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Capítulo 16

Abro los ojos muy lento.

No recuerdo quedarme dormida.

Aún es de madrugada, aunque no sé qué hora es. Se me ha olvidado sacarme los lentes y puedo ver la nieve cayendo por los ventanales de la habitación que no tienen las cortinas corridas. He tenido otro sueño erótico con Leonard y esta vez ha sido uno muy extraño. Aunque este ha sido más vivido que la vez anterior. Deslizo las manos por mi rostro, tengo la piel muy sensible. Me siento en la cama y veo que estoy desnuda. Qué raro, yo no duermo denuda. Miro hacia el otro lado de la cama. Leonard se encuentra dormido boca arriba y girado hacia mí. Está sin camisa y tapado parcialmente con la sábana.

Sonrío.

No ha sido un sueño.

Me he acostado con Leonard Price.

Me cubro el rostro con las manos sin poderlo creer mientras lo observo dormir.

Luce extremadamente sexy con el cabello desordenado y la leve barba en su rostro. Me acuerdo de todo lo que sucedió la noche anterior, esta vez no estaba borracha. Lo único que no recuerdo es cuantas veces tuvimos sexo, después de la segunda vez me olvidé del tiempo y de todo a mí alrededor. Pero de algo si estoy segura, no va a ser tan fácil olvidar a Leonard Price.

La habitación está por completo a oscuras, solo la luz que se cuela de la sala de estar ilumina la estancia. Entonces algo llama mi atención. Sobre su pecho se ven unas marcas. Enciendo la lamparita que hay a mi lado de la cama y puedo ver perfectamente que es. Tiene un tatuaje. No me he percatado de eso anoche mientras teníamos sexo. Aunque debo decir que no me percaté de mucho anoche. Estaba más concentrada en las sensaciones que me estaba proporcionando como para notar algo más. Aunque creo recordar que no me dejó sacarle la camisa. Debe de habérsela quitado en algún momento después de venir hacia la cama.

Nunca me lo hubiese imaginado con un tatuaje. Son unas alas en dorado y rojo, como fuego grabado sobre su pecho tocándose casi las puntas de estas en el centro del pecho. Al fijarme bien puedo ver que las alas cruzan hacia su espalda pasando sobre sus hombros. Estiro mi mano para tocar su pecho y él se gira quedando boca abajo, dándome una vista espectacular de su trasero desnudo y el enorme tatuaje que ocupa casi toda su espalda.

¿Eso es un Fénix?

¿Por eso me dijo anoche que teníamos mucho en común?

Me quedo mirando aquello impactada mientras mi mente se inunda de recuerdos. ¿Dónde he visto antes ese tatuaje? ¿Quizás en una revista?

Entonces recuerdos de dos años atrás me golpean fuerte y se vuelven muy claros en mi cabeza. Retrocedo en la cama alejándome de él como si su tatuaje hubiese cobrado vida y me quemara.

¡Ese tatuaje! ¡Ya lo he visto antes! Es el mismo que tenía el extraño con el que me acosté y no recordaba por estar pasada de tragos. ¡No puede ser! ¡Es imposible! Esto no me puede estar sucediendo. Tal vez hay más de una persona con el mismo tatuaje, eso es más probable a que me hubiese acostado antes con él. Leonard se gira una vez más hacia mí, entreabre los ojos y me sonríe.

— ¿Porque me miras de esa forma? —me dice mientras estira su mano y tira de mí haciéndome quedar debajo de él en la cama—. Hace que quiera acostarme nuevamente contigo—me dice presionando su miembro, listo una vez más, contra mí y esto solo hace que se me escape un gemido involuntario—. Y creo que no tengo más preservativos.

Tengo que concentrarme en lo importante. Necesito averiguar sobre su tatuaje y su cercanía no está ayudando mucho.

—Necesito preguntarte algo importante. —le digo muy seria mientras él se aprieta más contra mí y yo gimo una vez más sin poderlo evitar.

—Esto, es más importante. —me dice mientras sus labios calientes y tentadores van hacia mi cuello.

¡Oh Dios! Así no voy a poder concentrarme en lo importante. Quiero disfrutar de su cuerpo otra vez, pero tengo que saberlo primero. Concéntrate Kate.

—Espera, de veras es importante, Leo. —le digo mientras él se detiene.

