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Capítulo 19

Me duele mucho la decisión que he tomado, pero sé que es lo correcto. Es mejor olvidarme de él ahora, que sufrir más tarde. Llamo a la sala de descanso, pido que le traigan un café al Sr. Price, y dejo instrucciones para que se lo lleven en los horarios que él me ha especificado. Después de que le dejan el café suena el teléfono. Es él.

—Dígame Sr. Price.

—Venga a mi oficina para revisar la agenda.

—Voy enseguida Sr. Price. —cuelgo el teléfono y cojo la agenda.

Respiro varias veces antes de entrar en su oficina. Cuando me siento en la butaca frente a su escritorio, Leonard pone toda su atención en mí...

Ya llevamos más de una hora reunidos y la verdad es que su presencia y su tratamiento frío y distante comienzan a inquietarme.

—Tenemos algunas cosas que aparecieron de último momento, como la renovación del sistema de seguridad del Hyatt.

—Sí, tengo entendido que ya le hicieron llegar una propuesta y la están revisando.

—Sí.

— ¿Algo más en la agenda? —dice mirando su reloj.

—Sí, llamaron pidiendo la confirmación de su asistencia a la convención de tecnología que tendrá lugar este fin de semana en New York.

—Sí, confirme la asistencia, y haga todos los arreglos necesarios para el viaje—hace una pausa en la conversación y me mira fijamente—. Espero no haya hecho planes para este fin de semana.

—No Sr. Price, no los tengo, conozco mis obligaciones y sé que debo ir con usted a esta convención como mismo lo he hecho con Stella.

—Muy bien—me dice mientras se inclina hacia atrás en su silla—. Si no hay nada más, puede retirarse.

Salgo de la oficina con un nudo en el estómago y mi corazón latiendo a toda prisa. Me siento en la silla y mientras espero que encienda la computadora trato de calmar mis nervios a flor de piel. La verdad es que olvidé por completo la convención de New York. No puedo decirle que no puedo ir o inventar una excusa.

Así que me pongo en función de preparar todo para el viaje. Paso la mañana llamando a la aerolínea para sacar dos pasajes para New York. Debemos que estar allá el viernes temprano, así que los pasajes son para el jueves en la noche.

Al mediodía salgo a almorzar con Jessy. Por suerte no pregunta porque Joel está almorzando con nosotras, pero sé que más tarde lo hará. Después de regresar del almuerzo continúo haciendo las gestiones y hago la reservación en el mismo hotel donde será la convención.

Cuando miro el reloj son casi las 5:30 pm. El día se me ha ido volando. Cojo el teléfono y marco la extensión del Sr. Price.

—Sí, Kate.

— ¿Me necesita para algo Sr. Price? —le pregunto mientras la línea se queda en silencio por un momento.

—No Katerine, puedes marcharte, recuerda que Joel te lleve, sabré si lo hace o no. —me dice antes de colgar.

Recojo mis cosas y salgo en busca de Jessy.

— ¿Por qué no te puedes ir en mi auto? —me pregunta mientras las puertas del ascensor se abren.

—Porque no puedo desobedecer al jefe, además se enterará si no me voy con Joel.

— ¿Te está vigilando? —has dado en el clavo.

—Por qué no le preguntas al Sr. Price. —le digo mientras caminamos por el lobby.

—No creo que me conteste, por eso te pregunto a ti.

—Sé lo mismo que tú, nada. Solo estoy siguiendo órdenes y esas son que Joel me lleve y me traiga.

—¿Tendrá algo que ver con que te iba a poner a prueba?

—Puede ser—le digo mientras llegamos al auto—. Nos vemos allá. —me despido de ella.

Monto rápido pues me estoy congelando aquí afuera.

—Al apartamento Joel. —le digo mientras el arranca el auto poniéndolo en el tráfico.

Está nevando, y a pesar de que no estoy muy conforme con la decisión del Sr. Price de mi vigilancia, en este momento no me voy a quejar. No manejo nevando y de esta forma no tengo que preocuparme por eso. Joel me deja en el parqueo subterráneo y se marcha después de yo entrar en el ascensor.

Después de abrir la puerta del apartamento mi celular me avisa de un mensaje de texto. Dejo el bolso y busco el teléfono. Es de Leonard:

"Espero que hayas llegado sana y salva a casa con la custodia de Joel."

Tecleo rápido una respuesta.

