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FINAL

Nota: Bienvenidas/os a este capítulo final, aseguren sus corazones y coloquen buena música sentimental.

Ahora sí, disfruten mucho de este viaje, les amo.

-¡Cállate! -grito para detenerlo, segura de que mis ojos ya reflejaban todo el asco que me producía el verlo a él y a todos los que se encontraban a su espalda. -Vamos Damián, ¿no me digas que esperabas que corriera a tus brazos después de todo? -digo de manera mordaz, esperando causar alguna reacción que no sea su falsa euforia. -No seas patético.

Y efectivamente, ante mis últimas palabras todo el ambiente se vuelve tenso, nadie se mueve, nadie haba, nadie hace nada. Si no fuese por el ruido de sus hombres vigilando fuera, básicamente podríamos estar en completo silencio.

-Venimos a ayudarte -Logan intenta explicarme después de unos segundos, esto con ayuda de una sonrisa conciliadora, tratando de aliviar la incomodidad. -De verdad estábamos tan preocupados por ti... No sabes el alivio que es verte con bien.

Sin querer llorar me rio, no de manera tranquila si no como si estuviese malditamente loca.

-Ustedes, ¿preocupados por mí? -digo con incredulidad mientras los miro a todos a los ojos, deleitándome de sus caras llenas de desconcierto. -¡Oh, por favor! No esperen que me crea eso, ¿verdad? -dejo caer mi sonrisa. -Déjense de hipocresías, malditos traidores.

Sorprendidos por mi respuesta se quedan quietos, esfumando todo intento de sonrisa de sus caras.

Sin rendirse lo vuelve a intentar Damián, el cual ahora me observa como si fuese una completa desconocida, pero no me importa, ni eso, ni que su apariencia sea la de alguien que ha estado en la ruina por varios días; ropa arrugada, cabello despeinado, rostro sin afeitar y ojos con inmensas ojeras, resultado de noches sin poder dormir.

Sin soportar más su imagen, quito la mirada y me centro en la puerta que está detrás de ellos; mi vía de escape, o tal vez no...

-Sharon, hemos resguardado la zona, ya no hay nadie más aquí, no tienes por qué seguir fingiendo...

-¿Fingir? -lo interrumpo con frialdad, mirándolo como si estuviese loco. -¿Tú crees qué estoy fingiendo, Damián?

Silencio total.

Sonriendo sin humor me dirijo a Zed. -Callahan, dime, ¿crees que el odio, el asco y el desprecio dirigido hacia ustedes, es falso?

Mirándome como si le hubiese hablado en un idioma desconocido, él solamente frunce el ceño.

-Sharon.

Kenndrew, ese desgraciado...

-Oh, Kenndrew, si no fuese porque hablaste, créeme que ni me hubiese dado cuenta de tu miserable existencia -digo sarcásticamente mientras tomo un mechón de mi cabello y lo estiro hasta donde las cadenas me permiten hacerlo, esto, en un intento por evitar la sensación de estar a punto de desmayarme.

-Sharon, no sé qué diablos te está pasando ni porque nos estás hablando así, pero si se trata de una broma o venganza por lo que pasó antes de esto, es hora de que pares porque...

Solando una nueva carcajada dejo que me inunden todo tipo de emociones desagradables.

-Venganza... Mh... Eso es justo lo que desearía hacer en estos momentos -digo en voz baja pero clara para ser escuchada, ignorando el como todos se miran entre si, sin saber que hacer -Oh, Kenndrew, no sabes en verdad cuanto desearía en estos momentos el poder destruirlos a todos y cada uno de ustedes -expreso con voz tensa, sin titubear, sin llorar y sin remordimiento alguno, y no es a modo de palabras vacías, si no como una promesa, que tarde o temprano sé que cumpliré.

Lo juro.

Esperando que terminen de procesar lo que acabo de decir, observo como Zed mira el suelo, intentando descifrar que está pasando. Kenndrew solamente me observa en silencio, analizando mi comportamiento. Y la cereza del pastel, Natalia aferrándose a Logan, intentando ahogar su ligero llanto en el pecho de este, el cual le acaricia el cabello mientras le susurra palabras de aliento.