— ¿Me has llamado Leo? Entonces debe ser muy importante.

Se separa de mí y se sienta en la cama. Yo hago lo mismo y me siento mientras me cubro con la sábana. El solamente se ríe y niega con la cabeza.

—Ya te he visto desnuda Kate, no tienes por qué cubrirte frente a mí.

—Necesito toda tu atención, no creo que te concentres en mi si me quedo sentada frente a ti desnuda.

—Buen punto.

Me le quedo mirando mientras él se sienta desnudo frente a mí. Su miembro erecto me está llamando, invitándome a que lo toque una vez más.

—¿Te puedes cubrir? No puedo concentrarme en lo que tengo que decirte mientras estás desnudo.

Necesito toda su concentración y necesito concentrarme yo también en estos momentos y el que estemos ambos desnudos, sé que no ayuda en lo absoluto.

—De acuerdo. —me dice mientras se tapa algo con un extremo de la sábana.

— ¿Hace cuanto te hiciste el tatuaje? —le pregunto mientras el levanta una ceja.

—¿Eso es lo importante?

—Responde la pregunta por favor.

—Hace bastante tiempo ya. —responde frunciendo el ceño.

— ¿Más de dos años?

—Sí, hace casi tres.

— ¿Habías estado antes en la fiesta de Halloween del hotel? —inquiero nerviosa por sus respuestas cada vez más acertadas a lo que me temo.

—Sí, hace unos años cuando vine a visitar a un amigo.

—¡Oh Dios! —creo que perdí la virginidad con Leonard Price.

—No entiendo a qué vienen tantas preguntas Katerine. ¿Qué es más importante que el sexo? —me dice frustrado poniendo los ojos en blanco.

— ¿De verdad no te acuestas con la misma mujer dos veces?

—No, ya te lo dije Katerine. ¿Me puedes explicar a qué vienen tantas preguntas extrañas? —me pregunta ahora irritado.

— ¿Que sucedería si ya te hubieses acostado conmigo antes? —Leonard se me queda mirando ahora cambiando su semblante a uno muy serio.

—Nada, porque no me he acostado contigo antes.

—No estoy tan segura de eso. ¿Cuántas personas tienen ese tatuaje?

—Solo yo, es exclusivo. —lo que yo supuse.

—Eso confirma mis sospechas. Ya nos hemos acostado antes Leonard. —le digo mientras él se me queda mirando estupefacto.

—¡Es imposible! Creo que me acordaría si me hubiese acostado contigo antes.

—Voy a refrescarte la memoria. Fiesta de Halloween hace dos años, cabello corto color miel, disfrazada de vampiresa. ¿Te acuerdas de eso? ¿O acaso estabas más borracho que yo esa noche?

— ¡Mierda!—dice levantándose de la cama de golpe.

—No me acuerdo de ti, pero sí de tu tatuaje, es lo único que recuerdo de esa noche. —bueno, eso y que perdí mi virginidad con él.

—Esto no es bueno. —dice muy bajito, casi en un susurro, como para que no lo escuche, mientras camina desnudo de un lado al otro de la habitación.

Y disfruto este momento mientras el camina frente a mí. Esto es algo que nunca he visto ni veré en un millón de años. Leonard camina frente a mí como si estar desnudo fuera lo más natural del mundo y esto solo me hace reír. No entiendo a qué viene tanta preocupación marcada en su rostro. Si su problema es que ha roto su regla, tiene solución.

—No te preocupes, puedo hacer como si nunca hubiese ocurrido. —le digo mientras me levanto y salgo de la habitación en busca de mi ropa para vestirme.

Al final sé que él nunca tendrá una relación conmigo, aunque nos hubiésemos acostado varias veces antes. Ahora me doy cuenta que es un completo idiota. Yo lo sabía de antemano, y sin embargo dejé que esto llegara hasta donde llegó.

«¡Idiota, idiota, idiota!» —me repito una y otra vez mientras comienzo a vestirme.

—No lo entiendes Kate. Esto es un error, nunca debió haber ocurrido. —me dice detrás de mi mientras se pone los bóxers y se sienta en el sofá enterrando su rostro entre las manos.

—Tú eres el que quería acostarse conmigo, ¿o lo olvidaste? —le digo frustrada mientras él me mira como si yo tuviese la culpa—. Y recuerdo que me negué en varias ocasiones. —excepto anoche que no me pude resistir

No entiendo su comportamiento. La que más va a sufrir en esta historia soy yo. No entiendo porque continúa reprendiéndose por acostarse una vez más conmigo.

—Kate... —me dice muy bajo, pero no lo dejo continuar.

—Anoche no te pareció un error. —le recrimino con un nudo en la garganta—. ¿Tan mal fue esta vez a la anterior? —le pregunto con algo de decepción.

Quizás no repite con la misma mujer para no comparar el sexo de las veces anteriores. ¿Tan mal he estado? Para mí ha sido estupendo. Pero quizás para el no. Quizás para el solo ha sido sexo mediocre y para nada relevante.

—No es eso Kate. —levanta su rostro y me mira con cara de quien oculta algo.

—Por mí no te preocupes, en cuanto salga por esa puerta me voy a olvidar que tuvimos sexo. Además, ya me lo habías advertido, dos veces en realidad, que solo te acostarías conmigo una sola vez. Y en teoría, así ha sido, no recuerdo la primera vez. —le digo mientras continúo vistiéndome.

—No lo harás, sé que ahora no te olvidarás de mí, no tan fácilmente. —dice muy seguro de sí mismo.

—No me conoces como para asegurar eso Leonard. —le digo aun sabiendo que él tiene razón.

—Te conozco más de lo que te imaginas Kate. Además, dudo mucho que te olvides del hombre que te desvirgó. —me responde mientras se levanta del sofá y busca su ropa dándome la espalda.

¡Mierda! Al menos él se acuerda de aquella noche. No puedo llevarle la contraria. Él tiene razón. Ni en un millón de años me voy a olvidar de él. Pero tengo que intentarlo por el bien de mi corazón.

Termino de ponerme el vestido y los zapatos y paso rápido por el baño. Entonces me fijo en los gemelos de su camisa que están sobre la encimera. Cojo uno entre mis dedos. Son plateados con un cuadrado negro sobre el que reposa un Fénix rojo.

Un Fénix.

Igual que su tatuaje.

Sin pensarlo dos veces cierro la mano y me llevo uno de ellos, este será un recordatorio de él. Me arreglo como puedo y salgo hacia la habitación. Leonard se encuentra sentado en la cama con solo el pantalón puesto, está pensativo. Y por un momento me quedo mirándolo más de la cuenta. Sus músculos se marcan a la perfección por todo su cuerpo, aunque no es en exceso musculoso.

Lo que más voy a lamentar es no haber podido disfrutar de su cuerpo como me hubiese gustado. ¿Quién me iba a decir que yo estaría pensando en sexo?

Leonard me sorprende mirándolo y entrecierra los ojos. Me mira como si yo fuese un problema que tiene que resolver. Aparto mi mirada de él. Observo mi vestido estrujado y sonrío.

¡Mierda!

Tengo que marcharme, le prometí a Daniel que nos encontraríamos hoy. Afuera aún está oscuro, pero no quiero quedarme aquí, eso solo hará más difícil la situación. No sé con qué cara voy a mirar a Daniel cuando nos encontremos. Ni siquiera sé si debo contarle lo sucedido. ¡Maldito Leonard y su poder seductor! Busco mi celular por toda la habitación.

— ¿Has visto mi teléfono? —le pregunto a Leonard cuando no lo encuentro por ninguna parte.

—Si. —me dice mostrándomelo.

—Disculpa, pero debo marcharme. No te preocupes, si yo puedo olvidar lo que sucedió estoy segura de que tú también. No es la primera vez que haces esto, ¿verdad? Nadie se tiene que enterar. Nos vemos en la oficina. —le digo mientras me dirijo rumbo a la puerta.

—Espera Katerine. —siento que él me llama cuando estoy saliendo por la puerta.

Pero no le hago caso. Salgo de la habitación rumbo al ascensor. Las puertas se abren en cuanto presiono el botón y entro.

—Kate... —sus palabras se quedan en el aire mientras las puertas del ascensor se cierran.

No entiendo su comportamiento. Él es quien no quiere lazos de ningún tipo. Que más le da si se acostó conmigo dos años atrás, yo apenas lo recuerdo. Las puertas se abren y camino rumbo a la salida del hotel bajando los escalones de la entrada del lobby.

Afuera aún está nevando, aunque ahora leve, pero no me importa. Necesito marcharme de aquí. Mi teléfono comienza a sonar, pero no le presto atención. En estos momentos no quiero hablar con nadie, mucho menos con él.

El apartamento se siente frío y solitario. Sin Jessy aquí, me siento muy sola.

Sola y abandonada.

Tenía que haber escuchado a mi cerebro anoche que me repetía una y otra vez que aquello era una mala idea. Ni siquiera sé qué hora es. Voy hacia el baño y abro la ducha. Necesito desesperadamente un baño para borrar todo rastro de sus besos y sus caricias de mi cuerpo. Me quito los lentes de contacto, la ropa y me meto en la ducha.

Pero es imposible.

Mientras deslizo las manos por mi cuerpo, siento que son las suyas las que me acarician.

Salgo de la ducha y me envuelvo en una bata. Me acuesto en la cama y me pongo las gafas mientras admiro el gemelo con el fénix que me he llevado. El reloj marca un poco más de las 5:00 am. Mi teléfono continúa sonando insistente. Al mirar la pantalla veo que es Leonard. ¡Qué extraño! Recuerdo haber bloqueado sus llamadas.

Coloco el teléfono en modo de no molestar. El gemelo, lo guardo en la misma gaveta de la mesita de noche donde se encuentra Priceless y me envuelvo en el edredón después de quitarme las gafas. Por la mañana pensaré las cosas con más claridad. Y con esa idea en mi mente, mis ojos se van cerrando poco a poco hasta sumergirme en un profundo sueño.

Cuando despierto, es pasado el mediodía. Voy al baño y al mirarme en el espejo veo mi rostro manchado con lágrimas. Ni siquiera recuerdo haber estado llorando. Nunca antes he querido y odiado tanto a un hombre. Y nunca ninguno me ha hecho tan feliz y miserable al mismo tiempo. Al salir del baño busco mi teléfono. Tengo más de cincuenta llamadas perdidas de Leonard. ¿Porque la urgencia de llamarme? Lo ignoro, solo así podré intentar olvidarme de él. Aunque sé que tendré que enfrentarlo en el trabajo.

Mañana. Mañana lidiaré con él.

También tengo un mensaje de Jessy avisando que no regresará hasta hoy en la madrugada. Ningún mensaje o llamada de Daniel. Raro. Le envió un mensaje para planear nuestro encuentro y así olvidar al... ¿Qué apodo le puedo poner? Ya sé, ¡imbécil! Sí, creo que ese apodo le queda a la perfección a Leonard Price.

De: Kate

Para: Daniel

Fecha: Domingo, 1/11/2015, 12:22 PM

Asunto: ¿Cenamos?

Quedamos en ir a comer algo y conocernos en persona, ¿aún sigue en pie?

Kate.

Le doy enviar y dejo el teléfono a un lado, voy hacia las ventanas y aparto las cortinas. Afuera está nevando. Me siento muy sola en estos momentos. Pero tengo que ser fuerte. Sé que no va a ser tan fácil olvidarme de él, pero tengo que hacer hasta lo imposible.

No quiero estar sola aquí, así que me voy a casa de mi madre un rato. Hace tiempo que no la llamo y en estos momentos es lo que más necesito. Busco mi teléfono me contesta al segundo tono.

—Hola, pensé que te habías olvidado de mí.

—Hola mamá, no, solo que he estado ocupada. —lidiando con un jefe psicópata.

— ¿Vienes?

Ella me conoce muy bien y sabe que cuando la llamo fin de semana es para avisarle que voy.

—Sí, voy saliendo.

— ¿Vas a conducir nevando?

—No. —ella me conoce bien y sabe que no lo hago.

—De acuerdo, pero te aviso que tendremos visita para cenar.

—No te preocupes mamá, nos vemos en un rato. —respondo antes de colgar el teléfono.

La verdad no me molesta la visita. Mi madre de vez en cuando invita a sus viejos amigos como el gerente del Drake a cenar. Ya estoy acostumbrada a eso. Me visto y pido un taxi. No quiero quedarme sola en el apartamento, así que me quedaré allá.

Son cerca de las 3:00 pm cuando el taxi aparca frente a la casa de mi madre. Entro y no hay señales de ella por ninguna parte. Me dirijo a la cocina y allí está Elise preparando lo que parece la cena.

—Hola Elise.

—Hola Katerine, hace tiempo que no te veía.

—Sí, he estado ocupada, ¿y mamá?

—En su estudio.

—Ok.

Y me dirijo rumbo a su estudio. Toco a la puerta y después entro. Stella está hablando por teléfono y en cuanto me ve finaliza la llamada y viene donde yo estoy.

— ¿Cómo estás cariño? —me dice mientras me abraza.

—Bien. —estoy lejos de estar bien. Estoy destrozada.

— ¿Ya comiste algo?

—Sí. —miento, no he comido nada desde ayer y la verdad es que no tengo apetito.

— ¿Te quedas?

—Sí, Jessy no está allá y no tengo ganas de estar sola hoy. —le respondo mientras ella me mira entrecerrando los ojos.

—¿Quieres contarme? —pregunta mientras caminamos rumbo al comedor.

Siempre le he contado todo a ella, pero no puedo contarle que me he acostado con mi jefe. Y mucho menos que estoy enamorada de él.

—No es nada.

—Ese nada tiene algo que ver con un chico, ¿o me equivoco? —he olvidado que me conoce muy bien.

—Es algo complicado mamá. —le digo sin mirarla a los ojos.

—¿Él no quiere una relación contigo? —es verdad eso de que más sabe el diablo por viejo que por diablo. Mi madre ha acertado al primer intento.

—No quiero hablar de ellole respondo en tono suplicante mientras la miro.

—De acuerdo, pero sabes que puedes contarme lo que sea.

—Lo sé.

—Bien, vamos a tomar un jugo y un sándwich, porque sé que no has comido nada en todo el día.

Es lo único que me dice mientras me empuja hacia la cocina. Éste es uno esos momentos cuando es mejor no contradecirla. Aun no entiendo como logra ver tan dentro de mí.

—Elise, prepáranos un sándwich y un jugo para las dos.

—Enseguida.

Me como el sándwich solamente por no hacerle un desaire a mi madre y a Elise que lo ha preparado con tanto cariño. Estoy terminando cuando suena mi teléfono. Lo cojo rápidamente esperando que sea Daniel, pero no es él. Es Jessy. Respondo mientras voy hacia mi habitación.

— ¿Qué tal te lleva New York? —le digo con una sonrisa en mi rostro.

—No está mal, pero prefiero Chicago. ¿Qué tal el baile de máscaras anoche?

Dudo si contarle o no.

—Es algo que no quiero recordar, mucho menos hablar de él. —le respondo mientras me recuesto en la cama.

— ¿Tan mal estuvo tu encuentro con Daniel?

—Daniel no fue precisamente con quién me encontré en el baile de máscaras. —le contesto molesta al recordar lo ocurrido y su comportamiento.

—Kate, ¿qué sucedió? —pregunta preocupada.

—Algo que no debió haber ocurrido nunca, ni en un millón de años. —le respondo mientras trato de reprimir los recuerdos que de forma constante regresan a mi mente.

—Déjame adivinar, te acostaste con Leonard.

—Es más complicado que eso.

— ¿Qué puede ser más complicado que acostarte con tu ardiente y sexy jefe? —porque ella tiene que recordarme lo de ardiente y sexy.

—Que no es la primera vez que me acuesto con él. —le suelto de repente.

— ¡Que! —grita dejándome casi sorda y tengo que apartar el teléfono del oído.

—No quiero aburrirte con mis dilemas, en resumen, es un idiota, no idiota no, imbécil, te lo contaré todo cuando regreses.

—De acuerdo, pero me dejas intrigada.

—Suficiente de hablar de mí, cuéntame de ti.

—Hoy iremos a cenar con los padres de Alexander. —me dice muy emocionada.

—Te escucho feliz, me alegro por ti.

—Gracias—hace una pausa y grita a alguien—. Te tengo que dejar, ya nos vamos.

—De acuerdo, nos vemos en el trabajo entonces, hoy me quedo afuera, no tenía ganas de estar sola en el apartamento.

—¿Algún día me dirás a dónde vas esos fines de semana?

—Algún día, diviértete Jessy. —le respondo mientras cuelgo el teléfono.

Me quedo acostada en la cama un rato más. Reviso el correo, pero aún no hay respuesta de Daniel. Esperaré que él me llame o envíe un mensaje. No quiero parecer desesperada. Además, él fue el que me buscó al principio. Ya me buscará nuevamente. Solo hay mensajes de Leonard que decido ignorar. Ni siquiera los leo, solo los elimino.

Me levanto y voy hacia el baño. Lleno la tina y me sumerjo en ella. No pensaré más en el imbécil del Sr. Price.

Después del baño estoy más relajada, me visto y bajo hacia la biblioteca, quizás leyendo un rato pasará más rápido el tiempo. Busco una novela que ya leí hace bastante tiempo y me siento allí a releerla.

—Te busqué en tu habitación y al no encontrarte imaginé que estabas aquí.

— ¿Qué hora es? —le pregunto apartando la vista del libro.

—Ya es la hora de cenar, mi invitado llegó hace un rato.

Se me ha ido el tiempo deprisa. Cierro el libro y lo dejo a un lado antes de salir de la biblioteca. No le he preguntado a mi madre quien es su invitado a cenar. Pero tampoco me importa quien sea. Como lo supuse, era uno de sus viejos amigos. La cena transcurre entre ligeras conversaciones y unas copas de vino. En cuanto termino de cenar, me disculpo y voy hacia la biblioteca, recojo el libro y voy hacia mi habitación. Y allí me quedo dormida leyendo.

Es un nuevo día, no está nevando y es una suerte no haberme cruzado con Leonard en los ascensores. Aún no sé qué voy a hacer cuando lo tenga frente a mí. Tengo que olvidarlo por mi propio bien, pero es muy difícil cuando se aparece hasta en mis sueños.

La noche anterior ha sido un regreso en el tiempo, y su mirada azul intensa y penetrante aún la tengo grabada en mi mente. Cierro los ojos y es como si lo tuviese parado frente a mí.

El ascensor sube demasiado de prisa hasta el último piso. Las puertas se abren y salgo caminando por el pasillo rumbo a la oficina. Jessy aún no llega. ¡Qué extraño! Ella siempre llega primero que yo. ¿Qué hora es? 7:05 am. Creo que hoy he llegado demasiado temprano. Voy hasta mi oficina y cuál es mi sorpresa al abrir la puerta y ver allí sentado detrás de mi escritorio a Leonard. Es extraño que llegue tan temprano. Y mucho más extraño que esté sentado en mi puesto de trabajo. Se encuentra de espalda a mí. Aún no se ha percatado de mi presencia.

—Buenos días Sr. Price. —le digo mientras este se gira en la silla y me mira con cara de preocupación.

— ¿Por qué carajo no me has devuelto las llamadas o los mensajes? —pregunta enfadado.

—No veo la razón para hacerlo, usted mismo me dijo que no quiere lazos sentimentales, que solo era una noche y nada más.

—Es que no ha sido una noche Katerine. Han sido dos, y eso cambia las cosas.

— ¡Ah sí! ¿Qué es lo que cambia? —le pregunto haciendo una mueca y poniendo los ojos en blanco.

—A partir de hoy Joel te traerá y te llevará de tu casa al trabajo.

—No veo el motivo por el cual necesite de un chofer, puedo manejar perfectamente. —no entiendo a qué viene todo esto y su comportamiento extraño me está irritando.

—No dudo de tus habilidades para manejar, lo que necesitas es un guardaespaldas. Y tengo entendido que Joel lo es.

—¿Porque necesito de un guardaespaldas? —le pregunto cruzándome de brazos sin entender nada de la conversación que estamos teniendo.

—Porque desde que nos acostamos por segunda vez, tu vida puede correr peligro. —dice muy serio mientras yo comienzo a reír a carcajadas.

De todas las estupideces que me han dicho en mi vida, esta es la idiotez más grande que he escuchado.

— ¿Porque nos acostamos? ¡Eso es ridículo! ¿Acaso no puedes decirme el verdadero motivo por el cual mi vida corre peligro?

—No te lo puedo contar. —esto sí que es el colmo. Presiento que lo que él quiere es mantenerme controlada la hora de llegar y de salir.

—Entonces, si no hay motivo convincente, no necesito protección como tú dices. Por favor me devuelves mi silla, necesito trabajar. —le pido sonriéndole con gentileza.

Esta conversación no va a ninguna parte. No hay forma de que él me convenza para que Joel me recoja. Leonard se levanta de mi silla y camina hasta donde yo estoy. Se detiene frente a mí y me mira a los ojos.

Su presencia aún continúa perturbándome como antes. Continúo sintiendo los escalofríos por mi piel y mi corazón se acelera con solo verlo frente a mí, nada ha cambiado. Aunque sabía que nada iba a cambiar, es demasiado esperar que deje de estar enamorada de él de la noche a la mañana. Lo miro fijamente sin dejarme intimidar por su presencia. Al menos ya no me intimida tanto su porte como antes.

—De acuerdo, te lo contaré. Si es que de esa forma logro convencerte—dice resignado mientras toma una respiración profunda antes de hablar—. La última mujer con la que me acosté más de una noche fue asesinada.

— ¡Que! —exclamo impactada retrocediendo varios pasos mientras llevo una mano a mi pecho—. ¿Estás seguro? Quizás solo fue un accidente y estaba en el momento y lugar equivocado.

—No, no lo entiendes aún. Íbamos a casarnos. Hicieron que pareciera un accidente.

¡Casarse! Jamás me lo hubiese imaginado comprometido.

— ¿Hicieron? ¿Quiénes? —pregunto ahora intrigada.

—No lo sé, por eso no me arriesgo a acostarme más de una vez con la misma mujer. Por eso te dije anoche que lo nuestro había sido un error. Uno muy grande que me juré nunca volver a cometer. —lo último lo dice como en un susurro casi inaudible.

— ¿Cómo que no lo sabes? Algún motivo hubo para matarla.

Esto no me cuadra nada. Sé que él me está ocultando algo más, algo oscuro y peligroso. Algo por lo cual alguien mataría a la persona más cercana a él. Algo que se niega a contar.

—¿Porque presiento que no me estás contando todo? —le pregunto enarcando una ceja.

Puedo notar en su rostro la preocupación. Al fijarme bien en él, puedo notar ojeras en su rostro, al parecer no ha dormido bien o no ha dormido en lo absoluto. Su cabello siempre bien peinado luce desordenado y rebelde. La ligera barba que normalmente lleva, debe ser recortada y lleva el mismo traje de la fiesta del sábado. Esto es serio, mucho más de lo que él me está contando.

—Hay cosas de mi pasado que no te puedo contar Kate—me confiesa en un susurro—. Cosas de las cuales no me siento orgulloso. Siento que mi pasado me está alcanzando y no quiero correr el riesgo de que te suceda a ti lo mismo que a ella.

Por eso no aparece información ninguna de él. Tiene un secreto. Algo que hizo en el pasado. Presiento que es algo malo, algo que hace que las personas cercanas estén en peligro. Por eso no tiene ninguna relación seria. Tiene miedo que le suceda lo mismo que a su prometida.

—No sé cómo podrían saber que nos acostamos dos veces, tú no te percataste y yo tampoco. —le digo alentándolo.

—Puede que no se hayan percatado al igual que yo, pero estaré un poco más tranquilo si tuvieses seguridad, solo como precaución.

De veras que se ha vuelto paranoico. Al parecer la muerte de su prometida lo ha afectado mucho.

— ¿Hace cuánto sucedió eso?

—Poco más de dos años. No quiero seguir hablando del tema. Le diré a Joel lo que debe hacer a partir de ahora.

No estoy muy contenta con esto. Pero no me gusta verlo en las condiciones en que está hoy. Aparenta más edad de la que tiene, necesita un baño, una siesta, afeitarse y un cambio de ropa. Si alguien lo ve de esta forma, ¿qué pensaran de la compañía?

—De acuerdo—acepto resignada—. Necesito salir un momento, le pediré a Joel que me acompañe, para tu tranquilidad. —le digo mientras el asiente.

—Katerine, ten cuidado. —me dice antes de dar media vuelta y entrar en su oficina.

Al llegar al parqueo diviso el auto, Joel está sentado detrás el volante. Abro la puerta del pasajero y lo saludo.

—Buenos días Joel.

—Hola Kate. ¿A dónde te puedo llevar?

—Al hotel Drake, necesito recoger unas cosas. —le digo mientras el arranca el auto.

Los Gemelos

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Espero les guste este capítulo. ¿Que piensan de Price? ¿Creen que está siendo sincero?
Déjenme sus comentarios y no olviden dejar su voto.

Xoxo
🐦⭐

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