Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

|13| TESTIGO

   ¿Estaría mal pegar a tu jefe?

   Simplemente para quitarle esa sonrisa egocéntrica para siempre. Era una de muchas ideas que se me estaban pasando por la cabeza. En este instante, cualquiera me hubiera valido, sin embargo, ya es tarde para cualquier aclaración que quisiera explicarles a mis compañeras sobre esta terrible confusión.

   —Será mejor que nos vayamos chicas, hasta mañana señor... Hasta mañana Meena —se despide Fiama, nerviosa y, lo veo en su rostro, también me está juzgando.

   Salen con rapidez, no sin antes recibir de todas y cada de ellas su desaprobación. Bianca es la última, y por su parte recibo la peor de las miradas.

   ¿Quién no lo haría? Si hubiese sido yo, también lo habría hecho. Además, me arrepiento de haber hablado de más con ella. Le conté bastante animada las condiciones y el contrato que me había ofrecido el señor Costa, creyendo que teníamos el mismo, pero no fue así. Admitió que el suyo era diferente. A ella solo le había hablado de la posibilidad de venir a Rímini, pero sin vivienda y con un salario ligeramente superior. Incluso, estaba compartiendo piso con una pareja de ancianos porque no había encontrado nada más económico. La zona era carísima.

   Me arrepentía de habérselo dicho, ahora pensará que es porque soy la amante del jefe. Qué vergüenza.

   Ya solos, no aguanto más y lo miro, enfurecida, aunque no queriendo olvidar que es mi jefe y que en cualquier momento puedo estar en la calle. Espero poder controlarme.

   —¿No los quieres? —pregunta, esperando a que los coja.

   —¿Por qué has hecho eso? —le digo, exasperada, apartando su mano.

   Tira mis pertenencias a la mesa, y se sienta en esta, sacando un cigarrillo.

   —Anoche lo dejaste y tuve la amabilidad de traértelo —contesta, encendiendo su cigarro.

   —¿Delante de la gobernanta y mis compañeras? —le pregunto, esperando su respuesta. Continúo —: Ahora piensan...

   No me deja continuar, me interrumpe:

   —Señorita Rakt, deberías considerarte afortunada de que no haya cancelado la entrevista de tu conocida —fuma otra calada y se atreve a lanzarme el humo en la cara. Aunque fume, este me desagrada—. Te dije que soy yo quien pone las reglas. No cumpliste el trato.

   —¿Cómo qué no? —replico —. Sí lo hice. Te acompañé, vi la ópera contigo y me fui.

   Su tono, sin embargo, cambia, al igual que su mirada, seria.

   —Te lo repito. No juegues conmigo, porque, como te dije, puede haber consecuencias —trago saliva, nerviosa por su amenaza, pero no me dejaré intimidar.

   —Y yo te repito que cumplí mi parte —levanto el mentón, retándolo.

   Vuelve a poner esa maldita sonrisa; sin embargo, a continuación, apaga la colilla, en la propia mesa, dejando que queme levemente la madera, dejando una mancha oscura. Lo observo anonadada, pero, de pronto se pone en pie y da un paso, posicionándose delante mía. Doy uno atrás.

   Da otro paso y me alejo uno más. Da otro, y procedo a hacer lo mismo. No soy consciente del límite de espacio hasta tocar la pared con la espalda. Estoy atrapada. Lo alejo, colocándole la mano en el pecho, sorprendiéndolo en el acto. No esperaba una reacción por mí parte. Pero, ha sido un error, porque me coge de la muñeca y no me suelta.

   Trato de romper el contacto, lo cual no es posible, tiene más fuerza que yo. El espacio es mínimo, hasta puedo sentir su respiración, lo que me pone nerviosa.

   —Aléjate, por favor —le pido, mirándolo.

   Apoya la mano libre en la pared, cerca de mi cuello.

   —Repítelo —dice, provocando que mi piel se erice.

   —¿El qué? —murmuro, incómoda —. ¿Qué cumplí mi parte? Pues te lo repito: Cumplí mi parte.

