Capítulo 20
A la mañana siguiente, despierto antes de que suene la alarma. Cojo el teléfono y llamo para que nos suban el desayuno. Como no sé qué pedir, ordeno que nos traigan de todo un poco. Voy hacía el baño y me doy una ducha caliente y relajante. Para cuando salgo de mi habitación vestida y arreglada rumbo a la cocina, ya el desayuno está allí. Pero necesito un café así que abro la despensa y encuentro todo lo necesario para hacerlo como a mí me gusta.
Cinco minutos más tarde estoy terminando de poner la mesa con las cosas del desayuno cuando Leonard aparece.
—Buenos días Sr. Price. —lo saludo mientras me siento a desayunar.
Y no sé porque, le he preparado una taza de café a él. Leonard se sienta, coge la taza de café y le da un sorbo. Después me sonríe.
—Buenos días Katerine. —me dice mientras comienza a desayunar.
— ¿Adelantamos la agenda de hoy? —le pregunto mientras me preparo unas tostadas.
—Sí. —dice mirando su reloj.
—Bien. A las 10:00 am tiene la conferencia sobre tecnología del futuro, donde deberá dar un breve discurso sobre los nuevos avances tecnológicos que hemos hecho. A las 12:30 pm tiene un almuerzo con los directivos de las sucursales de TecFall. Y a las 4:00 pm una charla sobre la indebida utilización de la tecnología.
—Y usted estará a mi lado en todo momento.
—Excepto en el almuerzo, solo es con los directivos y no creo que ellos lleven a sus asistentes.
—Creo recordarte que soy tu guardaespaldas este fin de semana—creo que no tiene que recordármelo. Tendré que ingeniármelas para deshacerme de él. Si alguien quisiera hacerme daño, tiempo ha tenido para hacerlo, con o sin guardaespaldas—. Además, soy el Presidente Ejecutivo de TecFall, no creo que nadie se oponga a que lleve a mi asistente.
En eso tiene razón, él puede llevar a quien desee a la cena. Así que no discuto con él, ya buscaré la forma de escaparme de esa cena.
Cuando faltan quince minutos para las diez bajamos de la habitación. Han ambientado y unido tres habitaciones formando el lugar donde será la conferencia. Tomo mi asiento en la primera fila y Leonard se sienta a mi lado. La convención empieza puntual y cuando todos comienzan a tomar asiento, Leonard se levanta de mi lado, sube al estrado y se sienta junto a otros directivos en unas sillas dispuestas detrás del atril.
El organizador de la convención se dirige hacia el atril y comienza su discurso sobre la importancia de la tecnología, al cual no le presto atención alguna. Mi vista está fija en la mirada de Leonard que no aparta sus ojos de mí. Me vigila como mismo lo haría un halcón a su presa.
—Una de las compañías más avanzadas en cuanto a tecnología del futuro es TecFall. El Sr. Leonard Price les dará un breve discurso en cuanto a los avances de su compañía en este tema. —solo entonces, cuando menciona a TecFall, comienzo a prestar atención.
Leonard se levanta de su silla y se dirige hacia el atril. Me mira, me sonríe y después comienza con su discurso.
—Siempre me han gustado las películas de espías y agentes secretos, ¿a quién no? Siempre tienen esos artefactos, tan geniales y sofisticados que te hacen preguntarte: ¿Será verdad? ¿Existirá? Pues en nuestra compañía hemos hecho realidad muchos de estos inventos que salen en las películas...
Me encanta cuando da discursos. La forma en que se mueven sus labios cuando habla. Y ese acento que me vuelve loca. Si pienso olvidarme de él este fin de semana, voy a tener que posponerlo.
Cuando termina su discurso se sienta otra vez en su asiento mientras alguien más se para en el atril a dar otro discurso. La verdad es que no me interesa el resto de los discursos que se están dando allí. No puedo prestarles atención. No cuando Leonard no aparta su mirada intensa se mí. No sé si es porque me está vigilando o porque tiene ganas de mirarme, pero no me importa el motivo por el que lo hace. Me encanta la forma en que me mira en estos momentos. Como si yo fuese suya.
