—Si mamá, yo te llamo cuando estemos por llegar, estamos en el aeropuerto— la joven hablaba con su madre a través de un teléfono público

—¡Los esperaré con ansias, tu tía y yo ya estamos desesperadas por conocer a ese muchacho!— sonaba emocionada

—Si, ya no tardaremos en llegar a la galería, nos quedaremos en el hotel del norte y tomaremos un taxi hacia allá

—Si gustas pueden quedarse con nosotras en el restaurante o en la galería--— fue interrumpida rápidamente

—No mamá, sabes que siempre me quedo en el hotel del norte— tenía nervios, si no hacía desistir a su mamá de esa decisión no podría contarle a Tintín lo que sucede

—¡Solamente te has quedado ahí 2 veces __________!, No exageres

—Pero--— ahora fue interrumpida ella

—Sin peros __________ Aberdeen, trae a ese joven aquí, no me gustaría que tú compañía no disfrutará por completo de nuestra especialidad el--— si hay algo por lo que se caracterizan las dos, es por no dejar terminar de hablar una a la otra

—El arte y la comida, ya lo sé mamá— suspiró rendida —entonces te vemos ahí, adiós— colgó después de un "con cuidado" de su mamá

—¿Todo bien, señorita?— la sonrisa resplandeciente del muchacho la tomo por sopresa al darse la vuelta

—¡S-si!— aclaró su garganta —solamente hubo un cambio ligero de planes, espero que no le moleste quedarse con mi madre y mi tía en la galería de arte del Espíritu— se rascó con vergüenza la mejilla —hice todo lo que pude por convencerla de que iríamos a un hotel, pero... Es bastante persistente— se encogió de hombros

—No se preocupe, seguro será una estancia más agradable que en un hotel— asintió —¿Le gustaría hablarme acerca de esa galería de arte?— la verdad estaba impaciente por conocer la razón por la que la familia de la chica estaba dispersa por el mundo y como eso tenía que ver con el arte

—Bueno, es una de las galerías que soportan la galería central de mi hogar en Escocia, la de mi madre es esa y la de mi padre es la galería Cuore, que se traduce como "corazón"— rió un poco, asegurándose de bajar la voz al mencionar el nombre de su hogar natal 

—Que nombres tan peculiares y hermosos, me imagino que como los nombres deben ser las galerías— caminaban juntos hacia la salida del aeropuerto

—Si, son lindas aunque sean pequeñas, la más grande está allá en casa, me gustaría mostrársela algún día, si es posible...— sonó decaída en el último enunciado

—A mi me fascinaría conocerla— ella lo miró

—A mi también— y sonrió

Tintín obviamente comenzaba a sospechar de que algo sucedía con su familia en Escocia, algo que le impedía mencionar con libertad que este era su hogar, comenzaba a impacientarse aún más con cada minuto que pasaba.

(...)

—Muy bien, señor Tintín, aquí es: la galería de arte del Espíritu— bajó su maleta agotada, las horas de viaje la estaban matando de cansancio

—Permítame— aunque el también estaba agotado, no quería que ella se cansara aún más, así que tomó su maleta junto con la suya

—Oh, no, se que también debe estar cansado, dejé llamo a mi madre para que nos ayude con sus trabajadores, espéreme un momento, no tardo nada— corrió dentro de la galería buscando con su mirada rápidamente a su mencionada mamá

—¡Pequeña pastel, que gusto verte de nuevo!— su mirada regresó a uno de los rincones de la galería, encontró un rostro familiar para ella

—¡Señor Rufus!— corrió a abrazar a un señor algo robusto y alto, era como familia para ella y su madre, lo conocía desde una niña el contrario recibió muy plácidamente el abrazo—Espere, espere, por favor ayúdeme con nuestro equipaje, están esperando afuera— tomó su brazo arrastrándolo hacia las afueras

—¿Nuestro?, ¿Es qué la pequeña pastel viene acompañada?— sonrió pícaro mientras caminaba detrás de ella

—¡Sí, pero si no me ayuda no se lo presentaré!— comenzó a reír

—Está bien, está bien, voy detrás tuyo— y así llegaron a la entrada, dónde el pelirrojo se encontraba admirando los grandes edificios con el sol de la tarde

