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4


—¿Que vas a hacer qué? — Zahir tomó un trago grande de brandy.

—Me voy a casar con Liam James Payne Taylor —dijo Zayn con calma por segunda vez.

Estaban sentados en los sillones de orejeras del estudio de Zahir, con los pies en un escabel colocado entre ambos. Molly estaba arriba con los bebés.

Zahir lo miró con el ceño fruncido. —¿Y Liam sabe que vas a ser su futuro Alfa?

—Aún no.

Zahir pensó un momento en aquello. —¿Al menos has salido con él?

—Sí. Ayer estuvo aquí con su hijo. Brody montó al pequeño Amos y después hicimos una barbacoa y fuimos a nadar.

—¿Vinieron aquí? Yo no los vi.

—Porque Molly y tú habíais salido.

—Ya lo sé —gruñó Zahir.

—Hablas igual que el abuelo.

—No empieces — Zahir achicó los ojos y lo miró un momento—. Molly me dijo que le habías hecho preguntas sobre Liam, pero no pensé...

—¿Qué no pensaste?

—Vamos, Zayn. ¿Cuánto tiempo lleva en el pueblo? ¿Unos días?

—Mañana hará siete, y...

—Nunca habéis estado a solas, ¿verdad? —preguntó Zahir.

—Anoche estuvimos solos y hablamos. Hablamos durante horas.

—Con el niño allí.

—Brody estaba ocupado con el pony, con la piscina y con Simba.

—Vale. Está bien. Habéis salido una vez.

—¿Y qué?

—Bueno, tendrás que admitir que esto es muy repentino.

Zayn se encogió de hombros.

—Repentino o no, sé que quiero a Liam y a Brody en mi vida. Piensa en lo que te pasó a ti con Molly. Sabías que lo querías en tu vida desde el primer momento. Y no intentes convencerme de que no era así.

Zahir negó con la cabeza.

—No es lo mismo. Yo conocía a Molly de toda la vida, pero sólo empecé a verla de verdad cuando me enfureció y se presentó a la alcaldía.

Zayn levantó su copa en un gesto de saludo.

—Lo mismo me ha pasado a mí con Liam. Lo he conocido toda mi vida, pero no lo había visto hasta el sábado en la gasolinera, cuando llegó al pueblo.

—¿Toda tu vida? Has pasado un tercio de tu vida fuera de aquí y él también.

—¿Y adonde quieres ir a parar?

—Escucha. Sí, yo al fin me fijé en Molly y supe que la deseaba, pero no quise emparejarme oficialmente con ella hasta que me enteré de que estaba embarazada. Y no supe que la amaba con todo mi corazón hasta un poco después.

—Bueno, ésa es la diferencia entre tú y yo. Yo sé lo que quiero y sé que es amor.

Zahir tomó otro trago de brandy y frunció el ceño.

—Lo que quiero decirte es que el amor es un proceso y a mí me parece que tú te has saltado unos cuantos pasos.

—No estoy de acuerdo.

—Pero ni siquiera lo conoces. No es posible.

—Lo conozco. Lo conocí en cuanto lo vi el sábado pasado. Es mi futuro Omega.

Zahir lo miró largo rato.

—Piensa en todos los Omegas con los que has estado.

Zayn no tenía el menor interés en hacer eso. —¿Por qué? ¿Qué pasa con ellos?

—Siempre has salido corriendo.

—¿Y qué?

—Que no se puede decir que seas propenso al matrimonio. No sabes nada del trabajo duro que supone vivir con un Omega.

—He cambiado —repuso Zayn.

Su hermano pensó un momento en aquello.

—Puede que hayas cambiado un poco —admitió.

—No. He cambiado mucho.

—Aun así, Liam sólo hace un año que es viudo.

—¿Y qué?

—Que puede que no esté preparado para volver a emparejarse. A lo mejor quería mucho a su Alfa y lo sigue queriendo. ¿Has pensado en eso?

No había pensado. Y la idea le daba náuseas.

—Le intereso. Lo veo en sus ojos.

—Y también tienes que pensar en el chico...

—Ya te lo he dicho. Me gusta Brody.

—Educar a un niño es un gran paso.

—Ya lo sé.

—Y luego está el Alfa que pasó por aquí hace once años y engendró a ese niño. ¿Has hablado de él con Liam?

—No —tuvo que confesar Zayn.

—Pues quizá deberías. No estaría de más que hablaras con él de su difunto Alfa y del padre de Brody antes de pedirle matrimonio.

Zayn pensaba hacerlo... con el tiempo.

—No quiero apresurar las cosas.

Zahir echó atrás la cabeza y soltó una carcajada.

—¿Estás seguro de que te vas a casar con Liam, pero no quieres apresurar las cosas?

Zayn negó con la cabeza.

—No sé por qué te hablo de esto.

—Yo sí. Porque necesitas un consejo y sabes que yo puedo dártelo.

—¿Eso es lo que estás haciendo?

—Sí. Y Liam volverá a... ¿dónde vive ahora?

—San Antonio.

—Volverá a San Antonio dentro de... ¿cuánto?

—No lo sé. Después de la boda, supongo. A menos que pueda conseguir que me dé un sí antes de entonces.

Zahir sonrió.

—Pues ya puedes darte prisa.

Zayn lanzó un gruñido al darse cuenta de que su hermano no se oponía totalmente a sus planes.

—Eres un hijo de perra. Me tenías preocupado.

Zahir lo miró con franqueza.

—Sólo quiero que lo pienses bien.

—Lo he hecho.

—Me alegro de oírlo. Y si quieres casarte con Liam, adelante. Siempre, claro, que él quiera casarse contigo.

—Querrá.

Zahir lo saludó con su copa.

—Ahí puede estar tu problema. No te pongas demasiado chulo, ¿me oyes? Cuando un Alfa se siente más seguro es cuando más les gusta a los Omegas rechazarlo.

—Ahora hablas de Molly, no de Liam.

—Hablo de todos los Omegas. Les gusta que un Alfa sepa lo que quiere e intente conseguirlo, pero no que esté muy seguro de sí mismo. Un Omega necesita un Alfa que sepa mostrarse humilde cuando tiene que hacerlo.

Zayn levantó los ojos al techo.

—Tú no has tenido ni un día humilde en tu vida.

—Sí lo he tenido. Me he puesto de rodillas y no se te ocurra dudarlo. No fue fácil: sobre todo la primera vez. Pero un Alfa se puede habituar a arrastrarse de vez en cuando. Si él Omega lo vale.

—No creo que sea necesario arrastrarse.

Zahir movió la cabeza, tomó la botella de brandy y sirvió más cantidad en las copas.

[...]

El sábado por la noche, la madre de Liam sirvió un asado de ternera tan tierno y jugoso que cuando Heck lo cortó, la carne se separaba sola del hueso. Heck dio gracias con su estilo breve y conciso y empezaron a pasarse las patatas, las judías verdes y la salsa.

Heck miró a su nieto.

—Bueno, hijo, ¿te gusta estar aquí?

Brody asintió con la cabeza y se sirvió más patatas. Siempre se mostraba cauteloso con Heck. Liam no sabía si lo había aprendido de él o si se debía a que su padre era un Alfa que hablaba y reía en voz alta y hacía mucho ruido y el niño no había pasado el tiempo suficiente con él para acostumbrarse a su estilo.

—No te oigo con la boca cerrada —rió Heck.

Liam dejó el bol de judías verdes en la mesa. —Pues a ti sí te oímos, papá, puesto que siempre hablas a gritos.

Heck se puso tenso. Miró a la madre de Liam, quien se encogió de hombros.

—Bueno, siento si te he ofendido... otra vez —musitó Heck.

Brody, que lo miraba con los ojos muy abiertos, eligió aquel momento para intervenir.

—Fuimos al lago. Fue divertido.

Heck sonrió. —Me alegro, hijo.

—Y antes de ayer fuimos a casa de Zayn. Vive en un rancho y monté en un caballo que se llama Amos, nadé en la piscina y jugué con el perro de Zayn, que se llama Simba.

Heck se inclinó hacia Enid y le habló como si estuvieran los dos solos. —¿Fueron al rancho?

La madre de Liam le lanzó una mirada de paciencia. —¿Por qué no se lo preguntas a tu hijo?

—Eso, papá. ¿Por qué no me preguntas a mí? —intervino Liam—. Después de todo, estoy aquí sentado.

—Ejem... —Heck lo miró—. ¿Fuiste al rancho de Zayn, hijo? —preguntó con mucho cuidado.

Liam lo miró a los ojos, que eran del mismo color miel que los suyos y comprendió que su padre se esforzaba por llevarse bien con él y arreglar las vallas que con tanta crueldad había pisoteado once años antes.

Y también comprendió que él era muy duro con Heck. Su padre lo quería y sólo había hecho lo que consideraba lo mejor para él.

Lo que ocurría era que siempre que lo miraba no podía evitar recordar los gritos y amenazas con los que había recibido la noticia de su embarazo.

Y todavía no sabía qué le había dolido más, si esos gritos o que lo hubiera enviado a San Antonio para no tener que ver a su hijito Omega soltero avergonzándolo con su embarazo delante de todo el pueblo.

Pero de eso hacía ya mucho tiempo y ahora era un Omega adulto que dirigía su propia vida y Heck sólo le había hecho una pregunta civilizada.

—Sí, papá. El jueves fuimos al Doble Z. Nos invitó Zayn y nos divertimos mucho.

—Eso está muy bien —musitó su padre.

Pero no dijo nada más, cosa que Liam le agradeció. Le sonrió y él le dio una palmadita en la mano.

—¿Qué te parece si pasas esas judías verdes, cariño? Gracias.

—De nada, papá.

Al día siguiente, Liam volvió a ver a Zayn en la iglesia. Y después en el restaurante. Él no dejaba de mirarlo y a Liam le latía con fuerza el corazón y le sudaban las manos... Sonreía, asentía con la cabeza y apartaba la vista.

Más tarde, su madre, su hermano y él estaban sentados en la mesa de la cocina mirando telas para buscar cortinas para la casa nueva en la que se instalarían Dirk y Landon a la vuelta de su luna de miel. Sonó el teléfono y Liam se sobresaltó. Sabía que sería el Alfa.

Su madre se levantó y fue a contestar.

—Hola, Zayn —miró a Liam con las cejas enarcadas—. Está aquí. Espera —Enid le pasó el teléfono a Liam —. Zayn —susurró.

Liam tomó el teléfono.

—Hola.

—Hola —dijo Zayn—. El otro día me lo pase muy bien.

—Yo también —repuso Liam—. Gracias de nuevo.

—De nada. Oye, ¿nos vemos esta noche? Puedo recogerte a las seis y podemos ir a Abilene. Conozco un restaurante mexicano muy bueno.

—¿Hoy? —intentó imaginarse a los dos solos, sin interrupciones.
No, no podía estar de nuevo a solas con el Alfa y no decírselo. O quizá sí podía... y eso era lo que más lo asustaba.

Su hermano y su madre asentían con la cabeza con frenesí. Liam se volvió a mirar la pared.

—Mejor no —contestó.

Zayn tardó un momento en hablar.

—¿Mejor no? —preguntó.

—Esta noche tenemos cena en familia —se apresuró a explicar Liam— y no... —dejó la excusa sin terminar. ¡Sonaba tan pobre!

Zayn debía pensar lo mismo. Se notaba en su voz cuando volvió a hablar. —¿Y durante la semana? Podemos...

—No puedo.

El Alfa guardó silencio. Liam oía gruñir a su madre y a su hermano detrás suyo, pero mantuvo la vista clavada en la pared.

—No comprendo —dijo Zayn al fin—. Creía...

Liam no podía soportar oírselo decir. —Oye, me pregunto...

—¿Qué? —preguntó Zayn.

Era un momento desesperado. ¿Qué podía decir ahora?

Entonces se le ocurrió. Ya sabía lo que tenía que hacer. Sabía cómo colocarse en el momento de la verdad. Fijaría ya la fecha allí mismo.

Una cita. Sí. Haría una cita para decírselo y la haría ese día.

—Espera —le dijo—. Enseguida vuelvo.

—De acuerdo —repuso Zayn.

Liam se volvió hacia su madre y su hermano. —Voy a hablar a la sala —les dijo con tono amenazador.

Los dos levantaron las manos y parpadearon para darle a entender que jamás se les ocurriría entrometerse en sus conversaciones privadas. Liam se llevó el teléfono a la sala.

—¿Zayn?

—Sigo aquí —repuso él.

—Necesito una cita en tu despacho para el lunes dentro de ocho días. ¿Crees que puedes hacerme un hueco?

Hubo un momento de silencio.

—¿Es un asunto legal?

—Ah... sí. Así es. ¿Puedes verme ese día?

—Liam, debo decir que esto me resulta muy extraño.

El Omega estaba muy de acuerdo con él. —¿Nos veremos en tu despacho?

Hubo otro silencio. —Por supuesto. Llama a mi secretaria y pide una cita.

—Gracias. ¿Y Zayn...? —él no contestó—. ¿Zayn?

Entonces se dio cuenta de que hablaba solo. Zayn había colgado.

—Pero a ti te gusta —argumento Landon cuando Liam volvió a la cocina y les dijo que no iba a salir con Zayn.

—Y ha cambiado mucho; ahora se ha asentado —añadió su madre—. La mitad de las Omegas solteras del pueblo se morirían por salir con él.

—Pues que se lo pida a una de ellas. ¿Y os importaría dejar el tema? ¿Por favor?

—No te entiendo —declaró Landon—. Nunca te he entendido.

[...]

Zayn no lo entendía.

Después de lo del jueves, habría jurado que Liam y él estaban en la misma onda, que el Omega se sentía atraído por él y estaba dispuesto a ver adonde los llevaba aquello.

Pero al parecer no era así.

No quería salir con él, pero sí quería discutir con él un asunto legal. Aquello no tenía sentido.

Lo mejor que podía hacer era olvidarlo.

Pero no era tan fácil. El domingo dio paso al lunes y éste al martes y descubrió que pensaba constantemente en Liam. Más de una vez se sorprendió con el teléfono en la mano, a punto de marcar el número de casa de sus padres.

Pero no lo hizo.

¿Para qué? Liam había dejado muy claro que no quería verlo.

Anna, su secretaria, le había dicho que había pedido cita para las diez de la mañana del lunes siguiente.

Cuando llegó el viernes, se dijo que era un estúpido y un tonto, pero eso no lo ayudó. Seguía pensando en Liam y seguía deseando la vida que se había atrevido a imaginar que podía tener con él.

Y si Liam no quería salir con él, pues tendría que encontrar el modo de hacerle cambiar de idea. No podía rendirse y volverse loco por eso.

Tenía que ser más... comprensivo. No debía olvidar que recientemente había perdido un Alfa.

Y no sólo eso. Tenía que pensar en lo difícil que debía haber sido para Liam dar a luz a Brody con sólo dieciocho años.

Tenía que aceptar que debía ganarse su confianza. Liam lo había pasado mal y había sufrido por culpa de un bastardo que lo había dejado embarazado y se había largado y por la pérdida reciente de su Alfa.

El Alfa que lo conquistara tendría que mostrarse paciente con él.

Sí. Tenía que ir despacio. Porque él sí estaba preparado. Zayn Malik estaba al fin dispuesto a invertir tiempo, esfuerzo y cariño para estar con el Omega apropiado.

Y si Liam no quería salir con él, tendría que buscar otro modo de acercarse.

Por ejemplo, la boda de Landon. Esté lo había invitado y Zayn no pensaba perdérsela por nada en el mundo.

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