Capítulo 13
Ambos vienen conversando y el Sr. Price sonríe como nunca antes lo he visto. Luce despreocupado y joven. Viste unos jeans ajustados y una camisa gris con americana negra. Su cabello, a diferencia de hoy en la oficina, lo trae desordenado. ¿Qué edad tendrá? No puede llegar a 35. Camina con paso seguro en nuestra dirección. En cuanto sus ojos conectan con los míos puedo ver la sorpresa reflejada en su mirada por encontrarme aquí.
¡Mierda!
Olvidé contarle que saldré de vacaciones. Tendré que decírselo en algún momento, no quiero que se entere de forma abrupta cuando no me vea el lunes. Llegan hasta donde nos encontramos y Alexander procede a presentarnos.
—Leo, esta es mi novia Jessy y su amiga Kate. —dice mientras le da un ligero beso en los labios a Jessy y uno a mí en la mejilla.
—Gracias por la presentación Alexander, pero si no hubieses sido tan misterioso y me hubieses dicho sus nombres, te hubieses ahorrado trabajo.
— ¡Eh! —exclama Alexander confundido mientras mira al Sr. Price.
—Jessy, es recepcionista del piso 25 y Katerine, es mi asistente personal. —dice mientras sonríe.
La forma en que sus labios acarician mi nombre, me hace temblar, y no de frío. Sé muy bien detrás de esa sonrisa cuál es su verdadera intención.
—Es cierto, olvidé que cenaste con Kate en mi restaurante.
—Últimamente olvidas muchas cosas. —le contesta mientras lo mira frunciendo el ceño.
— ¡Oh! Disculpa, es que quería sorprenderte.
—Pues me has sorprendido. —dice el Sr. Price mirando en mi dirección.
—Si nos disculpan un momento, vamos al baño, porque no van buscando una mesa para cenar. —les digo sonriendo mientras tomo a Jessy por el brazo y la conduzco a toda velocidad rumbo al baño del restaurante.
—Sí, no ordenen sin nosotras. —grita ella mientras la arrastro dentro del restaurante.
Camino tan aprisa como puedo para alejarme lo más rápido posible del Sr. Price. En cuanto entramos al baño le paso el seguro a la puerta y me enfrento a Jessy.
— ¿Ves lo que sucede con tus geniales ideas? —le reclamo molesta.
—Vamos Kate, no es tan malo. Mírale el lado positivo, no es un extraño. —contesta sonriendo, pero en cuanto me mira deja de hacerlo.
—Jessy, no creo que pueda cenar con el sentado frente a mí. —le digo derrotada mientras me siento en una de las butacas que hay en el baño y pongo la cabeza entre mis manos.
—Disculpa, no tenía idea de que él era el amigo que Alexander iba a invitar.
—Debí imaginarlo, no sé cómo no lo vi antes. Cuando me llevó a cenar al Little Star me dijo que el chef era muy buen amigo suyo. No sé si pueda hacerle frente a esta situación Jessy. —le digo levantando mi cara.
—No tenía idea de que te afectara tanto. —se sienta a mi lado.
—No de la forma que te imaginas, es algo más primitivo. No sé cómo explicártelo. ¿Qué haces cuando te sientes tan atraída por una persona que eres capaz de romper tus convicciones?
— ¡Oh no! ¿Sientes algo por él? — pregunta mientras levanta mi rostro.
Ni yo misma me he dado cuenta hasta ahora que ella me lo dice. Y tengo que reconocer que tiene razón. Estoy comenzando a tener sentimientos, que no debería, por Leonard Price.
—Créeme yo no lo quise, pero no puedo evitar sentir lo que siento desde el día que me levantó del suelo. Y cada día que lo veo, se vuelve peor.
— ¿Qué vas a hacer?
—No hay mucho que pueda hacer. Él me ha dejado bien claro que solo se va a acostar conmigo una vez y que no le interesa una relación conmigo ni con nadie.
— ¿Cuándo te dijo todo eso? —inquiere interrogante.
—En el ascensor el otro día, creo que no te conté todo.
—Ya veo. ¿Y Daniel?
— ¿Daniel? —pregunto con el ceño fruncido.
—Sí, tu desconocido con el que te escribes correos. ¿Qué hay con él? ¿Qué papel juega en todo esto?
—No lo sé aún. Nos estamos conociendo. No es como si tuviera sentimientos tan intensos por él como los tengo por el Sr. Price.
— ¿Pero podrías tener una relación con él? —me pregunta mientras yo la miro a los ojos.
—No lo sé, quizás con el tiempo.
—Solucionado el problema—dice Jessy mientras toma mis manos—. Lo que tienes que hacer es olvidarte del Sr. Price y concentrarte en Daniel.
Sé que ella tiene razón. Tengo que olvidarme del Sr. Price ya que eso solo me traerá dolor y sufrimiento. Tengo que pensar en Daniel, con el si hay una posibilidad de futuro. Aunque también sé, que no va a ser tan fácil.
—Sabes, tienes razón—le digo levantándome—. Tengo que olvidarme del Sr. Price, solo es mi jefe, nada más.
—Así se habla. Muy bien, ahora que tal si salimos a cenar. —me dice Jessy sonriendo.
—Vamos. —respondo llenándome de valor mientras salimos del baño.
Alexander y el Sr. Price se encuentran sentados en una mesa y Jessy se sienta al lado de Alexander a toda velocidad. Así que no me queda otra opción más que sentarme junto al Sr. Price.
—Ordenamos por ustedes—dice el Sr. Price sonriéndome de lado—. Espero que no les moleste.
—No hay problema Sr. Price. —respondo amable mientras tomo un sorbo de la soda que tengo frente a mí.
«Solo es mi jefe y nada más. Solo es mi jefe y nada más...» —me repito una y otra vez.
—Puedes dejar de llamarme Sr. Price—me pide mientras todos los ojos se giran hacia él—. No estamos en el trabajo, además, no me gusta que me llamen así, me hace sentir mayor.
— ¿Y cómo lo puedo llamar entonces?
—Mis amigos me llaman Leo y los demás solo me dicen Leonard. Tú elije. Y por favor tutéame que no tengo cuarenta años. —dice mientras todos reímos a carcajadas.
—De acuerdo, Leonard. —acepto resignada mientras él me sonríe.
—Ves, no es tan difícil. —toma un sorbo de su soda.
Esta es una faceta de él que nunca me hubiese imaginado. Verlo así sonriente y alegre hace que dos preguntas comiencen a rondar mi mente.
¿Por qué no tiene relaciones sentimentales?
¿Por qué no se acuesta con la misma mujer dos veces?
Esas preguntas vienen a mi mente una y otra vez. Algo tuvo que suceder en su pasado para que actúe de esa forma, eso no es algo normal. ¿Acaso no le interesa formar una familia o tener hijos? Tengo que indagar más.
Sus piernas rozan ligeramente las mías mientras nos comemos nuestra pizza. Sé que lo hace a propósito. Pero me mantengo firme.
«No pensar en él, no pensar en él...»—me repito una y otra vez.
Termino de cenar, a duras penas, mientras Leonard me sonríe seductor de vez en cuando. Sé lo que pasa por su mente, sé lo que él desea en estos momentos.
A mí.
Después de cenar nos dirigimos rumbo a la feria. Jessy y Alexander caminan frente a mí tomados de las manos y yo solo miro sus manos entrelazadas. En estos momentos siento envidia de Jessy. Quiero ir también tomada de la mano de alguien. Quiero que ese alguien sea Leonard, pero a él no le interesa nada de eso.
— ¿Cómo se conocieron? —Leonard me saca de mi ensoñación. He olvidado por completo que viene a mi lado.
—Disculpa, es que estaba distraída.
—Jessy y tú, ¿cómo se conocieron?
—En la universidad, compartíamos habitación. —le contesto de forma mecánica.
No tengo cabeza para estar pensando en nada. Tengo que olvidarme de Leonard, pero por más que lo intento vuelvo a pesar en él. Quiero conocer de él, pero no sé si se molestará por ello. Esta es una buena oportunidad para indagar más cosas sobre él. Si no lo intento no fracaso. Bueno ahí va la pregunta.
— ¿No eres muy joven para ocupar el puesto actual de CEO? —le pregunto mientras él me mira intrigado y sonriente.
—Si lo que quieres saber es mi edad, tengo 31. —responde sin dejar de sonreír.
Ya sabía yo que era muy joven.
— ¿Por qué no te acuestas con la misma mujer dos veces? —ya está, lo dije.
La pregunta ronda mi mente desde que me lo dijo. Él cambia su semblante y deja de sonreír.
—No me gusta repetir. —contesta muy serio.
— ¿Por qué no? —inquiero con curiosidad.
—Pues porque me gusta tener una experiencia diferente cada vez. —responde mirándome a los ojos.
— ¿Con cuantas mujeres te has acostado entonces? —le pregunto atónita mientras el ríe a carcajadas.
—No creo que lleve la cuenta.
—Imagino entonces que has roto cientos de corazones. —inquiero enarcando una ceja.
—Supongo. No puedes culparme por eso. Siempre les advierto. No tengo la culpa de que accedan, aun teniendo sentimientos por mí. —dice sin apartar su mirada de la mía.
Él está en lo cierto. No tiene la culpa. Y yo no puedo ser otra más de las tantas que han terminado con el corazón roto por su causa.
— ¿Cuantas se te han negado? —tengo curiosidad por saber.
Imagino que alguien alguna vez tuvo que haberle dicho que no. No todas las mujeres se dejan engatusar por un rostro bonito y un cuerpo de infarto.
—Solo una—contesta mirándome fijo—. Y comienzo a preguntarme por qué.
Solo una. ¿Acaso se refiere a mi o alguien más?
— ¡Leo! —Alexander lo llama—. Ven practiquemos el tiro. —dice mientras nos acercamos a una atracción.
La atracción consiste en disparar con una pistola a un objetivo y si le das a tres te llevas un premio. La dificultad está en la distancia a la que se encuentran los objetivos, que se mueven, y solamente te dan cinco tiros. Ambos se posicionan allí, cada uno con una pistola en la mano y comienzan a disparar mientras Jessy y yo solo observamos.
Alexander parece ser bastante bueno, y muy rápido derriba dos blancos. Pero Leonard, no atina ni a uno.
—No eres muy bueno en esto de disparar. —le digo mientras él me mira sonriendo burlón.
—No, esto no es lo mío. —dice mientras dispara el último tiro mirándome a mí y acierta justo en el centro.
— ¡Acertaste sin mirar! —le grito impresionada.
—Solo fue casualidad. —me dice mientras deja la pistola en la mesa.
Alexander logró darle a tres y obtuvo un premio. Un peluche que Jessy misma escogió.
Abrazó el peluche y después abrazó a Alexander y le dio un beso. Aparté mi mirada de la muestra de cariño y Leonard se rio por mi reacción.
—Vamos a la noria. —dice Jessy mientras tira de la mano de Alexander y nosotros los seguimos.
—Estamos aquí de chaperones—susurra Leonard haciéndome reír—. Bien podríamos estar en otra parte, con menos ropa. —murmura en mi oído mientras yo me detengo y dejo de sonreír.
—Lo siento, pero no salgo con nadie que trabaje conmigo. —Leonard alza una ceja sorprendido por lo que le acabo de decir.
—¿Y no puedes hacer una excepción? —me dice mientras me sonríe ahora mucho más.
—Si no estás interesado en una relación, la respuesta es no. —respondo con una media sonrisa y continúo caminando dejándolo allí parado.
Leonard me alcanza y camina a mi lado rumbo a la noria. Creo que este es un buen momento para contarle lo de mis vacaciones.
—Sr. P... —comienzo diciéndole, pero él me mira serio—. Leonard, se me ha olvidado decirle que saldré de vacaciones la próxima semana. —confieso nerviosa pues no sé cuál será su reacción ante mis inesperadas vacaciones. Él se queda callado por un instante antes de responder.
—De acuerdo.
—No debe preocuparse por nada, la persona que se quedará por mí es muy eficiente.
Él no dice nada, solo asiente mientras continuamos caminando.
Al llegar a la noria Alexander y Jessy se nos han adelantado, así que nos toca separados de ellos. No hay muchas personas, así que nos subimos nosotros dos solos en una cabina. Hace tiempo que no subo. La vista de la ciudad desde aquí arriba es y continúa siendo espectacular.
— Te encanta subir aquí, ¿verdad? —me pregunta Leonard a mi lado mientras yo me giro hacia él.
—Sí, me encanta la vista desde aquí arriba. —le contesto mientras vuelvo mi vista al frente.
No recuerdo con exactitud la última vez que vine, pero sí recuerdo que Stella me traía mucho de niña. Y nos pasábamos horas sentadas dando vueltas y vueltas.
Aparto mi mirada del paisaje de Chicago y miro a Leonard sentado a mi lado. Luce despreocupado mientras mira a la distancia y el aire revuelve su cabello. El cabello desordenado lo hace lucir mucho más joven de lo que él dice. Gira su rostro hacia mí y me sorprende mirándolo.
— ¿Por qué no quieres acostarte conmigo? —me pregunta de repente.
—Ya te lo dije, no me interesa solo una noche de pasión, además estoy con alguien. —miento mientras él me mira ahora con curiosidad y yo aparto la mirada de la suya.
—Ah sí, creo recordar decir que no tenías novio. —¡Mierda! ¿Y ahora que le respondo?
«Piensa Kate, piensa. ¡Ya sé!»
—Y no lo tengo, es alguien que conocí hace poco, nos estamos conociendo. —sí, con eso bastará para mantenerlo alejado.
—¿Y crees que eso me mantendrá alejado? —dice mientras se mueve y se pega a mí—. No me interesa si tienes novio o no, ya te lo dije, solo quiero acostarme contigo. —dice mientras acaricia lento la mejilla.
Y lo dejo. Cierro los ojos y me rindo ante su caricia. No entiendo porque dejo que haga esto. Mi cerebro me repite una y otra vez que lo detenga, pero mi cuerpo solo reacciona al toque cálido de su mano, que se desliza lento por mi rostro, y al calor que emana su cuerpo junto al mío. Sus dedos se deslizan por mis labios entreabiertos haciendo que mi cuerpo me traicione y deje escapar un gemido. Y entonces siento el calor de sus labios contra los míos.
Tentadores, sedientos y anhelantes.
Se desencadena una reacción por todo mi cuerpo en cuanto sus labios hacen contacto con los míos. Subo mis manos hacia su cuello, para atraerlo más cerca. Él cuela las suyas por debajo de mi blusa y me aprietan contra él por la cintura. Me deleito en su sabor único, delicioso, excitante y adictivo. Deslizo la lengua por sus labios y él me da permiso para explorar. Mi lengua curiosa recorre su boca al tiempo que él hace lo mismo en la mía. Y se me escapa otro gemido entrecortado, el cual es silenciado por sus labios mordiendo los míos.
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Espero les guste este capítulo. ¿Que les pareció el beso?
Déjenme sus comentarios y no olviden dejar su voto.
Xoxo
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