
Capítulo Veintiocho: Los días por Austria
Capítulo veintiocho: Los días por Austria.
16 de abril, 2016.
Valerie: ¿Y qué tal todo por Austria?
Edmun: genial. Mi familia está sumamente feliz de verme, anoche tuvimos una cena familiar esplendida, nunca había reído tanto y me planteo el venir más seguido.
Presiono enviar y mantengo la mirada en el techo. No he podido dormir más que un par de horas. Hubo pesadillas, recuerdos y paranoia. De alguna manera en un punto no sabía si mis recuerdos eran el presente o solo recuerdos, porque el dolor se sentía muy real.
Veo a mi lado, Dietmar duerme. Es reconfortante que consiguiera dormir, todavía no puedo creer que mi pequeño hermano haya tenido que pasar por tal experiencia. Al volver ni siquiera pidió permiso, solo entró en mi habitación y entendí que le aterraba estar solo. Cuando nos acostamos en esta cama tan grande, no tuve que preguntar, él solo comenzó a relatar exactamente cómo sucedieron las cosas.
Desde el momento en el que contar cartas lo hizo una herramienta increíble para la familia, las pruebas, el espionaje y finalmente el día en que sucedió todo el problema. Lloró, tembló y susurró palabras que me supieron tan conocidas: no quiero ser parte de esto, no quiero este negocio.
El dolor que siento ante el hecho de que haya tenido que vivir toda esta experiencia, es grande. Me hace cuestionarme cómo fui capaz de irme y dejarlo aquí, cómo fui capaz de desentenderme de él por tanto tiempo y dudar de que me necesitaba.
Estaba tan empeñado en olvidar, que terminé olvidando lo único que no debía: mis hermanos.
Lo irónico es que aquello que no quisiera recordar, es lo que nunca desaparece.
Mi celular vibra y veo la respuesta de Valerie.
Valerie: Okay... Me suena extraño el relato.
Edmun: de acuerdo, fue una absoluta mierda.
Edmun: odio a mi abuelo.
Edmun: mi padre me avergüenza.
Edmun: sufro por mis hermanos.
Edmun: y espero alejarme cuanto antes de este infierno.
Edmun: necesitamos hablar cuando regrese, Valerie.
Valerie: estás asustándome, Edmun.
Creo que es el momento de decirle con quién mantiene una relación, es lo justo. Nunca me interesé en una relación estable porque nunca quise que nadie tuviera que ver con mi antigua vida o supiera lo que viví a los doce años. Pero si quiero que esto funcione, es necesario que ella decida si quiere continuar o dejarlo.
Tampoco he sido justo con Matthew y Alexander, aun cuando sé que ellos no me juzgarían y escucharían, es solo que nunca quise hablar de lo que sucedió hace años y tampoco de la familia que me precede. Supongo que ahora es cuando debo decirles, al volver.
Edmun: no quiero asustarte, nunca quiero hacerlo. Pero necesito ser justo.
Edmun: lo hablaremos al volver.
Me pienso si escribir algo más.
Edmun: te extraño, niña buena.
Valerie: también te extraño, niño malo.
***
Acaricio el lomo del caballo y sonrío ante la suavidad. Recuerdo que de niño este solía ser uno de mis lugares favoritos de la casa porque tenía una fascinación por los caballos y todavía me parecen maravillosos, también me gustaría que las personas no lo vieran solo como una atracción y más como seres vivientes que felices correrían libres. Supongo que me identificaba con ellos cuando mis límites también se encontraban en estos enormes terrenos, sin posibilidades de libertad.
—Sé cómo te sientes —Le susurro.
— ¿Te gusta hablar con los animales?
Giro un poco mi rostro y me encuentro con el dulce rostro de mi pequeña hermana. Me tenso un poco, no sé cómo relacionarme con ella y ayer quedó bastante claro su opinión sobre mi ausencia. Se acerca y acaricia la cabeza del caballo antes de dejar un beso sobre su frente.
