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CAPITULO 69

Rápidamente me seco los ojos con el dorso de mi mano, ya que las esposas y cadenas me impiden tener más movimiento. Soltando el aire que estaba reteniendo, miro el techo sucio de la casa vieja donde fui abandonada.

-Jodete -susurro con enojo hacia el aire, sin saber exactamente hacia quien va dirigido.

Cerrando los ojos trato de dejar de llorar, pero me es casi imposible al recordar lo que pasó hace solo unos momentos.

"Además, tengo una pregunta que hacer, ¿en verdad sigues creyendo que yo soy el malo? -pregunta con curiosidad.

Incomoda con su pregunta solamente miro mis manos en mi regazo, sin querer responder, pues soy consciente de que hace solo unas horas habría dicho que sí sin dudar, pero ahora...

Sin querer que vea mis emociones me giro y veo a través de la enorme ventana que da vista hacia un hermoso jardín con árboles frutales y pajaritos, los cuales son indiferentes a las dos personas que los observan.

Escuchándolo pararse de su asiento me pongo rígida pero no me alejo en cuanto lo siento pararse a mi lado.

-Middleton, si pudieras ver a tu familia y amigos de nuevo, ¿qué harías? -me pregunta con seriedad.

Bajando la mirada solo observo mis manos apretadas, el nerviosismo haciéndose presente en cada palpitar de mi corazón.

-Yo... No lo sé -sin querer volver a llorar levanto la mirada y la dirijo hacia él, sorprendiéndome de encontrarlo mirándome con intensidad.

-Bueno, prepárate, porque lo harás hoy -suelta con simpleza, como si estuviese hablando del clima y no de poner en jaque mi bienestar.

Hijo de puta.

Aún sin saber cómo reaccionar solamente me quedo estática, ni siquiera sé si respiro ya que sus palabras han sido como un balde de agua fría.

-¿Qué? -suelto débilmente después de unos segundos, mis planes de escapar siendo esfumados de un plumazo.

Asustada me acerco a él e intento tomarlo de su chaqueta de cuero, pero antes de que incluso llegue a tocar su ropa, él toma mis brazos y me da media vuelta, de tal modo que mi espalada queda pegada a su cuerpo y mis brazos quedan en forma de X frente a mí, siendo retenidos por sus manos.

Sintiendo como su aliento mentolado choca contra mi oreja, solamente me quedo quieta en mi lugar, ¿por qué? No lo sé.

-Querida, presta mucha atención, porque odio repetir las cosas -asiento al notar que él no prosigue. -En cuanto los imbéciles te liberen, tú podrás huir. Lo que tú hagas o digas antes o después de ser liberada, no me importa, el punto es que en cuanto desees irte correrás hasta la carretera de terracería y tomaras el camino a mano derecha -narra con suavidad antes de acariciar la piel de mis manos con sus pulgares.

Sin poder evitarlo, siento como mi piel se comienza a erizar, por un segundo, solo por uno, esperé que él no lo notase, sin embargo, la repentina tensión en su cuerpo me confirmó lo contrario.

-Y correrás hasta que aparezca un ligero camino a mano izquierda, pero este estará oculto entre maleza y árboles, ponte atenta y lo encontrarás -continúa, pero ahora su voz a adquirido un tono más bajo y ronco... Me tenso. -En algún punto encontrarás un carro, ese será tu transporte hasta el aeropuerto o a donde desees ir, querida -finaliza.

Confundida por diversas razones, asiento lentamente he intento moverme para ver su rostro, o bueno, su máscara, sin embargo, al intentarlo me doy cuenta de cierta fricción entre nuestros cuerpos. Pasando saliva él intenta soltarme, pero ahora soy yo quien lo retiene al darme la vuelta y tomar sus manos.

-Middleton... -me advierte con voz tensa antes de apretar ligeramente mis manos y bajar su mirada a mis labios.

Ignorándolo me sumerjo en su oscura mirada, aquella que promete mil noches de dolor y... Algo más.

Asustada por mis propios pensamientos lo dejo ir como si su toque me quemase, suelto un rápido. - ¿Por qué? -esperando distraernos a ambos.

Aún tenso, él solo cuadra sus hombros y me da la espalda mientras se dirige a una gaveta y saca una caja roja.

-Esta es la llave del auto -me dice antes de dirigirse hacia mí y depositar una llave en mi mano.