"Puedes dormir tranquilo esta noche, llegué bien y Joel te lo puede confirmar."

No entiendo como sabe que ya he llegado a la casa. Pero imagino que Joel debe de haberle informado. Jessy aún no llega. Voy hacia mi habitación y cuando me estoy sacando los zapatos suena mi celular. Es Jessy.

—Ni se te ocurra preparar nada para cenar, voy llegando con Alexander y la cena.

—De acuerdo. —me cuelga.

La verdad es que tampoco iba a preparar nada, no tengo ánimo. Termino de sacarme los zapatos, voy hacia el baño, me desnudo y me meto en la ducha.

Quince minutos más tarde cuando salgo vestida de mi habitación ya Jessy se encuentra allí con Alexander. Han traído la cena de su restaurante.

Cuando terminamos de cenar y recoger todo, Jessy se lleva a Alexander hacia su habitación, no quiero ni pensar lo que esos dos estarán haciendo allí. Me siento cerca de uno de los ventanales mientras veo la nieve caer. Y pienso...

— ¿Todavía estás despierta?

Miro a Jessy que sale de su habitación en busca de un vaso con agua.

— ¿Qué hora es?

No tengo ni idea de que hora es, ni cuánto tiempo llevo aquí sentada. He perdido por completo la noción del tiempo.

—Casi las 12:30 am.

—No puedo dormir. —confieso con sinceridad.

Llega hasta donde yo estoy y se sienta a mi lado abrazándome con cariño.

— No puedes olvidarte de él, ¿verdad? —Jessy me conoce a la perfección.

—Por más que intento no pensar en él, al final no lo puedo evitar y termino haciéndolo.

—Díselo. Dile lo que sientes.

—¡Estás loca! Además, entre él y yo nunca podrá haber nada.

— ¿Él te lo dijo?

—Sí, me dijo que nunca iba a existir nada más allá de sexo. —sexo a escondidas, una relación entre él y yo es algo inalcanzable.

—Entonces lo que necesitas es olvidarte de él—asiento, como si eso fuera tan fácil—. Para eso no hay nada mejor que un ligue de fin de semana que te haga olvidarte de todo. —su comentario me hace reír.

— ¿Un ligue?

—Sí, ya sabes, un clavo saca a otro. Así que este fin de semana te voy a llevar a...

—New York. —le digo interrumpiéndola.

—No creo que haya que ir tan lejos para enrollarse con alguien, pero si quieres ir a New York... —me contesta mientras yo río interrumpiéndola.

—No. Me voy a New York el jueves en la noche, este fin de semana es la convención de tecnología.

— ¿Con el Sr. Price? —inquiere y yo asiento.

«Con mi tormento personalizado Leonard Price.»

— ¿Y cómo llevas el hecho de que estarás un fin de semana con él?

—En realidad no estaré con él, estaremos en habitaciones separadas, le organizaré la agenda de los eventos y...

—Kate—dice interrumpiéndome—..., esto es justo lo que necesitas, conocer gente nueva, salir, disfrutar.

—Pero...

—Si quieres olvidarte de él, ésta es tu oportunidad. —me dice mientras se lleva el vaso con agua hacia su habitación.

Ella tiene razón. Tengo que olvidarme de él. Tengo que demostrarle que no es el único hombre sobre la faz de la tierra. Y con esa idea en mi mente me levanto y me dirijo hacia mi habitación. Pongo las gafas en la mesita de noche y me acomodo en la cama debajo del edredón. Cierro los ojos y comienzo a hacer planes en mi mente para New York.

El miércoles termino de organizar la agenda del viaje y en la tarde me hacen llegar los dos pasajes.

—Sr. Price ya todo está listo para el viaje, me acaban de llegar los pasajes y ya está hecha la reservación en el hotel. —le digo entrando en su oficina a las 5:25 pm.

—Perfecto. —dice sin mirarme.

—Como tenemos que estar allí el viernes temprano el vuelo será mañana en la noche, sale a las 8:30pm.

—Bien. ¿Algo más?

—No. Nada más, si no necesita que me quede me marcho. —le digo mientras el levanta la vista de la computadora.

Mira su reloj y después a mí.

—Hasta mañana Katerine. —dice regresando la vista a la computadora.

Doy media vuelta y salgo a toda velocidad de su oficina.

