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CAPITULO 62💔

Alterado solo me paseo de un lado para otro mientras Melanie me mira en shock.

-Diago, por favor, te pido, no, te suplico que me expliques las barbaridades que estás diciendo.

Con completa desesperación paso mis mano entre mi cabello a la vez que me dejo caer en el sillón, a lado de ella.

Jamás creí sentir tanto miedo en la vida, sin embargo mi nuevo descubrimiento lo amerita, ni siquiera yo puedo creer mi ineptitud al no haber actuado al notar que algo andaba mal con Sharon.

-Soy un inútil –digo en voz alta antes de volver a levantarme y sentarme en el sillón opuesto al de Melanie, la cual ya tiene los ojos llorosos pues mi noticia de la posible desaparición de su amiga le cayó como un balde de agua fría.

-Habla ya, que solo me estás desesperando.

Soltando todo el aire que no sabía que tenía retenido asiento y le acerco mi computadora, la cual en la pantalla muestra un video, le doy play.

-Esta grabación es de la cámara que está fuera de donde trabaja Sharon, como puedes ver ella estaba en la acera.

Apartando la vista de la pantalla me mira llena de confusión. –Pero ahí parece como si estuviese esperando a alguien –recalca.

Dándole la razón le señalo la pantalla. –Así es y no creo que te vaya gustar la respuesta.

Regresando su atención al aparato sus ojos se abren con notable asombro al ver que quien aparece en escena es un Montero.

-Esos mal nacidos... ¡Ellos fueron, estoy segura, ellos se la llevaron! –grita con furia.

Entendiendo sus sospechas adelanto el video. –Yo igual lo creo pero no sé, no me cuadra, hace unos momentos hablé con... -trago. –Mónica –al mencionar dicho nombre Melanie se tensa pero no dice nada. –Y ella asegura que no fueron ellos, es mas, como tú viste en el video él llegó después de que Sharon saliera de escena.

Mirándome con ironía suelta una risa seca. –Pero bueno, ¿y ella qué mierda sabe? Como si supiera lo que en verdad sucede con todos nosotros.

Carraspeando me encojo de hombros. –Yo no la juzgaría tan fácil, todo parece ser que Sharon le contó bastantes cosas porque conoce nuestros nombres, los de ellos y la historia de nuestra relación en general.

-Ajá –dice sin mirarme y solo se centra en la aparente discusión que mantienen Kenndrew y Mónica en el video.

Continúo:

-Como te estaba diciendo, hablé con ella y me contó todo lo que pasó, desde el emborrachamiento un día antes, hasta su plática con el del clan Montero donde afirma que Sharon jamás estuvo con Kenndrew. Sin embargo te puedo afirmar que todo fue planeado a la perfección porque quienes sean que la secuestraron tomaron el móvil de ella y lograron despistar a ambos amigos de su verdadero paradero, haciendo creer que ella estaba con el contrario.

Soltando un bufido se levanta del sillón después de que el video finaliza.

-¿Y tú le crees así nada más? ¡Por los Dioses, Diago! No seas ingenuo, ¿qué tal si ella es parte de toda esta treta y es su aliada?

Volviendo a pasar mis manos por mi cabello solo miro el computador, indeciso. –No lo sé, no lo sé Melanie, incluso hablé con otros empleados pero lo único que pudieron decirme fue que Sharon checó su teléfono y luego se fue para el lado Norte.

-¿Y las demás cámaras? –pregunta con seriedad.

-Ya solicité revisarlas pero eso tendrá respuesta hasta mañana –digo con abatimiento.

Sin quitar su mirada de mí se muerde una uña pintada de color negro. – ¿Ya lo anunciaste?

Tragando duro niego con la cabeza. –Por eso vine.

Mirándome con asombro imita mi gesto. –Maldito loco, ni creas que yo...

-Mel, por favor diles tú, ahora soy yo quien te lo suplica...

-Oh, por todos los escarabajos del mundo, eres un gallina –dice con desdén a la vez que se dirige a su cocina.

Sin saber que hacer la sigo. –Solo emplea el "nos"

Girándose hacia mí lleva sus manos a sus caderas revestidas por un short y me lanza una mirada llena de enojo. – ¿Qué?

-Sí, solo diles que nos dimos cuenta de todo esto... Juntos.

Rodando los ojos toma su celular y comienza a marcar al número que tanto me tiene cagado de miedo.

-Meli, hija, hola –saluda la femenina voz de Sandra.

Sin dejar de mirarnos ambos asentimos con la cabeza, esperando que todos los escarabajos del mundo nos protejan de la furia Middleton.

-Hay algo que tienen que saber.

No sé qué día es ni cuántos llevo aquí, el día y la noche han quedado obsoletos para mí gracias a que no veo más que paredes sucias y lámparas descompuestas en todo momento.

Cansada y sucia, recargo mi cabeza en la pared mientras estiro mis piernas en el suelo donde estoy sentada.

Después de que desperté de la segunda dosis de droga que me inyectaron simplemente me encontré tirada en un diminuto cuarto de paredes blancas y paja dispersa en el piso, sin ventanas ni ninguna salida a excepción de una puerta de metal macizo, de hecho para poder ir al baño solo tengo de recurso un escusado viejo y sucio dentro de otro diminuto cuarto que queda a un costado de donde duermo, pero nada más, por lo que tomar una ducha no ha sido una opción en ningún momento, tampoco hay cama, solo paja y más paja. La comida es dispersa y no hay un ritmo ni un número de veces que me permitan calcular cuánto tiempo llevo encerrada, a veces me traen varios platillos en un corto tiempo y en otras me dejan morir de hambre.

Afortunadamente ya no estoy maniatada y mi boca ya no cuenta con cinta, por lo que en cuanto lo noté intenté gritar pidiendo ayuda, busqué infinidad de formas de salir de este lugar pero nada me dio resultados, por lo que una vez agotadas mis ideas y mis poco recursos para salir; los cuales consistían en una cuchara de plástico flexible y un vaso del mismo material, me rendí, lo sé, sé que no debería de hacerlo pero...

Mirando a mí alrededor solo escucho el zumbido de las lámparas postradas en el techo y percibo el infernal frio que cubre el cuarto, porque hasta eso mi único aliado ha sido una mosca que se la pasa revoloteando alrededor, buscando tal vez una salida al igual que yo.

-Por favor, déjenme salir, solo me quiero ir a casa –sollozo a la vez que llevo mis piernas a mi pecho y dejo que las lágrimas caigan sin parar, pero de nuevo nadie responde.

Estoy sola.

Permitiendo que el sueño y el anhelo de libertad me cubran con su manto, me acuesto en el suelo, intentando imaginar que no estoy en este asqueroso lugar y estoy de regreso en mi hogar, con mis papás, mis amigos, Mel y mi mascota.

"Dios, ¿por qué no hablé con ellos antes?, ¿por qué no me permití escucharlos?, ¿por qué no aclaramos las cosas, ¿por qué?" pienso con arrepentimiento antes de dejarme llevar por el sueño.

Un crujido, dos crujidos, tres cru...

Despertándome de sopetón me levanto rápidamente, justo a tiempo para ver ingresar a una persona al cuarto.

Confundida la miro ceñuda y ella cierra la puerta detrás de sí.

-Estás despierta –dice con alegría.

"Esa voz... Es la misma de la mujer que me habló cuando llegué aquí"

Pero de nuevo no puedo verla debido a que está vestida completamente de negro y en su cara trae una máscara... ¿De halcón? Esta cubre totalmente su rostro y solo deja a la vista sus ojos color café, en el área de la boca y la nariz sobre sale un pequeño pico amarillo, dándole más realismo a la careta de ave gris.

-¿Quién eres? –le interrogo con voz rasposa y seca, ¿cuándo fue la última vez que me trajeron agua?

-Dejémosle con que soy uno de tus verdugos, pero de los bueno –dice con fingido cariño.

Sin entender solo me voy alejando de ella, dando pasos en retroceso hasta que mi espalda toca pared.

-Déjame ir, por favor, tú... Tú debes de entender, solo, solo imagina que soy algún familiar tuyo y...

Soltando una risa siniestra comienza a aplaudir, interrumpiéndome.

Una vez que se calma hace como que se limpia una lágrima sobre su máscara. –Ay, niña, parece que todavía no entiendes nada.

-No, no lo hago pero tampoco quiero hacerlo, solo quiero irme a casa –protesto con voz llena de pánico y miedo.

Inclinando su cabeza de un lado a otro solo me observa, analizándome mientras sollozo y lloro sin control. Sacudiendo su mano derecha frente a ella se acerca a mí.

Haciéndome pequeñita cierro los ojos en cuanto toca mi cara y me obliga a verla.

-Cariño, pronto entenderás que tú, sí, tú, no tienes ningún hogar ya –dice con seriedad antes de soltarme y chasquear los dedos, posteriormente entran dos hombres con el mismo aspecto de ella; ropa negra y con una máscara de ave.

-Manos y boca.

Sin darme tiempo a nada uno de ellos me agarra mientras el otro se ocupa de maniatarme y tapar mi boca con cinta. Una vez que acaban salen de cuarto, menos la mujer.

-Es hora de que comience el show.

Mareada por el miedo que embarga cada parte de mi cuerpo solo soy consciente de mi corazón martilleando en mi pecho.

-Pero primero –continúa –. Te darás un baño porque apestas horrible, y por supuesto que así no te puedes presentar ante él.

-¿Él? –intento decir tras la cinta, pero claramente ella me ignora.

Tomándome del brazo me encamina a la enorme puerta de acero que es sostenida por los hombres que entraron hace un rato. A pesar del pánico intento grabarme cada detalle, cada giro, cualquier señal que me permita orientarme para huir más adelante, incluso estoy tentada a intentarlo ahora mismo pero toda mi valentía cae en picada cuando los tipos nos siguen detrás.

Sin demorarnos mucho llegamos a un cuarto de baño que solo cuenta con una regadera y un pequeño lavabo sin espejo, el cual contiene una esponja, jabón en barra, una toalla y tres sobres de shampoo.

"Oh Dios, por favor que no sean ellos quienes me vayan a bañar" pienso con profundo terror a la vez que veo a la mujer, suplicándole ayuda.

Rodando los ojos les pide a los hombres que me quiten las ataduras.

-Tranquilízate, solo entrarás tú y te bañarás en menos de cinco minutos, nosotros te estaremos esperando aquí –indica en cuanto soy libre.

Sin perder tiempo entro al baño y cierro la puerta de aluminio detrás de mí. Con la respiración agitada analizo todo mi alrededor e intento buscar una vía de escape o algo que me pueda servir para atacar a mis captores, pero no hay nada, ni ventanas, ni cristales, mucho menos madera, todo es cemento y ya.

-Maldita sea –susurro llena de frustración.

-Llevas un minuto y como no te bañes te juro que las consecuencias serán fatales, mocosa.

Cerrando los ojos tomo una respiración profunda y posteriormente me meto a bañar

Mientras lavo mi cuerpo mi mente no deja de repetirme que tengo que salir de aquí, y no discuto, más bien comienzo a crear un plan; obedecer y cuando bajen la guardia, atacar.

Sintiendo el frio calar en mis huesos me enjuago rápido y me envuelvo en la toalla.

-Ahora, vístete –demanda desde fuera.

Sin entender con que se supone que me vestiré intento buscar la ropa, pero no encuentro nada y parece ser que ella lo sabe porque grita:

-¡La ropa está en la caja de abajo del lavabo!

Curiosa bajo la mirada y ahí está, una enorme caja que no noté al principio.

