Capítulo Treinta y Cinco: Dejarse caer.
Advertencia: pese a no poseer descripciones graficas algunas cosas podrían resultar ¿impresionantes? No sé cómo explicarlo, solo te digo de que si eres sensible, puedes saltártelo. Tampoco se busca generalizar sobre la religión o dictaminar si esta es buena o mala. Tampoco estoy plasmando mis creencias o concepciones, trato de mostrar el carácter de los personajes.
Capítulo treinta y cinco: dejarse caer.
8 de mayo, 2016.
En un principio todo fue confuso, ahora me parece irreal.
Soy consciente de las horas, los minutos, pero también siento como si solo fuese una espectadora o una maquina funcionando en modo automático. Dejo ir una lenta respiración entre mis labios y me doy cuenta de que mi vista se encuentra clavada en mis manos, ni siquiera sé cuándo mi mirada se posó ahí. Volteo mi rostro a un lado y miro a Michelle.
Luce pálido, agotado y demacrado. Ayer recibimos la llamada y es sorprendente cómo los cambios son tan inmediatos físicamente en nosotros. Estiro mi mano y tomo la suya que no deja de sacudirse, desde ayer los espasmos en su cuerpo son repentinos, cómo si su sistema nervioso lo traicionara.
Michelle me mira y su mirada luce vacía, ¿Así es cómo se ven mis ojos? Porque me siento vacía, desorientada. No sé cómo reaccionar.
Siento escalofríos recorrerme y me estremezco, no quiero pensar en lo que ha sucedido, en lo que está pasando, pero las palabras me invaden y si no quiero escuchar de ello, entonces alguien tendría que apagar la televisión en dónde un reportero informa la situación en Devon, específicamente en Lynton.
Escucho los murmullos de las personas de nuestro alrededor; personas que se encuentran en este lugar por motivos personales y aun así tienen el tiempo de hablar en voz no tan baja sobre nosotros y lo que sucedió.
Me siento asqueada, quisiera hacer algo tan drástico cómo sacar cada gota de sangre de mí que me vinculen con la familia en dónde nací. Estoy asqueada de haber llevado el apellido Town la mayor parte de mi vida.
Debería asustarme experimentar todo ese rechazo hacia el lugar y la familia en la que nací, pero finalmente los límites fueron sobrepasados y esto es simplemente demasiado.
Alzo la vista cuando una señora dice en voz lo suficiente alta cómo somos una familia maldita del infierno, ella seguramente es una de esas personas que estrechaban la mano de Valter, alababa a su familia y lamentaba que una de las hijas de la familia Town – yo – se desviara del camino. Es una de esas personas que hace unos días sonreía y deseaba un padre de familia cómo Valter y que hoy nos toma a todos cómo unos demonios con los que no se quiere topar.
Mis ojos se encuentran con los de ella y no sé qué ve en mí, pero jadea y de inmediato desvía su mirada.
La mano de Michelle se sacude con fuerza y entrelazo nuestros dedos, aun en medio del vacío en mi pecho, respiro hondo para darle palabras a mi hermano para que esté mejor...Si eso es siquiera posible.
—Estaremos bien, Mich... —Mi voz me suena extraña, desgastada y sin ningún tipo de esperanza sobre las palabras que emito.
—No mientas, no tú, Valerie —responde con un tono de voz plano.
Arranca su mano de la mía y la mete en el bolsillo de su pantalón mientras mantiene la mirada al frente. Me abrazo a mí misma y desearía llorar, poder experimentar algún tipo de sentimiento que me saque de este entumecimiento. Ni siquiera esa actitud distante de Michelle me hace despertar.
De la habitación finalmente sale un médico que limpia el sudor de su frente con su antebrazo. Michelle no levanta la mirada y yo me pongo de pie acercándome. ¿Qué debo preguntar? ¿Debo fingir que no me siento vacía?
El doctor me mira a la expectativa, pero ninguna pregunta sale de mí y acaba por cansarse, porque sin que diga algo, él me dice cómo estuvo el procedimiento, que todo saldrá bien y podré en unas horas podré entrar y verla; también me hace saber al piso al que debo dirigirme si quiero verlo.
