Capítulo 27
Despierto a la mañana siguiente con la alarma del teléfono. Todo luce ahora como si hubiese sido un mal sueño. Estoy sola en la cama de mi habitación, pero sé que todo ha sido real.
Me giro hacia el otro lado de la cama y me abrazo a la almohada. Su olor aún está impregnado en ella. Me levanto, me pongo las gafas y me dirijo hacia el baño con una sonrisa en el rostro. Cuando termino, voy hacia el armario en busca de una ropa. Al abrirlo veo la ropa de Leonard acomodada allí.
Elijo una ropa, me visto y después me dirijo hacia la cocina a preparar el desayuno. Cuando estoy llegando a la cocina veo a Leonard allí, de espalda a mí, preparando el desayuno. Por un momento me quedo admirando el tatuaje de su espalda. Pero me distraigo con el movimiento de sus músculos mientras hace algo en la cocina. Entonces me percato que tiene el teléfono en el oído y está hablando con alguien. No me ha visto. Y no puedo evitar escuchar parte de la conversación.
—Si lo sé, fue un descuido de mi parte—espera que quien sea que esté del otro lado de la línea le responda—. Sí, voy a asumir toda responsabilidad—hace otra pausa—. Me encargaré de protegerla—¿está hablando de mí? —. No, no sucederá como la última vez—no entiendo nada—. No, nadie lo sabe—escucho con atención—. De acuerdo, me aseguraré de ello—en ese instante Leonard se gira y me ve parada a unos metros de él. Le brindo una sonrisa—. Lo mantendré informado. —y cuelga.
Me acerco hasta donde él está. Por lo que he podido escuchar de la conversación sé que lo que ha hablado, con quién estuviese del otro lado de la línea, ha sido sobre mí.
¿Con quién estaba hablando de mí?
¿Acaso me lo dirá si le pregunto?
—Disculpa, pero no pude evitar escuchar parte de la conversación. Si no es mucha indiscreción. ¿Puedo saber con quién hablabas sobre lo sucedido ayer? —por la forma en que está frunciendo el ceño, debe estar pensando que responderme o si lo hace.
—Hablaba con mi asesor de seguridad. —se gira hacia la encimera y continúa cocinando.
— ¿Asesor de seguridad? —inquiero ahora curiosa.
—Sí. Debo tener un guardaespaldas por el cargo de CEO, pero como sabes, yo soy mi propio guardaespaldas—dice mirándome por encima del hombro y sonriéndome—. Así que debo mantenerlo informado con respecto a todo lo que me sucede. Y en este caso tú estás involucrada.
— ¿Y que te aconsejó?
—Nada que no supiera ya—termina lo que está haciendo y coloca dos platos vacíos en la encimera—. Siéntate, vamos a desayunar—hago lo que me pide—. Espero no te moleste que me haya tomado libertades que no me corresponden en tu apartamento.
—En lo absoluto, tú también vives aquí por ahora, siéntete como en tu casa.
—Gracias. —responde colocando dos platos frente a mí.
— ¿Waffles y tostadas? —le pregunto al ver lo que pone en el plato.
— ¿Te gustan?
—¡Me encantan! ¿Desde qué hora estás despierto?
—Desde temprano. —se sienta a mi lado a desayunar después de colocar dos vasos, un envase de jugo y una barra de mantequilla en la encimera.
—Desde ayer hay algo dando vueltas en mi mente y necesito preguntarte. —le digo de repente.
—Pregunta. —me dice mientras comienza a untar mantequilla en una tostada.
—Por lo sucedido ayer, es obvio que alguien intenta matarme, no asustarme.
—Sí. —contesta mientras muerde la tostada.
Vaya, ni siquiera lo negó.
— ¿Y crees que lo intentaran nuevamente? —le pregunto asustada.
—No lo sé, lo más probable. —me contesta poniendo unos waffles en su plato.
¡Lo más probable! ¡Y él lo dice con esa tranquilidad como si estuviese hablando del clima!
— ¿Y no crees que intentarán poner una bomba en tu auto? —le pregunto asustada.
—Pueden intentarlo si quieren, pero no funcionará.
—¿Porque estás tan seguro de eso?
—Porque mi auto es a prueba de bombas.
— ¿A prueba de bombas? —pregunto incrédula.
¿Acaso existe tal cosa o es solo ciencia ficción?
—Sí, fue fabricado y diseñado especialmente para mí.
— ¿No crees que estás exagerando un poco?