   Estar cerca de él es extraño. Me inquieta y me acelera. Me molesta y lo desprecio enormemente. Actúa de forma impredecible. Quiere jugar conmigo. Fastidiarme le divierte, por eso ha tenido las agallas de humillarme delante de todas mis compañeras, e incluso mi superiora, insinuando que somos amantes. ¿A quién se le ocurriría hacer tal disparate? Al maldito señor Tjäder. Desde la primera vez que lo vi tuvo esa actitud egocéntrica y superior. Irritante y que puede hacer lo que quiera. Y, en efecto, puede hacer lo que quiera, pero, no con las personas. Y eso debería enseñárselo alguien.

   —Esto te traerá problemas —me dice, sin borrar esa sonrisa ladeada.

   Llego a mi límite.

   Le intento empujar, lo que me resulta imposible. Vuelvo a probar, pero solo consigo hacerlo reír.

   —¿¡Por qué te divierte!? ¡Aléjate!

   —Lo haré, cuando admitas que no cumpliste tu parte.

   Abro los ojos sorprendida.

   —Por muy señor que te creas, ¿sabes qué podría denunciarte por esto? —le amenazo, pero como esperaba no tiene un efecto en él.

   —Si lo admites, te suelto.

   —Si no, ¿qué? ¿Vamos a estar así toda la noche? —pregunto, harta de él.

   Se encoje de brazos, divertido con la situación.

   De pronto, escucho pasos por el pasillo, y maldigo. 

   Verás cómo alguien nos pille en esta postura. Ya no podré negar nada, sería poco creíble.

   —¿Interrumpo? —la puerta se abre de par en par y aparece Giovanni.

   Giovanni.

   El que faltaba...

   ¿¡Por qué tenía que ser Giovanni!? Ahora qué es lo que va a pensar de mí... Espera, ¿y por qué me importa? Él no es nadie para mí, ¿verdad?

   No puedo evitar recordar lo que sucedió, o bueno, lo que casi sucede con él, y ahora, estoy en una peor posición con el señor Tjäder. No me atrevo ni a mirarlo, me invade la vergüenza.

   —Qué oportuno, como siempre —maldice el pelinegro, soltándome.

   Aprovecho la situación y me alejo de él, queriendo tenerlo lo más lejos posible. Sin quererlo, al apartarme tan repentinamente, choco con Giovanni, quien me agarra con suavidad de los hombros.

   Quedo en medio, mientras estos dos se retan con la mirada. ¿Qué pasa entre ellos?

   Vincent se ajusta la camisa y pasa por nuestro lado. Me da un escalofrío, y me abrazo a mí misma.

   —Os dejo solos, tal vez tengáis cosas de las que hablar —nos dice, con tono burlón. Antes de irse, se dirige a mí —. Volverás a tener noticias mías, señorita Rakt—susurra, y se va.

   Se pierde por el pasillo, cerrando de un portazo.

   Suspiro aliviada.

   Qué castigo de hombre. No sé si podré aguantarlo más. ¿Un año así? Y, ¿si todo este circo es a causa de haberlo molestado esa mañana que lo encontré en su despacho? ¿Aquello podría hacer querer vengarse de esta forma? ¿Entre amenazas y citas? No tiene ningún sentido. ¿Todo por algo así? El único motivo que tenía más peso lo descartamos Gabi y yo, además, él mismo me dijo que no tenía interés en mí, que incluirá tanto el tema sexual como el romántico. Buf, ni loca.

   —¿Te ha hecho algo?

   Miro el rostro de Giovanni y despierto. ¡Estoy en sus brazos!

   Me alejo de él, avergonzada.

   —Lo que viste no es lo que parecía —me apresuro a decir, nerviosa.

   ¿¡Por qué dije eso!?

   —No tienes que darme explicaciones, Meena. De hecho, perdón por haber intervenido —comenta, pasando una mano por su pelo rubio, despeinándoselo, dándole un aspecto diferente, más atractivo.

   —No, no. Gracias a ti, se fue.

   Asiente, intranquilo.

   —Espera un momento —le digo, recordando su chaqueta.