—Gracias —digo finalmente.
—Ella está pidiendo ver a su esposo, si pudiera comunicarse y hacerlo venir.
No respondo, eso es imposible, porque su esposo está muerto...Murió hace unas horas y no lo sabe. El doctor asiente y se aleja. Veo a una enfermera salir llevando consigo una especie de carrito. Adentro de la habitación sé que todavía permanecen internos, una doctora y enfermeras.
Vuelvo a sentarme al lado de Michelle y suspiro una vez más.
— ¿Quieres ir a verlo? —pregunto.
Michelle solo me da una larga mirada antes de ponerse de pie, se detiene frente al televisor que emite las noticias y de nuevo repite la tétrica historia, todo bajo la atenta mirada de las personas. Él sacude su cabeza y se aleja, caminando hacia el ascensor.
Mi teléfono suena anunciándome una llamada, veo que se trata de Krista, pero no respondo.
Valerie: lo siento, pero no puedo hablar ahora.
O más bien, no quiero hablar en este momento.
***
Siento una leve calidez en mi pecho mientras mantengo la mirada en esa nueva persona. Todavía hay entumecimiento y frialdad, pero es cómo si un pedazo de ese gran bloque de hielo se derritiera para apreciar la magia y lo bonito que debería ser este momento.
No se supone que así debía suceder, pero no es su culpa.
—Aquí estás —dice una voz, fácil de reconocer, detrás de mí.
No volteo, pero siento su presencia a mi lado. ¿Qué hace aquí? ¿Por qué vino? Cruzo los brazos a la altura de mi pecho y recargo mi cabeza de su brazo, sin despegar la vista de al frente, de mi objetivo visual.
— ¿Por qué viniste conmigo? —pregunto.
—Porque no pediste mi ayuda, pero sé cuánto deseamos tener un apoyo cuando los momentos muy malos explotan. Te sostuve cuando caíste ante la noticia, quiero seguir haciéndolo.
Eso es cierto. Edmun me abrazo mientras me decía un suceso atroz que ahora se encuentra en todas las noticias nacionales e internacionales. Él me sostuvo mientras sacudía mi cabeza en negación y lo hizo mientras me apagaba y parecía actuar en piloto automático.
Ni siquiera me di cuenta que era él quien se encargaba de los vuelos. Se quedó despierto en la noche a mi lado, escuchando el reporte policial, escuchando sobre las piezas de una familia rota. Él estuvo, junto a Dietmar, para tranquilizar los temblores de Michelle e incluso ahora, cuando me niego a sentir, está a mi lado viendo al nuevo miembro de una familia destruida.
—Gracias...Por estar aquí —logro decir.
Su respuesta es pasar su brazo alrededor de mis hombros acercándome más a su costado, siento su beso en la coronilla de mi cabeza.
—Es un bebé sin nombre, ella aún no lo ha nombrado porque está esperando por él...Pero él no volverá porque está muerto —murmuro y me estremezco—. Era un bebé muy esperado que tendría a unos padres amorosos y ahora su papá no está y no sabemos cómo lo tomará su mamá.
»Lleva solo horas en este mundo que ya se siente frío para él —concluyo.
—No será frío eternamente —dice—. Te lo dice alguien que por años temblaba por el frío del dolor, pero poco a poco fue encontrando la suficiente calidez para tener una vida y ser más que sufrimiento.
»Él estará bien, es un niño fuerte que se esforzó en sobrevivir y estar aquí, él será la fuerza para que su mamá salga adelante —suspira—. Tal vez tú y yo no tuvimos los mejores ejemplos maternos, pero eso no significa que no existan grandes madres. Apuesto a que ella será una.
—Eso espero —susurro—. Espero éste bebé tenga una buena vida, la clase de infancia que tú y yo no tuvimos.
Una risa rota sale de mí y me alejo lo suficiente para poder alzar mi vista y verlo. Su mano toma la mía, su calidez derrite algo de la frialdad en mi piel.