—Señor Rufus, le quiero presentar a este gran amigo mío; el señor Tintín, señor Tintín, este es el señor Rufus, un amigo de la familia— ella se revolvía un poco al presentar gente

—Es un gusto señor Rufus— le dió la mano y las estrecharon

—El gustó es mío, joven Tintín— tomó las maletas de ambos sin esfuerzo alguno —¡No se queden ahí, pasen!, Tu madre está impaciente por verte __________— sonrió caminando dentro de la galería de nuevo

—Lo sé, me lo demostró por teléfono...— se rascó la nuca

Cuando entraron en la galería nuevamente, está vez con Tintín, el admiraba las pinturas y el diseño interior de esta.

—Esa de ahí es una de mis pinturas favoritas, ojalá a usted también le guste, muchas de ellas han sido pintadas por conocidos de mi madre y padre— señaló una pintura en una de las paredes

—Es muy linda, ya conocía de usted sus buenos gustos, señorita— la miró de vuelta a ella y le sonrió

—O-oh, muchas gracias— se acomodó un mechón de su cabello

El señor Rufus les dijo que subiría sus equipajes a las habitaciones que eran parte de la casa detrás de la galería, a la cual habían llegado.

—¡Mi hermosa niña!— y finalmente la conoció, era idéntica a ella, obviamente con más años notables, pero si ambas fueran de la misma edad él juraría no poder reconocerlas con facilidad

—¡Mamá!— corrieron a fundirse en un abrazo, uno muy cálido

—¡Te he extrañado mucho mi pequeña pastel!— no pudo evitar encorvar sus labios en una sonrisa al escuchar el sobrenombre que le daba su madre a la joven

—Y yo a ti...— deducía que estaba presenciando un reencuentro que se había prolongando bastante —Ay mamá, el es el señor Tintín, es el joven del que te hablé en el telegrama— se separó del abrazo y tomó el hombro del mencionado

—Si, lo recuerdo muy bien, gracias por cuidar de ella cuando estuvo herida, es un gusto conocerte, me llamo Eufemia, pero todos aquí me dicen Effie

—Es un placer señora Effie, no tiene que agradecer nada, es un honor acompañar a la señorita __________ y estar a su lado— obviamente notó la mirada que le dió la chica y sintió un rubor en sus mejillas, pero lo disimuló bien al fingir admirar el diseño de la casa como lo hizo en la galería —es una casa muy hermosa la suya, señora— le dió la espalda a ambas

—Gracias, que bueno que te guste— miró a su hija —te dije que era mejor idea que estuvieran aquí— le susurró y ella rodó los ojos —suban a descansar un poco, estoy terminando con la cena, Tintín, si necesitas algo pregúntale a __________— sonrió y volvió a la comida

—Gracias, señora

—Acompáñame, le mostraré su habitación— la joven lo espero al pie de las escaleras y después subieron

—Sería un buen yerno, ¿no?— el señor Rufus sentado bromeó con la señora, quien solo le dió con el cucharón en la cabeza

Al llegar arriba había un gran pasillo con bastantes puertas, parecía un pequeño hotel muy bonito a gusto del joven.

Abrió las dos puertas que el señor Rufus le indicó había dejado los equipajes.

—Nuestras habitaciones están juntas por si necesita algo, si quiere revise su habitación, dejaré mi puerta abierta si necesita algo— asintió, dándose cuenta que repitió lo mismo un par de veces, estaba algo nerviosa

—Gracias señorita, solo me voy a asear, nada mejor que un baño después de un largo viaje— sonrió

—Esta bien, entonces toqué mi puerta, con gusto le ayudaré— ella devolvió la sonrisa

Y así cada uno entro a su habitación, él a hacer lo que dijo para evitar pensar en aquel asunto que tanto le comía de curiosidad, y ella a descansar un poco en su cama, no le gustaba mucho bañarse.

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La verdad en estos días le he estado pensando mucho a este fic, y como lo tengo todo muy claro, quiero actualizarlo constantemente jeje

Por cierto, se preguntarán...

¿Y Milú?

Pues bueno, si va en el viaje, pero de momento no he sabido cómo darle una escenita, como es un perrito escurridizo, hasta el momento nadie de la familia de la rayis le ha visto, quizá en el siguiente capítulo jeje

Shaushau!!