—Sabes qué me gustaría quedarme más tiempo mamá, pero tengo que ver a papá antes de regresar a Escocia— la madre de la joven estaba en la puerta de su habitación mientras que está hacia su maleta

—Por favor, tienes que cuidarte mucho, ahora que sabemos que van detrás de ti no se detendrán hasta obtener lo que quieren

—Si, no pienso dejárselos tan fácil, aparte, una vez con la abuela sabes que no me pasará nada— sonrió —bien, ya está, iré a ver si el señor Tintín también ya está listo— dejó su maleta en la entrada de la puerta con su mamá

Fue a la puerta del mencionado y como solía ser, la tocó un par de veces.

La madre de la joven metió en la bolsa de su hija una cajita muy bien envuelta con papel, luego de eso se fue abajo.

—¡Buenos días señor Tintín!, ¿Cómo durmió?— sonrió una vez le abrió el mencionado

—Bastante bien, muchas gracias, ¿Y usted?— la recibió con una sonrisa igualmente

—También, gracias, ¿Ya empacó?— acarició a Milú, quien le había dado un par de vueltas a ambos

—Si señorita, ya tengo todo listo— asintió

—Vamos abajo, mi madre nos llevará al aeropuerto en su auto, llegaremos mejor y más rápido que en un taxi... Espero no le moleste— soltó una risa avergonzada

—Para nada, bajaré mis maletas, con permiso— y así ella volvió por sus cosas y el por las suyas

(...)

—Bien, aquí es muchachos— todos bajaron del auto

—Gracias mamá, sacaré las maletas de la cajuela— la joven procedió a hacer lo dicho

—Permítame— Tintín puso su mano en la agarradera de una de las maletas, por lo que tocaron sus manos

—Yo... No sé si recuerde, pero esto mismo nos sucedió cuando nos conocimos— comenzó a reír ella con rubor

—Nunca podría olvidar ese día— el deslizó delicadamente su mano sobre la de ella hasta tomar bien la maleta y la sacó

—__________— su madre después de salir y cerrar la puerta de su auto le entregó algo —entregásela a tu padre, dile que aún estoy esperando— sonrió dándole un sobre muy bien decorado y cerrado, igual que la caja de la cual aún no se había dado cuenta 

—Si, mamá— sonrió algo triste deduciendo el contenido de la carta y guardandolo en su bolsa, aún sin notar ese regalo

—Hasta pronto señor Tintín, fue un honor conocerlo— le dió la mano su madre al mencionado

—El gustó fue mío, señora, muchas gracias por todo— ambos sonrieron

—Nos vemos, mi pequeña pastel— abrazó a su hija, recordando la última vez que se despidió de ella —ojalá pueda verte de nuevo— las lágrimas querían salir

—Así será, mamá, no permitiré que nada nos separe— dijo feliz y entusiasmada por poder ver a su familia unida de nuevo cuando resolviera todo

—Mucha suerte a ambos en su vuelo...

(...)

—Pasajeros, pónganse su cinturón, estamos por despegar— el piloto ordenó y ambos jóvenes hicieron lo dicho

Para que __________ pudiera ponerse bien su cinturón se quitó su bolsa, la cual colocó en sus piernas y cuando el seguro hizo "click" su pequeña bolsa resbaló de sus piernas

—Permítame— Tintín la levantó y se la entregó, pero la carta y aquella cajita se habían salido, también las entregó

—¿Esto es mío?— se refería a la caja envuelta, la carta la tomó y la guardó

—Si, señorita, se cayó de su bolso— ambos lo miraban curiosos

La chica lo tomó pero no lo abrió, lo miró un momento más antes de guardarlo.

—Mejor lo abriré en el hotel, no se que sea— rió un poco nerviosa y el asintió

Su vuelo transcurrió con normalidad, no hubo nada extraño ni de qué preocuparse como se imaginaba la joven __________, así que durmió lo que restaba del trayecto.

Tintín, por su parte tenía una guerra pequeña en su mente, por alguna razón tenía nervios de conocer al padre de la joven, y se cuestiona as sí mismo porque jamás ha tenido esta clase de nerviosismo al conocer a alguien.

Claramente está vez era diferente.