Sin poder soportar su hipocresía, digo:

-Vamos, linda, estás de joda, ¿no? -soltando un bufido le permito alejarse de su amado, captando por completo su atención. -Es que en serio que me es muy molesta tu actuación, más ahora que ya sé el papel tan sucio que estuviste interpretando junto a -señalo a los involucrados. -Todos estos cobardes.

Dolida por mis palabras intenta decir algo, pero solamente un sollozo sale de su boca.

-Te estás pasando Middleton... Te advierto que...

-Logan, Logan, Logan... -lo interrumpo. - Créeme cuando te digo que el menos indicado para venirme a advertir cosas, eres tú -le contesto con dureza.

-Sharon, por favor... N-No entiendo, si tan solo... -llora Natalia.

No me inmuto y solo dirijo mi atención a la manija que está en la pared de mi izquierda.

Con que ahí estás...

-Amiga... Por favor, ¡mírame! -grita ella con sufrimiento.

Ese grito es suficiente para terminar con mi entereza.

Cierro los ojos.

Uno.

-Sharon, ¿qué está mal?

Es Zed.

Dos.

-Sea lo que sea con lo que te amenazaron, te prometo que lo solucionaremos, esos imbéciles solo están tratando de ponerte en nuestra contra.

Es Kenndrew.

Tres.

-Créenos, por favor...

Es Natalia.

Uno por uno irán cayendo, de eso me encargo yo.

-Para ya, Middleton.

Es Logan.

-¿Te comieron la lengua los ratones, Leandro? -me burlo de Damián e ignoro a los demás mientras abro los ojos, sin sorprenderme de encontrarlo recargado en la pared trasera, como si no pudiese creer lo que está pasando, como si la pared fuese su única evidencia de que efectivamente no está en medio de una pesadilla, pues su cara llena de angustia es muestra de ello.

-Lo sé, lo sé, es sorprendente, ¿no? -lo miro directamente a los ojos, mostrándole cuan dañada estoy, demostrándole que ya sé la verdad, demostrándole cuanto es mi deseo por lastimarlo de todas las maneras posibles. Porque si alguna vez lo amé con toda mi alma, ahora lo odiaba con todo mi ser.

Y él parece comprender mi mensaje porque en vez de contestar solamente se deja caer al suelo mientras intenta decir algo, pero nada sale de sí mismo. No hacía falta, porque su mirada llena de terror hablaba por sí misma.

-DÁMIAN -grita Natalia mientras corre hacía él y se coloca a su altura para colocar sus manos en las mejillas de él. -¿Estás bien?

-¡Eso, corran hacía él y sigan fingiendo! -continúo con odio, ignorando el dolor punzante que me está produciendo el ver la reacción de Damián y el como todos se le acercan para ayudarle. -Pero de nada servirá porque ahora quien está frente a ustedes ya no es más su estúpida marioneta, si no la maldita perra que los hará arrepentirse de todo su jodido plan que tenían preparado para destruirme -digo con dureza mientras noto como todos se quedan tensos en sus lugares. Natalia a lado de Damián. Logan, Kenndrew y Zed parados a lado de este, el cual ahora solamente está sentado en el suelo y me observa con pánico.

Por fin...

-¿Pero de qué demonios estás hablando? -pregunta Zed con acritud.

-Vamos Damián, habla, cuéntales a todos lo que está pasando -reto al susodicho antes de cerrar mis manos en puños, sintiendo como todo comienza a darme vueltas.

"No, no, no... Resiste, si te desmayas ahora, no podrás escapar" me repito en un intento por espabilarme.

-Mi niña...

-No soy tu puta niña, Montero -gruño con desprecio.

"Él te odia, él iba a matarte, él te humilló e intentó destruirte. Él solo está fingiendo que le importas. NO SEAS IDIOTA" me repito mentalmente en un intento por concentrarme, ya que comienzo a sentir como el control de mis emociones está reduciéndose a nada.

Al ver que Damián no habla, Natalia se levanta lentamente y dice:

-Sharon, ¿de qué estás hablando? ¿Qué te han hecho o...

-Ella lo sabe -interrumpe Damián a Natalia, sin dejarme de mirar como si pudiese entrar a mi mente para saber qué diablos me pasó en los últimos días.

-¿Saber qué?

-¡Vamos, Natalia, no seas hipócrita, YA LO SÉ TODO, MALDITA SEA! - grito, harta de esta maldita situación.

Sin pensarlo dos veces, clavo mis uñas en las palmas de mis manos hasta que siento correr un líquido por estas, permitiéndome apreciar el dolor que recorre mi cuerpo por ello, para así tratar de evitar el colapso que están causando todos en mí.

Debo huir pronto, el estar aquí hablando solo está provocando que me derrumbe.

Con lentitud Damián se levanta.

-Es inútil, ella lo sabe todo, le han dicho.

Silencio.

No hay nada más que aclarar.

Sintiendo como las lágrimas comienzan a llegar a mí, me rio.

-Bravo, Montero, después de todo no eres tan idiota -digo con voz ahogada mientras les aplaudo. -Actores de primera sin duda, miren que tenerme como su idiota... -niego con la cabeza mientras siento como las lágrimas comienzan a salir por voluntad propia.

Traidoras.

-No, en serio, mis felicitaciones para todos, de verdad, jamás hubiese creído que yo, Sharon, era parte de la mafia, ¡como ustedes, mis estimados amigos! Claro que, a diferencia de ustedes, yo -los repaso con la mirada. -Yo no soy una maldita asesina.

Touché.

Golpe bajo.

-Sharon...-dice Zed después de dar un paso atrás, como si mis palabras lo hubiesen lastimado.

-No -lo interrumpo con brusquedad. -Tú y todos ustedes -me dirijo a los demás. -Púdranse en el infierno, porque ahí es en donde pertenecen -miro a Damián, el cual sigue clavado en su lugar, lívido como el papel.

Enojada por no poder expresar todo mi odio que siento hacia él, le doy un golpe a la mesa antes de señalarlo y caminar hasta donde las cadenas me lo permiten.

-En especial tú, maldita escoria que intentó destruirme para al final esperar a matarme... PÚ.DRE.TE -sollozo sin poder evitarlo, cansada de intentar hacerme la dura, cansada de verlos a todos, cansada de estar viva... –¡Maldito hijo de puta! -le grito a Damián. -TE ODIO, TE ODIO, TE ODIO ¿C-CÓMO PUDISTE HACERME ESO?

Sin soportar más el dolor que me está matando por dentro, me dejo caer al suelo mientras siento como todo comienza a dar vueltas a mi alrededor. -YO -me señalo mientras veo como Damián se acerca a mí y se deja caer de rodillas frente a mí, no intento apartarlo, necesito... Necesito tenerlo cerca, saber que es él mientras lo sacudo del cuello de su chaleco.

Mis sollozos se convierten en desgarradores gritos. -YO QUE TE AMÉ DE VERDAD, YO QUE TE DI TODO DE MÍ PARA HACERTE FELIZ, YO QUE ME DESVIVÍA POR ESTAR A TU PUTO LADO -le pincho el pecho. - ¿ASÍ ES CÓMO ME PAGAS? ¿QUERIENDO MATARME?

Sintiendo como el aire me comienza a faltar, intento respirar más rápido, por ello no me alejo de él en cuanto me toma entre sus brazos.

-Mi niña... -susurra en mi cabello. -Por favor...

-NO, NO, NO, CÁLLATE Y MÁTAME -grito antes de separarme de él y tomara sus manos para posteriormente colocarlas en mi cuello. -MÁTAME, MÁTAME POR UN CARAJO, ¿NO ERA ESO LO QUE QUERÍAS DESDE QUE ESTUVISTE PLANEANDO TODO CON TU TIO, CON KENDREW Y TUS MALDITOS AMIGOS?

Cerrando los ojos por unos segundos niega con la cabeza y aleja sus manos de mí,

-No, para -dice con voz ronca mientras me contempla con agonía, como si le hubiese dicho algo tan horrible que lo ha herido profundamente. -Por favor, no llores -suplica mientras toma mis mejillas entre sus manos y limpia mis lágrimas. -Soy un imbécil, merezco tu odio, lo merezco, pero por favor, déjame explicarte -me pide mientras cierro los ojos y siento como pega su frente con la mía.

Pero yo ya no estoy escuchando, es como si de pronto todo fuese tan irreal, como si el hecho de verlo tan roto y lleno de desesperación fuese tan miserable, tan... Vacío.

Ni siquiera soy realmente consciente de como Natalia es sacada en los brazos de Logan, pareciendo como si se hubiese desmayado. Ni el cómo de pronto alguien comienza a quitarme mis ataduras, aquellas que me impedían huir de este infierno. Es más, tampoco soy completamente consciente de lo que me dice Damián mientras besa las lágrimas que siguen rodando por mi rostro.

-Damián, suéltame -susurro mientras lo veo derrumbarse ante mí, intentando captar mi atención mientras toma mi rostro entre sus manos, buscando algún indicio que le diga que no todo está perdido, algo que le permita saber que aún lo amo.

Pero es demasiado tarde, al menos para mí.

-No, no, escúchame, te lo suplico, yo en ese entonces...

Sin querer saber más me alejo de él y con todo el odio del mundo, le doy una cachetada.

-¡Te dije que te callaras! ¿Por qué no entiendes que no quiero escucharte? -grito mientras intento levantarme ahora que ya no tengo las cadenas. -Tú y yo hemos acabado aquí, comprende que si alguna vez te amé, ahora eso no es más que odio puro.

Tocándose el área afectada, me vuelve a mirar.

-En estos momentos, Montero, dejo de ser aquella mujer tonta que confió ciegamente en ti, aquella que creía que eras el amor de su vida -sollozo. -Ahora seré tu maldito verdugo, aquella que se encargará de hacerte pagar por todas y cada una de las humillaciones por las que me hiciste pasar -declaro en cuanto noto como él intenta hablar. -Se acabó tu tiempo. Te demostraré quien soy en realidad y juro que me rogaras por tu patética vida mientras te destruyo lentamente -sentencio, sin permitir que me perjudique su desesperación, su sufrimiento y la débil mirada que me ofrece, expresando crudo dolor, como si lo que le hubiese dicho fuese lo más doloroso de su vida y ahora se sintiese solo y perdido...

-No digas eso, te lo suplico, mi niña...

Apretando mis puños, estoy a nada de mandarlo a la mierda, cuando de pronto escucho pasos a mi derecha, rápidamente cambio mi enfoque y observo como Kenndrew intenta acercarse a mí mientras Zed sale por la puerta principal.

Malditos.

-Alto ahí, Kenndrew, ni un paso más -advierto, logrando que se quede dónde está mientras Damián vuelve a colocarse de pie, su expresión siendo aún la de alguien completamente desarmado.

"Vamos, muévete, Middleton, necesitas irte ya y no andar llorando y menos andar escuchando las mentiras de un asesino que desea verte muerta con toda su alma" me digo a mí misma.

Mirándolos detenidamente y conforme el vestido me lo permite, comienzo a caminar hacia la manija, la cual, y ruego por ello, contenga la famosa arma de la que me contó el lacayo del Cuervo.

-No se muevan -les digo antes de tirar de ella y sacar rápidamente una pistola.

Genial.

-Middleton, deja eso ahí -demanda Kenndrew, sorprendido por el arma.

Sin prestarle atención me centro en Damián, el cual ahora está completamente tenso.

-Por favor, mi ni... Sharon, suelta esa arma y hablemos, no todo está perdido -dice con voz inestable a la vez que da un paso en mi dirección. -Yo te prometo que...

-Te voy a matar si sigues caminando -le advierto a Damián en medio de un sollozo mío, las lágrimas siendo mi compañía.

Al ver la duda en sus ojos, cargo el arma, lo cual provoca que ambos hombres entren en completa alarma.

-No es necesario que optes por esa postura, si tan solo nos permitieses explicarte todo... -lo intenta Kenndrew. -Mira, si, todos pertenecemos a la mafia, incluida tú y tu familia, de hecho, ellos también han hecho cosas un tanto...

Chasqueando la lengua, lo interrumpo:

-Gran error, Kenndrew, esto no se trata de ver que bando ha sido más mierda, créeme cuando te digo que mi puta familia junto a Melanie recibirán su merecido, pero eso no quita lo que ustedes también recibirán -me limpio las nuevas lágrimas, sin quitarle la mirada de encima a Damián, tratando inútilmente de que su angustia no cause estragos en mi corazón.