—No, no lo estoy. Después de lo sucedido con Giselle decidí tomar precauciones. Leonard me pone unos waffles en mi plato y les vierto sirope—. Come, no has probado nada. —me dice mientras yo miro mi plato. Comienzo a desayunar. Todo está delicioso. Pero nuevas preguntas comienzan a dar vueltas en mi cabeza.
— ¿Cuánto cuesta un auto a prueba de bombas? —Leonard piensa por un momento antes de darme una respuesta.
—Cuatro millones de dólares.
Casi me atraganto.
¿De qué forma alguien puede comprarse un auto de 4 millones de dólares? ¿Acaso es millonario y no lo sé?
— ¿Ya terminaste? Me preocupa tu falta de apetito.
Leonard se queda mirando mi plato a medio comer y yo miro el de él vacío.
—No, no he terminado. —respondo mientras continúo desayunando.
Leonard se levanta en cuanto termina y se dirige a la habitación. Termino, limpio las cosas del desayuno y voy hacía la habitación en busca de mi teléfono.
Leonard termina de vestirse con una camisa blanca, americana negra y corbata negra. Busco el teléfono sin apartar mi mirada de él. Se acomoda el nudo de la corbata y camina en mi dirección abrochándose la americana. Y como siempre que me pasa cada vez que lo veo, mi cuerpo convulsiona y se me acelera la respiración.
— ¿Nos vamos? —me dice tendiéndome el brazo cuando termina de abrocharse la americana.
—Vamos. —tomo su brazo y nos marchamos.
Mientras nos dirigimos hacia su auto me percato que la noche anterior apenas y me he fijado en él. Creo que estaba demasiado aturdida con lo sucedido con el mío, como para prestar atención a algo más.
Su auto es de color plateado y negro, luce muy elegante. Demasiado elegante. Jamás he visto un auto así. Autos como estos deberían estar prohibidos. Son los que salen en los anuncios de millonarios con una modelo semidesnuda sobre el capó. Repentinamente me imagino a mí misma. El sonido de las puertas al abrirse me aleja de mi ensoñación y entro en el asiento del copiloto.
— ¿Qué modelo es? —le pregunto mientras me pongo el cinturón de seguridad.
—Un Koenigsegg Regera—me dice mientras presiona el botón de encendido—. ¿Te molesta si pongo música? —me pregunta.
—No, me encanta escuchar música. —eso solo hace que recuerde mi auto y mi IPod que han desaparecido.
Leonard acelera el auto, y mientras salimos del parqueo, comienza a sonar una canción que conozco bien, aunque no recuerdo quien la canta.
—Me encanta esa canción. —le digo mientras comienzo a cantar la canción que suena en la radio.
Pero Leonard me mira muy serio, no sonríe.
— ¿Te molesta que cante?
—No, es que a Giselle le gustaba mucho esa canción.
— ¡Oh!—exclamo mientras dejo de cantar.
Ahora voy entendiendo algo. Entiendo porque no se acuesta con la misma mujer dos veces. No es que no quiera crear lazos, es que no ha podido olvidar a su prometida y lo que le sucedió.
—¿La amabas? —le pregunto muy bajo.
El me mira por un momento y después fija la mirada en la carretera.
—Sí. —esa es su única respuesta.
Es muy difícil olvidar a alguien que amas. Lo sé por experiencia propia. A mí me sucede lo mismo con él. Sé que nunca voy a poder olvidarlo.
—Si te molesta, puedes cambiar la canción. —le digo mientras él me miraba entrecerrando los ojos.
—No, continúa cantando, me gusta el sonido de tu voz. —me dice sacándome de mis cavilaciones internas.
Así que le sonrío y comienzo a cantar otra vez.
Al llegar a la empresa ya no está mi auto. En su lugar hay una cinta amarilla de seguridad con algunos restos esparcidos de lo que ha quedado de él. No puedo prestarle mucha atención pues Leonard conduce rumbo al garaje subterráneo. Salimos del auto y nos dirigimos hacia el ascensor. En cuanto las puertas se abren en nuestro piso y Jessy me ve, sale corriendo hacia mí y me abraza con fuerza.
— ¡Estás bien! ¡No te sucedió nada! —dice examinándome por todas partes.
—Buenos días para ti también Jessy. No, no me sucedió nada, estoy bien.
—Me enteré de lo sucedido esta mañana cuando subía en el ascensor. ¿Qué fue lo que pasó?
Leonard y yo nos miramos. No puedo contarle a Jessy lo que Leonard me ha dicho, así que le cuento lo que me ha informado la policía.
—Un desperfecto.
—¿Ellos tienen idea de que tu auto era casi nuevo? —me encojo de hombros.
—Hay que esperar el informe de la investigación Jessy, no sé nada más.
