Capítulo Cinco: Garabatos
Capítulo cinco: Garabatos.
La comisura de su boca termina de alzarse y me da una sonrisa ladeada completa. No dice nada, sus movimientos hablan por él. Se agacha lo suficiente para alzar mi cuerpo con un agarre firme en mis muslos. Jadeo y me agarro a sus hombros; lo próximo que siento es mi trasero descansar sobre el escritorio en donde suelo hacer mis investigaciones o artículos. Me obliga a hacerle espacio entre mis piernas, en donde se mantiene de pie.
Sus manos ascienden y descienden desde mis rodillas hasta el comienzo de mis muslos, acariciando mi piel sobre el fino material de mis medias panty. Comienzo a experimentar sensaciones que desde hace años no era tan potente como se siente justo ahora.
— ¿Qué haces? —pregunto una vez más.
Toma mis manos y las ubica a cado lado de sus mejillas, su barba raspa mis manos, pero no lastima. No puedo evitar acariciarle. Sus pulgares trazan un extraño patrón en mis rodillas.
— ¿Sabías que de esta manera tan simple estamos creando arte, niña buena? La pasión para mí es una representación de un tipo de arte, suele inspirar algunas de las mejores obras.
— ¿Cómo lo sabes?
—Soy profesor de historia del arte —Me recuerda en un susurro—, tengo mis conocidos e investigo mucho.
Acaricio sus mejillas y luego arrastro mis manos hasta su cuello, desciendo por sus hombros hasta llegar a sus manos. Tal como aquella vez, sus uñas tienen un rastro de pintura seca en ellas, frunce el ceño al ver que yo lo noto.
— ¿Qué pintas? No importa si crees que no eres bueno.
—Tengo muchos secretos, mi arte es uno de ellos —Es lo que responde dejándome, aún, más intrigada.
Algo en mí se despierta cuando susurro sus siguientes palabras:
—Quiero conocer tu secreto.
— ¿El de mi arte? —Sonríe una vez más de manera ladeada.
—Por ahora...—Tras pronunciar esas palabras, él las repite como si probara el peso de éstas.
—Mi estilo y garabatos no irían contigo, están muy lejos de ser como los de tu pintor soñado.
Me contengo de replicar porque estoy segura de que eso es lo que quiere y porque no quiero que este momento tan peculiar tenga su fin. Así que no caigo en su provocación, en lugar de ello, repito el mismo patrón en el que mis manos bajaron, solo que esta vez, voy en ascenso hasta llegar nuevamente a sus mejillas.
— ¿Qué clase de momento es este? —susurro cuando su rostro se acerca mucho al mío, está tan cerca que casi puedo saborear la sonrisita que esboza.
—Uno en el que pierdes el control te relajas y te dejas guiar. Algunas veces no es malo dejarse arrastrar por una ola...Incluso, sí es una ola de lujuria.
No me deja replicar. Su nariz comienza a acariciar la mi barbilla y me estremezco en respuesta, luego sus labios presionan contra mi barbilla de una forma que resulta muy precisa. Sus dedos masajean mi cuello y siento como me relajo, no protesto ni me quejo, bajo su atención. Es un experto en el arte de seducir, sabe lo que hace. Su boca ahora deja besos cortos en mi mejilla. Mis manos, todavía en sus mejillas, sienten los movimientos de su mandíbula ante sus cortos besos en esa área. Hay un deseo despierto en mí, un instinto que antes no conocí.
Así que giro mi rostro y nuestras narices se acarician, su aliento baila contra mis labios entreabiertos, mis pulgares acarician sus pómulos libres de barba y cierro mis ojos en el momento en el que me relajo y me dejo arrastrar por una ola de deseo y pasión.
— ¿Por qué sonríes? —susurra contra mis labios, acariciándolos levemente con los suyos.
—Porque yo no soy así.
— ¿Quién dice que no? Eres pasión, Valerie, solo que estás asustada de descubrirlo.
¿Por qué seguimos hablando? ¿Por qué simplemente no se calla y desarma mi mundo?
Como si intuyera el ritmo de mis pensamientos, deja suaves y cortos besos continuos sobre mi labio inferior, mis manos se aferran a sus mejillas. Parece que adora con suaves besos esa tierna carne, luego su lengua lo acaricia antes de que se pierda entre sus labios cuando verdaderamente comienza a besarme. Mis manos pasan de sus mejillas a las hebras suaves de su cabello, mi espalda se arquea para pegarme a su cuerpo. Su beso no es demandante ni urgido. Por el contrario, es lento, persuasivo y muy sensual. Es un baile de seducción protagonizado por sus labios y su lengua cautivándome. Me es fácil moldearme a sus movimientos y enciende tanto. No sabía que anhelaba tanto esto hasta ahora que sucede.
Sí, hasta hace unas semanas salía en citas con un hombre que si recordamos bien me llamó perra frígida, o algo así, cuando cancelé una cita en la que esperaba yo tuviera sexo con él. Sí, me besé en varias ocasiones con él, pero no fue nada como esto. No fue tan gentil, seductor, experto y cautivante.
No fue Edmun Matters.
Un ruido escapa de mí cuando mordisquea mi labio superior y luego chupa mi lengua. ¿Cómo alguien puede ser tan buen besando? No tiene prisa, no hay apuros, se toma su tiempo para debilitarme poco a poco. Entonces, con lentitud sus manos acarician arriba y abajo mis muslos, me remuevo y casi de manera inconsciente abro un poco mis piernas para darle más espacio. Cuando el aire se hace necesario, se aleja apenas unos centímetros.
—Estoy ardiendo —Dejo escapar en un susurro sin darme cuenta, mantengo mis ojos cerrados.
—Puede ser mejor.
No sé por qué sonrío, pero no puedo evitarlo. Siento la caricia de su nariz en mi cuello antes de sentir sus labios, mis manos no dejan de aferrarse a esas hebras doradas de su cabello. Sus besos ascienden antes de nuevamente estar a tan solo un suspiro de mis labios.
—Apuesto que no tienes ni idea de lo hermosa que te ves justo ahora sin pensarlo, sin analizarlo, solo sintiendo —Lleva sus labios a mi oreja—. Eres la mejor pintura que he observado en mucho tiempo, toda una obra de arte. Eres valiosa, Valerie Evans y no corta admitirlo frente a ti.
¿Quién es este hombre y que está haciendo conmigo? Es algún otro nivel de lo que he conocido, aterra que me desarme de esta manera, pero no tengo tiempo a pensar mucho más de ello cuando nuevamente nos estamos besando. Mientras nuestros labios se mueven en sincronización siento sus uñas presionar sobre mis medias antes de sentir el rasgueo de ellas. No me importa.
Se inclina sobre mí y cuando casi caigo, uno de sus brazos me rodea para sostenerme a la altura de mi espalda baja, su otra mano se dedica a rasgar mis medias y tocar las tiras de piel que quedan expuestas. Una vez más cuando el oxígeno se hace necesario para nuestras respiraciones, sus labios descienden en besos en mi cuello y luego se detiene en medio de mis pechos, la camisa clásica, blanca, de mangas largas de botones cubriéndolo todo. Abro lentamente mis ojos y cuando bajo un poco mi barbilla para verlo, sus ojos grises, ahora oscuro, conectan con los míos. Sus labios lucen sonrojados e inflamados...Es provocativo.
Edmun podría ser un arma de persuasión para acabar o dar pie a algún conflicto. Seguramente podría persuadir a cualquiera a cometer algunas acciones.
Su mirada me está preguntando y de alguna manera me encuentro asintiendo con lentitud. Su mano abandona mi muslo y se traslada a mi camisa para deshacer poco a poco los primeros botones. No es sorpresivo que mi sujetador sea blanco, pero si es sorpresivo que sea de encaje y con muchos detalles. Mi vida sexual es nula, solo he dormido con un hombre, no hago campañas de lencería ni nada por el estilo, pero la ropa interior bonita es mi debilidad. Es como ser una súper heroína y bajo de mi ropa llevar mi lado creativo, el no aburrido, me gusta usarlas, me hace sentir poderosa y muy confiada.
Sus cejas se levantan con sorpresa antes de que sonría de esa forma ladeada que comienzo a entender es su sonrisa. Deshace los botones hasta la altura de mi ombligo y luego baja su rostro a la altura de mi abdomen. Su nariz es una caricia, lenta, ascendiente hasta el centro de mis pecho. Su aliento choca contra mi piel y me estremezco. Hay suaves besos por toda la piel expuesta, su nariz continua con caricias y su mano vuelve a acariciar mi muslo, noto que mi falda se ha subido a la altura de por debajo de mi trasero. Echo mi cabeza hacia atrás y respiro hondo. Siento el pellizco de sus dientes en la hinchazón que queda descubierta de mi pecho antes de sentir la humedad de su lengua. Es todo caricias, besos y mordiscos. Nunca desnudando mis pechos o tocándolos directamente, nunca llevando su mano más allá de la cara interna de mi muslo. Sin embargo, se siente como la cosa más caliente que he experimentado alguna vez.
Me seduce, me envuelve, me tienta, me trata como una fina obra de arte con la que se toma el tiempo de estudiar a su gusto. Y me doy cuenta que a veces esos gestos sutiles consiguen llevarte a una nube de placer. Comienza a marear mis sentidos y en algún punto, cuando su rostro está en medio de mis pechos y me besa ahí justo antes de pellizcar y luego acariciar la cara interna de mi muslo, mi cuerpo se estremece y admito que tengo un orgasmo.
Después de años, yo tengo un orgasmo arrollador del que ni siquiera necesité de que me tocara directamente en mis lugares más íntimos. Me estremezco mientras me sostengo con fuerza de su cabello y un gemido ronco abandona mis labios. Mi respiración es agitada y mantengo mis ojos cerrados. Siento su aliento contra mis labios antes de que me de besos suaves y juguetones, mordisquea mi barbilla y luego se mantiene a una diminuta distancia. Abro lentamente mis ojos saliendo de mi bruma y consigo sus ojos viéndome y de manera lenta me da su sonrisa.
— ¿Qué me hiciste? —Mi voz suena diferente.
—Te volví mi lienzo, Valerie. Quise pintar sobre ti con mi boca y, créeme, no llegué a todos los lugares que quisiera.
No sé qué hacer, no suelo hacer estas cosas, es la primera vez y aunque no me siento tímida o cohibida en este momento, tampoco soy la persona más extrovertida.
—Yo no hago estas cosas.
—No lo hacías —Me corrige y detecto el tono divertido en su voz.
Lo hago retroceder con un empujón antes de bajarme de mi escritorio, paso las manos por mi cabello, él me observa ladeando su cabeza a un lado.
—Creo que es el momento de irme o, me temo, las cosas se pondrán aburridas y problemáticas.
— ¿Qué? ¿Por qué crees eso?
—Porque estoy viendo tus emociones chocar. Te encantó, pero te asusta que lo hiciste. Crees que estas cosas pasan en relaciones luego de meses de conocerse; haberlo hecho con alguien que creías que odiabas te tiene trepando por las paredes de tu mente.
»Y te mata querer repetirlo, te mata saber que los pensarás una y otra vez, pero...
— ¿Pero? —repito con voz temblorosa.
—Pero te hago saber que no serás la única, esto me quitará el sueño por mucho tiempo —Se gira y comienza a salir de mi estudio, salgo de mi estado de sorpresa para seguirlo. Lo alcanzo tomando su brazo.
—No puedes conducir, has bebido más de una copa de vino. No es seguro.
— ¿Me darás tu cama? —Su diversión es muy evidente.
—Te daré mi sofá.
No replica ni lucha, se encoge de hombros y se deja caer de espalda en mi sofá. Ni siquiera intento hablar sobre lo raro que es. Recojo la botella de vino junto a las copas y el tazón donde se encontraban las frutas. Me esfuerzo en no pensar en lo que acaba de suceder hace unos minutos, pero la incomodidad en mi ropa interior, mi boca inflamada y la leve picadura de su barba en mi piel, me lo pone difícil. Apago las luces y voy hacia mi pequeña habitación de servicio. Tomo una sábana y vuelvo. Me detengo frente al sofá.
—Toma, una sábana.
— ¿Puedes arroparme?
— ¿Estás de broma, Edmun?
—No, creo que eso sería muy amable de tu parte y que te haría una gran anfitriona.
Sé que discutir sobre esto solo aplazara el que huya a mi habitación, por lo que frunzo el ceño antes de cubrirlo con la manta; mi apartamento no está del todo oscuro, por lo cual puedo ver cuánto le divierte esto. Me dispongo a girarme, pero entonces toma mi mano y tira de mí hacia su cuerpo. Doy un pequeño grito antes de caer sobre su cuerpo. Alza la sabana y la pasa sobre nosotros antes de abrir un poco sus piernas y dejar caer mi cintura entre ellas.
— ¿Qué se supone que haces?
—Quieres volverlo distante. Quieres olvidarlo, pero ardiste. Ardimos. No se apagará, niña buena.
Me da un suave beso que me toma por sorpresa antes de cerrar sus ojos. Me remuevo y sonríe mientras afloja su agarre dejándome ir.
—Estás loco.
—Buenas noches —Es lo que dice antes de girarse y darme la espalda.
Me quedo observándolo por un par de minutos antes de sacudir la cabeza y huir a mi habitación. Cierro la puerta detrás de mí con el corazón muy acelerado y sorprendentemente estoy sonriendo. Me siento viva y una risa escapa de mí, la cubro con mi mano. Noto que mi camisa sigue desabotonada, así que deshago los botones restantes y me la quito, lo mismo hago con mi falda y mis medias inservibles. Me desnudo hasta vestirme con el pijama y acostarme en mi cama.
Me acuesto y abrazo a una almohada, y aunque siempre he dormido sola, durante mucho tiempo, no se siente como que lo esté. ¡Jesús! Me siento bien. Me siento genial. En mi mente repito esta madrugada una y otra vez, desde la cena hasta hace un momento en el sofá. Creo que me duermo luego de mucho rato.
A la mañana siguiente cuando despierto muy temprano, Edmun no está, sobre el sofá ha dejado la sábana doblada. Hay una taza de café junto a una nota, una hoja de donde suelo escribir todos mis asuntos pendientes.
Es un dibujo de lo que creo es una persona...O una mujer debido a cabello que le ha dibujado, tiene corazones chuecos alrededor. Giro la hoja encontrando su mensaje.
«Te dije que hacía garabatos.
Pero cuenta la intención.
A esta obra la llamo: Valerie borracha de pasión.
Nos vemos pronto, niña buena»
Es un dibujo fatal, es bueno que se dedique a ser profesor de historia del arte, ahora entiendo por qué no aprecia el arte del pintor austriaco, tiene sentido. Sin embargo, sonrío y tomo el dibujo, con un imán lo ubico sobre mi refrigerador.
Honestamente, espero verlo pronto.
De acuerdo, he sufrido mucho para subir este capítulo, estaba a instantes de mandar todo al cara..
Donde me encuentro en este momento y durante las próximas semanas, el internet no es muy bueno y me toma bastante conectarlo desde el celular y conseguir que wattpad cargue, así que paciencia.
Me gusta cuando wattpad arde con alguna obra mía, así que quién sabe que pasará...
Me causa gracia que antes de que subiera la historia muchos asumían que "val y su historia" serían aburrida porque jejejeje muchos la tildaban de estirada y ahora me encantaría ver las expresiones de esos lectores que no se esperaban este fuego jijiji
Espero les guste
Un beso.
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