Estoy a nada de volver a preguntar mi duda cuando el me interrumpe.

-¡Artur, ella está lista para irse! -ordena antes de darme una última mirada y salir de la habitación.

Artur no fue tan amable para noquearme de nuevo y encadenarme."

Soltando un bufido me enderezo en mi silla, mirando con odio a las esposas que atan mis manos y las cadenas que las unen con los grilletes de los pies.

-Tú puedes, maldita sea, no importa si vienen tus padres, Damián o el mismísimo diablo, tú ahora no eres una estúpida tonta que la van a volver a manipular, ya no más -digo con determinación, justo antes de comenzar a escuchar sonidos extraños.

-¿Qué rayos...?

Pero rápidamente es contestada mi pregunta en cuanto logro distinguir el sonido de no uno, si no varios autos acercándose.

-Está pasando -me digo antes de tomar una profunda respiración y quedarme quieta en mi lugar, sin inmutarme incluso cuando escucho gritos por todas partes, todos llenos de órdenes y amenazas.

Ni siquiera el sonido de diversos disparos me impulsa a reaccionar, al menos no hasta que escuché su voz.

Justo en ese momento me rompí.

-Señor, misión completada.

Terminando de servir mi vodka asiento levemente. –¿Nuestros hombres?

-En posición.

Terminando de servirme llevo el licor a mi paladar, degustando de su exquisites.

"Si creías que todo iba a ser servido en bandeja de oro, estabas muy equivocado, Montero" pienso con diversión.

-Vete -indico.

-Señor...

-Vete, no pienso repetirlo otra vez -hablo en voz baja, externando mi advertencia, harto de su presencia.

-Señor.

-Ah, antes, dile a Alika que se puede ir en cuanto lo requiera, todo está listo para su partida al extranjero.

-Yo se lo comunico, señor -connota con respeto antes de cerrar la puerta de la cabaña, justo donde ella estuvo hace tan solo unos minutos.

-Middleton, Middleton, ¿a qué sucio juego estás jugando? -pregunto al aire, aun recordando la maldita mirada que logré percibir en ella mientras me retenía. -Pero bendita seas por ser la perdición de los hombres, pajarito.

Sonriendo, me dispongo a ver a través de la ventana que da vista a mi preciado jardín.

-Confío en ti, pajarito, lo harás muy bien, eso lo sé.

Sin perder tiempo e ignorando las estúpidas indicaciones de Kenndrew me intento bajar de la suburban, sin embargo, él vuelve a cerrar la puerta de un tirón, provocando así que se desvanezca la poca paciencia que me quedaba.

-Joder, ¿podrías esperar la puta señal?

Apretando los puños lo observo con hastío. -Entre más tiempo perdemos dando indicaciones innecesarias y esperando señales, ella -señalo con un dedo hacía el exterior. -Está ahí dentro sufriendo quien sabe que tantas atrocidades con esos infelices.

Imitando mi postura, me pincha el pecho con su dedo enguantado, lo cual me termina por enfadar más.

-¿Y crees que no lo sé? ¡Maldita sea Damián! yo también quiero ir a por ella, pero tampoco voy a permitir que jodas la misión y terminemos perdiendo a Sharon solo por tu impertinencia.

Estoy a nada de gritarle que el impertinente es él, cuando en eso a todos nos llega la bendita señal por parte del equipo.

-Gris-blanco -nos señalan por el auricular.

-¿Bajas? -pregunta Logan desde el asiento del conductor mientras se coloca los guantes.

Todos contamos con nuestro equipo de seguridad negro, chaleco antibalas, polo, pantalones y guantes, eso, sin incluir las armas escondidas por todo el cuerpo.

-Oponente, totales. Nuestras, dos y algunos heridos.

-Marcha en camino -señala Zed, esto con el fin de advertirle a nuestro equipo de que vamos para allá para que estén atentos.

Dándoles un ultimo vistazo a todos, puedo notar que también les ha desagradado la idea de que todos los ofensores murieran, y con ellos posible información.

Sin perder más puto tiempo, por fin bajamos de la camioneta Zed, Logan, Kenndrew, Natalia y yo, y nos ponemos en marcha.

Siendo sincero, aún estaríamos tan jodidamente perdidos si no hubiese sido por aquella caja que llegó a la cabaña que poseo fuera de la ciudad, ya que esta contenía una nota escrita a máquina, la cual indicaba como podíamos llegar a donde tenían secuestrada a mi morenita. Claro que tal vez hubiésemos desechado dicho paquete si no fuera por las fotografías y el mechón de cabello que posteriormente confirmamos que sí pertenecía a Sharon.

Para entonces yo ya estaba movilizando a mis hombres para que acordonaran el lugar indicado. Y dicho y hecho, este estaba siendo vigilado por un par de francotiradores, esto en base a los informes previos que nos dieron nuestros rastreadores.

-Abajo, ahora -gruño con enojo desde la parte delantera de nuestra fila india, momentos antes de que un puto baño de balas nos llueva encima.

-Por una mierda, ¿qué no se habían muertos todos? -ruge Logan desde su escondite.

Cubriéndome detrás de una roca saco mi arma y trato de identificar al atacante, sin embargo, Natalia se me adelanta y le da al hijo de perra que estaba colocado en un árbol.

Sonriéndole, reanudo nuestra marcha.

-Pues al parecer se les escapó uno -contesta Zed.

-¿Todo en orden? -pregunta Kenndrew.

-Todos bien, no veo a nadie desangrándose -confirma Natalia.

Sin un nuevo percance llegamos en menos de tres minutos a la jodida cabaña de un piso que está en medio del bosque, si es que a esa cosa en derrumbamiento se le podría llamar cabaña.

-Joven Damián -me saluda nuestro encargado de seguridad, al menos para esta misión.

Sin detenerme asiento hacia Logan, dándole la indicación de que debe despedir al inepto que se le "escapó" un francotirador.

-No tengo tiempo para lidiar con gente que no hace bien su puto trabajo -le digo al empleado antes de seguir a trote hasta la puerta de la cabaña.

-Damián, espera, ¡Joder! No sabemos quienes hay dentro, no después de este desliz -me intenta retener Kenndrew, pero lo ignoro y comienzo a golpear la puerta de madera que está bloqueada por un candado.

Un golpe, dos golpes, tres y la maldita puerta estuvo fuera de uso.

Sin más entro, listo para matar a quien decida meterse en mi camino.

-SHARON -grito con fuerza, esperando obtener alguna respuesta por parte de ella, sin embargo, un escalofriante silencio es el que me contesta.

-Mierda, Damián, detente por un segundo, joder -me riñe Kenndrew, pero yo ya no estoy escuchándolo y solo me concentro en analizar el espacio de madera que está ante mí.

-No está aquí -susurro para mí mismo y comienzo a recorrer toda la maldita cabaña, cada vez más desesperado y frustrado por no encontrarla.

-Donde el maldito hijo de puta nos haya mentido... -gruño mientras los chicos se unen a mi búsqueda.

-¡Damián, aquí! -me grita Zed mientras intenta derribar un mueble. Rápidamente lo ayudo a tirarlo y encontramos otra puerta de madera. Pasando saliva simplemente la abro, ya que ni siquiera está asegurada.

Con desesperación entro y...

-Sharon -digo débilmente al verla sentada detrás de una mesa. -Oh, mi niña... -sin poder evitarlo mi voz tiembla ante la última palabra, pero no me importa, ya que el maldito alivio que siento es tan grande que si no fuera por la adrenalina que aún corre por mis venas seguro ya estaría de rodillas.

-No sabes lo preocupado que estaba por ti, mi morenita -digo con un sentimiento indescriptible mientras comienzo a caminar hacia ella, pero todo mi alivio y paz son derrumbados en cuanto ella levanta la cabeza y nuestros ojos se encuentran.

Solo una mirada de su parte, solo eso bastó para saber que había perdido al amor de mi miserable vida, y sin saberlo, en el momento en el que me miró con tanto odio, se convirtió en el inicio de mi maldito infierno.

♡⁺◟(●˙▾˙●)◞⁺♡

Holi, regresé, preciosuras.
Lo sé, lo sé, sé que les abandoné y les pido una disculpa, pero saben les aprecio mucho y a veces pasan cosas :/

(つ˘◡˘)づ♥

Espero les guste el capitulo, ya solo 1 más, el epílogo y le diremos bye a este primer libro。゜゚(>ヘ<)゚ ゜。

Ya nos estaremos leyendo próximamente, preciosuras.

A.T.T.E: yo😂

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