—De acuerdo, ¿me puedes mantener informada?
—Lo haré.
Jessy se separa de mí y se queda mirando a Leonard. Entonces va donde él está y lo envuelve en un efusivo abrazo que lo toma por sorpresa.
—Gracias por cuidar de ella. —le dice mientras se separa de él.
—No hay de qué.
Ambos se separan y Leonard le sonríe, y después a mí.
—Será mejor que vayamos a trabajar. —dice mientras pasa un brazo por mi cintura y me conduce rumbo a la oficina.
Al llegar a mi oficina mi celular comienza a sonar insistente. Al mirar la pantalla veo que es Stella. ¡Mierda! He olvidado contarle lo sucedido. Seguro que está muy preocupada por mí.
—Disculpa, es mi madre, debo contestar, iré por el café. —le digo mientras me separo de él y camino en dirección a la sala de descanso mientras contesto la llamada.
—Hola mamá.
— ¿Estás bien? ¿Te diste algún golpe? ¿Qué fue lo que sucedió? —me pregunta angustiada por teléfono.
—Estoy bien mamá, Leonard estaba allí para ayudarme, no me sucedió nada, solo fue mi auto.
—¿Tu auto tenía problemas?
—No que yo sepa, están investigando lo sucedido.
— ¿Porque no me llamaste?
—Disculpa mamá, llegué agotada del viaje de New York, y estaba aún en shock por lo ocurrido, no tienes que preocuparte...
—Si me preocupo—responde interrumpiéndome—, como no lo voy a hacer, eres mi hija—hace una pausa en la conversación—...si algo te sucediera...ya perdí a un hijo una vez, no creo poder resistir si te pierdo a ti también. —me dice sollozando, puedo sentirla del otro lado del teléfono.
Hace años que ella no menciona a su hijo. Y sé lo que debo hacer en este momento para consolarla.
—Mamá, no llores, iré a verte enseguida así te quedas más tranquila y compruebas que estoy bien.
—De acuerdo, ¿me lo prometes?
—Te lo prometo, iré lo más pronto que pueda.
—Entonces te espero. Te quiero hija.
—Yo también mamá, nos vemos en un rato.
Termino de preparar el café para Leonard y regreso con él hacia su oficina. Tengo que inventar algún pretexto para ir a casa de mi madre y que él no vaya conmigo. No puede enterarse aún de que es Stella.
Abro la puerta y me dirijo hacia su escritorio para dejarle el café en la mesa.
— ¿Todo bien con tu mamá?
—Sí. ¿Porque preguntas?
—Porque te noto preocupada.
—Necesito ir a verla, no le conté lo del accidente del auto y llamó preocupada al enterarse, sé que no estará tranquila hasta que no me tenga entre sus brazos y me examine con sus propios ojos.
— ¿Porque no vas a verla?
Buena pregunta. Porque no quiero que la conozcas y veas quien es mi madre.
—Puedo pedirle a Joel que te lleve y te espere para traerte de regreso. Lo haría yo, pero tengo una reunión esta mañana que no puedo perder.
—¿De veras harás eso por mí?
—Sé lo angustiada que debe estar tu madre, y con tal de que cambies esa cara de preocupación haré cualquier cosa.
—Gracias, gracias, gracias. —le digo mientras voy donde él está y me cuelgo de su cuello para después darle muchos besos por el rostro y al final uno en los labios.
—Anda, vete tranquila, le pediré a Joel que te lleve.
Le doy otro beso en los labios y salgo de la oficina rumbo al parqueo subterráneo. Pero mientras lo hago me preocupa que él no insistió en mi protección. Sé que, si hubiese querido, me hubiese pedido cambiar la reunión hacia otro horario o moverla de día. Mejor aparto de mi mente esos pensamientos. El no puede saber aún quien es mi madre y si me lleva, lo sabrá.
Cuando llego al parqueo, Joel me está esperando allí.
—Hola Kate. —me dice abriéndome la puerta del auto.
—Hola Joel.
—Me enteré de lo sucedido ayer. ¿Estás bien?
—Sí, pero conoces a mi madre y no estará tranquila hasta que no me vea frente a ella.
—Entonces nos vamos. —me dice mientras arranca el auto y me lleva hacia la casa de mi madre.
Cuando aparca en el garaje de mi madre y me dispongo a bajar me llama.
—Kate, tengo órdenes de esperarte.
—Vete, ya te llamaré yo para que me recojas.
—Pero el Sr. Price dijo...
—Yo me encargo del Sr. Price. —le contesto con una sonrisa.
En cuanto el auto de Joel desaparece de mi vista busco el teléfono y le envío un mensaje a Leonard.
"No sé cuánto tiempo estaré aquí, le dije a Joel que se marchara. Lo llamaré para que me recoja, no te preocupes. Xoxo"
Cuando entro a la casa mi madre viene corriendo eufórica hacia mi y me envuelve en un fuerte abrazo que me deja sin aliento. Siento como mi teléfono suena indicándome un mensaje. Más tarde lo revisaré aunque sé de quien debe ser.
—No sabes lo preocupada que estaba cuando me enteré de lo sucedido. —me dice angustiada aún sin soltarme.
—Estoy bien mamá.
—Tuve tanto miedo de perderte. —me dice sollozando en mi hombro.
—No me sucedió nada mamá, gracias a Leonard no me sucedió nada, estoy bien. —le digo tratando de consolarla mientras deslizo una mano por su espalda.
— ¿Hasta qué hora estarás aquí conmigo? —me pregunta limpiando las lágrimas que caen de sus ojos.
—Hasta que te encuentres mejor, Leonard me dio el día libre.
—Entonces le diré a Elise que prepare algo delicioso para almorzar. —me dice mientras me conduce hacia la cocina sin soltarme.
He extrañado la comida de Elise, y como siempre está deliciosa. Después de almorzar mi madre está más tranquila y la dejo en su estudio haciendo unas llamadas mientras voy a mi habitación. Busco mi teléfono y recuerdo el mensaje que me entró. Con todo el ajetreo de mi madre lo he olvidado por completo. Al mirar la pantalla tengo que sonreír. Tengo dos mensajes de Leonard. El primero lo envió en la mañana justo después del mío.
"No tienes por qué regresar si no quieres, creo que me las puedo apañar solo. Gracias por los besos."
El otro mensaje es de hace unos minutos.
"Joel estará a tu disposición para cuando desees regresar, solo llámalo. No me esperes para cenar, tengo una cena imprevista y no sé a qué hora regrese."
Bueno, creo que me quedaré hasta después de la cena, no quiero cenar sola o estar sola en el apartamento. Mejor si le respondo los mensajes. Así no se preocupa.
"Cenaré con mi madre y regresaré después. Espero que tu cena vaya bien."
Me quito las gafas y las dejo en la mesita. Necesito descansar un rato. Cierro los ojos mientras me relajo por unos minutos.
Alguien toca a mi puerta. Abro los ojos de repente y me incorporo en la cama. Es como si hubiese dormido más de la cuenta. ¿Qué hora es? Busco las gafas y me las coloco. Casi las 6:00 pm, me he quedado profundamente dormida. La falta de sueño y el cansancio me están pasando factura. Yo que pensé que sería solo un momento.
— ¿Puedo entrar? —Stella se asoma por la puerta.
—Si. —respondo mientras se me escapa un bostezo.
—Solo quiero avisarte que tengo un invitado a cenar, te lo hubiese dicho más temprano, pero supuse que estabas descansando. —mi madre me conoce muy bien.
—De acuerdo. ¿A qué hora estará la cena?
—A las 7:00 pm.
—Entonces voy a bañarme y en un rato bajo.
Mi madre sale de la habitación y yo vuelvo a recostarme en la cama. Aún tengo tiempo para prepararme. La última vez que estuve aquí, también tuvo un invitado a cenar.
¿Quién será esta vez?
Aún no le he contado nada de mi relación con Leonard, pero tengo que hacerlo en algún momento. Sé que tarde o temprano ella se enterará, y mejor si se entera por mí. Me levanto de la cama y voy para el baño. Lleno la tina y me sumerjo en ella dejando que el agua relaje mi cuerpo.
Al salir me visto con unos jeans desgastados y una blusa de manga larga color azul. El cabello me lo rizo y lo dejo suelto sobre mis hombros y mi espalda. Meto el teléfono en el bolsillo trasero de los jeans y salgo de mi habitación. Me encuentro a Stella cuando voy a bajar la escalera.
—Iba a buscarte, ya llegó mi invitado.
—Pues no lo hagamos esperar—le respondo sonriendo mientras bajábamos juntas la escalera. —No me has dicho quién es tu invitado. —comento sonriendo mientras llegamos a la sala.
Y en cuanto alzo la mirada se me borra la sonrisa que llevo en el rostro. Unos ojos azules me miran atentos con una expresión entre asombro e incredulidad.
¿Qué hace el aquí?
Interior del auto de Price
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Espero les guste este capítulo. ¿Listas para descubrir el secreto del Sr. Price?
Déjenme sus comentarios y no olviden dejar su voto.
Xoxo
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