente por ese agujero
—Yo ví ese auto hace un rato, parado enfrente del castillo...— observamos como se alejaba rápidamente
—¿Usted también?— me miró sorprendido, por lo que asentí —¿Qué será esto...?— nos miramos confundidos
—Deberíamos volver, vigilaré con usted señor Tintín— sonreí
—No se preocupe, usted acaba de llegar de un largo viaje, no debería ocuparse de esta clase de asuntos— correspondió la sonrisa
—Créame que he tratado con asuntos similares— reí ligeramente —y puedo adivinar que usted también— alcé una ceja
—No se equivoca en nada
[...]
—¡Ah, Madona!, ¡Madona...!— la señora Castafiore estaba aferrada a mi brazo con tanto temor que no podía revisar el dichoso mounstro que acechaba su ventana
—¿Qué ocurre?— llegó Tintín algo preocupado
—En la ventana de mi habitación hay un monstruo...— señaló temerosa, el me miró algo confundido, solamente alcé los hombros, pues no había podido ver
—¿Un monstruo?— se asomó sin ningún temor, realmente admiraba su valentía, yo me habría acercado con un fierro o algo, sinceramente —pero si no hay nada absolutamente, señora
—Pues les aseguro que he visto un monstruo, un fantasma... No sé, he oído un grito prolongado, lúgubre, y he visto unos ojos que brillaban como los diam... ¡CIELO, MIS JOYAS...! ¡__________!, ¡MIS JOYAS!
—No, señora; están en su sitio— revisé el dichoso cajoncito con llave
—UHH-UUH-UUH
—¡Dios mío, ese grito...!, Es el del monstruo, escuche, escuche...
—¿Eso?, Pero si es un pájaro nocturno, una lechuza, un búho...— Tintín sinceramente está bastante confundido pero a la vez preocupado, se le notaba en el rostro
—¿Está seguro...?, ¿Y los pasos en el techo?
—¿Pasos en el techo?— Tintín y yo nos miramos intrigados, quizá ambos pensábamos en ese hombre que huyó está tarde
—Si; he oído andar por el piso de encima. Los pasos de un hombre, sin duda alguna
Ante la duda anterior, Tintín parece haber pensado mejor, y descartó la posibilidad de que haya sido ese hombre.
—No puede ser, señora, aquí encima está el desván y nadie lo habita— sinceramente, yo si creía en la palabra de la señora, es un poco dramática, pero con esas cosas no solía mentir
—Pues yo le aseguro que...
—No tema usted, señora; vuélvase a dormir tranquila, y para más seguridad, cierre la ventana de su habitación— sonrió amablemente el pelirrojo
Ella asintió y la llevé a su cuarto, aseguré las gemas de nuevo y salí, ahí seguía el joven Tintín, pero todos los demás ya se habían ido.
—Descuide, está bien, pero... Quizá decía la verdad— lo miré
—¿Usted cree?— se llevó una mano al mentón
—Si, ha sucedido algunas veces, unas sobre lleva las cosas pero, nunca ha dicho alguna mentira, ¿Cree que sea el hombre de esta tarde?
—¿Qué le parece si mañana revisamos el pie de la ventana de la señora?— sonrió
Me eché un poco para atrás, sinceramente sentí un poco de nervios y la cara algo caliente.
—¿Juntos...?— sonreí torpemente
—Si gusta, claro— aún seguía sonriendo
—P-por supuesto— asentí —que pase buena noche— despedí con la mano
—Igualmente, señorita— mi corazón palpitaba bastante fuerte
[...]
—¡Miren, es aquí!— nos encontrábamos al pie de la ventana de la señora. Milú, Tintín, y yo —¡Vaya, vaya, vaya...!
—¡Se lo dije!, La señora no suele mentir en estás cosas— había huellas en la tierra, y justamente debajo su ventana
—¿Será verdad todo lo que cuenta?— analizaba detenidamente las huellas
—¿Y la hiedra?— la señalé como posible escalera
—No, no soportaría el peso de un hombre... ¿Quizá de un niño...?, Pero entonces se verían huellas de escalada... Además, estás huellas son ciertamente las de un adulto...
—¿Quizá las de un hombre muy delgado?, Pero, como dijo, no hay huellas en la pared...— ambos mirábamos intrigados
—¿Pero de qué hombre...?— comenzó a caminar, y me invitó a caminar con el, pues me esperaba
—¿Cree que sea ese hombre de ayer?, O quizá un gitano, escuché que ayer el capitán decidió traerlos aquí— caminaba algo nerviosa con el
—Bueno, justamente iremos a su campamento, vamos— caminábamos los tres hacia allá
—Si hay huellas, en el fango se verían mejor
—¡Ya sé!, Busquemos en el sitio donde dan de beber a sus caballos— al llegar ahí, ambos buscamos
—Pues nada se parece a las huellas de antes— me rasqué la cabeza y pronto un chapuzón me mojó entera y caí al lodo
—¡Señorita __________!— Tintín se apresuró a ayudar a levantarme y ambos miramos en todas direcciones para ver qué había sido eso, pero no había nada
—Vámonos, estoy segura que alguien no nos quiere aquí, y en sí, no averiguaremos nada— me sacudí, aunque ya estaba hecha un desastre, tendré que llegar a cambiarme
—Venga— ya un poco apartados de ahí Tintín me tomó por la espalda y nos escondimos entre la hierba, observando hacia ese lago
Y efectivamente, alguien salía de los árboles, seguramente ese causó el chapuzón.
—¡Vaya!, ¡Vaya...! Con que es ese tiempo quien ha echado ma piedra al agua, ¿Por qué?— los tres estábamos pecho tierra en la hierba, sinceramente, no me gusta ensuciarme, pero ya estaba toda llena de lodo, así que peor no se podía poner
Nos levantamos cuando se fue ese tipo de ahí, y comenzamos a caminar de vuelta.
—De todos modos, no creo que hayamos adelantado mucho— me limpié la cara con la manga de mi ropa
—Descuide, se que pronto veremos de quién son esas huellas...— en cuanto terminó de hablar escuchamos un carro irse —Ese es el doctor que se va. Habrá venido por el yeso del capitán... ¿Pero de quién diablos será ese otro coche...?
—No creo que de alguien que debamos sospechar, si está estacionado ahí, es porque quiere que lo veamos
—Veamos...— nos adentramos al castillos y había un señor bonachón sentado con el capitán y la señora
—¡Ah!, ¡Vaya!, ¡Hola, señor Latón!— definitivamente no lo conocía
—¡Salud, galopín!, ¡Y a tu encantadora novia también!— retrocedí con un sonrojo
—Se equivoca, señor, ella no es mi novia, es una amiga, es ayudante de la señora a su lado, es la señorita __________ Aberdeen, __________ el es el señor Serafín Latón, es un viejo amigo mío y del capitán— respondió con toda tranquilidad y alegría
—¡Una lastima eso!, Es tan linda y encantadora— le di la mano y Tintín también, claro que yo sentía toda la cara llena de color rojo
—¿Y como está usted?— sin más, cambio el tema después de una risilla
—Yo... Iré a cambiarme, con permiso— reverencié ligeramente y subí con el ánimo un poco aplastado, ellos continuaban su conversación tranquilamente
Busqué entre mis ropas un nuevo conjunto, mientras que este lo echaría a la ropa sucia.
[...]
—¡Las rosas son tan lindas, profesor!— admiraba sus hermosos y bienolientes rosales
—¡Lo son, lo son!— continuaba cortando por aquí y por allá
Las flores eran una cosa que me encantaba, cada pigmento en ellas era único y especial.
—Hols, querido Silvestre— fijó la mirada en mi el capitán, parecía haber conseguido una silla de ruedas —señorita __________, que encantadora se ve usted hoy— sonreí
—Procuro verme tan encantadora como las flores del profesor— reí un poco y el también
—¿Ya están trabajando de buena mañana...?
—Muy buen, gracias, la señorita me ha estado ayudando a perfeccionar un poco estás rosas, ¿Y usted?, ¿Y esa pupíta...?
—¡Bah, no es nada!, Además, vasta pensar que uno hubiera podido romperse una pierna, ¿No es eso?
—¿Fresco...?, A la sombra quizá, pero al sol ha hace calor— alcé una ceja mientras seguía recortando un poco, sinceramente, no se qué rumbo llevaba su conversación
No les presté mucha atención, decidí centrarme en las rosas y pensar en algunas otras cosas, desde ayer que no veía al joven Tintín, quizás debe estar ocupado.
—¡AY!— se escuchó un gritó, el capitán también lo notó, pero el profesor divagaba como parecía ser normal
Corrí hacia la fuente del ruido, pero no esperé encontrarme con unas enormes avispas, sinceramente les tengo mucho miedo.
—¡Deténganse!— busqué otra forma de seguirlos, así que me fui por un costado, evitando a las avispas
Corrí lo más rápido que pude, pero, dada la ventaja que llevaban lograron huir, de nuevo en ese auto.
—¡Rayos!— di un leve golpe a las piedras de ese hueco a la pared
Me quedé viendo las huellas, había logrado verles el rostro, y no era nadie que conociera o estuviera cerca del castillo recientemente, así que deberíamos descartar la posibilidad de que es alguien de por aquí.
—¡__________!, ¡__________!— gritaba la señora a lo lejos, por lo que corrí rápidamente hacia ella, por suerte, no tarde en encontrarla, Tintín también había llegado en su ayuda
—¡Ah!, Me ha ocurrido algo terrible: ¡Se me ha roto el collar...!
—¡No sé desespere!, Las perlas no han ido lejos, señora; las encontraremos todas— ambos empezamos a recojer las perlas con ayuda de Milú, chocamos levemente las manos en un momento, pero, el sin ningún problema siguió recogiendo las perlas
—Se los agradezco infinitamente. No es que este collar valga gran cosa: es bisutería. Pero es de "Tristán Bior"... Y "Tristán Bior", digan lo que digan, siempre es "Tristán Bior"— tomé el collar roto del cuello de la señora
—¡Claro!, ¡Claro!— contestó alegre Tintín, y comenzó a caminar
—Bien señora, no se preocupe, más tarde lo arreglaré— asentí con una sonrisa y ella se despidió de mi, guarde las perlas en mi bolsillo—¡señor Tintín, esperé!— en cuanto me escuchó se dió la vuelta
—¿Sucede algo, señorita?— alzó una ceja intrigado
—De nuevo estaban esos hombres espiando el castillo— se sorprendió
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Casi un año para actualizar, q orrible persona soy
Jahskahska espero les guste
Shaushau!!
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