—Los animales son mucho más tolerables que los seres humanos —respondo.
—Me gustaría que fuesen libres —susurra viendo al caballo—. Éste es Leonardo, nació aquí. Solo sale de este lugar cuando Luhanne lo lleva a carreras, no conoce nada más y eso me entristece tanto.
»A veces lo imagino en amplias hectáreas, corriendo libre sin castigos por perder carreras, sin apuestas, solo siendo un animal indomable y libre —Vuelve a besarlo—. Quiero que seamos libres.
Una niña de quince años no tendría que tener tales preocupaciones, pero es la vida en la que nació y siento angustia porque Fabienne es una niña dentro de una familia en donde sirve como herramienta para el cierre de un negocio, venganza o acuerdos.
Livia tenía veintitrés años cuando Anton acordó su matrimonio con algún integrante de una organización italiana. Hicieron "lazos" familiares con esa organización a través de un matrimonio. Lleva ocho años casada, no sé si ella es feliz, tampoco sé cómo se sintió ante tales hechos y no quiero lo mismo para Fabienne.
—Die me dijo que se irá contigo, que no voy a verle —Alza sus ojos cafés hacia mí y veo las lágrimas en ellos—. ¿Qué haré sin mi mejor amigo? ¿Quién va a cuidarme en esta casa?
»Sé cuál es mi papel en esta familia y no quiero ser un objeto. No quiero ese destino y no quiero perder a mi otro hermano. ¿Por qué nos hacen esto?
Identifico el miedo en su mirada. ¿Por qué mamá permite que sus hijos sean reducidos a un miedo? No la entiendo. ¿No fue suficiente con lo que Niklas y yo vivimos?
—Dietmar no puede permanecer aquí, Fabienne.
—Lo sé, no quiero que lo lastimen. Sé lo que hizo y por qué lo hizo —Pasa una mano por su cabello—. ¿Volveré a verlo?
—Lo harás.
— ¿Cómo? Tú te fuiste y nunca más supe de ti, ahora él se va y también duele.
—Nunca quise que sintieras que te abandoné. Tenía problemas, no pretendo que lo entiendas —La miro directo a los ojos—, pero me estaba perdiendo y debía irme, por mi bien.
»Lamento haberlos asociado a ustedes con todo lo malo, haberme alejado y no haberte visto convertirte en la persona que eres ahora. Me arrepiento de ello. Pero te prometo que no sucederá con Dietmar.
— ¿Por qué creería en tus promesas? Me eres un desconocido.
—Eres ruda, ¿No? —Sonrío—. No quiero defraudarte, no voy a fallarte. Lo prometo.
Me observa y luego sonríe, le devuelvo el gesto sintiendo que un poco del peso en mi interior disminuye. No sabía que buscaba la aprobación de ésta pequeña, pero no puedo negar que se siente bien recibir una sonrisa de su parte.
—Eres el más grande de los hermanos —dice—. Muy alto.
—Los abuelos me daban mis vegetales y me los comía todos.
— ¿En dónde vives? Nadie lo menciona.
—No puedo decírtelo, por seguridad.
Hace una mueca de molestia con su boca y guarda silencio durante largos segundos. Suspira y vuelve a darme su atención.
Recuerdo las palabras de Lorenz: tener quince años no es fácil. Y tener quince años en esta puta familia es aún peor.
— ¿Cómo eres? —La miro sin entender su pregunta, rueda sus ojos—.Me refiero a tu personalidad. Ejemplo: Dietmar es hablador y enérgico, Lorenz es un sinvergüenza coqueto y Niklas es irónico y silencioso.
— ¿Cómo eres tú?
—Soy un encanto —Me dice de inmediato y rio por lo bajo—. ¿No lo crees?
—Estoy seguro de que lo eres. Respondiendo a tu extraña pregunta, todo se reduce a que no me gusta compartir mi aire con los demás.