Cuando llego al apartamento comienzo a preparar el equipaje para el viaje. Cuando termino, exhausta, voy en busca de algo para cenar. Caliento algo de comida del día anterior y me siento en la sala. Jessy se queda con Alexander hoy. Por cómo va su relación imagino que dentro de poco estaré viviendo sola en el apartamento.

A las 10:00 pm me acuesto. Mañana será un día largo. Me quito las gafas y me acomodo debajo del edredón. Este fin de semana olvidaré a Leonard Price así sea lo último que haga. Y con esa idea en mi mente me quedo dormida.

Para cuando llego el jueves por la mañana a la oficina tengo los nervios a flor de piel. Me dirijo hacia mi escritorio y enciendo la computadora. Al menos no tengo que ir por su café, eso es algo.

Tengo que olvidarlo, pero estar sentada afuera de su oficina no ayuda mucho. Cada vez que entro allí y él pone sus ojos en mí, las piernas me tiemblan y mi corazón se acelera. Su olor a colonia cara continúa nublando mis sentidos cada vez que lo tengo cerca y cuando coincidimos en el ascensor tengo que recostarme a la pared y hacer acopio de toda mi fuerza para no caer al suelo.

A la hora del almuerzo no tengo mucho apetito y tengo un nudo en el estómago que no puedo soportar. Opto por tomarme solo un yogurt. Jessy solo me mira, no dice nada, pero su mirada me dice que entiende cómo me siento. A medida que la hora de salir hacia el aeropuerto se acerca, los nervios me matan. A las 5:30pm, Leonard sale de su oficina con el equipaje en una mano.

— ¿Nos vamos?

—Vamos. —le digo mientras apago la computadora y busco mi equipaje.

Y mientras Leonard me cede el paso camino rumbo a los ascensores. Está nevando cuando llegamos al parqueo. Joel se baja del auto y rápido toma nuestras maletas. Leonard abre la puerta para mí y subo a toda velocidad seguida por él.

— ¿Hacia dónde? —pregunta Joel cuando se sienta detrás del volante y mira por el espejo retrovisor.

—A la terminal 3 del O 'Hare Joel. —le digo mientras Leonard se gira hacia mí.

— ¿Tienes la agenda de la convención?

—Sí.

—Oigámosla—es algo absurdo contarle todas las reuniones y eventos a los que tendrá que asistir en este momento. Sé que se le olvidará todo y al final tendré que recordárselos otra vez. Pero sin protestar, comienzo a detallarle todos los eventos, informándole de algunos donde tendrá que dar un pequeño discurso sobre TecFall. La verdad es que tengo que sacarlo de mi mente a como dé lugar. Después de informarle de todos los eventos me giro hacia la ventanilla mientras Joel conduce por la I90 rumbo al aeropuerto. Y por un momento olvido que él está a mi lado—. Llegamos Katerine. —su voz me hace regresar a la realidad.

Al mirar a mí alrededor me percato de que estamos en el aeropuerto y que está oscureciendo ya. Venía tan absorta que no me he percatado de nada. Leonard se encuentra parado afuera del auto sosteniendo la puerta para mí. Salgo mientras Joel abre el maletero y nos alcanza el equipaje.

—Tengan un buen vuelo. —me dice Joel mientras recojo mi maleta.

—Gracias. —le respondo con una sonrisa mientras él se monta nuevamente en el auto.

Me despido de él con la mano y después comienzo a caminar dentro del aeropuerto.

—Permíteme. —me dice Leonard intentando tomar mi equipaje, pero me rehúso.

—Gracias Sr. Price, yo puedo llevarlo. —le respondo mientras el me mira con atención.

Toma esa. Yo también puedo comportarme distante contigo.

—Muy bien, hacia donde. —me dice tras pasar las puertas del aeropuerto.

—Nuestro vuelo es el 639 y sale por la puerta H17. —le contesto mientras comienzo a caminar.

Al llegar allí chequeamos nuestros pasajes y pasamos a la sala de embarque. Me siento mientras esperamos que llamen para abordar. Aún faltan dos horas, así que saco mi IPod y dejo que la música inunde mis sentidos. Sé que Leonard sentado a mi lado me mira. Pero no le hago caso. Cierro los ojos y me concentro solo en la música.

—Están llamando para abordar nuestro vuelo. —me dice en el oído después de haberme sacado un audífono.

Abro los ojos y apago el IPod. Cojo los pasajes en la mano y me dirijo a la puerta de embarque seguida por Leonard. Entrego nuestros pasajes y nos desean un feliz vuelo.