Pero en cuanto veo como sus ojos se vuelven a humedecer ante mis palabras, dirijo mi atención a Kenndrew.

No pienso caer de nuevo.

No más.

Izquierda, libro negro, puerta oculta.

Solo un poco más, unos cuantos pasos y estoy fuera.

"Deja ya de llorar Middleton" me riño a mí misma en un intento por ignorar el inmenso horror que me está causando esta situación.

-Mi niña -susurra Damián con pesar, procesando mis duras palabras. -Entiendo tu sufrimiento, pero no todo es lo que parece, yo... -saca una foto de mí, en la cual estoy trabajando en el restaurante.

Olvidándome de Kenndrew, observo con asombro la foto.

-¿Qué diablos...? -alejándome, me acerco más a mi pase de salida, invisible ante los ojos del sequito de Damián.

Con detenimiento él vuelve a acercarse un paso hacia mí mientras disimuladamente le hace una señal a Kenndrew.

Hijo de puta.

Una distracción.

-Jamás te dejé atrás, siempre estuve al pendiente de ti -susurra con una débil sonrisa. -¿Sabes por qué? -me mira con dulzura. -Porque siempre has sido tú a la única a la que he amado en toda mi miserable vida. La única por la que daría mi vida sin pensarlo dos veces. Tú, aquella que me demostró que, en medio de este mundo lleno de mierda, siempre habría una luz, y esa luz en mi mundo, eres tú.

No.

No puede ser.

No ahora.

"-¿Tanto te amaba que te dejó tirada como basura cuando más le necesitabas? Porque digo, si esa es tu definición de amor entonces no sé qué tan mal estés por dentro para creer eso... Es más, tendrías que estar tan jodida para creer que humillar, mentir y traicionar a una persona es sinónimo de amor."

El recuerdo del Cuervo diciéndome eso, llega a mí, provocando que mi malestar se multiplique, y si mi corazón aún conservaba algo de cordura, esta es esfumada.

Él continúa ante mi silencio.

-Tú hablaste sobre mi famoso plan, pero lo que no sabes es que ese plan, hace tiempo que fue desechado...

Detectando movimiento, observo como ahora Zed se han colocado en la puerta principal, acorralándome.

Mierda.

-Vamos ya, no me creas tan idiota, Montero. Además, hablando de toda esta mierda, ¿dónde está tu mujer? Porque digo, dudo que ella esté de acuerdo con que me estés diciendo todas estas estupideces -lo interrumpo de forma mordaz, esperando que mi voz no demuestre cuan desecha estoy tras las palabras que ha dicho, especialmente porque estas me han terminado de romper en mil pedazos. -Aunque mira, con toda sinceridad, te digo que no me importa tu falsa confesión, ¡NO.ME.IM.POR.TA! Y es que mira, esas mentiras que me acabas de decir no cambian nada -digo con voz ahogada, sabiendo que es muy probable que vuelva a llorar.

》-¿Sabes por qué? -continúo, incrédula de sus palabras. -No, seguramente no, pero es que ¿Tan siquiera sabes cuantas veces desee qué dijeras que me amabas? -confieso por fin aquello que me estuvo asfixiando por meses.

Sin esperar su respuesta, le digo:

-¡Cada casi maldito día que estuvimos juntos, cada puto momento esperé que me lo dijeras! PERO NI SIQUIERA CUANDO ME ENTREGUÉ A TI EN CUERPO Y ALMA FUISTE CAPAZ DE DECIRMELO, ES MÁS, NI SIQUIERA EN EL MALDITOAEROPUERTO CUANDO TE RECORDÉ -dolida subo el arma hasta la altura de su pecho, causando que él dé un paso hacia atrás y me mire con abatimiento.

-Tienes razón, es mi culpa que ahora nos encontremos en esta situación, yo... AGH, SOY UNA PUTA MIERDA -grita con desesperación.

Temblorosa, camino los últimos pasos para llegar a mi punto de huida, tal y como me indicó el secuaz de mi ex secuestrador

-¿Y AHORA ESPERAS QUE TE CREA? -grito de vuelta antes de soltar una risa histérica y negar con la cabeza. -Ni loca porque, ¿qué crees? -captando movimiento por el rabillo de mi ojo, me tenso. -Igual de te voy a matar -digo de manera vacía.

Anteponiendo el movimiento de Kenndrew a mi derecha, me dejo caer al suelo y ruedo hasta el libro que es mi boleto de salida, pero rápidamente llega Kenndrew y me levanta del suelo.

-SUELTAME -grito mientras pataleo.

No, no, no, mi plan...

-Kenndrew, NO, DÉJALA EN PAZ, OH, POR UNA MI...

Sin seguir escuchando la letanía de Damián aprovecho la distracción y le doy un codazo en el estómago a Kenndrew, logrando que afloje su agarre, pero no lo suficiente para que me deje libre, por lo que me apresuro a darle una patada en sus partes íntimas, lo cual logra mi objetivo; me deja caer al suelo.

-Imbécil... -susurro mientras siento como el golpe azota mi cabeza y causa que vea puntos negros por todos lados. -MALDITO SEAS, KENNDREW.

-TÚ LO SEAS... -gruñe desde su posición en el suelo.

Escuchando pasos y diversas voces, me pongo en alerta.

Sin dejar que el dolor me domine me pongo en pie y de manera tambaleante alcanzo el arma que cayó tras un mueble viejo, justo antes de que Damián llegue a mi lado y se detenga al ver que de nuevo le estoy apuntando.

Sorprendido por ello, levanta las manos y dice:

-Sharon, para, te lo ruego -dice Damián con fingida tranquilidad, digo fingida porque la alerta está encendida en sus ojos y su cuerpo, pero eso no lo detiene de seguir acercándose a mí.

Y justo en ese momento escucho como varias armas son cargadas, percatándome por fin de los nuevos hombres dentro del cuarto.

"Oh, santa madre..." pienso con pánico al ver al menos a 5 hombre con nosotros, sin incluir a Zed y a Kenndrew, el cual ya se ha levantado y me mira con dureza.

-QUE QUEDE CLARO QUE CUALQUIERA QUE SE ATREVA A DISPARARLE, LO MATO -grita Damián antes de detenerse a dos pasos de mí, captando mi atención.

-Señor...

-Obedece -gruñe Zed hacía el imbécil que se dignó a hablar.

-Si crees que no soy capaz de dispararte, te prometo que puedo sacarte de tu error -advierto mientras noto como la seguridad de Damián regresa a él, y sus ojos como la primavera y el otoño, me observan con cariño.

-Te amo y confío en ti, sé que no me harás daño -dice con calma.

¿Qué?

Niego con la cabeza. -No seas imbécil y déjate de estas escenitas que no te llevarán a nada bueno -digo con frialdad, cansada de gritar, casada de él, cansada de todo. -Ya te dije, no esperes que le crea al asesino que iba tras mi cabeza, ¿verdad?

Pasándose las manos por el rostro, niega con la cabeza. -NO, NO, PUTA MADRE, ese día en el aeropuerto mentí, yo...

-EXACTAMENTE, SIEMPRE MIENTES Y YA ESTOY HARTA DE ESO -grito antes de girar y patear el libro, de inmediato se escucha un click y corro para adéntrame en la nueva puertilla que se ha abierto en el suelo. Pero todo se ve arruinado en cuanto siento como una mano se adueña de mi cintura y me jala fuera de la puertilla.

Damián.

Asustada me intento zafar de su agarre mientras me retuerzo en sus brazos, pero me es imposible liberarme debido a la fuerza con la que me tiene agarrada, sin embargo, no me detengo y le comienzo a lanzar golpes y patadas.

-Sharon, detente por el amor de Dios.

Pero no le hago caso y como puedo le lanzo un codazo al estómago y golpeo mi cabeza con la suya, logrando que se incline y afloje su agarre. Confiada me suelto y me giro para darle un golpe con la culata de la pistola, pero casi al segundo en que lo intento él me esquiva e intenta quitarme el arma, hasta el punto de que no sé cómo, pero terminamos forcejeando por la pistola.

-Sharon...

Un segundo.

Dos segundos.

Tres segundos son suficientes para que alguien haga un mal movimiento y el arma termine siendo disparada.

Asustada suelto el arma y veo como Damián cae al suelo, mirándome con completa confusión.

Oh, no, no, no...

Llena de pánico me alejo y corro hacía mi vía de escape, sin mirar atrás mientras el caos es desatado.

Corro, corro y no dejo de hacerlo hasta que veo la salida del túnel y procedo a seguir las instrucciones de El Cuervo.

"Le disparé"

Giro a la derecha.

"Lo maté"

Maleza.

No, imposible, él...

Carro...

Deteniéndome un segundo, me permito inspeccionar el prado y buscar el...

-Carro -susurro con alivio, sin perder tiempo corro hacía este y...

-¿Por qué tardaste tanto? Por un momento pensé que no lo habías logrado.

Estupefacta, me detengo abruptamente al verlo a él salir del auto.

Imposible...

-Tú... -susurro antes de solar un quejido y caminar hacia él. -Y-Yo, yo... Tú... Pero...

Sin dejarme terminar se acerca a mí y me mira de manera indescifrable antes de posar sus manos enguantadas en mis mejillas. -Me alegra que estés viva, ahora, por más que me gustaría descifrar tu trabalenguas, no puedo, ya que me es imposible en estos momentos, así que hazme un favor y sube al coche -me indica antes de alejarse de mí.

Saliendo de mi incredulidad niego con la cabeza, el miedo siendo participe ahora. -No, no pienso ir a ningún lado contigo.

Deteniéndose en la puerta abierta del pasajero, se gira hacía mí y me analiza por unos segundos. Encogiéndose de hombros vuelve a cerrar la puerta. -Como desees, no pienso obligarte a nada.

Realizando una reverencia a modo de burla, dice:

-Veremos cuanto tardan en encontrarte tus amigos, porque estoy seguro de que ya vienen por ti -sin más, se va de su lado y enciende el auto.

Nerviosa y entrando en pánico miro a mi alrededor, siendo consciente de que es cuestión de nada para que me encuentren.

Después de todo le disparé a... Damián.

Oh, Dios, ¿qué hice?

Sin pensarlo más, me adentro a lo que estoy segura, será el inicio de mi peor error.

-Bienvenida -dice con burla antes de poner el auto en movimiento.

Ignorándolo y sintiendo como me comienza a invadir el pánico, el miedo y el sufrimiento respecto a Damián, suelto un sollozo ahogado.

-¿A dónde vamos? -pregunto al notar como él me lanza una mirada llena de lástima.

-A donde tú desees, pajarito, a donde tu desees.

Y ahí entendí que sin importar lo que hiciera de ahora en adelante, acababa de firmar mi condena para toda la vida.

Porque sí, muchas veces tomamos malas decisiones sin pensar en las consecuencias de estas, lastimando así a muchas personas en el proceso y es por ello que a veces en un intento por aliviar ese sufrimiento, terminamos cometiendo más errores, los cuales se terminan convirtiendo en el más puro significado de lo que es el dolor y el engaño.

Y eso fue lo que pasó con Damián y conmigo, donde el dolor lo llevó a tomar una decisión que lo orilló a cometer muchos errores, errores que al final del día tuvieron consecuencias.

Entre ellas, dos muy importantes:

La primera, la muerte de nuestro final feliz.

La segunda, el cambio de mando, donde a diferencia de él, yo no iba a cometer errores con mis enemigos.

Yo sí iba a hacer las cosas bien.

Porque ahora yo seré quien va a destruirlos a todos.

Y que me perdone Dios, pero esta vez, nada ni nadie me detendrá.

Ni siquiera el amor.

...

🥺Au, no me duele, me quema. De verdad que es solo una basurita en mi ojo... Pero es que de verdad creo que la canción "Perdón"  de Camila, es tan Damián...

PERO CUEEEENTENME, ¿QUÉ LES PARECIÓ EL FINAAAAL?

Espero que les haya gustado tanto como a mí❤

Ay, no sé que decir🥺♥


Al menos sabemos que tendremos 2do libro🤧 Y espero algún día hacerles una playlist con rolitas que gritan a la historia de este libro.

De verdad, gracias por su apoyo preciosuras🥺💖
Les amo♥

...Continuará...




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