—Todas esas horas de vuelo son agotadoras...— la menor se estiró y su espalda hizo ruido

—¿Está bien?— a ella solían tronarle las extremidades y articulaciones, pero a él no mucho

—¿Uh?, ¿Lo dice por mi espalda?, No sé preocupe, es normal— ella comenzó a reír un poco —¿Quiere tomar algo antes de ir al hotel?— la joven bajó su maleta

—No, no se preocupe, pero si usted gusta podemos...

—Oh, si no quiere entonces lleguemos lo más rápido posible para ir con mi papá— sonrió y comenzó a caminar

—Su papá...— dijo para si mismo, realmente se encontraba nervioso, algo que lo hacía estar extrañado

Tomaron un taxi que los llevó al hotel donde la joven había reservado hace un par de días atrás, se hacía llamar el Hotel Corona.

Al llegar no esperaban encontrarse con una multitud de gente, lograron abrirse paso hasta la recepción.

—Buen día, disculpe, soy la señorita Aberdeen y el señor Tintín, tengo dos reservaciones— se había despeinado en el camino

—Si, un momento— la sonriente recepcionista revisó los papeles, y esa misma sonrisa parecía desaparecer poco a poco —vuelvo enseguida— se notaba su nerviosismo

—¿A qué cree que se deba toda esta gente, señorita?— Tintín la miró

—Creo que es por el festival de arte, mi padre seguro participará con las obras que están en la galería— miró su reloj

—¿Festival de arte?, Parece ser muy famoso

—Lo es, si usted está en el mundo del arte, claro

—Señorita Aberdeen, ¿Cómo está?— llegó el que parecía ser el gerente del hotel

—¿Señor Amico?, Que sorpresa, no sabía que seguía trabajando aquí— le dió la mano

—Oh sí, ya se que me veo algo viejo, pero este trabajo me necesita como yo a él— rió un poco, pero luego su sonrisa desapareció, justo como a la recepcionista hace un momento —lamento informarle que una de sus habitaciones no fue reservada, con toda esta gente se le fue de las manos a los trabajadores— se veía avergonzado

—¿Pero como se supone que nos quedemos en una habitación individual?—era notable la molestia de la joven

—Tenemos una habitación con una cama matrimonial, si gusta--— fue interrumpido

—¡No somos pareja!— está molesta, pero también ruborizada

—Oh, bueno, déjeme ver si aún tenemos algo, descuide, yo le encontraré algo— se fue por dónde llegó

—Le pido que me disculpé, señor Tintín, no se que pasó, este hotel siempre ha sido de mi entera confianza— bajó la cabeza para que no la viera con el rubor

—No se preocupe, no fue su culpa, no tiene porqué disculparse— le puso una mano en su hombro, esto hizo que levantará la cabeza

—Me aseguraré mejor la próxima vez, gracias— sonrió, pero el se quedó pensando sobre lo que dijo, y ella también —claro, si gusta acompañarme algún día nuevamente— se rascó un brazo nerviosa

—Sería todo un honor— ambos sonreían

—Señorita...— ella volteó con una mirada fulminante

—¿Encontró algo?

—Si, una habitación con dos camas individuales— ella asintió

—La tomamos— y así fue, después del registro se dirigieron a la habitación por los animados pasillos

Tintín miraba a todas las personas, algunas con disfraces que hacían referencia a diversos cuadros, otras con vestimentas claramente caras y algunas traían pinturas, lienzos y materiales de dibujo.

—Espero no le moleste estar en la misma habitación— ella abrió y entró dejando su maleta junto a una de las dos camas —¿Quiere está cama?— se olvidó de preguntar antes

—No, no, adelante— ella sonrió y comenzó a sacar su ropa

—Voy a llamar a mi padre para ir a la galería en un rato, señor Tintín, si va a tomar un baño iré al teléfono de abajo

—Ah, sí, muchas gracias— asintió sonriendo y ella salió, cuando se encontraba fuera miró la puerta algo intrigada, veía distraído a su acompañante, algo que era extraño en él, quizá cuando regresará le preguntaría la razón

La cual era lo extraño que se estaba sintiendo al pensar en el momento que se tuviera que presentar con el señor Aberdeen, ¡Era reportero!, ¿Cómo podía sentirse así?, Hablar con las personas era su trabajo.

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Shaushau!