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Capítulo nueve: la obra de arte de Valerie


Capítulo nueve: la obra de arte de Valerie.



Estoy muy segura de que la mayoría de las mujeres no tienen problema en encontrar vestuario que se adecúe a una situación "relajada", no es mi caso. Pasé al menos veinte minutos decidiendo algo que luciera relajado y me di cuenta que todo es costoso y no dan ese aspecto, exceptuando mis pijamas que suelen ser de seda. Así que tras enloquecer unos pocos minutos, respiré hondo y opté por un pantalón en el fondo de mi roja de chándal de cuando fui a una clase de pintura y una de las pocas camisas holgadas que uso para hacer ejercicio, eso tiene que servir ¿Verdad?

Así que ahora me dedico a cocinar una lasaña. Soy buena cocinera, no es algo que presuma, pero me gusta cocinar, me ayuda a relajarme y es una de las pocas cosas que agradezco haber aprendido en casa. Coloco un poco de música, me sirvo una copa de vino, suelo hacerlo cuando cocino, y me ordeno relajarme. Quizá, él ni siquiera venga.

Pero quiero que lo haga, de una manera sorpresiva, tengo que admitir que estar con Edmun me gusta. Me hace salir de mi zona segura y aunque eso aterra, me gusta esa sensación, me gusta cómo me siento. Me encanta descubrirme sonriendo porque es como encontrar pedazos de mí, de quien realmente soy.

Reviso el horno para verificar que todo vaya bien con la lasaña, camino hasta el mesón y me recargo en el mientras le doy un vistazo a la última edición de la revista Vogue. He aprendido a manejar verme en revistas, más cuando son sesiones de fotos para las que trabaje, así que sonrío un poco cuando veo mi imagen en dos de sus páginas junto a una entrevista que di; me enfoco en no buscar mis defectos ni culparme de vanidad, trato de canalizar el hecho de que es un gran logro, una oportunidad y que está bien de vez en cuando admirar quien soy.

Con mi dedo sigo el contorno de mi vestido a la vez que leo en voz baja mis propias palabras. Cuando acudí a la universidad, lo cual fue uno de los motivos de la irritación de mis padres, no esperé terminar en un programa de televisión. La única razón por la que a la edad temprana de diecisiete años mi padre me dejó acudir a universidad lejos de casa, es porque el sacerdote de nuestra comunidad me felicitó en uno de los sermones, dijo algo sobre el camino y aprovechar nuestros talentos, padre sabía que sería ridículo y mal visto dentro de nuestra comunidad el que me prohibiera ir, el qué dirán siempre le ha importado. Esa fue la razón por la que fui a la universidad con mi beca, aunque me moldeó lo suficiente bien para que incluso a la distancia siguiera con las costumbres que me arraigó.

—Mira papá, tengo veinticinco años, soy famosa y exitosa, cuento con un divorcio y dejé que un desarreglado profesor de historia del arte me diera placer —Doy un sorbo a mi copa de vino—, pero no te preocupes, creo que comienzo a ser un poco feliz. Salud por eso.

Tomo lo que resta de mi vino y mi horno anuncia que la lasaña está lista, la saco y la dejo sobre el mesón, saco todo lo necesario para nuestro almuerzo, ahora solo falta el invitado. ¿Y si no viene?

Sacudo mi cabeza, si no viene, entonces, simplemente lo supero como he hecho con otras situaciones. Si pude superar un divorcio y lidiar con el desprecio y destierro de mi familia, puedo con el rechazo de alguien que para empezar ni siquiera tendría que gustarme.

Tamborileo los dedos contra el mesón y tomo mi celular para entretenerme. Enarco mis cejas al ver la cantidad de mensajes en el grupo del programa.



Derek: Quiero ser casto...Practicar la abstinencia.

Elise: pero sigues seguramente en la cama con alguna mujer.

Derek: No.

Holden: porque seguro sigue en el sofá o un carro con alguna mujer.

Derek: me conoces tan bien, Hol. Te amo.

Jocker: ¿Por qué hay tantos mensajes? Hagan algo productivo con sus vidas.

Krista: Breana dijo que tenía una noticia.