— ¿En qué compañía trabajas?
Me giro hacia donde una hora antes estaba sentado Leonard y ahora lo ocupa un hombre de más o menos la misma edad que él.
—En TecFall. —contesto cordial mientras giro mi vista otra vez hacia Leonard que ahora me mira con el ceño fruncido.
—Igual que yo. ¿Eres nueva? Nunca te he visto. ¿En qué departamento?
— ¿En que sucursal trabajas? —inquiero con una sonrisa.
—En la de aquí de New York.
—Por eso es que no nos conocemos, yo trabajo en la sede principal en Chicago.
—Debe ser genial trabajar allí. Disculpa, no me he presentado, soy Collin. —me tiende su mano a modo de saludo.
—Mucho gusto Collin, soy Katerine. —respondo estrechando su mano.
—Encantado de conocerte Katerine. ¿A qué te dedicas allí?
—Soy la asistente personal del Sr. Price.
—No sé qué decir en verdad. ¿Es muy agotador ser la asistente personal del gran jefe?
—Bastante en verdad. —contesto mientras miro a Leonard y este ahora me mira muy serio.
¿Pero qué bicho le picó?
— ¿Que harás después de la conferencia?
—No lo sé, aun no tengo planes.
—Porque no te unes al grupo y nos acompañas a comer algo.
— ¿Al grupo?
—Sí, somos seis. —me dice señalando los asientos a su lado donde hay sentados tanto mujeres como hombres. Se puede decir que todos son de la misma edad.
Y la verdad es que no veo nada malo en salir a almorzar con ellos. Soy soltera, no tengo compromiso alguno. Solo un jefe psicópata y bipolar. La verdad me vendrá bien salir y conocer gente nueva.
—De acuerdo. —respondo con una sonrisa.
Sé que Leonard se va a poner como una fiera en cuanto se entere de mis planes para almorzar. Bueno, si él quiere continuar con su plan de "seré tu guardaespaldas" tendrá que elegir. Venir conmigo o ir al almuerzo con los directivos. Y yo sé perfectamente lo que él va a hacer. Le sonrío y pretendo que me concentro una vez más en los discursos que dan en el atril.
Cuando termina la conferencia todos vamos saliendo de allí y afuera Collin me presenta a sus amigos. Todos quieren conocer cómo es la sede principal de TecFall, y cuando estoy a punto de hacerlo, Leonard llega donde yo estoy y se para a mi lado.
— ¿Nos vamos?
—Discúlpeme Sr. Price, pero ya hice planes para almorzar con mis amigos.
— ¿Tus amigos?
—Sí, Collin, Lily, Jason, Matt, Ashley y Ella. —ni yo misma me creo que me he aprendido sus nombres tan rápido.
—Nos disculpan un momento—dice Leonard tirando de mi hacia una esquina para hablar con más privacidad y lejos del grupo—. ¿Que estás haciendo?
—Ir a almorzar.
—Katerine, no juegues conmigo.
—No lo hago. ¿Qué tiene de malo que vaya a almorzar con mis amigos?
—¿Te tengo que recordar que soy tu guardaespaldas este fin de semana?
—No creo que sea necesario.
—¿Entonces porque me pones en esta encrucijada donde me haces elegir entre tu o la cena con los directivos a la cual no puedo faltar?
—No te he dicho que elijas, solo ve a la cena. No estaré sola, somos un grupo. No creo que me pase nada.
Leonard se me queda mirando por un largo rato. Está conteniendo la respiración mientras sus ojos valoran mis gestos y mi expresión. Él tiene razón en algo, es mi guardaespaldas, pero no mi dueño. Y yo puedo hacer lo que me dé la gana en cuanto a mi vida privada con o sin él presente. Después de soltar en una exhalación todo el aire que está conteniendo en los pulmones, vuelve a hablar.