Para más tortura, nuestros asientos están juntos, aunque era de esperar, así que serán dos horas y media sentada a su lado sin lugar a donde escapar. El asiento de Leonard está junto a la ventanilla. Y solo entonces me percato de algo importante. Él no ha insistido en que lleve guardaespaldas a New York.

— ¿Puedo preguntarte algo? —él se gira hacia mí.

—Adelante.

— ¿No te preocupa mi seguridad en New York?

—Tanto como en cualquier parte del mundo.

— ¿Y el guardaespaldas entonces?

—Este fin de semana, yo seré el guardaespaldas. —me contesta con una radiante sonrisa en el rostro.

— ¡Que! —exclamo impactada.

— ¿No crees que pueda hacer de guardaespaldas?

La verdad es que lo dudo. Él puede ser cualquier cosa. El físico desde luego que lo tiene, pero no tiene porte de guardaespaldas, más bien de actor de Hollywood o de modelo de ropa interior. Creo que la última le viene de maravillas.

— ¿Acaso tienes experiencia como guardaespaldas?

—Algo.

Si él será el guardaespaldas, entonces irá conmigo a todas partes. Creo que esto acaba de arruinar por completo mis planes de salir y de olvidarlo.

Al cabo de media hora las puertas se cierran y piden que apaguemos los teléfonos. Después de despegar me coloco otra vez los audífonos y cierro los ojos. Su olor inunda mis sentidos, no puedo evitar aspirar su aroma, no cuando lo tengo tan cerca. Y me dejo vencer por el sueño.

Alguien acaricia mi rostro con dulzura. Siento como alguien dice mi nombre muy a lo lejos. Me encuentro recostada a algo. Abro los ojos y me percato que estoy recostada a alguien. Levanto un poco la cabeza y me encuentro con su rostro muy cerca del mío. Su cercanía hace que se me acelere la respiración. Me quito los audífonos y levanto la cabeza de su hombro.

—Hemos llegado. —murmura sin apartar su mirada de mi.

Tan rápido. Al mirar a mí alrededor puedo ver a las personas que van levantándose para bajar del avión. Es increíble que hubiese dormido durante todo el viaje, han sido más de dos horas.

—Disculpa. —le digo mientras me levanto del asiento.

— ¿Por qué?

—Por incomodarte durante el vuelo.

—No me incomodaste. —dice sonriendo.

Y su sonrisa me desarma. ¿Qué ha cambiado? Desde el día que tomé mi decisión, él ni siquiera me sonreía.

Tardamos cerca de una hora en recoger nuestro equipaje y cuando finalmente salimos de La Guardia, un hombre de cabello negro, entrando en canas, y vestido de traje, nos espera afuera con un cartel en la mano donde se lee TecFall. Tenemos una sucursal aquí en New York y arreglé todos para que nos recogiesen. Lo seguimos hasta el auto y montamos después de guardar nuestro equipaje en el maletero.

— ¿En qué hotel se hospedarán? —pregunta mirándonos a ambos alternadamente.

—En 1Hotel Central Park. —le contesto mientras me recuesto en el asiento y un bostezo escapa de mis labios.

— ¿Acaso no dormiste anoche? —me pregunta de repente.

Si el supiera que no duermo desde que lo conocí.

—Sí, no sé porque estoy tan cansada.

El no pregunta nada más y media hora más tarde el auto parquea en la intersección de la 6ta avenida y la calle 58. Bajamos del auto y me quedo impresionada al observar el hotel.

Es muy diferente estar de pie frente a él a verlo en fotografías. Estar parada en la acera y verlo es mucho más emocionante e impresionante.

Las paredes de los primeros tres pisos están cubiertas de hiedra. Y las enormes puertas de acero de la entrada del hotel están construidas de ramas caídas. He escuchado mucho del hotel ecológico, pero verlo en vivo y a todo color, es mucho mejor. Atravesamos las puertas para encontrarnos justo al final con una pequeña recepción. El piso es de granito negro en el centro, haciendo como una alfombra que da la bienvenida a los huéspedes, y de madera a ambos lados. A la izquierda hay unos asientos y a la derecha se encuentran los ascensores. El techo está adornado con lámparas y plantas colgantes. Justo al lado de los ascensores hay una escultura de un enorme clavo. Muy original.

—Espérame allí, iré a comprobar nuestra reservación. —Leonard me quita el equipaje de la mano y se dirige hacia un asiento.