— ¿Te das cuenta, Edmun? Somos el resultado de unas familias que nunca debieron traer niños al mundo. Fuimos criados por adultos que nunca aprendieron a ser padres.
»Tal vez sucedió en diferentes países, diferentes contextos y niveles de brutalidad, pero eso nos hace entender que no estamos en posición de juzgarnos. ¿Entonces qué? ¿Qué hacemos?
—Nos apoyamos, Valerie. Eso es lo que hacemos, porque no pedimos esto. Porque sobrevivimos y damos todo lo que podemos por tener una mejor vida. Porque cundo vemos al pasado nos asustamos, pero no destruimos la posibilidad de un futuro.
»Nos apoyamos porque confirmamos que incluso las piezas rotas pueden unirse una vez más. Porque nos damos cuenta de que no hay malos trazos o malas pinturas, solo somos obras de artes que muy pocos entenderán.
Sus palabras calan muy hondo en mí, me identifico con ellas y me dan una afirmación sobre la decisión que tomé antes de que una llamada cambiará mi realidad.
—Antes, cuando dije que no quería irme, era real —digo.
Me giro hacia el frente y avanzo hasta dejar mi mano sobre el ventanal de vidrio que me permite ver al bebé que aún no tiene nombre.
— ¿Y ahora? —Me pregunta.
—Quisiera responder más tarde —digo tras un minuto de silencio—. Ahora...Ahora solo estoy entumecida.
***
9 de mayo, 2016.
¿Qué voy a hacer?
¿Qué debo hacer con sus cuerpos? ¿Debo hacerme cargo de un acto fúnebre en donde solo los curiosos asistirán?
¿Siquiera iré? ¿Cómo organizarlo y asistir cuando también debo estar aquí?
Sin embargo, los cuerpos no pueden permanecer en la morgue para siempre, pero estas decisiones no tienen que estar en mis manos. ¿Por qué todo el peso está sobre mis hombros?
Llevo una mano a mi pecho, deseando sentir alguna calidez, deseando sentir algo...Cualquier cosa que me recuerde que estoy viva y me devuelva mis emociones.
La observo dormir. No luce serena o placida, ella se mira cómo si en sus sueños monstruos la persiguieran, eso podría ser el efecto de los fármacos. Fueron necesarios, porque cuando mi hermana Celine supo que mientras traía una nueva vida al mundo, su esposo perdió la suya, ella perdió la compostura...Ella perdió todo.
Tomé sus manos mientras se negaba a aceptarlo, fui arañada mientras me gritaba mentirosa y fui maldecida cuando condenó a nuestra sangre. Se requirieron sedantes para que no se lastimará más, para que no hiciera daño a otro y para que dejara de decir una y otra vez que quería morir.
Cuando ella dijo que no había nada por lo que vivir, una enfermera intentó mencionar al bebé y ella se negó, afirmando que no existía tal bebé, que su bebé estaba dónde sea que estuviese Jason, su esposo. Mientras todo esto sucedía, me sentí extraña, cómo si no estuviese en mi cuerpo y fuese solo alguien presenciando un suceso ajeno de mi vida ocurrir.
Tampoco sentí algo en ese momento, ni siquiera sus rasguños. Incluso ahora, no podía sentirlos escocer.
Me acerco a la cama y retiro el cabello de su rostro, se mira tan atormentada incluso cuando tendría que estar descansando.
—Tuviste un duro proceso de parto, Celine y trajiste a un guerrero al mundo, necesitas tomar fuerzas para él —susurro—. Perdiste a tu esposo, pero no a tu bebé, quien te necesita. Por favor, se la madre que no tuvimos, se una buena...Por favor.
Esta no es la manera en la que me hubiese gustado volver a relacionarme con mi hermana, ni siquiera hemos hablado cómo se debe. Todo se ha reducido a mí dándole la noticia de la muerte de su esposo y ella reaccionando en consecuencia. No sé cómo será nuestra relación a partir de ahora o si de hecho tendremos alguna.
Le doy otro vistazo antes de salir de la habitación, para encontrarme a Edmun sentado en una de las incómodas sillas en las que hemos estado los últimos dos días ¿O debo decir "tres" teniendo en cuenta que ya es la madrugada? Me siento a su lado y ni siquiera pregunto por Michelle y Dietmar, sé en dónde se encuentran porque ha sido una rutina.
La mano de Edmun se ubica en mi cuello y masajea la tensión en mí, dejo caer mi cabeza boca abajo dándole más espacio pese a que no disfruto cómo debería el masaje.
—No siento —digo—. No tengo dolor, miedo o empatía. ¿Por qué estoy siendo un robot? ¿Por qué incluso estoy siendo insensible? ¿Qué está mal conmigo?
Él no responde, sigue masajeando y posteriormente guía mi cabeza hacia su brazo y me abraza. Debería de tener frío, pero no me importa.
—No hay nada mal contigo, lo estás bloqueando, es la manera en la que estás lidiando con ello. Pero debo ser honesto contigo, Valerie.
»Mientras más contengas tus emociones, más dolerá cuando aparezcan. No las estás volviendo más pequeñas, por el contrario, solo estás llenando más el recipiente y cuando se desborde, podría doler tanto que quemará.
No respondo. No sé cómo dejar salir mis emociones, ni siquiera quise enterrarlas.
— ¿Qué hago? Los cuerpos...Ellos quieren que tome una decisión, ¿Qué hago? Celine ni siquiera puede entender que su esposo ya no está, Michelle no está bien y todo está en mis manos. ¿Qué debo hacer?
» ¿Está mal que no quiera realizar un servicio fúnebre? Solo quiero...Terminar con esto.
¿Por qué Jason no tuvo una familia? Él es un misionero que mi hermana conoció cuando vino a esta ciudad, él ni siquiera es de este continente, por lo que la decisión debería estar sobre las manos de mi hermana y con respecto a...No sé qué hacer.
— ¿Ellos quieren una decisión inmediata?
—Me están presionando —respondo.
—Todavía puedes pensarlo y darle tiempo a tus hermanos para procesarlo, tal vez, juntos, puedan llegar a una decisión.
Deseo creer en sus palabras porque este peso sobre mi espalda, comienza a hundirme.
***
La mañana empezó cómo las dos últimas anteriores: un mal café, llamadas de mis amigos que no respondí, Edmun a mi lado y Michelle evasivo. Celine fue sedada nuevamente en medio de una crisis en dónde no quería amamantar a su bebé, llamaba a Jason y casi dejaba caer al suelo al bebé que aún no tiene un nombre. Los cuerpos seguían en la morgue y se me pedía alguna respuesta.
No dormí y comí de manera automática porque no quiero enfermarme y porque mi estómago gruñía.
El primer cambio vino del piso de arriba en donde Michelle se encontraba, cuando la máquina que controla la frecuencia cardiaca hizo el temido pitido final; ahí fue cuando obtuve la primera reacción de Michelle: él lloró, fuerte, con sollozos...Pero entonces todo se estabilizó.
El segundo cambio vino cuando dijeron que Valter estaba despierto y fuera de peligro. El hielo en mí se derritió un poco mientras sentía escalofríos. Él lo logró.
Y el tercer cambio es este momento, en donde nos hacen saber que podemos verlo.
Le hice saber a Michelle que no tenía que entrar, pero él solo siguió adelante pasando delante de mí, pero detrás de la custodia policial que se encontraba vigilando la habitación de Valter.
El hielo en mí se derrite un poco más cuando lo veo. Su rostro hinchado, una venda en su cuello, rasguños y un ojo con un parche, el que perdió, mientras el otro nos observaba; una de sus manos está esposada a la camilla. Otro poco es derretido cuando esa mirada, incluso si viene de un solo ojo, se percibe igual que la del pasado: cómo las de mis pesadillas.
Llevo una mano a mi pecho, sobre el lugar donde late mi corazón cómo si un ardor comenzara a aparecer, porque se está yendo, el entumecimiento está desapareciendo. Poco a poco el hielo se está derritiendo en fuego y Edmun tenía razón: está ardiendo tanto que podría quemarme.
— ¿Por...qué? —Rompo el silencio.