Sin perder tiempo la destapo y saco prenda por prenda, sorprendiéndome de encontrar una camisa roja, un pantalón negro ajustado, un abrigo largo de color negro y ropa interior. A lo contrario que creí todo parece nuevo ya que aún traen la etiqueta de compra.

"¿Pero qué rayos?"

Golpeando la puerta la mujer grita que me apure, por lo que rápidamente me cambio y salgo.

Dándome un repaso con la mirada ella asiente. –Perfecto, ahora sígueme que tenemos que arreglarte ese greñero y maquillarte.

Aturdida por notar que los tipos ya no me ponen los lazos, sigo a la mujer por más pasillos.

"Tranquila, Sharon, mantén la calma, no los hagas enojar por ahora y solo grábate todos los detalles de este lugar" me digo a mi misma en un afán de no intentar huir porque de nada servirá con tanta vigilancia sobre mí.

Carraspeando me trago el nudo en mi garganta y le pregunto a la mujer misteriosa:

-¿Quién es "él"?

Sin mirarme asiente. –Quien te ayudará.

Sintiendo una esperanza nacer dentro de mí, sonrío. -¿A escapar?

Soltando una carcajada se detiene y los tipos también. Confundida yo también me detengo mientras ella se ríe.

-Pero de verdad que eres estúpida –simplemente dice antes de volver a tomarme del brazo e ingresar en un nuevo cuarto, que a diferencia de donde yo estaba, este es pulcro y parece una habitación de un hotel carísimo.

-Es el cuarto especial –explica la mujer antes de indicarle a los hombres que esperen afuera del cuarto y que cualquier cosa ella les llama.

Fascinada y a la vez llena de miedo solo me quedo parada, al menos hasta que me sienta bruscamente frente de un enorme tocador de madera.

-Más vale que te portes bien, porque si te hemos mantenido prístina y sin ningún golpe es porque él lo pidió así, sino... -tomando mi cara en una de sus manos comienza a pintarme los ojos. –Tu belleza ya habría desaparecido.

Después de un rato sentada sin moverme ella se aleja de mí y me mira con atención.

-Te ves bien, ya no pareces una puta.

Agotada de todo cierro los ojos y paso saliva.

"Saldré de aquí, yo sé que saldré de aquí y les haré pagar todo esto" No sé de donde sale ese pensamiento pero me aferro a él.

-Es hora.

Sin decir nada más me levanta de un jalón y me saca al pasillo lúgubre y lleno de moho.

Me grabo cada paso que damos, un giro a la izquierda, derecho pasando cinco puertas, luego un giro a la izquierda y dos más a la derecha. Posteriormente nos detenemos frente a una puerta de acero.

-Llegamos, ahora escúchame, pórtate bien y acata todas sus indicaciones, contesta todo lo que se te pide y te prometo que para el final solo tendrás pocos golpes.

Sin decir nada más abre la puerta e ingresamos solo ella y yo, dejando a los grandulones fuera.

Sorprendida miro a mi alrededor con verdadera incredulidad. Todo está tapizado con madera; las paredes, el suelo y el techo, incluso hay un candelabro en el medio de la habitación colocado justo por encima de una mesa cubierta por un mantel color vino y adornada con un florero lleno de rosas, maldita sea, incluso hay una pantalla enorme incrustada en el lado derecho de la mesa.

-Espera aquí y no hagas nada estúpido –me advierte por última vez la mujer antes de desaparecer por donde entramos.

Alucinada le echo otro vistazo a todo.

"¿En serio esto es real?"

Sin poder pensar más en mi pregunta escucho pasos.

Confundida giro 180° sobre mi eje y oh...

Un tipo alto, de cabello negro y complexión delgada se acerca hacia mí, pero eso no es lo que me asombra sino su máscara ya que a comparación de las de los demás la de él es de un cuervo y tiene plumas reales junto a un enorme pico que sobre sale de su cara, lo único que veo de él son sus ojos negros como la noche.

"¿Quién rayos es?" me pregunto con nueva intriga y pánico.

-Señorita Sharon, sea bienvenida al circo Middleton.

...

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