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Capítulo 14

Envuelta en esta nebulosa de seducción, en que nos besamos sin importar nada, una señal de alarma suena en mi cerebro, que hasta el momento estaba desconectado, y me aparto de Leonard empujándolo lo más fuerte que puedo, haciendo que nuestros labios se separen.

—Disculpa, pero no puedo hacer esto. —le digo con la respiración entrecortada.

—No hay nada que disculpar Katerine, te deseo como mismo tú me deseas a mí, no hay nada de malo en hacer esto que tanto deseamos ambos. —dice tentándome mientras me aprieta contra él una vez más y trata de besarme otra vez.

Esta vez me levanto de su lado y me siento en el asiento opuesto, lejos de él. Lejos de su cuerpo musculoso y cálido y sus labios tentadores. Aunque sé que no será suficiente, solo espero que él se comporte y no insista más.

—Te-te equivocas—murmuro tartamudeando—. Yo-yo no lo deseo, solo me dejé llevar un instante. Fue un error, y-y no volverá a suceder. —en ese instante nos detenemos de dar la vuelta y justo a tiempo la puerta de la cabina se abre para salir.

Salgo rápido de allí como alma que lleva el diablo, tratando de alejarme lo más deprisa posible de él. Encuentro a Jessy parada a unos metros de allí sonriendo. Su sonrisa se esfuma en cuanto ve el gesto de mi rostro. La tomo por el brazo mientras camino a paso veloz, separándonos de Alexander.

—Necesito irme, dile a Alexander que te lleve. —murmuro mientras suelto su brazo y continúo caminando sin detenerme rumbo a la salida.

Jessy no dice nada y yo no le doy tiempo a que lo haga. No quiero mirar hacia atrás, pues sé que si lo hago me voy a encontrar con Leonard. Llego al parqueo y me subo en el auto. Tengo que salir de aquí urgente antes de cometer una locura de la cual sé que me voy a arrepentir. Porque Leonard tiene razón.

Lo deseo.

Y su beso solo ha empeorado las cosas.

Cuando llego al apartamento voy directo hacia el baño. Necesito quitarme el rastro de sus manos de mi cuerpo y el sabor de su beso de mis labios. Preparo el cepillo de dientes y restriego de forma vigorosa. En cuanto termino, abro la ducha con el agua bien caliente y me meto por completo debajo de ella.

Restriego todo mi cuerpo, pero sé que no va a resultar. Por mucho que lo intento, es imposible borrar el rastro de su beso o sus caricias de mi piel. Cada vez que deslizo las manos por mi cuerpo, recuerdo las suyas. Y cuando toco mis labios, recuerdo los suyos devorándome. El agua caliente solo me recuerda el calor de su cuerpo contra el mío. Cierro la ducha, me envuelvo en una toalla y salgo del baño, frustrada, rumbo a mi habitación. Necesito buscar algo urgente en lo que ocupar mi tiempo y mi mente para tratar de borrar todo recuerdo del beso y las caricias de Leonard.

¡Daniel!

Sé que no es justo olvidar a Leonard con él, pero no tiene por qué saberlo. Busco la laptop y reviso el correo. Tengo uno suyo respondiendo el último que le he enviado en la tarde.

De: Daniel

Para: Kate

Fecha: sábado, 24/10/2015, 12:32 AM, CET

Asunto: Halloween.

Sí. Quedamos en que nos conoceríamos cuando yo regrese a Chicago. Qué tal si lo hacemos en ese baile de máscaras que tanto te gusta. Solo tengo un inconveniente, no tengo invitación y tampoco sé si pueda conseguirla a tiempo pues regreso el mismo sábado a mediodía. Ya nos pondremos de acuerdo en lo que va de semana. Disfruta la salida con tu amiga.

Daniel.

Por fin nos conoceremos en persona. Sonrío mientras comienzo a teclear una respuesta, aunque sé que debe estar durmiendo a esta hora. ¿Por cierto, que hora es? Al mirar el reloj son pasadas las once. Debe ser casi de día en Francia.

De: Kate

Para: Daniel

Fecha: viernes, 23/10/2015, 11:22 PM

Asunto: Propuesta de Halloween.

Me encanta la idea, no te preocupes por la invitación yo tengo dos, te dejaré una en la recepción del hotel, solamente di mi nombre y te la darán. Estoy deseando con ansias conocernos en persona. Hay tanto que me gustaría saber de ti. Porque no me envías una foto tuya para así reconocerte en el baile de máscaras.

Kate.

Espero un rato y no me responde así que apago la computadora y me acuesto. Pero no puedo dormir. Aún continúo sintiendo el calor de los labios de Leonard sobre los míos, como si continuara besándome. Su beso ha roto con todas mis expectativas.

No recuerdo que me pudiese excitar con un simple beso.

«Ese beso ha sido de todo menos simple.» —murmura mi mente sarcástica.

Deslizo los dedos por mis labios y el calor comienza a crecer en mi interior, acumulándose en mi vientre. Miro hacia la segunda gaveta de la mesita de noche. Pero aparto de mi mente esos pensamientos, no voy a sucumbir a mis deseos. No voy a utilizar mi consolador pensando que es él. Debo ser fuerte, pero no puedo sacar de mi mente la sensación de sus manos recorriendo mi piel y su cuerpo cálido junto al mío.

«¡A la Mierda!»

«¡Qué más da!»

Abro la gaveta y lo saco de allí.

«Al menos de ti si me puedo enamorar, contigo si puedo tener una relación y no sufriré porque me dejes.» — le digo mientras me saco las bragas y abro las piernas.

Mañana será otro día. Mi nuevo objetivo. Olvidar a Leonard Price. Y tendré una semana para lograrlo.

Lo enciendo y cierro los ojos mientras imagino que es Leonard el que está entre mis piernas y no mi consolador de color morado a quien acabo de bautizar Priceless.

Despierto muy relajada. He dormido como nunca. Nada de sueños extraños, ni de sexys jefes acosándome. Son casi las 9:00 am, así que me dirijo rumbo al baño y tras salir y colocarme las gafas voy a preparar el desayuno. Al pasar por la habitación de Jessy está cerrada. Así que sigo hacia la cocina.

Estoy preparando el desayuno cuándo siento unos pasos detrás de mí. Jessy se acababa de levantar con el cabello más revuelto que de costumbre.

—Buenos días. —murmuro mientras continúo con el desayuno.

—Seremos tres para desayunar. —dice mientras yo me giro hacia ella y me sonríe. Por eso tiene el cabello tan revuelto.

Jessy regresa a su habitación y yo continúo preparando el desayuno, esta vez para tres. Al poco rato se ambos salen de la habitación y me acompañan a desayunar.

—Buenos días Kate. —Alexander se sienta junto a Jessy.

—Buenos días. —respondo mientras comenzamos a desayunar.

—Disculpa que me entrometa, pero, ¿sucedió algo con Leo ayer? —casi que me atraganto—. Es que lo noté algo tenso cuando lo adelanté hasta el hotel, ¿no te pareció así Jessy? —ambos se miran y Jessy se gira hacia mí. Conozco esa mirada.

—Ahora que lo mencionas sí, estaba algo molesto pudiera decir. —confirma ella sin apartar sus ojos de mí.

—No sabría decir—llevo una mano al mechón que me cae en la frente y lo meto detrás de la oreja bajo la atenta mirada de Jessy—. Recibió una llamada justo antes de bajar de la noria.

—Imagino que esa llamada no trajo buenas noticias. —murmura Alexander.

Debo escapar de aquí, no creo que pueda mentir durante mucho tiempo frente a Jessy. Así que termino de desayunar muy rápido y me marcho a mi habitación. Dejándolos solos.

Enciendo la laptop y veo que tengo un mensaje de Daniel. Me escribió la noche anterior después de yo acostarme.

De: Daniel

Para: Kate

Fecha: sábado, 24/10/2015, 6:46 AM, CET

Asunto: Misterio.

Gracias por lo de la invitación. En cuanto a mi apariencia...me gustaría mantenerlo en secreto hasta el día que nos conozcamos. Si quieres conocer más de mí, puedes preguntarme, con gusto te responderé. Te puedo dar algunos detalles de mi apariencia si lo deseas. Soy alto, tengo los ojos claros, el cabello castaño claro, hago ejercicio de forma regular y como dato curioso, tengo 28 años. Si quieres saber algo más, solo pregúntame.

Daniel.

¡Wau!

Leo una vez más su correo. En realidad, los detalles que me ha dado son muy redundantes. Hay muchas personas altas con cabello castaño claro y ojos claros, hay muchos tipos de ojos claros. En cuanto a ejercicio, la mayoría de las personas jóvenes se ejercitan de forma regular. El único detalle en sí es su edad, 28. Otro dato más de mi admirador secreto. Al menos ya me voy haciendo una idea mental de como luce. Tecleo una respuesta para él.

De: Kate

Para: Daniel

Fecha: sábado, 24/10/2015, 9:22 AM

Asunto: Cuéntame de ti.

La verdad es que tengo muchas preguntas. Pero no sé por dónde comenzar. Qué tal si me cuentas cinco cosas de ti y yo haré lo mismo. Así nos iremos conociendo. Comenzaré yo. Mi comida favorita, aunque no lo creas es la pizza. Me gusta mucho ver las estrellas, me gustan las rosas, pero creo que ya eso lo sabes. Me encantan los animales sobre todo los caballos y los perros, aunque no tengo ninguno de los dos. Mi ciudad preferida después de Chicago es Londres, ya la he visitado en varias ocasiones. Mi ropa preferida para vestir son los jeans ajustados. Ahora cuéntame de ti.

Kate.

En cuanto le doy enviar Jessy entra en mi habitación.

— ¿Me vas a contar lo que sucedió con Leonard anoche? —pregunta enarcando una ceja—. ¿O tengo que adivinar?

Jessy y yo no tenemos secretos, así que no le voy a ocultar lo que sucedió, solo no quería contarlo frente a Alexander. Anoche, no le conté nada porque tenía prisa por escapar de allí.

—Me besó, lo besé, lo aparté. Fin de la historia. —le digo dándole la menor importancia posible, cuando no es así.

—¿Por eso saliste corriendo? —pregunta mientras se sienta en la cama a mi lado.

—No podía quedarme allí Jessy, tuve que hacer uso de todo mi autocontrol para alejarme de él.

— ¿Y cómo lo vas a enfrentar el lunes?

—No lo haré—respondo mientras ella me mira anonadada—. Estoy de vacaciones.

—No sabía nada.

—Fue algo de último momento, se me olvidó mencionártelo.

—Lo haces para alejarte de él, ¿cierto? —yo solo puedo asentir, no tiene caso que mienta.

En ese instante siento el sonido de un correo entrante y sonrío.

—Déjame adivinar, Daniel, ¿cierto? —yo solo asiento y le sonrío como una idiota. —¿Cuándo lo conocerás?

—El sábado en la fiesta de Halloween del Drake, le cedí la otra invitación—contesto mientras mi teléfono suena y yo lo ignoro—. Espero no te moleste.

—Está bien, de todas formas, no voy a ir, Alex va a llevarme a visitar a su familia en New York. —responde sin darle la menor importancia.

— ¿Alex? Veo que te va bien, te veo feliz.

—Soy feliz, y creo que tú también.

— ¿Porque lo dices?

—Por la cara de idiota que pones cada vez que tienes un mensaje de Daniel. Creo que con una semana sin ver a Leonard y solo hablando con él, lograrás olvidarlo. —me dice sonriendo antes de levantarse de la cama y salir de la habitación.

Eso espero. Abro el correo y me dispongo a leerlo. Mi teléfono ha dejado de sonar.

De: Daniel

Para: Kate

Fecha: sábado, 24/10/2015, 4:27 PM, CET

Asunto: Lo que desees.

Responde el teléfono por favor.

Daniel.

¿Qué? En ese instante mi teléfono comienza a sonar una vez más y al buscarlo veo que es Daniel. Respondo al instante.

—Hola. —le digo mientras intento calmar un poco mi excitación.

—Hola Kate, ¿cómo estás? —pregunta muy animado.

—Bien, ¿y tú? —respondo de forma escueta. En realidad, no tengo ni idea de que decirle.

—Bien. ¿Por qué no habíamos vuelto a hablar por teléfono?

—No lo sé—le respondo con honestidad—. ¿Sucedió algo? —pregunto curiosa por su llamada.

La verdad es que me ha sorprendido que me llame. Hasta el momento solo hemos hablado por teléfono una sola vez.

—No, solo te llamaba porque extrañaba el sonido de tu voz. —y con esas palabras me comienzo a acalorar.

No sé qué decir ante su cumplido. ¿Ha extrañado el sonido de mi voz? Creo que nunca nadie me ha llamado solo porque extraña el sonido de mi voz. ¿Qué puedo decirle? Que también extraño su voz, no puedo decirle eso, aunque sea verdad. Así que opto por un cambio de tema.

— Gracias ¿Que tal tu estadía en Francia?

—Estoy un poco aburrido, no he podido salir casi del apartamento por la lluvia y la nieve, aunque he conseguido varias flores exóticas que no pensé encontrar aquí.

—Me alegro por ti entonces.

—Gracias. Ahora que tal si me preguntas lo que desees sobre mí.

—No sé por dónde comenzar.

—Bueno, provengo de una familia muy humilde—comienza a decir mientras yo río a carcajadas—. Tú querías que te contara.

—Tienes razón, veo que tienes sentido del humor, me gustan las personas con sentido de humor. —le confieso.

—Gracias.

— ¿Comida favorita? —le pregunto rápido.

— ¿Me vas a invitar a cenar? —inquiere mientras puedo sentir una sonrisa en el tono de su voz.

—Puede ser, si no es muy difícil de preparar. ¿Te gusta la comida casera?

—Soy feliz con una hamburguesa, o una pizza, aunque muchos no me creen.

—Sí, me las puedo arreglar para preparar una hamburguesa. —le digo mientras el ríe del otro lado de la línea.

Su risa me resulta contagiosa y comienzo a reír también.

—¿Que estás haciendo en este momento? —le pregunto mientras me dirijo hacía las ventanas y aparto las cortinas.

A diferencia de los otros días, hoy hay sol en Chicago y el viento mueve los árboles con las hojas de todos los tonos de color, típico de esta época del año. La temperatura continúa descendiendo poco a poco, cada día más.

—Aunque no lo creas estoy buscando un antifaz para el baile de máscaras. ¿Y tú?

—Estoy apartando las cortinas de las ventanas de mi habitación. Es otra de las cosas que me gusta hacer, admirar la vista de Chicago en la mañana y en la tarde. ¿Ya encontraste disfraz?

Eso me recuerda que tengo que buscar uno.

—Creo que sí. ¿Te puedo pedir algo?

—Sí. —respondo sin dudar.

—Puedes ponerte el vestido que te regalé para el baile de máscaras.

Su vestido es hermoso, aún no me lo he probado y tendría que buscar una máscara que combine con él.

—Sí, no hay problema con eso, por cierto, me encantó el vestido, gracias. —le digo sin titubear.

Es la verdad, me gustó en cuanto lo vi, antes de conocerlo a él, cuando aún era un extraño para mí.

—Creo que nuestra conversación se va a tener que posponer pues tengo que manejar—dice mientras por un momento yo me siento nostálgica. No quiero que cuelgue, por muy ridículo que parezca. Me gusta hablar con él.

—De acuerdo. —acepto renuente.

—Te mando un mensaje cuando llegue al hotel—me dice a modo de despedida—. Nos hablamos más tarde. —eso es lo último que me dice antes de colgar.

Se siente extraño. No quería dejar de conversar con él. Hace mucho tiempo que no siento esto. Me dirijo al armario y saco el vestido que me regaló Daniel para probármelo. Es como si me lo hubiesen mandado a hacer a medida. Me queda perfecto. Ahora solo me hace falta una máscara que combine con él.

Reviso la llamada que tengo perdida y es un número desconocido. ¡Qué extraño! Decido no darle importancia. Me cambio de ropa y cojo las llaves del auto.

— ¿Vas a salir? —pregunta Jessy cuando me encuentro en la puerta.

—Sí, necesito una máscara que combine con mi vestido. —le digo sonriendo mientras salgo por la puerta.

En la tienda hay cientos y miles de modelos de máscaras, pero ninguna que me guste lo suficiente o combine con el vestido. Esta es la segunda tienda que visito y aún no encuentro lo que busco. Estoy saliendo cuando algo llama mi atención. Está escondida detrás de otras.

—Me puede mostrar aquella máscara, la de color fuego con plumas. —le digo a la chica que se encuentra del otro lado del mostrador con cara de aburrimiento.

Me la alcanza y mis dedos recorren cada detalle de esta. Es una máscara, roja y dorada, parece como fuego y tiene algunas plumas en forma de penacho.

—Es una máscara de fénix —me dice ella mientras yo continúo examinándola sin prestarle atención a su comentario—. ¿La va a llevar? —pregunta mientras yo levanto la vista de la máscara.

—Sí por favor. —respondo tendiéndosela para que la envuelva.

Mi teléfono vuelve a sonar insistente. El número desconocido otra vez. Insiste tanto que decido contestarlo.

— ¿Quién es? —le digo mientras me separo un poco del mostrador.

— ¿Porque no me respondes el teléfono? —esa voz la conozco a la perfección, es mi tormento personalizado.

Mi jefe.

—Porque no atiendo llamadas desconocidas. ¿Quién te dio mi número?

—A estas alturas debes saber que tengo mucha influencia y puedo lograr muchas cosas, como conseguir tu número de teléfono.

—¿Imagino que si lo cambio también lo conseguirás?

—Dalo por hecho.

—Debo dejarlo Sr. Price. —le digo mientras regreso al mostrador donde la chica me espera con mi compra en una bolsa.

—Pero si apenas comenzamos a hablar. —la chica de detrás el mostrador me mira esperando que le pague.

—¿Cuánto es? —pregunto tapando el teléfono mientras saco el monedero.

—Son 19 dólares. —dice ella mientras yo muy rápido le tiendo un billete de 20.

— ¿Estás de compras? —no necesito que se entere de mis planes para la próxima semana.

Tengo el presentimiento de que, si se entera, es capaz de ir para continuar insistiendo en su plan de conquistador y arruinarme la noche. Recojo mi compra le dejo el cambio y me dirijo rumbo a la salida de la tienda, aún con el teléfono en el oído. No entiendo porque no le he colgado.

—No. Disculpe, pero debo dejarlo, nos vemos cuando regrese de mis vacaciones Sr. Price.

— ¿Qué pasó con Leonard y la parte de tutearme?

—Lo siento, pero no puedo hacerlo. Adiós. —y le cuelgo el teléfono.

Esto es lo que me faltaba. Yo pensando que Daniel era el acosador, y resulta que el acosador es mi jefe. Comienzo a negar con la cabeza. Guardo su número en los contactos, nunca sé si me va a hacer falta algún día. Lo más probable es que lo necesite, pero para cuestiones de trabajo, no de índole personal.

Mi nuevo objetivo, es olvidarlo. Abro la bolsa y observo una vez más la máscara. Combina a la perfección con el vestido. Tiene detalles en dorado igual que este y un nombre viene a mi mente. Sonrío. Ya sé de que iré disfrazada.

Iré de fénix.


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Espero les guste este capítulo. ¿Se la imaginan con el disfraz?
Déjenme sus comentarios y no olviden dejar su voto.

Xoxo
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