—Buenas noches, en que la puedo ayudar. —me dice la chica afroamericana detrás del buró de la recepción con una enorme sonrisa.

—Buenas noches, hice una reservación hace unos días a nombre de TecFall. —le digo mientras la muchacha teclea en la computadora y después dirige su mirada hacia mí.

—Sí, aquí está la reservación. Una suite doble.

—No. Debe haber un error. Hice la reservación para dos personas en habitaciones separadas.

La muchacha vuelve a revisar en la computadora.

—Lo que tengo aquí es eso, una suite doble.

— ¿Y no hay alguna forma de cambiar para dos habitaciones separadas?

—Eso estará muy difícil, con la convención de este fin de semana tenemos el hotel lleno.

—Muy bien, si no hay remedio, cogeremos la suite. —le digo mientras ella me entrega dos tarjetas.

—Están en la suite Greenhouse, último piso, disfruten su estadía.

—Gracias. —me giro y camino hacia donde está Leonard.

— ¿Todo bien? —pregunta cuando llego donde él está.

—Sí, solo hubo un problema con la reservación.

— ¿Un problema? Si no tenemos habitación podemos buscar en otro hotel y...

—Si tenemos habitación—le digo interrumpiéndolo. —. Solo que se confundieron en la reservación y nos dieron una habitación para los dos.

— ¿Y no te la pudieron cambiar? —me pregunta alzando una ceja.

—No, el hotel está lleno con la convención de tecnología, al parecer todos pensaron en hospedarse donde sería la convención.

— No quiero incomodarte. Quédate tú aquí, yo me hospedaré en otro hotel. —dice muy decidido tomando su maleta.

No puedo dejar que se marche así. Es tarde, el reloj que hay en la recepción marca las 12:45 am. Que hago, que hago.

—No me molesta compartir la habitación—le digo haciendo que él se gire mientras le tiendo una de las tarjetas—. Es una suite doble, así que tendremos cada uno una habitación con su propio baño. No veo el problema en compartirla.

—De acuerdo, si no te molesta, entonces subamos.

—¿Me permiten su equipaje? —nos dice un joven mientras se detiene a nuestro lado.

Le entregamos las maletas mientras caminamos detrás de él hacia el ascensor.

— ¿En qué habitación están? —nos pregunta mientras entramos en el ascensor.

—En la Suite Greenhouse. —contesto mientras el presiona el número de nuestro piso y las puertas se cierran.

Leonard me mira intrigado entrecerrando los ojos. Definitivamente algo ha sucedido durante el vuelo para que el cambie su actitud hacia mí.

— ¿La suite Greenhouse? —me pregunta Leonard bajito a mi lado.

—No tengo idea de porque nos dieron esa habitación, ni porque se llama así—lo miro fijamente—. Si es eso lo que deseas saber. —él me sonríe con su enigmática sonrisa.

— ¿Por qué se llama así la suite? —le pregunta al joven delante de nosotros.

—Porque la decoración de su interior te da la sensación de que estás en un invernadero.

En ese instante las puertas del ascensor se abren y caminamos detrás del joven hacia nuestra habitación.

—¿Me permite la tarjeta? —pide el mozo y yo le entrego la mía. La desliza en la puerta y esta se abre. Entramos después de él hacia un pequeño recibidor con dos armarios para colgar abrigos a ambos lados y más allá de este está el comedor. El chico se para frente a nosotros y procede a explicarnos como está organizada la habitación—. Hacia allá está la sala de Tv y la habitación de huéspedes—dice señalando hacia su derecha—. Y hacia el otro lado está la sala de estar y la habitación principal. ¿Les llevo las maletas hacia la habitación?

—No, gracias déjelas aquí. —contesta Leonard mientras saca un billete de la cartera y le da una propina para que se marche.

—Gracias, que tengan buenas noches. —dice mientras sale por la puerta.

Si la recepción era impresionante, más lo es la habitación que nos han dado. El comedor tiene una mesa de madera para ocho personas sobre la que hay una extraña lámpara colgando hecha como de ramas o quizás son corales, no lo sé. A la derecha hay un bar con diferentes tipos de copas y varias botellas de vinos y de bebidas. A la izquierda un enorme muro de helechos te hace sentir como si en lugar de estar en una habitación estuvieses al aire libre. Y más allá de la mesa, un enorme ventanal, con plantas también sembradas, nos da una perfecta vista de la ciudad de noche.

—Voy a descansar. —le digo mientras cojo mi maleta.

— ¿No comerás nada?

En ese momento mis tripas me traicionan. La verdad no he tenido una cena decente desde el día anterior y después de un día como el de hoy, mi cuerpo lo necesita.

—Me daré un baño para comer algo. —le digo mientras me giro hacia la izquierda. No pienso quedarme en la habitación principal.

—Veré si nos pueden subir algún aperitivo de medianoche. —dice Leonard mientras toma su maleta y camina en la dirección opuesta.

Tras pasar el comedor hay dos puertas a la izquierda. La primera es la cocina, con una enorme nevera, una meseta con una despensa, un microondas y una cafetera. Pero lo que más impresiona es la sala de Tv, donde un enorme sofá personalizable, de color azul con muchos cojines, predomina en la habitación. Sobre mi cabeza las lámparas no son más que cintas colgando con bombillas como si fuese una guirnalda de un árbol de navidad. En la pared del fondo hay varias plantas colgadas y en el ventanal que hay a la izquierda al igual que en el del comedor hay también plantas sembradas. En la segunda puerta hay un pequeño baño con suelo de piedra y paredes de madera reciclada. Del techo hay cientos de ramilletes de flores colgando.

Continúo mi camino hacia la habitación. Todo está decorado con colores cálidos, colores neutros y acentos de azules y cremas. Justo frente a la cama hay un enorme televisor montado sobre una pared de madera recuperada. Creo que es la misma madera del baño que está en la sala de Tv. A la izquierda, en el ventanal hay un asiento que se extiende desde el edificio. Ya me imagino acurrucada allí por encima de las calles de Manhattan con un libro o una taza de té en la mano. Sonrío para mis adentros. Me imagino viviendo aquí toda la vida. Sí, creo que podía acostumbrarme a esto. Pongo la maleta en el suelo y me dirijo hacia el baño.

Las puertas del baño son de cristal desde el techo hasta el suelo. El diseño del interior del baño es por completo de piedra. Tiene una bañadera con una ducha, pero lo que más llama mi atención, es la enorme viga de acero que predomina en la estancia.

Salgo y coloco la maleta en la cama, busco una ropa y me dirijo hacia el baño otra vez. Necesito un baño con urgencia, ya más tarde acomodaré la ropa en el armario.

Salgo del baño vestida y repuesta, aunque aún tengo hambre. Voy rumbo a la cocina en busca de algo para comer y me cruzo con Leonard que sale de allí con un plato en las manos.

—He preparado algo—me dice mientras camina hacia el comedor y yo lo sigo. Sobre la mesa hay dos copas, una botella de vino y varios platos. Hay queso, jamón, rodajas de pan, mantequilla, una jarra de jugo y otra de coctel de frutas. Miro todo aquello impresionada, no creo que nos comamos todo aquello—. Siéntate Katerine, sé que debes estar hambrienta. Ayer solamente almorzaste un yogurt y en el vuelo no comiste nada ya que estabas durmiendo.

Genial, ahora también Joel le informa lo que como o si lo hago. Pero no tengo ganas de discutir hoy, y menos con él. Así que de buena gana me siento en una silla lo más alejada posible de él y comienzo a comer mi aperitivo de medianoche. A pesar de lo que yo me imaginé, nos comemos casi todo lo que hay en la mesa. Aunque creo que soy yo la que más ha comido.

—No puedo más. —murmuro apartando el plato a un lado.

—Estabas hambrienta. —me dice mientras termino el coctel de frutas de mi copa.

—Sí, lo estaba. —le contesto mientras no puedo evitar que escape un bostezo de mis labios.

—Porque mejor no nos acostamos—me dice mientras me sonríe de lado—. Tenemos que levantarnos temprano.

Él tiene razón. Es casi la una de la mañana y a las diez tenemos la conferencia inicial de la convención.

—Me voy a descansar, buenas noches Sr. Price. —le digo mientras me levanto y camino rumbo a mi habitación.

—Buenas noches Katerine. —escucho que me dice cuando yo voy por la sala.

Me cambio la ropa por la de dormir y me siento en la cama. Pongo las gafas en la mesita de al lado y después de poner la alarma para las 8:00am me acuesto. Me cubro con el edredón y cierro los ojos.

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Espero les guste este capítulo. ¿Que creen que suceda en este viaje?
Déjenme sus comentarios y no olviden dejar su voto.

Xoxo
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