—De acuerdo. ¿Tienes el teléfono contigo?
—Sí. —le contesto mostrándoselo.
—Me envías un mensaje con la dirección del lugar donde estarás.
—De acuerdo.
—Katerine, cualquier cosa extraña me llamas de inmediato.
—De acuerdo. —le digo mientras camino rumbo a mis amigos desconocidos.
—Katerine—me dice una vez más haciendo que me gire—. Ten cuidado. —me gesticula con los labios.
Le sonrío mientras llego junto al grupo y juntos salimos a almorzar. No solo vamos a almorzar, también paseamos por todo New York. Aunque antes de hacerlo le envío un mensaje a Leonard diciéndole donde estamos almorzando y que después iríamos a dar una vuelta. La verdad no quise ni leer el mensaje que me envió segundos después. Así que puse el teléfono en vibrador y me olvidé de todo mientras recorríamos las calles de New York con mis nuevos amigos. Al final busqué mi teléfono y le envíe un mensaje a Leonard para que no se preocupara.
Regreso al hotel cerca de las 3:00 pm. Lo he pasado de maravilla. Los chicos me han invitado a ir con ellos mañana en la noche a un club. Les dije que lo pensaría. Así que intercambiamos teléfonos y nos despedimos.
Subo a la habitación y me encuentro con Leonard sentado en el comedor con una copa de vino en la mano. Intercambiamos miradas, me dirijo hacia mi habitación y me dejo caer en la cama a descansar un rato.
Cierro los ojos por un breve instante y al abrirlos me percato de que son cerca de las 4:00 pm.
¡Mierda!
¿Cómo me he quedado dormida? Salto rápido de la cama y voy hacia el baño, me acomodo el cabello y la ropa y después voy en busca de Leonard.
—¡Sr. Price! —grito desde la sala.
Pero no obtengo respuesta alguna. ¿Estará en su habitación?
— ¡Leonard! —vuelvo a llamar.
¿Acaso se ha ido sin mí?
Entro en su habitación con paso decidido, solo así podré verificar si está o no. Entro con paso decidido y me quedo parada, nada más entrar, con la mirada fija en la ducha del baño. La ducha de su habitación es por completo transparente y se encuentra en el extremo derecho de esta. Tiene una cortina para dar privacidad, pero está descorrida. Mi corazón comienza a latir desbocado mientras mis piernas se niegan a moverse del lugar.
Leonard se encuentra en la ducha, desnudo, de espalda a mí mientras el agua cae por su cuerpo y yo observo cada movimiento; como se mueven sus brazos enjuagándose el cabello, como cae el agua en cascada sobre su cuerpo, sobre el fénix, y como el vapor inunda la habitación.
Las mariposas comienzan a revolotear en mi estómago. Trago en seco mientras se altera mi respiración y mi sexo se contrae en anticipación de algo que sé que no va a llegar. Verlo desnudo y mojado por la ducha no va a ayudar mucho a mi estado mental.
Leonard cierra la ducha, toma una toalla, se seca un poco el cabello y sale hacia la habitación mientras se enreda la toalla en la cintura. Pero antes de hacerlo puedo visualizar su cuerpo desnudo. Y no sé si son ideas mías, pero me ha parecido que está excitado.
Mi sexo se contrae una vez más traicionándome.
Leonard levanta la vista y al verme frunce el ceño y se detiene en medio de la habitación. Sí, a mí también me extraña estar allí parada, y no aparto mi mirada ni un momento de su cuerpo.
Camino en su dirección y me detengo frente a él. Su estatura imponente eclipsa la mía. Su cuerpo aún está mojado. Algunas gotas de agua caen de su cabello y ruedan por su cuerpo desnudo de la cintura para arriba. Estiro mi mano y la coloco en su pecho, justo donde se tocan las puntas de las alas del fénix.
Leonard no dice nada, solo me mira. Deslizo mi mano por su torso desnudo, musculoso y mojado por la reciente ducha. Él se estremece cuando mi mano llega al borde de la toalla. En un rápido movimiento tiro de ella lanzándola a alguna parte de la habitación y bajo la mirada para comprobar si es cierto lo que he visto antes de que se la colocara.
— ¿Katerine, te encuentras bien?
«¿Y ahora de que me he perdido?»
Estaba tan metida en mi pervertida fantasía privada que ni siquiera he estado prestando atención a lo que él me ha dicho.
—Sí, estoy bien, dejaré que te vistas. —le digo aclarando mi mente mientras doy media vuelta y salgo de la habitación.
No quiero continuar allí invadiendo su privacidad y perturbándome aún más. Me paro afuera de su habitación de espalda a la puerta. ¿Por qué no ha cerrado la puerta? ¿Quién me habrá mandado a entrar en su habitación? Ver una vez más su cuerpo desnudo trae recuerdos a mi mente. Recuerdos que estoy tratando de olvidar.
—¿Pensé que te habías marchado a la charla? Te llamé varias veces, pero no contestaste.
—No te escuché. —me contesta enérgico.
—Llegaremos tarde a la charla. —le digo mirando la hora en mi teléfono.
Faltan solo cinco minutos para las cuatro.
—No lo haremos, la movieron hacia las 4:30 pm. Por eso no te desperté.
¿No me despertó? ¿Acaso estuvo en mi habitación y yo no me enteré?
—Ya puedes entrar Katerine, estoy presentable. —me dice mientras yo entro una vez más a su habitación.
¿A eso él le llama presentable?
Leonard se encuentra sentado en la cama. Trae unos jeans oscuros puestos, nada más. Y en este momento me está dando una impresionante vista de su esculpido cuerpo desnudo de la cintura para arriba. Se levanta y se dirige hacia el armario en busca de una camisa.
— ¿Estuviste en mi habitación? —le pregunto con curiosidad mientras observo el fénix de su espalda que me devuelve la mirada.
—Sí. Te llamé varias veces y como no contestabas me asomé. Te vi dormida y no quise despertarte—me dice mientras saca una camisa de color azul y se la pone. Vestido de esta forma nadie puede decir que es el CEO de una compañía. Disfruto mientras él se termina de vestir, remangándose la camisa hasta los codos y poniéndose unas converses. Nunca lo hubiese imaginado vestido tan informal y mucho menos con converses. Va hacia el baño y tras unos minutos allí, sale acomodándose el cabello con la mano. Coge una Ray-Ban aviador de la mesita y me sonríe—. Ya nos podemos ir. —me dice mientras yo doy media vuelta y salgo de su habitación.
Leonard me sigue y al llegar al ascensor presiono el botón de llamada. No pasa ni un minuto cuando las puertas se abren y entramos. El ascensor se siente más pequeño de lo que es en realidad. Y el olor de Leonard, ese delicioso olor que desprende a colonia y a gel de baño comienza a volverme loca. Cierro los ojos y aspiro profundo. De esta forma no voy a poder olvidarlo jamás. Su olor no hace más que recordarme la noche que pasamos juntos. Y muy rápido me comienzo a acalorar.
— ¿Te encuentras bien? —la voz de Leonard en ese momento me suena más sensual de lo que debería.
Abro los ojos y me giro para mirarlo antes de responderle.
—Sí, estoy bien. —contesto apartando los recuerdos de él, desnudo sobre mí, de mi mente.
Leonard me mira entrecerrando los ojos.
—Luces cualquier cosa menos bien, Katerine. —me dice mientras yo aprieto mis piernas e intento en vano controlar las mariposas y los acelerados latidos de mi corazón enamorado.
¿Qué pensará si le digo que su presencia, su olor y los recuerdos de la noche juntos me acababan de excitar por completo?
—No es nada, solo tengo un poco de dolor de cabeza. —no me gusta mentirle, pero no puedo decirle la verdad.
El me examina con curiosidad de arriba a abajo y vuelve a subir la vista hasta clavarla en mis ojos. En ese mismo instante las puertas se abren y salimos del ascensor. Nos dirigimos hacia una habitación preparada para la charla.
Después de dos largas horas en las que logro mandar sobre mi cuerpo, y controlarlo, la charla ha terminado. Me levanto y camino rumbo a la salida, pero antes de marcharme busco a Leonard con la mirada.
Se ha quedado charlando con una mujer rubia de exuberantes curvas que no le ha quitado la vista de encima durante toda la charla. Y él le ha sonreído y contestado sus preguntas. Mientras los veo desde lejos, conversando, me pregunto de que hablaran. Y en ese momento siento celos. Quiero ser yo a quien le sonríe de esa forma, y a quien le toca el brazo de forma tan cariñosa. Sé lo que él está haciendo. Seduciéndola. Como mismo hizo conmigo. Ella será otra de las tantas que al igual que yo pasarán por su cama una sola vez.
«Pero tú lo hiciste dos veces.» —me reprende mi subconsciente y lo ignoro.
Sé que no tengo derecho a reclamarle nada, yo misma me he puesto la soga al cuello rechazando lo que él me ha ofrecido. Así que salgo de allí. Le envío un mensaje de texto diciéndole que estoy en la habitación, que no me encuentro bien.
Sé que tengo que aceptar las decisiones que he tomado. Cuando estoy en el ascensor cambio de idea. No pienso encerrarme en la habitación a pensar en él. Presiono PB y salgo del hotel rumbo a Central Park. Necesito caminar y estar sola un rato para despejar mi mente. No quiero estar en la suite cuando él suba con la rubia exuberante y se encierre en su habitación. Tengo que olvidarlo, pero no es para nada fácil.
No conozco a nadie aquí en New York, y mis nuevas amistades estarán ocupadas toda la tarde y parte del sábado. Mi teléfono suena. Al mirarlo veo que tengo un mensaje de Leonard.
"¿Dónde estás? No te encontré en la habitación, estoy preocupado por tu seguridad."
Ahora está preocupado por mí, si ni me ha dirigido la mirada durante toda la charla. Ignoro su mensaje y continúo caminando mientras el sol termina de ponerse. A cada paso que doy se oscurece más y las lámparas se van encendiendo. Me siento en un banco. Una leve nieve comienza a caer mientras las lágrimas hacen lo mismo por mis mejillas. No entiendo porque lloro. Yo misma he tomado esta decisión. Siento el sonido de otro mensaje entrante.
"Al menos dime que estás en el hotel, no te encuentro por ninguna parte y me estoy volviendo loco."
Me seco las lágrimas con el dorso de la mano y le escribo furiosa una respuesta.
"Salí a dar una vuelta por Central Park, no me apetecía quedarme en la habitación y escuchar como tenías sexo en el otro extremo. No te preocupes por mí, estoy bien, no necesito tu cuidado y protección."
Está comenzando a enfriar cada vez más, pero no me importa. La verdad, nada importa. Mi teléfono suena insistente pero no lo atiendo. Sé que es Leonard y si le respondo, eso solo hará las cosas peor. Pasadas las 8:00 pm regreso al hotel. Hace ya mucho frio y estoy comenzando a tiritar. Además, que estoy muerta de hambre.
Me levanto del banco y comienzo mi retorno. Pero a medida que me acerco más al hotel, más tengo la sensación de ser vigilada. No quiero mirar hacia los lados, pero lo presiento. Cuando estoy llegando al hotel alguien me toca el hombro. Asustada, y con el corazón en la boca me giro bruscamente dando un salto y casi me da un infarto cuando me enfrento con la persona que estaba siguiendo.
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Espero les guste este capítulo. ¿Kate debería hacerle caso a Leonard ?
Déjenme sus comentarios y no olviden dejar su voto.
Xoxo
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