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Cap 1: página perdida del libro

Adoro esta vida llena de paz, también el trabajo y el novio perfecto que poseo desde hace años. Me encanta que sea tan servicial y amable conmigo. Ahora estoy en la cama, desnuda, esperando que vuelva mientras le comento lo que pude leer del borrador de la historia que está escribiendo. Nuestra pequeña rutina, Gabriel escribe sus ideas y yo me emociono al leerlas.

Él a su vez se levanta a traer una bandeja con frutas y un zumo de piña. Todos y cada uno de sus tratos me devuelven la confianza que había perdido en mí misma.

—Estoy cansada, me he pasado toda la noche leyendo el borrador. Me gusta el inicio porque soy fan de los vampiros y jerarquías ambientadas con un estilo victoriano, un mundo así, con magia. Realmente pensé que me engancharía —le comento bajando la mirada al borrador en mis manos.

—Lo sé, siempre te han gustado las historias de fantasía—me responde Gabriel con una sonrisa.

Me quedo perdida en su rostro unos segundos, pero agito mi cabeza para volver en mí. Es decir, es imposible no hacerlo, esos ojos color avellana y labios con movimientos gentiles me hacen soñar. Aun así, debo volver a la realidad y darle mi crítica objetiva propia de su principal fan.

—Sé que la historia gira en torno a Victoria Roosevelt, la niña gemela nacida del parto maldito de Lyra. Ella tiene el desarrollo y todos los focos centrados en su cabeza, como la estrella principal de la obra; pero su personalidad es algo lineal y es además bastante sádica, solo busca sentir a través de ese "algo", dado la incapacidad de procesar emociones de su raza, siendo su principal juguete cuando niña su hermana gemela. Aunque luego se arrepiente y se "vuelve" la heroína, no la vi muy arrepentida, realmente, no se me hace una protagonista —le digo mordiendo discretamente mi labio esperando una reacción negativa por su parte, ya que no me gustó su protagonista.

—Todo es por su infancia, pero luego se redime, amor mío. Le echaré un ojo —responde mi novio con un tono cálido.

Llega donde yo para sentarse en la cama aun sosteniendo la bandeja y deja un beso suave en mi frente. Yo aparto el borrador para aliviar el peso de su regazo, mientras siento mis mejillas arder al hacer contacto visual con el anillo plateado en mi dedo anular.

—Me alegra que hayas aceptado —susurra él.

Yo trato de volver a la conversación como puedo entre nervios y evitando el contacto visual con sus ojos.

—Por otra parte, plasmas a Lewis Roosevelt cómo una inútil con deseos de venganza por el rechazo y abuso que recibió al nacer humana. Le pisotearon y llevaron a ese punto. ¿Por qué le decapitan? ¿Por qué le matan al final o por qué hacer que el mundo le odie? Me produjo demasiada lástima, ni siquiera pudieron darle un atisbo de afecto. No entiendo tu sentido de justicia, ¿no pudiste darle un mejor final? Bueno, como villana principal es normal, aunque no me gusta. La creaste más fría que a los propios vampiros, un humano incapaz de salir de esa cárcel de doctrinas pesadas y torturas que le habían impuesto. Y no creo que deba ser la antagonista principal, lo siento forzado, incluso si mataba a su madre o padre, ella nunca fue bien tratada. Ellos la torturaban —confieso demostrándole el cariño que logré tomarle al personaje, aunque eso en el fondo es algo bueno significando que es capaz de provocar en los lectores algún tipo de sentimiento.

—Por eso te pedí ayuda para corregirlo. Sé que te gustan estas cosas y que llevarás la obra por un mejor camino —dice mientras acaricia mi cabello, adoro sus manos— Dani.

—Lo haré, amor —le contesto e inclino para besarle luego de tomar un poco del jugo que me sirvió—. Dime, ¿en qué te ayudo?

—¿Podrías ser Lewis Roosevelt? —dice con la mayor normalidad del mundo.

—¿Eh? No entiendo —respondo ladeando la cabeza.

El vaso cae de mis manos y todo se torna borroso, su rostro, esos ojos que amo ya no están delante de mí con claridad. Mi cuerpo cae hacía un lado, pero soy sostenida y colocada en la cama con cuidado. Siento el frío en mi espalda y la sangre brotar de mis labios.

¿Qué demonios ha pasado?

¿Estoy muriendo?

Despierto en una sala de cine y en la pantalla unas letras enormes que anuncian "La sangre de la Victoria". Es la historia que había terminado de leer escrita por Gabriel.

Me intento levantar del asiento, primera fila, pero no me logro despegar de este. A cada segundo que pasa siento más helado mi cuerpo y el miedo me invade.

Luego la escena con las palabras la pantalla cambia para dejarme ver, de forma animada, tras ligeros fallos por algo parecido a ¿interferencia?, la muerte de Lewis Roosevelt. Donde aparece en el suelo, inerte, decapitado, mientras su casa queda consumida por el fuego, llevándose quizás su sufrimiento grabado en las paredes.

—¡Bienvenida! —grita un ser desconocido.

Un hombre de casi dos metros, cabellos color azabache, ojos grises, alas negras, cola similar a la de un demonio, un ojo en su frente y cuernos. Toda una criatura que me hace pensar que quizás estoy el infierno.

—¿Dónde demonios estoy? —Digo confundida y aterrada—. ¿Yo...morí?

Intento liberarme evitando verle de frente. Cierro mis ojos intentando que desaparezca, queriendo regresar a la realidad, la realidad que conozco, pero nada funciona.

—No, no, no, solo que tu novio hizo un pacto conmigo para crear una obra de éxito y le recomendé usarte como Lewis Roosevelt —dice el ser extraño.

Yo sé que son mentiras, puras mentiras. Esto es una pesadilla, tiene que serlo.

—No tiene sentido, nada tiene sentido. Incluso de ser real esta estúpida fantasía, ¿Por qué? ¿Por qué a mí? Gabriel jamás me haría eso —Le respondo entre gritos—. Pronto desaparecerás; esto solo es un horrible sueño, solo eso.

Forcejeo para desatarme pero...nada me sujeta. Mi cuerpo simplemente no responde, soy como un muñeco sin vida que solo puede hablar, escuchar y observar.

—Veamos —dice la criatura mientras empieza a leer un papel que sostiene en sus manos—: Daniela Ruiseco, colombiana, veinticinco años, graduada de la universidad de contabilidad y finanzas, primera de su año, dominas cuatro idiomas, escritora a medio tiempo, experta en negocios y estafadora profesional.

Parece que descubrió mi otro trabajo

—Cierto, eres una creación de mi subconsciente, por lo que sabes todo eso. No debo asustarme —me digo a mí misma por lo bajo.

—Aún no estás muerta, solo...en coma, inerte, como un pequeño vegetal —dice para luego soltar una diabólica carcajada y recobrar rápidamente su porte serio —Si quieres regresar a tu cuerpo debes sobrevivir en la mencionada historia de tu novio interpretando a Lewis Roosevelt y llevarle a un final que guste a los lectores. De no ser así, lamento decirte que tu cuerpo sufrirá...mucho, y morirás, naturalmente —dice el demonio con tono cínico y burlesco, lo disfruta.

—¡No quiero hacerlo! ¡Yo no pedí esto! — grito desesperada.

—Tu pareja, Gabriel, lo ha decidido por ti como parte de nuestro acuerdo. Yo solo llevo a cabo mi parte. —El ser inicia la película en la pantalla y me obliga a verla—. Recuerda esto, puede ser lo único que te salve. Me dirás tú cuándo sientas en carne propia la vida de Lewis, si su venganza tiene o no sentido, la muerte es su liberación. Palabras de Gabriel, no mías. Que disfrutes, criatura.

Luego de hablar, deja salir una fuerte carcajada dejándome ver cuánto lo está disfrutando. Durante las horas que dura la película soy incapaz de decir palabra alguna y caigo en cuenta que lo que veo será mi nueva realidad a partir de ese momento. Una lágrima recorre mi mejilla y cuando la grabación termina todo a mí alrededor se vuelve tinieblas.

Pensé que podría recordar todo y hacerlo fácil, pero acabo de renacer como un bebé y de alguna forma sé que gran parte de esos recuerdos que traté de fijar los voy a perder con el tiempo. Lo primero que ven mis ojos es a Lyra Roosevelt, mi madre en esta historia, tratando de arrancarlos en un arrebato de ira y desesperación.

Si existe un Dios allá arriba, le pido ayuda para sobrevivir a este baile entre demonios, porque yo ya entendí que será la pesadilla más real de mi vida.

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