—Uhm...Eso quiere decir que eres cascarrabias y asocial.
Camina hasta mí y enlaza su brazo delgado con el mío, me insta a caminar y estoy tan anonadado con ella, que me dejo guiar.
— ¿A qué te dedicas? Aquí te fuiste demasiado pronto para desarrollar un "talento", ¿Verdad?
Y por talento no se refiere precisamente a dotes artísticas.
—Soy profesor universitario.
—No te ves como un profesor paciente —declara.
—Mis alumnos son unas bestias, me caen mal porque parece que adrede arruinan sus exámenes escribiendo idioteces.
—Pobrecitos —Los defiende—. ¿Tienes veintiocho años?
Asiento un poco consternado de que mi hermana no sepa ni siquiera mi edad.
— ¿Tienes novia? Porque ya podrías comenzar a hacer bebés.
—Gracias por preocuparte por mi descendencia —Me limito a responder.
— ¿Qué música te gusta?
—No suelo escuchar música por elección.
—Eres raro, Moritz. Lorenz dijo que eras un viejo prematuro, pensé que mentía porque siempre lo exagera todo.
—Lorenz es un idiota.
—Sí, eso lo sabemos todos —Se ríe—. ¿Te duele?
— ¿El qué?
—Venir a la boda de tu exnovia con tu hermano. Suena dramático y doloroso.
—Es el pasado, en el presente no importa.
— ¿Así que no harás algo romántico como impedir la boda?
—No tengo interés en hacer tal escándalo.
—Bueno —Se encoge de hombros y sonríe viendo el camino frente a nosotros.
Sigo su mirada y trago reconociendo a mi hermana mayor. Ella se está acercando a nosotros a paso lento junto a Dietmar. Pese a sus treinta y un años, se ve más joven, incluso más que Niklas y yo.
Hace un momento, cuando Fabienne nos clasificaba, fácil puedes deducir que Livia es dulce, empática y amable. De nosotros siempre fue la mejor, la más pura y a veces hasta ingenua. No estuve cuando su matrimonio fue arreglado, tampoco asistí a la boda, pero me dolió que no fuese su elección.
Ella se detiene frente a Fabienne y le da un abrazo en donde ambas ríen, Dietmar da pequeños saltos como si no pudiese contener su emoción ante el reencuentro. Tal vez se trata de que por primera vez en mucho tiempo estamos los seis hermanos en esta casa.
—Estás tan hermosa, Fabienne —Acaricia su rostro—. Con tu sonrisa hermosa como siempre. Así es, hermanita, qué nadie te la borre.
Livia se gira hacia mí, asiento hacia ella y me da una de sus sonrisas cálidas antes de acortar la distancia y estrecharme en un fuerte abrazo que remueve muchas emociones. Muevo uno de mis brazos para devolverle el gesto. Su mejilla se presiona de mi pecho.
—Cuánto tiempo, Moritz. Tres años me saben a eternidad —murmura. Me libera y palmea mi brazo sin perder la sonrisa—. ¡Qué grande estás! ¿Qué es lo que comen los muchachos Schwarzenberg que crecen tanto?
—Te diría algo obsceno, pero te escandalizarías a pesar de que estás casada —dice Lorenz anunciando su llegada.
Me doy cuenta que no viene solo, Niklas está a su lado con las manos metidas en los bolsillos de su pantalón. Parece un observador.
—Siempre tan soez, Lo —Lo reprende Livia.
Ella estira su mano hacia Niklas mientras con la otra sostiene la mía y tras observar el gesto durante largos segundos, él toma su mano.
— ¿No es esto maravilloso? Estar los seis juntos luego de tantos años.
—Y ser una bonita familia feliz —dice Niklas con una sonrisa socarrona—. Es maravilloso, siento mariposas en mi estómago.
