Cap39.2: La historia original es inamovible
No creía que su petición fuese algo tan sencillo como eso y a la vez sin importancia. Un tema carnal es lo de menos, tampoco significaría nada si no nace directamente de las dos personas. No puedo dejar de hacer reparo en que su rostro expresa la importancia que le da y que para nada lo dice en broma.
—No tendría valor, me estarías obligando —le contesto tras un suspiro, no me molesta en realidad.
—No, no lo estaría haciendo. Accederás porque es la tradición. Lewis, es algo simple, no deseo correr el riesgo de que Oliver se quede con el cuerpo. Eventualmente podría pasar algo y no quiero que no sea contigo, quiero tener toda la convicción de que vendrás a mí y no me estás engañando —responde ella con toda seriedad.
—¿Estás hablando en serio? —apunto.
—Sí, de no aceptarlo lo entenderé como que estás simplemente jugando con mi cabeza. Entonces Oliver tendría razón —expone ella y sus palabras dan justamente en la realidad.
Victoria está siendo más asertiva y pensando más, no puedo dejar que se vaya por ese camino. Me acerco a ella colocando los dedos detrás de su cuello para levantar su cabeza haciéndola verme a los ojos. Luego junto mis labios con los suyos como respuesta. Sus brazos me rodean y sonríe victoriosa sin dejarme apartar.
Cálido, en extremo cálido es su tacto. No puedo dejar que se acerque más.
—Te diré entonces, Lewis —responde entrelazando sus dedos con los míos—. Oliver está en una posada, según me dijo se llama "El Viento Dorado".
—Mantendré mi palabra —respondo ya con la información en mi cabeza.
—Lo sé, sé que lo harás —dice separándose de mí, dejándome saber que yo no di un paso atrás.
Me despido de ella y salgo de la habitación manteniendo mi cabeza en alto. Hay algo que me molesta, ya no me hiere manipularla, lo siento como algo que simplemente debo hacer por sobrevivir y sale de forma natural.
Pero no logro sacar de mi cabeza el rostro de Helios, aun cuando ni siquiera sé que tenemos en realidad. No quiero que sea un juguete, necesito volver con él antes de que esta trampa que he hecho para Victoria y para mí me consuma.
A él ni siquiera le importa, él no siente nada y, ¿yo aquí con esta culpa?
No es justo.
Lo necesito, necesito a Victoria si no quiero morir al final de esta obra a sus manos y las de Oliver, mas solo queda propiciarle la información al conde Walker y limpiarme las manos del asunto.
Llega la hora de la cena formal de compromiso. Esta vez el salón es mucho más extenso y decorado con piedras preciosas demostrando la opulencia del reino, algo que ya me resulta cansino.
Victoria y su prometido están sentados juntos, al lado de cada uno se extiende su familia.
Por el lado de Victoria el orden sería: Lewelyn, Lyra y yo. En el del príncipe Frederick está la reina y sus dos hermanos menores. Por lo que sé, el Rey está enfermo de gravedad.
Mis ojos se topan varias veces con los de Frederick, pienso en que es Oliver, pero no puedo dar signos de conocer el asunto. Se me hace tedioso y peligroso. Debería dejarle tomar cartas a mi padre, le comentaré luego de la cena.
Lewelyn está tan tranquilo en su asiento.
¿Por qué la pregunta sobre la virginidad de Victoria?
En ese momento la Reina se levanta de su asiento y todos posan su mirada en ella.
—Queridos súbditos de Axtrinia. Me complace anunciar que la esposa para el príncipe Frederick Máxime de Axtrinia Hellfort Vlan Crux ha sido por fin elegida —comenta la anciana de atuendos rojos.
El príncipe y Victoria se levantan de sus asientos tomados de las manos y con una sonrisa alegre en su rostro. Ahora sé que la de él es sincera, pero la de Victoria no debería serlo.
—Yo, Frederick Máxime de Axtrinia Hellfort Vlan Crux, me gustaría pedir en matrimonio a Victoria Roosevelt —responde él y un hombre trae los anillos de compromiso, con rubíes en el aro y el escudo de la familia real al centro, los cuales son colocados en los dedos de la pareja.
—Acepto, me encantaría, príncipe Frederick —responde Victoria con una sonrisa amable y llena de inocencia.
Es una flor, una flor que está aprendiendo a ser venenosa. ¿Quiere darme su virginidad? No pensé que me desease tanto como para ello.
—¡Brindemos por la nueva pareja! —Propone la Reina y todos levantan sus copas en un brindis formal.
La orquesta toca canciones alegres y clásicas de Axtrinia, también los bailes empiezan y la sala se llena de alegría bajo los sonidos de los violines, chelos, violas, contrabajos, oboes y flautas.
—Lewelyn, todo está confirmado. Los capturaron —expone la sombra de mi padre y este sonríe ampliamente victorioso, solo observando el banquete.
—Perfecto, por fin la venganza por nuestro padre, Augustos será completada —dice Lewelyn alzando su copa en celebración y aceptando bailar con mi madre—. Eres bueno observando Lewis, por eso eres mi heredero, me llenas de orgullo.
Me dedica esas palabras antes de marcharse a la fiesta dejándome analizando cada pequeña palabra en su sentencia. Orgullo...bueno observando...algo trama.
Yo le observo desde me silla analizando la situación. ¿Padre sabía de Oliver, su posición, que Walker iría, que había suplantado al príncipe?
No, no, no... si eso es así y dice que los capturaron. Por una jaula y unas mordazas no los capturarían, debe haber preparado la escena. ¿Pero cómo?
Cierro los ojos pensando y el cabello rojo de la familia Walker cae en mi mente. Solo puedo pensar en que serán acusados por brujería.
Observo a Oliver bailar tan alegremente con Victoria. ¿Entregó a su padre o no lo sabe?
Me muevo hasta él mientras debo bailar con las personas a mi alrededor, para llegar al objetivo. Una vez cerca, logro pedirle un momento de su tiempo mostrando respeto pues sea Oliver o no, para todos es el príncipe. Nos apartamos de la multitud para poder hablar discretamente.
—¿Usted entregó a su padre? —le cuestiono.
—No sé de qué me habla, mi padre está en cama en estos momentos, joven Roosevelt —su tono y formalidad es el mismo que en el jardín. ¿Desde entonces ya era él?
—El conde Walker, lo acaban de capturar, ¿sabía algo de esto? —digo de forma directa.
Frederick, o debería decir, Oliver se queda en shock, pero luego se calma y solo responde sin inmutarse más.
—Se lo merecía de cualquier manera, ¿sabe los sacrificios que hacen los aquelarres? Ese hombre asesinó a más de diez personas de nuestros compañeros para tratar de revivir a mi madre y que sea un cuerpo inerte en el sótano...sin alma, solo una muñeca vacía —responde Oliver y luego agrega regresando a su nuevo papel adoptado—. Agradecería que no me confundiese más, o podría ser tomado como una ofensa, joven Roosevelt.
El joven se marcha dándome la espalda. Debo hacer algo, debo encontrar la forma de ayudar a Walker, pero me quedo sin opciones. Si mi padre intervino puedo tener por seguro que hizo todo lo posible porque huir para él fuese imposible.
El resto de la velada transcurre con normalidad, el problema es justamente al terminarla y que todos se vayan a sus habitaciones. Mi familia es citada por la reina regente, Claudina, a su habitación privada de reuniones.
Lyra, Lewelyn, Victoria y yo somos reunidos ante ella. La Reina es difícil de leer, realmente en esta posición no sé qué planea y tampoco mi padre.
El calor sofocante de la sala me carcome la cabeza al ver el fuego arder, imaginando el futuro que se avecina.
—Duque Roosevelt, debo comentarle que la familia Walker fue apresada hoy, acusados de tratos con fuerzas oscuras, demoníacas —plantea la anciana con total elocuencia volteando a ver la chimenea—. El asunto no debería ser de vuestra incumbencia, mas, el más joven de los afectados dice que es el príncipe Frederick y que la señorita Victoria es participe en esto.
—Puedo afirmar que no tenemos cabida en este asunto, su majestad —responde mi padre con formalidad.
—Son embustes lo que comenta esa persona, no hay posibilidad de que "cambien de almas" como asegura. Sin embargo, la mera sugerencia de que la señorita Victoria esté implicada es posible, si tenemos en cuentas que se conocían previamente —responde la reina llena de formalidad y seriedad.
—¿Qué propone? —apunta mi padre.
—Comprobar si han sido amantes —responde la reina.
Cierro los ojos para respirar profundamente y mantener mi aire calmado.
¿Lewelyn realmente va a permitir esto?
Sí, claro que lo haría.
—Su propuesta y afirmación es una afrenta al nombre de la familia —expone mi padre.
Victoria no parece entender de qué hablan y toma mi mano por impulso suponiendo lo peor.
—Por ese motivo los cité en privado, con el objetivo de que este asunto no toque la luz de forma innecesaria —argumenta la reina—. Les ofrezco tres opciones, como muestra de mi misericordia.
—¿Cuáles, su majestad? —pregunta mi padre manteniendo la calma, sin perder su tono formal sin preocupaciones.
—La primera es aceptarlo y que sea pura, en ese caso todo proseguirá de la forma actual. El segundo es que no lo sea, de ser así evitaré tomar medidas contra ustedes, pero el compromiso se romperá. La tercera es que se nieguen, en tal caso se les juzgaría por traición y sus títulos serían retirados —argumenta la señora.
Mi madre mantiene la compostura, pero mira a mi padre esperando que él no acepte esas pautas. Victoria entiende la cuestión y se decide a hablar antes de que él responda.
—Puedo asegurar que nunca he estado con nadie. ¿Cómo piensan comprobarlo? —discute ella evitando sonar preocupada.
—Lo hará una doncella, no deberá preocuparse —plantea la reina.
—La situación es una clara afrenta a mi hermana y su virtud, su majestad —argumento al ver que no tienen problemas en aceptarlo—. Que se cuestione ese hecho es un insulto.
—¿Tomarán la opción de negarse? —expone Claudina.
—No, Victoria hará esa prueba. Agradezco el hecho de que sea tomado en secreto el asunto. Es una irresponsabilidad por parte de ella el relacionarse con esos brujos —dice mi padre sin cuestionar nada más.
—Siempre ha sido precedido por su raciocinio, duque Roosevelt —dice la Reina cerrando la conversación.
Tras sus palabras una sirvienta entra con una camilla metálica sobre unas ruedas y un artefacto parecido a una pinza plana sobre esta, en una bandeja.
—¿Qué harán? —cuestiona Victoria—: ¿Cómo lo harán?
Observo a Victoria y realmente no creo que sea bueno para ella el pasar por esto. Va a ser problemático.
—Señorita Roosevelt, debe acomodarse en la camilla, retire su ropa interior y abra las piernas. Será rápido —expone la sirvienta tomando en sus manos el objeto metálico.
—¿Qué vas a hacer con eso? —Victoria se levanta de su posición preocupada.
—Será rápido, lo introduciremos en su vagina y abriremos, si la sangre corre, eso quiere decir que usted es pura. De no ser así, debe imaginarlo —responde la mujer sin dudarlo.
—De ninguna manera —dice Victoria entre susurros, se nota entre la espada y la pared.
—Debe hacerse —plantea la Reina.
—No lo hará —expongo colocando a mi hermana a mi espalda.
Las dos jóvenes sujetan a mi hermana de los brazos por los costados y esta se deja llevar como ida, parece estar aceptando su destino pensando que es incapaz de retroceder.
—¡Victoria, ven acá! —grito dispuesto a ir hasta ella cuando mi padre me detiene por la muñeca—. Duque, termine este espectáculo ya. Hágalo antes de que realicen esa deshonra a vuestra hija.
—Lewis, compórtate —ordena él con una voz amenazante.
—¡No, no le va a hacer eso a Victoria! ¡Sabe que es pura, no la he tocado y dudo que se deje tocar por otra persona! Detenga esto, sé que puede —digo observándolo y sin perder más la compostura.
Victoria es colocada sobre la mesa con sus manos sujetadas por una de las sirvientas mientras la otra agarra sus piernas por las rodillas dispuesta a abrir sus piernas. La situación le puede haciéndola cerrar sus ojos con fuerza dispuesta a aceptar su destino. Todo por la familia, todo por una tontería si ella ni siquiera quiere el poder que le quieren dar.
Me dispongo a sacar una daga de mi mano para zafarme del agarre de Lewelyn cuando sus palabras interrumpen todos los acontecimientos.
—Espero que haya aprendido la lección para que no jueguen con los brujos. Y va la advertencia para los tres. ¿Lyra, Lewis, Victoria, por qué tengo que pasar por la desagradable situación de conocer por otras personas que mi familia tiene lazos con ellos? —explica el duque.
—Lewelyn, rompí mi relación con los Walker luego del incidente de los niños, y lo sabe —plantea Lyra.
—Sí, pero los críos que tanto esfuerzo pusimos en criar se revelan de una absurda manera —expone él.
—No he usado ese contacto contra usted, al contrario, siempre ha sido en favor de la familia —argumento y ciertamente, no debe poder encontrar una queja sobre mí.
—No pueden relacionarse con los Walker, es una orden. Ellos asesinaron a vuestro abuelo, a sangre fría, y los maldijeron. No quiero excusas —dice mi padre.
—Seremos más cuidadosos —respondo yo.
—Lewis, siempre está reunido con ellos. Incluso el ataque por el que recibí mi castigo fue en la residencia Walker —expone Lyra viendo como dirigir las flechas hacia mí.
—Mi relación con Oliver solo ha sido una amistad, él no pensaba hacer nada a la familia —plantea Victoria viéndose libre de las sirvientas, pero con la voz derrotada.
—Creo que he sido demasiado permisivo con ustedes, por eso se han descarrilado. Guerras internas, bandos, alianzas, deberían actuar como uno solo y no como enemigos —ordena él.
Mi madre mantiene a la Reina y a las sirvientas sin poder moverse con su poder. Mi padre y ella las hipnotizan para hacerles creer que el momento fue vivido. Mi padre susurra unas palabras extra al oído de la reina, unas que no logran ser escuchadas por mí.
—Nadie tiene el derecho de manchar así nuestro apellido, no saldrá impune —plantea Lewelyn con una voz capaz de helar al más firme guerrero—. Lewis, sé que vas a intentar liberar al conde Walker. Te lo advierto, ni se te ocurra o vas a ser tú quien quede en su lugar.
Sus palabras llegan a mí como flechas. En el fondo ya estaba planeando algo para salvarlo, pero hacerlo es poner todos los focos sobre mí. Si Lewelyn Roosevelt dice que es el final del linaje Walker, entonces, lo será.
Llevo una mano a mi cuello para acariciarlo mientras veo a Victoria salir apresurada de la habitación molesta y yo seguirla ignorando lo que quedó de este escenario roto.
Sin embargo, esto no es lo más impactante. Esta noche, la Reina Claudina de Axtrinia es encontrada sin vida en su habitación, acostada en el centro de unos círculos de sangre hechos por su propia mano.
¿Los rumores? Todo es culpa de los Walker, los brujos pelirrojos.
La historia está tomando su curso de nuevo. Victoria estará casada con Oliver y William Walker está a punto de ser ejecutado por brujería al ser entregado por su hijo y mi padre. Posiblemente Lewelyn espere aniquilar a Oliver una vez completado el matrimonio y la excusa de los hijos, debe creer que Victoria lo puede hacer bailar a su deseo.
Yo solo sé, que estoy ante una situación bastante complicada. Si esto sigue así, llegará mi momento.
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