Una simple pregunta con un significado muy grande.
Por largos segundos solo nos observa y luego hace la cosa más inesperada y atroz: sonríe.
En su mirada no hay culpa, arrepentimiento o dolor.
En su mirada hay odio, ira, maldad y perversión.
Jadeo sintiendo finalmente mis emociones emerger. Duele, duele, duele demasiado y mi vista se torna borrosa por las lágrimas.
¿De dónde salió este monstruo y por qué fue puesto en nuestras vidas?
—Me harté de las impurezas en una familia que formé y cayó en manos del demonio. Me arrepentiré toda mi vida de haberme casado con una mujer débil que sucumbía a tentaciones infernales y de haber procreado a demonios desviados. Necesitaba limpiar mi vida y fallé.
Hay unos largos segundos de tensión y silencio ante sus palabras. Luego un grito de dolor y rabia rompe el silencio...Es Michelle.
Él es rápido y se arroja hacia la camilla, lleva las manos al cuello de Valter y presiona con fuerza mientras grita que lo odia. Puedo ver las venas marcarse en los brazos de mi hermano mientras lo estrangula. La policía reacciona e intenta alejarlo, veo sangre correr por el cuello de un Valter de piel rojiza que lucha por respirar.
—Debes morir, tú que eres lo peor que pisó este mundo ¡Debes morir! —Grita Michelle apretando con más fuerza sus manos alrededor del cuello—. ¡Te odio! ¡Te odio! ¡Te odio tanto! Muérete, muérete de una puta vez. ¡Desaparece, maldito!
Logran que libere a Valter y atraigo a mi hermano hacia mí, abrazándolo mientras él no deja de gritar y temblar. Nos instan a salir dela habitación mientras Valter tose y dice sobre cómo nunca debimos haber nacido y cómo falló en destruir nuestras existencias.
Afuera de la habitación, Michelle se libera de mi abrazo y grita pateando los asientos, su ira es palpable. Sus ojos lucen frenéticos y las venas de su cuello se vislumbran, sus mejillas se encuentran sonrojadas y su respiración es agitada.
Él realmente pudo haber continuado...Pudo haberlo estrangulado.
Michelle da grandes zancadas hacia Dietmar que lo mira sin palabras y lo toma de los hombros, sacudiéndolo.
—Haz que lo maten, hazlo. Sé que puedes, haz que lo maten.
—Oh, Dios... —digo llevando una mano a mi boca sin reconocer toda esta escena.
Michelle lo sabe. Él sabe sobre estos hermanos y su familia. Sobre Austria.
—Hazlo por nuestra amistad, haz que maten a esa basura humana. No merece vivir, Dietmar, no lo merece. Por favor, que él no respire nunca más, por favor —termina con voz rota.
Y se quiebra, libera el agarre de Dietmar y se deja caer en el suelo mientras llora. Corro hacia él y me dejo caer a su lado abrazándolo y finalmente mi cuerpo se sacude mientras sollozo con él y nos aferramos uno al otro.
Me duele, es un dolor físico y emocional. El dolor es atroz, es cómo acido quemando mi sistema a su paso. Es un dolor que siento que me rompe en tantos pedazos que ni siquiera abrazando a mi hermano siento que me uno.
Lloro por Jason, un hombre dedicado a la religión de manera sana. Un esposo amoroso extasiado con la idea de conocer a su bebé.
Lloro por Celine. Mi hermana, quien aún bajo el yugo de mi papá encontró un camino a Dios en dónde no sentía odio ni lastimaba a otros, en dónde vivía su devoción a la religión sin extremos ni fanatismo. Una esposa enamorada y feliz en una dulce espera de una vida que con anhelo deseaba.
Lloro por el bebé sin nombre que ahora es rechazado y no reconocido por una madre que tanto lo esperó. Un bebé que no conocerá el abrazo de su papá ni tuvo la oportunidad de tener la calidez familiar. Una pobre criatura que nació en medio de una tormenta lo suficientemente fría para congelarlo.
Lloro por una mujer que nunca supo ser madre, que siempre puso a su esposo de primero y nunca intercedió por nosotros.
Lloro por Denise... ¡Oh, Dios! Ni siquiera tengo palabras para ello.
Lloro por ese demonio, cuya sangre corre en mis venas. Lloro por esa basura humana que tanto daño nos ha hecho.
Lloro por una familia que nunca fue una.
Lloro tanto que siento que me ahogaré. Duele de una manera abismal, una que no puedo poner en palabras. De una manera que quita el aliento y amenaza con cortar mi respiración.
Me siento pequeña. Me siento débil y vulnerable. Me siento perdida, me siento a la deriva.
¿Qué debo hacer?
¿Cómo hago que no duela de esta manera?
¿Cómo hago para que no me afecte la atrocidad que ha hecho quien algun día llamé padre?
Valter Town ha hecho un daño que se encuentra plegando los periódicos, las noticias nacionales e internacionales, ha cometido la clase de pesadilla de la que todos se estremecen cuando escuchan.
Devoto de un fanatismo religioso extremista, usando el nombre de un Dios en el que no sabe creer; acabó con todo a su paso.
***
10 de mayo, 2016.
Sostengo el pequeño cuerpo contra mi pecho y lo arrullo, siento que su calidez me da fuerzas para afrontar toda esta situación.
En vista de que Celine se niega a creer que su esposo está muerto y no quiere hablar al respecto, tuve que tomar las decisiones sobre los cuerpos: serán cremados. Sé que más adelante mis hermanos podrían juzgarme sobre la decisión que he tomado, pero teniendo en cuenta que dejaron la responsabilidad sobre mí, hago lo mejor que puedo en este momento.
Con una mano sobre su pequeño trasero, percibiendo su pañal, y otra sobre su cabeza con escaso pelo, sostengo a mi sobrino. Me balanceo de un lado a otro con suavidad intentando transmitirle algo del amor que todos le están negando.
Lucas, ese es el nombre de mi sobrino...También fue mi elección, porque Celine no lo reconoce cómo suyo y me dijo que le daba igual que fuese un bebé sin nombre porque ese no era su hijo. Así que cuando vi su dulce rostro, murmuré Lucas y es el nombre que tendrá durante toda su vida. Siento que Celine me dio un momento que era suyo, sin darse cuenta me otorgó algo de importancia, algo que cómo madre arrojó a la basura.
No quiero juzgarla, está enfrentando una pérdida importante en manos de la violencia y en manos de un padre en el que no quería desconfiar, pero espero y sepa darse cuenta de que Lucas la necesita.
—Nunca estarás solo, Lucas —murmuro—. Pronto tu mami se sentirá mejor y te dará mucho amor, también tienes a una tía que estará para ti...Y no soy la única.
Sé en mi corazón que cuando Michelle logre lidiar con sus sentimientos, querrá conocerlo y lo amará, hasta ahora he sido la única, junto a Edmun, que ha visitado y estado al pendiente de éste bebé.
—Él es un bebé bonito y mira que los bebés nacen muy feos —dicen detrás de mí.
Siento el asomo de una sonrisa querer formarse en mi rostro, volteo y el dedo de Edmun está atrapado entre los pequeños de mi sobrino. Él me mira y ve de nuevo al bebé.
—Tiene tu nariz —informa—. Tal vez por eso me parece bonito.
—Es hermoso —afirmo besando la cabeza del bebé—. Él es maravilloso.
—Y él ya debe irse de este hospital —dice lo que evito pronunciar.
Lucas ha sido dado de alta y mañana debe salir del hospital para darle prioridad a las nuevas vidas llegando. Celine pasa mucho tiempo sedada o con crisis nerviosas por lo que aun la mantienen aquí y si ella fuese dada de alta, no la veo queriendo llevarse a su hijo consigo y francamente, en este momento me preocuparía dejarla sola con él.
Lucas no es mi responsabilidad, pero es mi familia y no puedo abandonarlo ahora que se encuentra solo, no mientras su mamá sea un caos y amenaza para él.
Me volteo para mirar a Edmun y de nuevo él ve del bebé a mí, suspira.
—Quieres llevarlo contigo, lo sé y tiene sentido, es lo mejor en este momento para él.
—No sé cuidar de un bebé —confieso—. Solo he estado alrededor de Summer desde que nació, pero nunca estuvo a mi cuidado. ¿Y si lo lastimo?
—No sería adrede —Se encoge de hombros—. Cuidé a mis hermanos aunque no me agradarán, mi mamá pensaba que era adorable ponerme en contacto con ellos. Poco a poco lo aprendes, se te puede caer un par de veces o darle leche mala, pero mientras le des amor y aprendas de tus fallas, las cosas tendrían que funcionar.
Enarco una ceja hacia él por la manera en la que lo dice y luego doy pasos para acercarme, me mira con desconfianza cómo si intuyera que quiero sacar provecho de él.
— ¿Me ayudas? Quiero que él esté bien, por favor ayúdame a que Lucas esté bien mientras resuelvo todo este desastre.
Me evalúa en silencio durante unos segundos que se sienten eternos.
—El simple hecho de que lo pidas, hace que quiera hacerlo... Voy a ayudarte.
—Debo rentar un apartamento al que llegar mañana con el bebé, no puedo seguir en el hotel... No podemos —Me corrijo—. Y debo ir a casa de Celine por las cosas de Lucas, ellos estaban muy entusiasmados con ser padres y compraron muchas cosas.
»También debo pasar a firmar los papeles para autorizar que los cuerpos sean cremados y sobre Valter...
—Niña buena, respira.
Toma a Lucas de mis brazos y lo deja sobre su "cuna" junto a otro bebé. Los dedos de Edmun van a mi frente y masajean, luego bajan por mi cuello hasta terminar sobre mis hombros, eliminando algo de la tensión acumulada.
—Valerie, es el momento de que aceptes lo que ha sucedido y lo dejes fluir.
—No aquí, no puedo.
Él toma mi mano entrelazando nuestros dedos, acaricia la frente de Lucas con su otra mano.
—No iremos muy lejos, Lucas. Estarás bien —Le garantiza y me pregunto si Edmun está encariñándose con mi sobrino.
Nos saca del lugar y nos lleva hacia más allá de los ascensores, llegando a las escaleras. Nos hace bajar un piso y luego se detiene, deja ir mi mano y estamos frente a frente.
—Puedes caer en este momento, Valerie, te prometo que te ayudaré a levantarte porque yo sé que tú puedes.
Parpadeo continuamente y siento mi labio inferior temblar, lo muerdo intentando detenerlo. Mi cuerpo se sacude y siento como si el sollozo se estuviera arrastrando por mi sistema hasta llegar a mi garganta y ser vocalizado.
Caigo y Edmun no me falla, porque él me sostiene y me atrae a hacia sus brazos mientras libero un llanto desgarrador que libera toda la maldita desgracia que ha sucedido.
Mis sollozos son fuertes, crudos y desgarradores, siento a mi garganta quemar mientras las lágrimas bañan mi rostro. Me aferro a Edmun porque siento que pierdo mi fuerza mientras lloro sin reservas, permitiéndome liberar por unos minutos la responsabilidad sobre mis hombros y compadecerme de mis emociones.
Siempre supe que Valter era cruel, que todo lo escudaba en una religión que llegaba a un radicalismo, pero nunca imaginé que su oscuridad fuese de tal nivel.
El pasado siete de mayo, el hombre que llamé padre durante años, se convirtió en un asesino y el monstruo que hoy adorna todas las noticias.
Creyendo que su esposa había cometido adulterio y culpándola de las fallas de sus hijos, poco a poco se fue cocinando un rencor y odio que ella no vio venir. La amiga de Denise, Alicia, declaró que Valter apareció el seis de mayo en una fiesta en dónde mi hermana se encontraba, ella solo estaba hablando con un chico cuando él la obligó a irse tomándola con fuerza del cabello mientras vociferaba que era una pecadora y devoradora de hombres. Muchos quisieron interceder, pero Valter la arrastró consigo.
Esa fue la madrugada de las pesadillas.
La mujer que me dio la vida, fue la primera llama en apagarse. Según los informes forenses, ella tenía rastros de quemaduras con cera caliente y fue estrangulada, había signos de tortura, pero solo Denise y Jason fueron testigos.
Celine recibió una llamada de Denise pidiéndole ayuda, haciéndole saber que Valter se había convertido en un monstruo, Celine seguramente pensó que ella exageraba por la manera en la que su voz se escucha pausada en el audio recuperado por la policía. Denise lloraba diciendo que tenía miedo de que papá la encontrará y luego ella gritaba "por favor, padre, por favor, detente". Cuando escuché el audio, sentí mi corazón romperse en millones de pedazos.
Jason se puso en marcha, eso muestran las cámaras de seguridad y dejó a mi hermana en casa debido a que estaba a pocas semanas de dar a luz. No se sabe a ciencia cierta qué sucedió dentro de la casa, solo hay suposiciones, estudios criminólogos y otros expertos, además de los daños sobre los cuerpos.
Jason fue apuñalado, siendo comprometido muchos de sus órganos, pudo haber muerto a causa de un desangre, pero logró llegar al hospital en dónde en medio de una intervención quirurjica de emergencia, su lucha terminó y murió.
En el caso de Denise...Fue atroz.
Parte de su rostro se encontraba cubierto con quemaduras con cera caliente al igual que su hombro; en su costado escrito con algo punzante se leía "amén" y su cuerpo estaba atado, cómo si Valter intentara recrear una escena bíblica...Incluso, mi hermana no tenía uno de sus dedos.
Y aun así, cuando la policía llegó a la casa, debido a que Celine angustiada por no comunicarse con Jason llamó a emergencias... Denise seguía respirando, luchando por vivir.
Ahora Denise se encuentra en una cama en terapia intensiva, luchando por sobrevivir y con muchas personas esperando por su declaración, pero ¿Quién querría contar o recordar algo tan atroz? Ni siquiera puedo llegar a entender cómo mi hermana podría despertar y ser la misma.
Porque ella va a despertar, tiene que hacerlo.
— ¿Cómo...? ¿Cómo su sangre corre por mis venas? —Lloro—. ¿Cómo pudo...?
—La sangre que corre por nuestras venas no determina qué tan bueno o malos seremos, no dictamina si somos seres llenos de maldad, Valerie.
»Nosotros forjamos nuestros caracteres, ética y voluntades. Puedes llevar la sangre de un monstruo, pero eso no significa que no seas luz. No te hagas eso, no te encasilles cómo la hija de una bestia, porque eres más que eso.
Decido creerle, porque no puedo ser solo la hija de un cruel asesino. Soy más que eso. Somos más que eso.
Lloro por mucho tiempo, permitiéndome tener ese momento que necesitaba con desesperación. Dreno mis sentimientos para tener fuerza para enfrentar un mañana incierto. Esta fue la última vez que Valter marcó nuestras vidas.
Más nunca tendrá poder y él debe pagar.
Holaaa. Paso súper rápido. Me puse de meta actualizar por última vez con mis 24 años hermosos xD y puesto que aquí todavía es 5, lo logré.
Este pese a ser un capítulo crudo, es de mis favoritos por las diversas emociones que hay en él y porque fue muy intenso y desgastante escribirlo. Traté de que el resultado no fuese fuerte o difícil de leer para ustedes porque sé que no es nada agradable imaginar tales contextos.
Recuerden que si tienen fanarts o quieren saber cuando se actualiza (a veces Wattpad no avisa) la historia tiene página de facebook: Saga InfoNews de Darlis Stefany. Los adelantos en mis redes: instagram (DarlisStefany) y stories de facebook en la página Darlis Stefany. Mayormente para contestar, en el tiempo que trato de dedicar para ello, me encuentro más en mis mensajes privados de Instagram y en Twitter: Darlis_Steff, porque se me hace más cómodo por esos medios. Ahora se suma que por YOUNOW (DarlisStefany) estaré haciendo en vivos para hablar de mis historias, adelantos, etc.
Espero les guste.
Un beso.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro