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Capítulo 4

—Kate, ¿estás ahí? —el sonido de alguien llamando y tocando a la puerta del baño hace que abra los ojos. No sé cuánto tiempo llevo en la tina, al parecer me he quedado dormida.

—Sí, ya salgo. —le grito mientras comienzo a bañarme a toda velocidad.

Me visto muy rápido y miro el reloj antes de salir. He estado casi una hora en el baño. Pero ha valido la pena. Siento mi cuerpo relajado por completo mientras camino rumbo al comedor.

—Huele delicioso. —le digo mientras llego a la cocina.

Jessy me mira de forma extraña cuando me siento a comer junto a ella a la barra.

— ¿Te encuentras bien? —pregunta mientras yo me sirvo un poco de arroz en mi plato.

—Sí. ¿Porque preguntas?

—No contestabas en el baño, estaba preocupada, pensé que te había sucedido algo. —me dice mientras me mira con preocupación grabada en su rostro.

—Me quedé dormida en la tina. —le contesto mientras tomo un bocado de comida.

Está deliciosa, como todas las comidas que prepara Jessy. Estamos terminando de cenar cuando suena mi celular. Me levanto rápidamente y lo busco. Es Stella.

—Hola Stella, ¿qué tal el día de hoy? —respondo mientras me alejo de la cocina rumbo a mi habitación para hablar con más privacidad.

—Agotador, como te comenté, creo que para mañana en la mañana terminaré de mostrarle la compañía, así que para el mediodía estaré entregando la oficina. Escuché algo de que te caíste en el lobby hoy.—me pregunta cambiando el tema.

Que rápido corren los comentarios.

—Sí, un pequeño accidente, se partió un tacón y caí al suelo.

— ¿No te ocurrió nada? ¿Estás bien? —se escucha preocupada.

—No, estoy bien, alguien me ayudó—un extraño que estaba buenísimo me ayudo y me quedé embobada viéndolo más de la cuenta—. Solo me dolía un poco el tobillo, pero ya no me duele tanto. —la tranquilizo.

—¿Escuché que Jessy regresó? ¿Cómo está su padre?

—Al parecer no quiere hablar al respecto, no me contó mucho, pero dice que está bien.

—Dile que lo que haga falta, cuente con nosotras.

—Sí, ella lo sabe.

—Vi que llegó la invitación del baile de máscaras del Drake. ¿Irás? El año pasado no pudiste asistir y sé cuánto te gusta. —me siento en la cama.

No tengo cabeza para pensar en eso en este momento.

—Aún no lo sé, todavía falta mucho, cuándo se acerque la fecha decidiré.

—Puedes llevar a Jessy contigo, yo no iré.

Eso no es nada nuevo. La última vez que asistí a ese baile ella tampoco fue, Jessy tomó su lugar. Sé muy bien que, si le digo a Jessy, ella irá nuevamente conmigo sin pensarlo dos veces.

—Lo pensaré. ¿Ya cenaste? —cambio de tema. No quiero seguir hablando o pensando en el baile de máscaras.

—Sí, Elise preparó algo delicioso.

—No hay nada que Elise no prepare que no sea delicioso. —le respondo mientras la siento reír del otro lado

—Tienes razón—se hace una pausa en la llamada—. Kate, tengo que dejarte, tengo una llamada en mi despacho.

—De acuerdo, nos hablamos mañana.

—Buenas noches hija, descansa.

—Gracias mamá, buenas noches. —contesto mientras termino la llamada.

Salgo de la habitación y voy rumbo a la cocina para ayudar a Jessy a recoger. Cuando terminamos nos sentamos en el sofá de la sala a ver un drama romántico, que sé muy bien, nos va a hacer llorar a ambas.

No le presto mucha atención a la televisión, más bien la miro intentando que esta me de las respuestas que necesito en estos momentos. Jessy interrumpe mis pensamientos.

—¿Estás nerviosa por conocer al nuevo jefe mañana? —pregunta mientras corren los carteles finales de la película y ella apaga la televisión. No me he percatado que se ha terminado la película.

—Estoy muy nerviosa—respondo con sinceridad—. No sé con qué nos encontraremos mañana. Creo que esta noche no podré dormir.

—Entonces te recomiendo que sueñes con el extraño que te ayudó hoy.

Solo Jessy puede decir algo como eso.

—Creo que me voy a acostar. —me levanto y me dirijo hacia mi habitación.

Aún no tengo sueño, pero mejor si dejamos la charla por ahora.

—Recuerda con lo que te dije que soñaras. —escucho que me grita riéndose antes de cerrar la puerta de mi habitación.

Solamente Jessy puede hacer que mi ánimo se eleve. Dejo el celular en la mesita de noche y me dirijo hacia el baño donde me cepillo los dientes y me pongo mi ropa de dormir. Solía usar lencería fina para dormir, la usaba porque me gustaba mucho. Pero después de mi ruptura con Joey, todos mis conjuntos de lencería se quedaron en el armario guardados esperando que apareciera el indicado. Esperando el día en que me atreva a ponérmelos una vez más.

Actualmente mi ropa preferida para dormir es mi antigua camiseta de la universidad y unos pantalones de seda azul pálido. Me quito las gafas y me acomodo en la cama mientras me cubro con el edredón.

¿Cómo será el día de mañana?

Tengo que dejar de preocuparme por eso. Un paso a la vez. Stella siempre me repetía eso cuando niña. Y creo que voy a seguir su consejo. Ya me enfrentaré al Sr. Price cuando lo tenga delante. Ahora, lo mejor que puedo hacer, es dormir para estar descansada para mañana.

Me siento en la cama mientras deslizo las manos por mi rostro. Me coloco las gafas y miro el reloj de la mesita de noche. Son las 11:20 PM. Aún no he logrado dormirme, solo he conseguido dar vueltas y vueltas en la cama. Me levanto y salgo de la habitación rumbo a la cocina. Tal vez una taza de té caliente me ayude a conciliar el sueño.

Todo está a oscuras y en silencio, no hay señales de Jessy por ningún sitio. Al parecer se acostó también. Ella siempre se acuesta más tarde que yo y se despierta más temprano, no sé cómo lo hace.

«Al menos alguien puede dormir.»—murmuro sarcástica mientras miro hacia su puerta.

Enciendo las luces de la cocina y lleno la tetera antes de ponerla al fuego. Abro la despensa y saco una bolsita de té y miel para endulzarlo. Coloco la bolsita en una taza junto a dos cucharaditas de miel. En cuanto el agua comienza a hervir, apago el fuego y la vierto en la taza. Me dirijo hacia uno de los ventanales y me acurruco en una butaca de piel que hay junto a él.

Muevo a un lado las cortinas y mientras espero que se refresque el té, observo como la lluvia cae. El invierno se acerca, la lluvia solo es un indicio de que pronto comenzará a nevar y la temperatura descenderá un poco más. Comienzo a beber el té, sorbo a sorbo, mientras veo como la lluvia golpetea en el cristal.

El té se termina. Dejo la taza en la encimera de la cocina, apago la luz y me dirijo a mi habitación. El reloj marca las 12:05 AM. Me saco las gafas, las coloco en la mesita y me acurruco debajo del edredón. Esta vez no pensaré más en el trabajo, eso solo ha conseguido desvelarme.

«¿En qué puedo pensar para poder dormirme?» —me digo a mí misma en voz baja mientras cierro los ojos.

Y la silueta de un rostro familiar comienza a formarse en mi mente mientras este me coloca las gafas. Y pensando en el extraño, me relajo completamente y me quedo dormida.

Despierto sobresaltada. El despertador suena insistente. Estoy bañada en sudor y siento mi cuerpo ardiendo. No es para menos después del sueño del que acabo de despertar. Mi corazón golpetea queriendo escapar de mi pecho.

¡Dios, que sueño! Nunca en mi vida he tenido un sueño como ese.

Me levanto de la cama y voy hacia al baño para darme una ducha y tratar de sacar su rostro y sus caricias de mi mente. Me meto debajo de la ducha y cierro los ojos mientras el agua caliente cae sobre mí. Aún puedo sentir sus manos cálidas recorriendo muy lento mi cuerpo, sus labios tentadores deslizándose por mi cuello y su cuerpo fuerte y musculoso presionando contra el mío hasta hacerme jadear de placer.

El agua no logra calmar el calor que aún emana de mi cuerpo. No debí haberle hecho caso a Jessy. Ahora no puedo olvidar su rostro por mucho que lo intente. Salgo de la ducha, me envuelvo en una toalla y me pongo las gafas. Me lavo la boca y salgo hacia la habitación. Aparto las cortinas de las ventanas y continúo mi camino rumbo al armario. Afuera las nubes amenazan con comenzar a llover temprano.

Me paro frente al armario tratando de decidir que ropa ponerme. Cierro los ojos y escojo lo primero que encuentro. Una falda color gris un poco más arriba de la rodilla. No me gusta mucho usarlas, pero ésta en particular, no sé porque me gusta mucho. Para arriba, una blusa azul cielo y para combinar unos zapatos no muy altos. No es muy recomendable después de la caída de ayer.

Me maquillo como de costumbre, casi nada, y me recojo el cabello en una trenza dejando unos mechones caer en mi rostro. Salgo de la habitación cogiendo la gabardina de color gris y me dirijo hacia la cocina a desayunar.

Jessy sale más temprano que yo, y siempre deja preparado el desayuno. Nunca me deja hacerlo a mí. No sé por qué. Le he preguntado, pero nunca he obtenido una respuesta convincente.

Me siento a la barra a desayunar tostadas con mantequilla y jugo de naranja. Tengo una sensación en la boca del estómago de que algo sucederá hoy, algo importante, lo presiento. Y dudo que sea por conocer al nuevo jefe. La verdad es que conocer al Sr. Price no me emociona en lo absoluto. Aunque quizás también esta sensación se deba al sueño que tuve. Eso, es mucho más probable.

Termino de desayunar y tras dejar todo limpio, cojo la llave del auto, mi bolso y me dirijo rumbo al garaje.

Para el momento en que llego a la oficina, la fina lluvia comienza a caer, así que aparco en el garaje subterráneo. Me apresuro lo más que puedo rumbo al ascensor, teniendo en cuenta los zapatos que llevo puestos y que mi tobillo está aún algo resentido. Esta vez el ascensor está lleno de personas, aunque todos bajan un piso antes del mío. Cuando las puertas se abren en mi piso, salgo del ascensor quitándome el sobretodo y colgándolo en un brazo.

— Buenos días Jessy. —la saludo con una sonrisa mientras me acerco a la recepción.

— Buenos días, alguien al parecer durmió bien anoche. —me dice con una sonrisa mientras me da un beso en la mejilla.

— ¡Dormir bien!—exclamo haciéndome la ofendida—. Por tu culpa no dormí bien. —la regaño muy bajo mientras ella me mira fingiendo espanto.

— ¿Por mi culpa? ¿Y yo que hice? —pregunta fingiendo inocencia como si ella no hubiese puesto ideas en mi mente la noche anterior.

— Me dijiste que soñara con el extraño que me ayudó. —le contesto cruzándome de brazos.

— ¿Y qué sucedió? —pregunta intrigada sin apartar su mirada inquisidora de mí.

—Pues que soñé con él. —le respondo fingiendo enfado.

Aunque es todo lo contrario, no puedo estar enfadada por el delicioso sueño que he tenido.

— Pero eso no tiene nada de malo, a menos que... ¿Qué soñaste? —pregunta con la curiosidad marcada en su rostro mientras sonríe.

— Tuve un sueño erótico con él. —le digo muy bajito aun recordando lo que soñé.

— ¿Por eso tienes ese color en tus mejillas hoy? —me pregunta riendo.

Sé que se está burlando de mí, así que mejor la ignoro.

— Voy para mi oficina, creo que será lo mejor. —le digo mientras continuo mi camino, riéndome también.


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Espero les guste este capítulo. ¿Creen que Kate podrá superar al extraño?
Déjenme sus comentarios y no olviden dejar su voto.

Xoxo
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