Derek: Me duele decir esto...Pero creo que se trata de campanas de boda...

Rayan: uhm...

Holden: tengo que decir que este es un momento incómodo.

Rayan: ¿Por qué?

Holden: No sé, dímelo tú.

Derek: iré por palomitas.

Parker: me parece que están dándote una indirecta Rayan.

Holden: incómodo.

Holden: INCÓMODO.

Holden: incómodoooo.

*Rayan ha salido del grupo*

Adelaide: he de admitir que fue una salida dramática buenísima.

Jocker: ¿Lindo?

Adelaide: lindo.

Elise: si solo van a hablar entre ustedes dos, pueden irse a un chat privado, gracias.

Adelaide: como está con un escritor y no alguien de InfoNews...

Breana: ¡Volví! Ahora sí puedo decirles.

Krista: Rayan se fue del grupo.

Breana: ¡¿Qué?! ¿Por qué?

Krista: siempre puedes leer toda la conversación que hubo en tu ausencia.

*Breana ha añadido a Rayan al grupo*

Holden: incómodo.

*Rayan ha salido del grupo*

Jocker: ni pensar que estoy perdiendo el tiempo en este momento.

Derek: perdónanos por existir en tu vida, Jocker.

*Breana ha añadido a Rayan al grupo*

Breana: ¡Ni se te ocurra irte!

Rayan: ¿Por qué?

Rayan: ¿Ahora tienes tiempo para tus amigos?

Derek: gracias al señor en el cielo que tengo palomitas.

Krista: ¿Me das?

Derek: a ti te doy hasta orgasmos si quieres.

Breana: ¿Qué se supone que tratas de decir @Rayan?

Valerie: chicos, hasta ahora puedo ponerme al día con los mensajes.

Holden: creo que el mensaje de Rayan es fuerte y claro.

Holden: Hola, Val. Llegas tarde.

*Holden ha cambiado el nombre del grupo de "Prostiputo Derek" a "Incómodooooo.*

Valerie: no es necesario caer en estas tensiones. Creo que Rayan no intenta dar ningún mensaje oculto.

Rayan: no, no intento dar ningún mensaje oculto porque estoy siendo bastante claro.

Rayan: Desde hace un tiempo le das largas a los demás. Y discúlpame si no supero que mi hija se quedó sentada esperando por ti, pero supongo que lo olvidaste.

Rayan: eso junto a otras cosas más.

Adelaide: está molesto porque está escribiendo todo en textos separados.

Rayan: Y me lo he callado, pero no está bien.

Breana: no pude ir, Rayan. Lo lamento, te lo he dicho.

Rayan: no es a mí a quien le debes unas disculpas.

Rayan: chicos, hablamos más tarde, es hora del almuerzo Summer espera.

Rayan: Summer quiere enviarles un audio.



Doy clic en reproducir en medio de tanta tensión.


Holaaaaaa. Papi cocina rico, vamos a comer. Pueden venir si quieren —Se ríe de algo y luego su voz en baja—. ¿Alguien quiere que llame a la fábrica de bebés?

— ¡Summer! —Se corta el audio con la voz de Rayan.

Adelaide: hablando de bebés...

Adelaide: Creo que Summer llamó por mí.



Me paralizo antes de escribir con rapidez.



Valerie: ¿Estás embarazada?



Hablé con Jocker hace apenas un par de horas, ¿Por qué no me lo dijo? Y estoy confundida sobre cómo sentirme.



Adelaide: no. Solo intentaba bajar la tensión que dejaron por aquí.

Jocker: J A J A eres tan graciosa, cariño.

Elise: A todas estas, ¿Cuál era tu noticia, Breana?

Breana: Olvídenlo, no era importante.



Comienza una discusión sobre Breana no diciendo nada, escriben con mucha rapidez y somos tantos que no alcanzo a leer todos los mensajes. Austin aparece en medio de todo diciendo que es agradable estar en el grupo, pero que deberá salirse. Apenas sale, Holden vuelve a incluirlo y cambia el asunto del grupo por: De aquí no se va nadie. No puedo evitar reír, pero mi risa se transforma en una nerviosa en el momento en el que mi intercomunicador suena

Me pongo de pie y camino. El vigilante me avisa de un visitante y tras decir el nombre de Edmun, confirmo que es mi invitado. Me quedo plantada frente al ascensor esperando que se abra aquí mismo en mi apartamento. Mi corazón late a toda prisa; contengo las ganas de jugar con mis dedos porque no quiero lucir tan nerviosa cómo me siento. Cuando las puertas del ascensor se abren, de inmediato su mirada conecta con la mía. Trago.

Me mira de pies a cabeza y en última instancia alza ligeramente la comisura de su labio en esa mínima sonrisa que da tan pocas veces. Sale de esa caja de metal y se detiene frente a mí. Baja su rostro y espero, está a pocos centímetros de mi boca y no tengo intención de alejarme.

—Hola, niña buena.

—Hola, niño malo —susurro de vuelta.

Presiona su boca de una de mis mejillas, luego la otra. Retrocede y me pasa adentrándose a mi hogar. Respiro hondo para calmarme. Lo veo caminar hacia mi cocina y lo sigo, noto entonces su mochila y como de ella saca lo que luce como un dulce.

—Traje postre.

—Eso veo.

—Huele delicioso —Su declaración me hace sonreír—. ¿Es uno de tus súper poderes?

—No lo había pensado como un súper poder. Me gusta cocinar, es solo que no siempre tengo invitados con los cuales compartir.

—Y hoy estabas de humor para invitarme a mí. Parece que ya no me odias —En su voz hay un tono de diversión.

—Nunca te odié, solo me irritabas y estoy segura de que lo hacías adrede.

—Quizá.

—Cuando los niños hacen eso de pequeños, quiere decir que les gusta la chica a la que fastidian —dejo caer.

— ¿No hacen eso también los adultos? Supongo que me equivoqué —dice sin más, dejando caer una flecha que me llega directo.

—No lo sé. Cuando un hombre quiere salir conmigo normalmente me invita, no me fastidia hasta hacerme rabiar.

—La vida es complicada.

—Lo es.

Nos quedamos en silencio durante largos segundos, en última instancia reacciono y camino hasta la lasaña, cuando voy a tomarla para ir hasta la mesa, toma mi mano. Lo veo.

—Me gustan las informalidades, ¿Por qué no comemos aquí en el mesón?

— ¿Te hace sentir más cómodo? —cuestiono.

—Lo hace.

Asiento en acuerdo, cediendo en ello. Le pregunto qué quiere de beber y solo pide un agua, yo tomo una gaseosa. Bajo su atenta mirada nos sirvo una porción de la lasaña y con disimulo lo observo tomar el primer bocado.

—Esto está increíblemente bueno, sabía que tus manos eran mágicas.

—Gracias, me alegra saber que te gusta —Doy un bocado y sonrío porque está mejor de lo que esperé—. Si no estuvieras aquí ahora, ¿Qué estarías haciendo?

—Corrigiendo trabajos de mis alumnos, no hay muchas buenas calificaciones está vez.

—Pobres criaturas.

—Pobre del profesor que se horroriza con lo que inventan. La historia es tan fácil como que ya existió. Los hechos ya están, no cambian, no evolucionan, pero tengo alumnos que prefieren inventar y pensar que no lo notaré.

—Quizá creen que al tener un profesor por internet, éste es un poco como una estafa.

—Garrafal error, me tomo mi trabajo muy en serio.

Me doy cuenta que es la primera vez que habla con soltura sobre algún aspecto de su vida y no me da solo respuestas confusas y a medio acabar.

— ¿Por qué no das clases presenciales? —pregunto mientras continuamos comiendo.

—Porque mi tolerancia no es la más grande, no me gustan las personas y otra serie de cosas que garantizan una alta probabilidad de que no sería bueno.

— ¿Para ti?

—Para todos.

El tono de voz que usa me hace dudar, me hace pensar qué significado tienen sus palabras y por qué suena tan oscuro. Decido que debemos aligerar el ambiente una vez más.

—Pensé que la razón se debía a que toda tu clase estaría llena de señoritas enviándote notas de amor. Muchas chicas sueñan con tener un profesor que luzca al menos la mitad de la manera en la que te ves tú.

—Ese ha sido un halago inesperado, pero me temo que me ha gustado —sentencia.

— ¿Dudas de tu aspecto físico?

—No le doy importancia al mío, estoy más preocupado por proteger mi interior y quién soy.

—Eres un lío con pies, ¿Lo sabes? Intento entenderte y cuando creo que estoy lográndolo, mis deducciones se desvanecen. Eres una obra abstracta.

—Me agradan tus términos para expresarte en función de las referencias que haces a mi persona. Otro simplemente diría que soy una mierda confusa.

—No soy otras personas —Me encojo de hombros.

—Lo sé. No lo eres —Respira hondo—. Lo mejor es no entenderme, soy abstracto, pero no todas mis partes son buenas.

—No puedes decirle a alguien que parte de las obra apreciar, cada critico decide ver la belleza del arte a su manera. No puedes decirme que pieza de ti vale la pena, debo tener mi visión. Debo decidir dónde está la belleza de la obra y qué aspectos podrían no gustarme.

Se queda en silencio viendo su plato de comida, luego emite el más profundo de los suspiros para luego sacudir su cabeza.

» ¿Qué? ¿No estás de acuerdo?

—No te va a gustar lo que diré.

—No tiene que gustarme, pero me gustaría saber.

—La manera en la que hablas, tus términos, tu análisis...Es algo que, con honestidad, me pone mucho. Me hace desearte de una manera que marea y confunde. Como si fueses una obra de arte especial, única en tecnicismo en colores, una que con una mirada te llega al alma. Que a simple vista dices "es solo una obra" pero aun así al igual que el resto, deseas tocarla y sentirla.

—No soy una posesión —susurro viéndolo directamente a los ojos.

—Pero es que no quiero poseerte, quiero trazarte como a un lienzo y consumirte con la mirada. Quiero sentir el tacto de los trazos que te componen y oler la pintura que representa cada espacio de tu piel.

No sé qué decir ante eso. Edmun es un hombre que sabe cómo manejar sus palabras, no sé si se lo propone, pero tiene la facilidad de envolverte con pocas palabras y eso que no es muy hablador. Nadie me preparó para lidiar con tal personalidad. No sé qué hacer con él y con lo que me hace sentir. No sospeché que sus palabras fueran un arma tan peligrosa.

— ¿Crees que es bueno traspasar la línea que nos separaba? —pregunto, veo el desconcierto en sus ojos—. Me refiero a esto. Tengo la ligera sensación de que no es un simple almuerzo, no son simples palabras, no son solo miradas. Tengo ese sentimiento de que pasa algo de lo que me enteraré cuando ya esté más allá de la señal de retorno.

—Te dan miedo los cambios, ¿verdad?

—Me asusta lo diferente, cuando me arriesgo, no siempre sale bien.

— ¿Y te gusta toda la comodidad dentro de la que estás? ¿Nunca deseas algo impredecible, arrollador y que te haga sentir viva?

Sí, lo hago. Antes, ahora, siempre.

Es una conversación un tanto intensa para la hora del almuerzo, así que no respondo y continúo comiendo. No intercambiamos muchas palabras más o al menos no tan profundas y llenas de tanto significado. Al terminar de comer me ayuda a dejar los trastos en el lavavajillas y luego él se encarga de servirnos postre. Es tarta de manzana y está deliciosa, aunque se encarga de dejar en claro que no lo ha hecho él. Nos mantenemos en el mesón.

— ¿Por qué estás sola un domingo? Es de tus días libres.

—No estoy sola, estoy contigo —respondo de inmediato.

—Sabes a lo que me refiero.

— ¿A qué por qué no estoy teniendo una cita?

—No, eso ya lo estás teniendo. Me refiero a por qué eres ésta mujer que luce inalcanzable, pero se sumerge en la realidad.

—Porque no había conocido a alguien que me hiciera sentir, estaba entumecida.

—Tiempo pasado —afirma leyendo en mis palabras lo que ni siquiera me detuve a analizar antes de decir—. ¿Te hago sentir entumecida?

—No.

— ¿Qué te hago sentir?

—Hacerme sentir ya te hace diferente, Edmun —Soy sincera—. Una vez dijiste que estoy en una caja de cristal y la verdad es que no estabas lejos de la realidad.

»Me da miedo el mundo exterior porque crecí creyendo que era malo, tengo capas porque me aterra ser lastimada y soy desconfiada porque le tengo miedo al mundo. El simple hecho de conocerte, ya me ha sacado de mi zona de confort y estoy aterrada, pero quiero vivir —Lo último acaba como un susurro que queda pendiendo entre nosotros.

Toma un último bocado de su postre, lame sus labios y se inclina hacia mí.

—Estás llena de una pasión que quiero vivir contigo —susurra muy cerca de mi boca—. Me gusta la idea de hacerte sentir tanto como disfruto que me hagas sentir a mí.

—Eres tan diferente a mí.

—No se trata de estar con tu igual, se trata de estar y dejarte arrastrar por aquello que te quite el aliento y te inspire. La vida es un lienzo, tú usas la técnica y aplicas los colores, tú trazas, pintas y dibujas la obra de arte más importante: tu vida. Ponle los colores que quieras, dibuja tus aciertos y errores, pero vive y permítete sentir. No estropees tu obra de arte, puedes crear algo alucinante.

Me es inevitable no inclinarme hacia adelante, que mi boca busque la suya. Afortunadamente no está muy lejos y cuando estoy alcanzándolo sus labios ya son firmes sobre los míos. Su agarre está en mis mejillas y su boca es lenta, casi perezosa mientras chupa mi labio entre los suyos. Siento chispas en mi interior y deseo no dejar de experimentarlas. El roce húmedo de su lengua contra mis labios me hace estremecer y cuando la siento adentrarse en mi boca mis manos se cierran en puño dentro de su camisa. Comienzo a aprender que sin importar el ritmo de sus besos, la boca de Edmun sobre la mía siempre desata una pasión que desconocía, me hace desear dejarme llevar y solo sentir.

—Quiero que seas parte de mi obra de arte —susurro y ni siquiera soy consciente de ello mientras mordisquea mi labio inferior.

Siento un cosquilleo en mi estómago cuando noto que sonríe contra mi boca, es un gesto mínimo con mucho significado. Él comienza a alejarse, yo protesto, pero es tan insistente en poner distancia que al final cedo. No entiendo qué sucede, pero cuando saca su celular del bolsillo y lo lleva a su oreja, entiendo que recibe una llamada.

—Dime —Su tono de voz es firme, inafectado—. Inglés o nada —Parece que le responden—. ¿Qué tú qué? ¡Maldición! ¿En qué mierda pensabas?

»Acabas de arruinar tantas cosas a la vez que prepárate para cuando te vea. Limítate a respirar, no hagas nada.

Lo observo colgar el teléfono, su enfado es evidente. No se mueve y toma lentas respiraciones antes de ponerse en pie, lo imito. Voltea a verme.

—Debo irme, no quiero, pero debo.

—Lo entiendo —digo, aunque es decepcionante.

—No es el final —asegura.

—Depende de quién cuente la historia, yo podría decir que es el final.

—Pero no es lo que cualquiera de nosotros dos desea —Me lee bien, sin embargo, no le respondo.

En silencio caminamos hasta el ascensor, presiona para llamarlo y luego se gira y sin decir palabra alguna presiona su boca sobre la mía. Unos pocos segundos pasan y se aleja cuando el ascensor anuncia que llegó.

—Será un placer ser parte de tu obra de arte, niña buena —Se adentra al ascensor—. Contaré los segundos para tus próximos trazos, ten buena tarde.

—Igualmente —Alcanzo a decir antes de que las puertas del ascensor se cierren.

¿Qué clase de obra de arte estamos creando?





Holaaaaa, aquí viene la tormenta Darlis Stefany jujuju. 

Ahora:

1. El grupo del Whats de InfoNews.

2. ¿Cuál sería esa noticia que tenía Breana para decir?

3. La bromita de Adelaide.

4. Para resumirlo: TODA LA ESCENA VEDMUN.

El hada en esta ocasión señala con todo su corazón a @InvxsibleGirl espero haberlo escrito bien. Gracias por tu constante apoyo, por ser una lectora tan increíble.

Espero les guste.

Un beso.

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