—Ah, aún estamos con esa actitud irónica, ¿Nik? —pregunta Livia divertida—. ¿Qué tal una foto?
¡Cielos! Ella sigue siendo igual de ingenua.
— ¿Una foto? —Niklas se ríe—. No tendré una foto con Moritz, aun ni siquiera hablamos del hecho de que hace diez años quise matarlo.
Se hace un tenso silencio y yo observo a mi hermano, él no borra su sonrisa y luego deja ir la mano de Livia.
»Pero supongo que hablaremos de eso en algún momento, después de todo, no solo iba a matarlo, ahora me caso con su ex. Qué poca vergüenza tengo, te debo una disculpa, Moritz y te las daré —Asiente hacia mí—. Ahora me retiro, los veo luego, hermanos, sobre todo a ti, Moritz.
Se gira y comienza a alejarse, no despego mi mirada de él. Alguien aclara su garganta.
—Él es bastante único —dice Fabienne—. No es una mala persona, si dice que va a disculparse, lo hará en el momento menos inesperado.
»Está un poco estresado con la boda.
—Yo también lo estaría si me casara con Gesine. De la que te salvaste, Moritz —comenta Lorenz—. La mujer va a enloquecerlo.
Ignoro el comentario y me dirijo a mi hermana mayor, le doy un apretón a su mano antes de liberarla.
— ¿En dónde está tu esposo? —cuestiono.
A Livia la he visto poco más de lo que al resto, hace tres años nos vimos en Italia y conocí a su flamante y cabronazo esposo...También al que en ese momento era un bebé de pocos meses.
—Está reunido con papá y Luhanne.
—Todo viaje se presta para negocios, ¿Eh? —bromea Lorenz—. No te ofendas, hermana, pero no me gusta rodearme de basura italiana.
—No me ofendes, pero deberías ser más cortes —Ella nos mira a cada uno y sonríe—. ¡Ah! Qué feliz estoy de estar todos juntos, incluso si crecieron de manera extraña.
Y no tan en el fondo, yo también estoy feliz de por primera vez en años, ver a mis hermanos.
***
—No he logrado comunicarme con Denise, mi hermana —Me dice Valerie al otro lado del teléfono—. Eso me está poniendo ansiosa.
—Estoy seguro de que pronto conseguirás hablar con ella —Miro hacia el cielo oscuro y a pesar de traer una chaqueta, siento algo de frío.
—Pero cuéntame, ¿Qué tal tu día?
—Para contártelo, tendrías que conocer cómo es de verdad mi familia —Rio de manera seca—. Sin embargo, hay algo bueno, creo.
— ¿Qué sería eso?
—Estuvimos los seis hermanos juntos y se sintió...Bien. Incluso con Niklas con su extraña actitud —suspiro—. Yo no sabía esto, pero tenerlos a mí alrededor hace que sienta que los extraño.
»Ellos no caen tan mal, los vi crecer y toleré, verlos luego de tantos años ha removido muchas cosas. Tengo miedo de lo que venga, porque asusta volverme alejar y no saber qué será de ellos.
Me doy cuenta de cómo, sin notarlo, me he abierto a ella con este sentimiento tormentoso que se ha despertado en mí. No quiero perderlos de nuevo...
—No tienes que perderlos. No necesariamente necesitas estar presente físicamente siempre, pero basta con que ellos sepan que tienen a un hermano que piensa en ellos y los quiere.
—Bueno, no iría tan lejos a decir que los quiero.
— ¡Edmun! —Se ríe—. Por supuesto que los quieres.
—Son buenos chicos, solo que en malas circunstancias. Lorenz me dijo que hubiese querido ser ingeniero y eso me llegó realmente, porque es un chico brillante.
— ¿Y qué es ahora?
Hago una pausa, no me di cuenta de que estaba hablando demasiado. Estos malditos secretos.
—Te dije que te lo contaría todo al volver, lo entenderás.
— ¿Vas a volver con Dietmar, verdad?