  Busco en mi espacioso bolso y saco su americana, más arrugada de lo que esperaba. Debí de haberla lavado pero quería entregársela lo antes posible. Quería quitarla de la lista de posibles pretextos para buscarlo y que suceda algo que no pueda controlar.

   Se la entrego y me da las gracias.

   Nos mantenemos en silencio, sin saber qué decir. Ni siquiera nos atrevemos a irnos. ¿Por qué actúo como una estúpida? No puedo evitar recordar nuestra última conversación, dónde no le dejé explicarse. No he podido dejar de darle vueltas. Preguntarme qué me iba a decir, qué explicación convincente podría darme. Que me permitiese creerlo, porque, realmente, quería creerlo. 

   —Anoche —me aclaro la garganta —... ¿Qué querías decirme? He pensado que te dejaré explicarte, pero, no significa que vaya a suceder algo entre nosotros —le aclaro, y este asiente.

   —Te lo diré, pero, no aquí.

   —Entonces, ¿dónde? —pregunto, cruzándome de brazos, pensando si es buena idea escucharlo.

   —El sitio más seguro es mi casa.

   Alzo la ceja, reprimiendo una carcajada.

   —¿De verdad? ¿En tu casa? Vale, ¿sabes qué? Olvídalo. —le digo, sintiéndome una tonta, este hombre solo quiere lo que quiere.

   Salgo de la habitación, pero, impide que me vaya, pero, nada que ver con el sinvergüenza de Vincent, él me toca con suavidad el brazo, soltándome al momento.

   —Meena, por favor, no pienses mal. Entiendo que suena a otro tipo de proposición, pero, es porque —se acerca a mí oído, mirando por encima de su hombro —, este sitio está lleno de cámaras.

   —¿Y cuál es el problema? ¿Qué te asusta tanto? O, ¿quién? —le pregunto, con curiosidad.

   ¿Es Vincent Tjäder quién le da miedo? Es decir, es también su superior, pero, Giovanni es también mi jefe y, por lo que parece, un miembro importante del equipo.

   Niega, serio.

   —Aquí no puedo Meena. Es peligroso.

   —¿Para quién? —inquiero.

   —Para ti —contesta, dejándome sin habla —. Entiendo que no puedas confiar en mí, y, de momento, no puedo decirte nada más. Pero, te demostraré que puedes contar conmigo. Te dejaré mi número personal, por si necesitas algo o quieres hablar.

   Apunta en un papel con rapidez su teléfono y me lo da.

   Lo cojo, aún sorprendida por sus palabras. Se va, dejándome con los nervios a flor de piel.

   ¿Es Vincent Tjäder tan peligroso?

***

   Correr. No puedo dejar de correr. De huir, querer alejarme todo lo posible de aquí. Salir de este lugar. La noche no me lo impedirá.

   Él me dijo que debía de esconderme, y eso haré. Estoy perdida, y puede que siga perdiéndome, pero no puedo parar porque si no me atrapará.

   Escucho pasos detrás mía, no muy cerca, pero tampoco muy lejos. Me está buscando. He tratado de salir del bosque, pero, sigo llegando al mismo lugar. Es como si corriese en círculos. Comienzo a pensar que será imposible. Me canso en vano, pero, debo aguantar. Cuando creo haberlo logrado, vuelvo a estar delante de la estructura derrumbada. Es imposible salir de aquí. De pronto, veo una luz acercándose por detrás y sé que estoy perdida.

   Escucho los gritos de un hombre, exigiendo que deje de huir. No lo escucho, debo alejarme de él. Sin embargo, es tarde.

   Allí esta.

   Viene a matarme.

   —¡No! —grito, abriendo los ojos, despertando.

   Respiro agitadamente, tratando de relajarme. Mi pulso va a mil. Noto mi ropa húmeda. ¡Cuánto he sudado! Han debido de ser unas horas intensas. Fue solo un mal sueño, uno muy confuso, pero, al final y al cabo solo una pesadilla. Será por el estrés que me ha causado Vincent.

   Me dormí alrededor de las once de la noche y son... Alargo el brazo y cojo el teléfono para mirar la hora. Es apenas la una de la mañana. Abro mejor los ojos y veo varias llamadas perdidas de Gabi. ¿Le habrá pasado algo? Ay, sí, Roberto.

   La llamaré, pero iré antes a por agua. Me levanto. Esta noche olvidé coger un vaso de agua y dejarlo en mi cuarto. Abro la puerta y voy con la linterna del móvil a la "cocina salón". Siempre cierro la puerta porque odio dormir con la puerta abierta, tanto cuando vivía con mis padres como con Ura. Me da inseguridad.

   Volví a llamar a Ura esta tarde, pero, seguía sin responder. Comencé a ponerme nerviosa e intenté ponerme en contacto con alguna de sus amigas, pero, no la habían visto. Mañana volvería a llamarla y si no me respondía, llamaría a su trabajo. Ura tenía el teléfono estropeado. A veces se le apagaba y no volvía a funcionar hasta los tres días. En varias ocasiones le había dado dinero para comprarse otro, pero nunca aparecía con él. Nunca le dije nada al respecto, ya que no era tanto dinero y lo último que quería era pelear con ella. Así que, me tranquilicé porque no era la primera vez que pasaba.

   No me molesto en encender la luz, ya que sí dejo que me alumbre ya no podré dormir o me costará mucho. La luz de la linterna es más leve. Cojo el vaso y me lo traigo directamente a mi cuarto, cerrando la puerta de nuevo. No me acostumbro a estar sola, se me hace extraño y, puede que tenga un poco de miedo.

   Vuelvo a acostarme, pero, pongo los datos móviles, los cuales suelo apagar siempre antes de dormir. Y recibo de golpe mensajes de Gabi. Los miro por encima, contándome lo de Roberto, sin embargo, a medida que voy leyendo, cambia el tema. El último mensaje me pone la piel de gallina:

   "Llámame, debo contarte algo que no te va a gustar".

   Me pongo de pie, incapaz de estar sentada. Levanto la persiana y salgo fuera, no sin antes ponerme un cárdigan. Aprovecho que no hace mucho viento y saco un cigarrillo. Sé que debería dejar de fumar, pero voy poco a poco.

   No pierdo más tiempo y la llamo, nerviosa.

   Un timbre.

   Dos timbres.

   Tres, cuatro, cinco...

   No responde.

   —¿¡Meena!? ¡Qué bien que me hayas respondido! Casi me iba a dormir. —me responde, finalmente.

   Noto su voz intranquila.

   —¿Qué ha pasado? ¿Estás bien? ¿Pasó algo con Roberto? —le pregunto, impaciente.

   —Ese tema podrá esperar... Tengo que decirte algo, y necesito que estés tranquila, ¿vale? —me avisa, lo cual me hace preocuparme —. ¿Podrás estar tranquila?

   —Gabriela, ¡dime qué pasó! Me estás poniendo nerviosa.

   Suspira.

   —¿Te acuerdas del amigo que llamé para comprobar lo que pasó en la catedral? —pregunta, a lo que asiento —. Pues, me llamó alrededor de las once de la noche. Me preguntó por eso mismo. Una noticia que ha conmocionado...

   —¡Gabriela qué te dijo!

   —Han encontrado esta noche un cadáver en el confesionario de la Catedral Il Duomo de Verona, un deán, Concordio Casadei, que había desaparecido hace varios días. Lo que viste fue real, lo mataron. Eres testigo, Meena, y no hay rastro de los asesinos. 



***

¡Holaaaa! ¿Cómo estáis? Espero que estéis muy bien y os haya gustado el capítulo, espero vuestros comentarios💖💖💖💖💖

La situación se vuelve a poner tensa, ¿qué pensará Meena de Giovanni? ¿Tendrá Giovanni realmente una excusa o explicación? Y, ¿Giovanni tendrá miedo de Vincent Tjäder? Lo veremos próximamente...

Un abrazo fuerte a todos y mucha suerte con vuestros proyectos, el instituto, la universidad, el trabajo o las situaciones privadas de cada uno/a.  💖


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro