
16
—Pero papi Liam, yo creía que te gustaba papá Zayn. Cuando me contaste que era mi padre Alfa, me dijiste que lo amabas cuando eras muy joven.
—Lo quería entonces y lo quiero ahora —repuso el Omega, incómodo.
Eran las cinco de la tarde y estaban sentados en la cocina. Brody olía a jabón y champú, de la ducha posterior al fútbol.
—Me gusta Zayn y lo quiero mucho. Pero no nos vamos a casar y tienes que aceptarlo.
—Pero si lo quieres, ¿por qué no se pueden casar? Es tu novio, ¿verdad?
Liam recordó que la sinceridad era la mejor táctica... aunque no siempre resultara fácil.
—Era mi novio, pero hemos roto.
—¿Porqué?
Liam abrió la boca para intentar explicárselo... y volvió a cerrarla. No podía explicarle a un niño por qué quería a Zayn pero no podía casarse con él.
—Lo nuestro no ha salido bien. Eso es todo lo que necesitas saber.
—Pero puede que vuelvan a ser novios. Si tú...
—Brody.
El niño conocía aquel tono de voz y sabía que no había nada que hacer. —¿Qué? —preguntó con cierta rabia.
—El matrimonio no es algo que puedan decidir los niños. ¿Comprendes?
Él se mordió el labio inferior y bajó la vista. —Sí.
— Zayn y yo te queremos mucho y cuidaremos de ti estemos casados o no.
—Pero papá Zayn dijo...
—¡Basta!
Liam comprendió que tendría que hablar con el Alfa antes de marcharse. Tenía que hacerle entender que debía dejar de darle todos los caprichos a Brody. El Omega empezaba a notar ya cambios en su hijo... el tono quejumbroso cuando no conseguía lo que quería, la exigencia de que los adultos de su vida hicieran lo que a él le apetecía... Aquello no era bueno. Y sabía que cuando él se fuera empeoraría aún más.
Sin Liam allí para equilibrar el tema, Brody estaría cada vez más seguro de que él dirigía el mundo. Después de todo, tenía a Zayn para que le recordara constantemente que sólo tenía que insinuar que quería algo e inmediatamente sería suyo.
—Siento que te hayas llevado una decepción —dijo—. Lo siento de verdad. Pero a veces las cosas no salen como uno quiere.
Cuando Brody se acostó aquella noche, buscó a Zayn en su estudio. Cuando entró, el Alfa no levantó la cabeza de la pantalla del ordenador.
— Zayn, tengo que hablar contigo.
Él lanzó un gruñido y siguió moviendo el ratón con los ojos fijos en la pantalla.
—Yo creo que ya lo hemos dicho todo.
—Ahora no se trata de nosotros, sino de Brody.
—Brody... —seguía con el ratón—. Ahora te acuerdas de él...
Liam sintió furia, pero se esforzó por reprimirla. Tenía un objetivo y perder los estribos no le iba a ayudar a lograrlo.
—Eso ha sido una crueldad —dijo. Y esperó a que el Alfa dejara el maldito ratón y lo mirara—. Yo siempre pienso en Brody antes que en nada más.
—Está decepcionado —dijo Zayn en tono acusador.
Liam reprimió una réplica airada y procuró usar un tono de voz razonable.
—Piensa un poco en eso, ¿vale? ¿Por qué está decepcionado?
—Porque tú no quieres hacer lo correcto, por eso.
—No. Porque tú le prometiste algo que no puedes darle, algo que no tenías derecho a prometerle.
Sabía que empezaba a acalorarse, así que guardó silencio y respiró hondo varias veces.
—Sé que estás enfadado conmigo porque te mentí todos esos años y también porque no quiero casarme contigo. No puedo retroceder y cambiar el pasado y no me casaré contigo porque tú no puedes perdonarme. Por lo que tendremos que llevar vidas separadas y buscar el modo de educar a nuestro hijo de modo que pueda ser... un adulto productivo y feliz. —Hizo una pausa y el Alfa siguió sin decir nada. Liam levantó las manos y las dejó caer con frustración.
—He intentado explicarte antes que no puedes darle todo lo que desea porque entonces él acaba esperando que siempre conseguirá todo lo que quiera.
Zayn siguió guardando silencio. Lo miró de arriba abajo.
—Está bien —dijo al fin—. Sí. Puede que tengas cierta razón.
—No se trata sólo de todo lo que compras —se atrevió a insinuar Liam, sorprendido de que le diera la razón.
—Creo que he estropeado lo nuestro, ¿verdad? —comentó Zayn, sorprendiéndolo aún más—. ¿Por hablar con él antes de haberlo hecho contigo?
Liam asintió.
—Le diste la idea de que casarnos o no casarnos dependía de él.
Zayn se movió en su silla.
—Sí, supongo que sí —frunció el ceño—. En el futuro pensaré dos veces en lo que tiene o no tiene derecho a opinar él. Y dejaré de comprarle juegos electrónicos.
Liam no pudo reprimir una sonrisa. —Me parece bien.
—Y otra cosa...
—¿Sí?
—¿Puedes quedarte hasta que acabe el entrenamiento de fútbol? Creo que a Disneylandia podremos ir solos sin problemas. Pero necesito tiempo para buscar a alguien que venga a cuidar de él durante el día.
—Tiene amigos en la calle de mi madre —sugirió Liam—. Puedes dejarlo allí hasta que salgas del trabajo. Seguro que ella está encantada.
—Buena idea —casi sonrió el Alfa.
—Hablaré mañana con ella, si quieres.
—Sí. ¿Y te quedas hasta que acabe el fútbol?
—De acuerdo.
Al día siguiente, Liam habló con su madre y Enid lo presionó para que se quedara en el pueblo e intentara arreglar las cosas con Zayn. Pero el joven se mantuvo firme. Se marcharía y sólo quería saber si Enid estaba dispuesta a cuidar de su nieto el tiempo que pasaba Zayn en el bufete.
—Claro que sí. Sabes que lo haré encantada.
Después de hablar con su madre, Liam fue a ver a su hermano. Landon no se mostró contento.
—Eso es una locura, tú quieres a ese Alfa. Tú mismo me lo dijiste hace unos días.
Liam intentó explicárselo.—No confía en mí ni en su corazón y sigue enfadado conmigo. No me perdonará nunca.
—Tonterías. Claro que te perdonará. Lo que hiciste estuvo mal. Tú lo sabes y él lo sabe, ¿pero van a estropear algo bueno por culpa de eso? ¿Qué sentido tiene? Me dan ganas de ir a hablar con Zayn.
—Landon, por favor, no lo hagas.
—Pero tú lo amas.
—Sí. Y no me voy a casar con él. No sería bueno para mí ni para Zayn ni para Brody. No puedo casarme con alguien que no me ha perdonado.
—Pues es el mayor idiota de Texas y no entiendo por qué no me dejas...
—No.
Landon discutió un poco más, pero acabó por prometerle que no le diría a Zayn lo que pensaba.
[...]
La semana siguiente pasó con rapidez. Liam tuvo varias conversaciones largas con Brody, quien parecía ir aceptando que su padre Omega no se iba a casar con su recién descubierto padre Alfa. Liam y Zayn se mostraban educados, amistosos incluso, aunque con cierta cautela. Y se mantenían alejados de mutuo acuerdo siempre que Brody no estaba allí. Y aunque seguía en su casa y lo veía todos los días, Liam echaba de menos a Zayn. Añoraba su risa y sus besos, la proximidad de su cuerpo en las horas oscuras de la noche...
El sábado por la mañana, cuando recogía sus cosas para marcharse, descubrió que casi se sentía aliviado. Iría a su casa, donde no habría nada que le recordara a él. Pensó un momento en Andy. Había sido duro superar su pérdida y ahora tendría que encontrar el modo de superar la de Zayn. Él y Brody salieron a despedirlo a la puerta.
Liam abrazó a su hijo y le dijo que lo vería unas semanas más tarde. Sonrió a Zayn, que estaba un poco más atrás.
—Que se diviertan en Disneylandia.
—Te quiero, papi —Brody lo estrechó un momento con fuerza y se apartó para colocarse al lado de su padre Alfa.
Liam puso el coche en marcha y se alejó. Miró una vez por el espejo retrovisor y vio que seguían allí de pie juntos... el amor que su secreto le había hecho perder y su único hijo. Sintió una opresión en la garganta y mantuvo la vista fija al frente hasta que llegó a la curva que conducía a la autopista y que tapaba la vista de la casa.
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