— ¿Te preocupa el mocoso?
—La verdad es que sí y Mich también se preocupa por su amigo.
—Dietmar volverá conmigo, parece que estaremos viviendo juntos oficialmente. ¡Yupi!
—Sé que en realidad estás feliz. Ahora que has tenido compañía, disfrutas el no estar solo.
—Crees conocerme muy bien.
—No te conozco en tu totalidad, pero te entiendo.
Parecen palabras correctas que calman las cosas en mí, casi puedo imaginarla. Su sonrisa sincera, los ojos brillosos y esa tersa piel que me encanta besar.
—Jocker y Adelaide tendrán una pequeña fiesta de compromiso, aunque dicen que tendrán un compromiso largo. No tienen planes inmediatos de una boda —Ríe—. En fin, mi punto es que me gustaría que vinieras conmigo.
—Habrá que revisar mi agenda.
—Ni siquiera tienes una agenda —Se burla.
— ¿Qué haces ahora, niña buena?
—La cena y tengo que escribir un artículo de investigación.
— ¿Piensas en mí?
No sé por qué hago la pregunta, ni por qué quiero con tantas ansias una respuesta.
—Siempre estás en mis pensamientos, Edmun.
—Tú en los míos.
Escucho un ruido detrás de mí y de inmediato me volteo en alerta esperando cualquier ataque o sorpresa, sin embargo, no estaba preparado para ver a Gesine detrás de mí.
—Oye, niña buena, debo colgar. ¿Me escribes antes de irte a la cama?
—Vale.
—Podemos ponernos traviesos.
— ¡Edmun! —Ríe y apuesto a que está sonrojada, yo sonrío—. Eso sería interesante.
—Sabía que a la niña mala que hay en ti, le gustaría mi propuesta.
—Te envío besos, dale mis saludos a Dietmar y a Lorenz. Esperaré tan interesante conversación más tarde.
—Hecho.
Finalizo la llamada y guardo mi teléfono en el bolsillo de mi chaqueta, todo bajo la atenta mirada de mi ex. Vuelvo mi atención a ella y sigue igual de hermosa o más que antes: cabellera castaña muy oscura, ojos ambarinos, piel increíblemente blanca y labios rojizos. Nadie nunca puso en duda su belleza y la manera en la que deslumbra a todos a su paso. Pero he aprendido que lo de afuera siempre es la cascara y que de manera superficial a veces preferimos ignorar lo que habita en el interior.
—Hace algo de frío —comenta con su voz ronca—. No esperaba encontrarte aquí afuera, Moritz.
—Siempre he sido inesperado.
Sus labios se estiran de costados en lo que en su momento llamé: su sonrisa matadora. Esa sonrisa que me ponía increíblemente caliente y aceleraba a mi corazón. Ahora se siente como un eco lejano de lo que alguna vez fue.
¿Es así cómo se sienten los amores pasados? ¿Cómo un sabor agridulce, un leve aleteo, cuestionamientos e indiferencia? No hay aquel fuego arrollador, ilusiones, alegría o desesperación por estar juntos.
—He de admitir que no pensé que vinieras —Se acerca hasta detenerse a mi lado con la vista al frente—. Cuando Niklas me dijo que te invitaría me sorprendí.
— ¿De qué mi hermano no se sienta acomplejado de que primero hayas sido mi prometida? —Enarco una ceja y ella parece desconcertada por un segundo, luego se recupera.
—Pensé que Niklas no querría relacionarse contigo, luego pensé que su invitación era solo un gesto de cortesía, pero ahora me pregunto si solo se trata de algún paso que le permita establecer una relación contigo.
»Debo ser honesta, Moritz. La idea no me entusiasma.
—Comienzo a entender, en este momento, algo.
— ¿El qué?
—Porque no les agradas más a mis hermanos. Hablo contigo, pero la verdad, no sé quién eres. Todo lo que reconozco de ti es tu físico y tu nombre. Te siento como a una extraña.
— ¿No eres un poco rudo? No soy la única que ha cambiado, aunque puedo decir que tu cambio ha sido para bien —Giro mi rostro hacia ella y encuentro que me observa—. Debiste suponer que cambiaría, puede que ya no seas parte de esta vida, pero tú sabes cómo se vive de este lado. ¿No?
»Me gustan mis cambios, me han ayudado a no sufrir y a llevar una vida plena. No puedo decir que odie la vida que me lo ha dado todo y donde directamente, no he sufrido.
—Te felicito por ello, eso es un gran logro. Te lo dice alguien que padeció las consecuencias a temprana edad.
Su expresión se vuelve sombría y una mueca adorna su boca.
—Lo sé, no fuiste él único que lo sufrió. Me caso con la otra víctima.
No entiendo por qué me toma por sorpresa que esa sea la manera en la que se refiera a su futuro esposo. Ella suspira y da pasos hacia el frente.
—Caminemos —pide.
No respondo, solo camino a su lado con las manos en los bolsillos de mi abrigo. La noche es demasiado fría para dar una caminata, pero siento curiosidad sobre quién es Gesine ahora.
— ¿Qué haces ahora, Moritz? ¿Por qué cuando busqué tu nombre no pude encontrarte en ningún lado?
—Porque no quería ser encontrado —Menos por ti, quisiera agregar.
—Eso es algo desagradecido, si tienes en cuenta que siempre estuvimos a tu lado, aquí está tu familia.
—Aquí fui secuestrado, golpeado, torturado y violado.
Se exalta ante la crudeza de unas palabras que a mí me saben a ácido, muy pocas veces lo digo en voz alta y cuando sucede, escuece.
—Niklas sufrió lo mismo que tú y sigue aquí.
—No nos compares, hacerlo sería un error. Somos personas distintas que lidian con el pasado a su manera.
—Sí, compararlos sería un error —susurra.
Nos mantenemos en silencio hasta detenernos en una de las fuentes. Me resulta un poco irónico que vengamos a detenernos junto en la fuente donde, hace muchos años, robé su primer beso. Ironías de la vida.
—A veces me pregunto qué hubiese pasado si años atrás, hubiese aceptado tu propuesta de ir contigo.
—Yo también lo pensé en su momento —digo—, pero no tienes mucho que analizar sobre ello, Gesine. La respuesta es simple: no tendrías los lujos y vida que tanto te gustan en este momento.
»No nos gustaríamos.
— ¿Cómo lo sabes?
—Porque no soy él mismo de antes y muy pocas personas lidian con mi mierda en la actualidad. Porque tú tampoco eres aquella adolescente a la que puse en un pedestal y sobre todo porque en el presente, si estuvieses conmigo y yo hubiese conocido a mi novia actual, no hay manera en la que me hubiese resistido a ella y permanecido contigo.
—Auch.
—La verdad muchas veces escuece.
En mi mente no tengo dudas de que en cualquier posible escenario donde estuviese en una relación con Gesine o cualquier otra mujer, al conocer a Valerie yo hubiese declinado de esa relación para dejarme caer por la niña buena. No quiero convertirme en Nicole diciendo alguna mierda como que estábamos destinados, pero me gusta creer, que de alguna manera, pronto o tarde nos hubiésemos encontrado.
No quiero llevar a Valerie a la expresión de "es una necesidad", no me gustaría catalogarla como un vicio, pero ella...Es más. De alguna manera, en la que torpemente no sabía, me hace bien. Hace que suceda algo que desde hace mucho desconocía: presto atención a las pequeñas cosas que me hacen feliz y no solo a las miserables.
— ¿Es ella? —pregunta llamando mi atención de nuevo—. La mujer con la que hablabas por teléfono.
No respondo, no quiero que Valerie se involucre de ninguna manera con esto, ni siquiera mencionándola. Gesine suspira y ubica su mano en mi brazo, la tela no me permite sentir su tacto. Luego se alza sobre las puntas de sus pies para llegar a mí. Llevo mi mano a su hombro aplicando fuerza, sin lastimarla, para que no continúe.
— ¿Lo amas? —pregunto, estamos a corta distancia—. Porque lo dijiste.
— ¿Qué? —susurra y siento su aliento en mi rostro.
—Dijiste que él sufrió del mismo modo en que lo hice yo, pero sé que fue más. Él sufrió lo suficiente como para merecer a alguien que lo ame y lo haga olvidar el pasado. Niklas no merece más dolor, Gesine. Merece a una mujer que lo ame y esté con él en las buenas y en malas.
»No necesita una esposa bonita de adorno a la cual mimar y me pregunto si eres más que eso o solo sigues el plan trazado por tu padre, porque Niklas no lo merece.
Si bien es cierto que mi hermano intentó acabar con mi vida, entiendo de dónde venía esa ira y tormento, fueron momentos oscuros para él. En mí permanece con más fuerza el hecho de que atravesamos juntos un infierno, no pude protegerlo y en consecuencia sufrió mucho, incluso más cuando nuestros captores supieron que era mi debilidad. Cuando pensé que al suplicar que no lo lastimaran y solo me hicieran daño a mí, lo ayudaba, pero solo lo hice peor porque les hice saber que tenía un punto débil que no dudaron en usar.
Pienso que la razón por la que Niklas me odió o me odia, es porque al verme puede reflejar el pasado, porque se avergüenza de lo que vi repetidas veces, porque odia el momento en el que intentando protegerlo ocasioné que lo lastimaran más.
Ver a Fabienne y Dietmar relacionarse me trae recuerdos de quiénes fuimos. Sin duda alguna, no éramos expresivos, pero siempre estuvimos ahí, juntos, él uno para el otro sin rencores, cuidándonos y siendo un fuerte...Hasta ese día que fuimos secuestrados y nuestras vidas cambiaron.
En esa piedra que late en mi pecho, deseo que Niklas halle la paz que aun yo me encuentro en proceso de encontrar. Que no tenga pesadillas del modo en la que a veces yo las tengo, que los recuerdos no lo invadan y no lo atormenten. Que sea feliz, porque ¡Joder! Lo necesita y lo merece. Y no estoy seguro de que Gesine sea esa persona.
Mientras me disperso en mis pensamientos, Gesine se adelanta y presiona sus labios de los míos, en un reflejo rápido retrocedo alejándome del tacto.
Siento furia, porque eso solo me hace saber que Niklas tal vez solo sea una pieza de nuestras familias.
— ¿Por qué le haces esto? —siseo—. ¿Por qué te casas con él cuando no eres lo que merece? No eres más que un títere de tu padre, no te importa hacer infeliz a otros siempre y cuando tengas tus objetos bonitos y brillantes, ¿Verdad?
»Se debe ver increíble casarse con el futuro cabeza de familia. Y aun así algunos pensarían que eres tonta, cuando eres lo suficiente astuta para usar tus cartas a tu favor, Gesine.
La bofetada que me da, sin duda alguna, escuece muchísimo, me mantengo observándola y la veo palidecer.
—Te estaba buscando, Gesine.
Ahora lo entiendo. Cuando volteo, me encuentro con la mirada de Niklas. Luce sereno, impasible e inexpresivo con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón. Me da una breve mirada antes de volverla a ella.
»Hay algunas cosas que quiero mostrarte...Prometida —Lo último, pese a que hace una pequeña sonrisa, suena irónico.
—Claro, cariño. Solo conversaba con Moritz, nos hemos encontrado y le hablaba sobre nuestro matrimonio.
—No pedí explicaciones —Se encoge de hombros y asiente—. ¿Vienes?
—Siempre iré contigo, cariño.
Niklas la observa hasta que ella enlaza su brazo con el suyo y vuelve su vista a mí.
—Qué tengas una buena noche, Moritz.
—Lo mismo para ti, Niklas.
¿Qué clase de error cometerá casándose con ella? Sé que si hablo, ¿Por qué me creería?
***
17 de abril, 2016.
Termino de anudar el nudo de mi corbata y ya quiero tirar de ella, estoy tan incómodo sobre todo esto. Este no es mi error, pero de alguna manera se siente equivocado ser parte del error de otro, del de Niklas.
No es como si yo pudiese evitar esto cuando mi relación con Niklas es inexistente y fría. Solo seré un espectador.
Hay un toque en la puerta y tras saber que se trata de mamá, permito que entre. Ella sonríe en cuanto me ve y camina hacia mí. Endereza mi corbata y alisa las solapas de mi traje.
—Traje al mundo a niños tan guapos —suspira—. Te ves increíble, hijo.
—La belleza exterior no lo es todo, mamá, hay algunas cosas feas en mi interior.
Su mirada se entristece mientras me observa, pero sacude su cabeza y vuelve a plantar una sonrisa. ¿Por qué mamá, por qué nunca hiciste nada para darnos otra vida? ¿Por qué dejas que Niklas cometa este error?
—No digas esas cosas, Moritz.
—Es la verdad, mamá. No podemos pretender que nada ocurrió cuando todavía arde —Hago una pausa—. ¿Viste las pinturas que envié hace unos años aquí?
—Lo hice —Su voz es un susurro.
—Entonces viste un pequeño porcentaje de cuánto duelen los recuerdos. ¿Por qué, mamá?
—Sé que no soy la madre que hubieses esperado, Moritz. Me lo repito cada día en el que veo que eres más feliz lejos de mí.
—No imagino tener otra madre, a mí solo me hubiese gustado que nos salvaras. Que nos permitieras elegir.
» ¿Sabías que Lorenz al parecer quería ser ingeniero? ¿Imaginaste que me sentiría tan bien pintando? No lo sabías, mamá, porque fingías no ver y dejaste que Anton nos guiara hacia Luhanne. ¿Por qué no hiciste nada?
—Somos una familia, Moritz. Y eso nunca cambiará. Te amo y espero puedas amarme.
—Lo hago, mamá, pero no hace que duela menos.
Bajo mi rostro y beso su frente, mi postura es clara: la amo, pero de ninguna manera volvería a someterme a esta vida.
—Toc toc —dice alguien mientras toca la puerta.
Volteamos y nos encontramos con Niklas llevando su traje azul, listo para su boda. Él despliega una sonrisa burlona mientras recarga su hombro del marco de la puerta.
— ¿Ya es mi turno para conversar con Moritz? Traje pañuelos para las lágrimas.
Bueno, bueno. El capítulo es un puente necesario para que:
1. Conozcamos las personalidades de los hermanos de Edmun.
2.Como Fabienne poco a poco baja la guardia.
3. Los veamos a todos juntos, cosa que sucederá muy pocas veces.
4. Viéramos a Edmun hacerle esas preguntas a su madre.
5. Conocieran a Gesine :D
El hada en esta ocasión señala a @crystallize1721 espero de corazón mis historias te atrapen por siempre y para siempre hahaha gracias por tu apoyo y amor.
Recuerden que si tienen fanarts o quieren saber cuando se actualiza (a veces Wattpad no avisa) la historia tiene página de facebook: Saga InfoNews de Darlis Stefany. Los adelantos en mis redes: instagram storie (DarlisStefany) y stories de facebook en la página Darlis Stefany. Mayormente para contestar, en el tiempo que trato de dedicar para ello, me encuentro más en mis mensajes privados de Instagram y en Twitter Darlis_Steff, porque se me hace más cómodo por esos medios.
Espero les guste.
Un beso.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro