CAPITULO 56🥀
Mientras termino de recoger mis cosas de mi butaca siento como alguien se coloca a mi lado, pero le ignoro porque ya sé quién es sin tener que mirarle.
-¿Tienes tiempo?
-¿Ahorita? No, tengo que ir a trabajar.
-¿Qué tal este fin?
-Ya tengo planes - contesto de forma cortante antes de salir del salón.
-Por favor... Tenemos que hablar.
-¿No te cansas?
-No, ni lo haré hasta que me des una opor...
-Deja de seguirme.
-Lo haré solo si me prometes que lo pensarás.
Girándome abruptamente causo que Melanie casi choque conmigo. -Creo que aquí la menos indicada para exigirme algo eres tú - digo con resquemor.
Mirándome con tristeza da un paso atrás. -Por favor, piénsalo.
Sin darle una respuesta me doy media vuelta y continúo con mi camino.
Mientras termino de atender al último cliente en el restaurante determino que hoy es día de películas y un buen tazón de palomitas, digo, ya es justo y necesario después de este largo día llamado martes, que además de ser estresante y tedioso también ha sido muy aburrido sin la presencia de Mónica.
-Que tenga una buena noche - despido a la señora una vez que le regreso su cambio.
Un poco agotada saco el dinero y lo llevo a la caja fuerte que está en la oficina de la señora Silvia. Siendo sincera aún me inquieta el hecho de que ella no pida corte diariamente sino semanal, sé que de cierto modo confía en mí pero igual, el dejar el dinero aquí en el local es... Peligroso.
Cuando salgo de la oficina suelto un gemido tortuoso al ver a un joven delante de mi puesto.
-Lo siento pero ya cerramos, si gusta...
-De hecho vine por la señorita de la caja - me interrumpe mientras se gira hacia mí.
Al ver quien es suelto un suspiro pero no relajo mi postura. -Gracias a Dios no eres un cliente, estaba a punto de lanzarte un sartén - digo en un intento de broma, tratando de relajar el pesado ambiente que se ha formado a nuestro alrededor.
-Preferiría verte aplicar eso en otra persona y no en mí - dice con diversión, intentando también relajar el ambiente. -Aunque ahora que lo pienso no me caería mal una buena comida y un café, ¿tienes?
Sonriendo paso a su lado y me meto en mi puesto. -Claro, serían ochenta pesos joven.
Después de que Zed se fuera en su auto ese día que salí a comprar el regalo de Gabriel, realmente me sentí mal porque es cierto lo que me dijo, tanto él como los demás no tienen la culpa de lo sucedido con Damián y es aún más injusto el que les cargue pecados que no cometieron, en especial cuando ellos mismos me explicaron que toda su actitud ante mí cuando no les recordaba era solo para ver si así reaccionaba.
De hecho he de darle cierto crédito a Mónica ya que al otro día de la fiesta, mientras desayunábamos ella me dijo y cito "Tal vez no fue el modo para hacer que recuperaras tus recuerdos pero al menos ellos lo intentaron, y hasta ahora te siguen buscando. Así que por favor no seas una idiota y recapacita, al final de cuentas todos cometemos errores que a veces merecen ser perdonados" cosa que ahora entiendo y por ello estoy dispuesta a volver a intentar recuperar nuestra amistad.
Riendo, Zed se recarga en el mostrador. - ¿Cómo has estado?
Suspirando me dejo caer en mi banco, sintiendo como la tensión se va desvaneciendo. -Bien, no me quejo, ¿y tú?
Mirándome atentamente asiente. -Igual, al parecer este semestre fui un chico bueno.
Sonriendo ligeramente le doy una palmada en su brazo. - ¿Cuándo no?
Antes de que él pueda decir algo, sale mi cocinera favorita de todo este restaurante, Andrea.
-Adiós, Sharon, nos vemos mañana - dice de manera distraída mientras busca algo en su bolso.
Sin perder mi sonrisa me despido de ella. -Nos vemos.
-Hasta luego señorita - dice Zed al notar la distracción de Andrea, la cual levanta su cabeza de sopetón.
-Oh, lo siento, no te vi...
-Zed - dice, engrosado ligeramente su voz y colocando su postura de manera recta mientras se dirige hacia ella de manera confiada.
"Ahí vamos" pienso con diversión en cuanto ambos comienzan a intercambian unas palabras y ella se pone roja como un jitomate en lo que saca una hojita y rápidamente escribe algo, para luego dársela a un sonriente Zed.
Negando con la cabeza señalo a dicho papel en cuanto Zed regresa a mi lado. -Eres bárbaro.
Encogiéndose de hombros se lo guarda y me pregunta:
-Entonces, ¿te llevo a casa, chica bonita?
-Creo que esta vez aceptaré porque estoy que me muero de cansancio.
-Si es así entonces de ahora en adelante me gustaría llevarte a casa después del trabajo - se ofrece mientras una inocente mirada se instala en sus ojos.
Alzando una ceja lo miro de forma perspicaz. -Ya, ¿y lo haces por mí o por ella?
-Por las dos - dice sin más mientras bate sus pestañas en mi dirección.
Rodando los ojos niego con la cabeza para no soltar una risotada, pues el verlo hacer eso causa que se vea tan adorable. -Ya veremos.
-Pero...
-Sh, dije que ya veremos, además - incluyo de manera casual. -Más te vale no hacerle daño a Andrea, ella es una chica muy dulce y no quisiera que... - me interrumpo mientras intento buscar las palabras correctas.
Pero para mí tranquilidad él coloca su mano derecha sobre mi hombro. -No te preocupes, no lo haré.
Aun dudosa asiento. -Gracias, ahora solo dame unos minutos mientras termino de ordenar mi lugar para irnos.
Satisfecho con mi respuesta me espera pacientemente.
Si bien lo que pase entre Andrea y él no es de incumbencia, la verdad es que sí me preocupa que Zed le haga daño ya que si está regresando a ser todo un Don Juan es solo por lo ocurrido con Melanie y todo lo que pasaron a lo largo de su supuesta relación, donde al final ambos salieron mal parados, en especial él.
Cosa que puedo casi confirmar mientras hago unas cuantas cosas en la computadora y lo observo leer el menú, todo mientras una sonrisa se asoma ocasionalmente en sus labios, sin embargo eso no evita que una nota de tristeza se cuele en su mirada, la cual por más que él ríe o hace chistes sobre la decoración del restaurante no se va, siendo esa alegría opacada por un corazón roto, y vaya que yo sé muy bien de eso pues aún veo ese vacío en mí cuando estoy sola en mi cuarto mirando mi reflejo en el espejo mientras recuerdo a Damián...
Carraspeando me paro de mi banco. -Listo, creo que ya - digo de forma abrupta, causando que Zed pegue un ligero brinco y salga de sus propios pensamientos.
-Perfecto, entonces vámonos.
Una vez fuera del restaurante nos dirigimos a su coche.
-Sharon... Creo que se me olvidó decirte que no vengo solo - murmura.
Confundida lo volteo a ver. - ¿Ah?
Acaso será...
-Natalia y Logan están en el auto esperando por nosotros.
Soltando una risa nerviosa deshago mi coleta y dejo suelto mi cabello.
"Él jamás regresará, entiéndelo"
-Eso es maravilloso, espero y no me manden muy lejos después de mi actitud tan perra que tuve con ellos - digo de manera triste.
-Tranquila, estoy seguro de que estarán contentos de verte, sino no estarían aquí - dice de forma casual mientras me guiña un ojo.
Estoy a punto de preguntar si esta era su última alternativa de acercarme a ellos, cuando él se estira y lleva sus dos brazos al aire, sospechando mi pregunta. -Es una noche agradable.
Asiento. -Lo es
No decimos nada más y solo nos envolvemos en un agradable silencio, donde ya no hay más asperezas ni rencores, donde solo queda el perdón y los buenos momentos. Así que por primera vez a lo largo de este mes dejo caer mis barreras y solo disfruto de su compañía y de la agradable brisa que juguetea con mi cabello.
-¿Lista? - pregunta en cuanto estamos a unos pasos de su carro.
-Listísima para... - pero no digo nada más ya que en eso se abre la puerta de pasajeros y sale corriendo hacia mí una Natalia muy emocionada, seguida de un sonriente Logan.
-¡Estoy tan feliz de que estés aquí! - chilla mientras me envuelve en un fuerte abrazo.
Sonriendo también la abrazo. -Y yo Nat, y yo.
Alejándose me toma de las manos. - ¿Todo bien entonces?
Mirándola a los ojos sé que es lo correcto, incluso ahora me doy de golpes mentales por haberme tardado tanto tiempo en darme cuenta del grave error que estaba cometiendo al alejarme de ellos. -Más que bien.
-Me alegra tenerte de vuelta - dice Logan con aprecio.
-Gracias - digo con agradecimiento mientras repaso con la mirada a cada uno de ellos:
-Por favor perdónenme.
Haciendo un "aws" se acercan y me dan un abrazo grupal.
-No hay nada que perdonar - dicen al unisón.
Sintiéndome completa les invito a una noche de películas y palomitas en mi casa una vez estamos dentro del auto, donde gustosos aceptan.
DIAGO
-Ya sabes lo que necesito de ti.
-Lo sé y estoy trabajando en ello, pero aún necesita tiempo.
-No tenemos tiempo.
Dejándome caer por completo en el respaldo del sillón, cruzo mis brazos. -Señor...
-Entiendo que ahorita sea imposible que te acerques a ella de una manera amorosa, de hecho creo que eso ya es innecesario - habla con voz firme después de darle una calada a su puro y soltar el humo. -Pero son amigos, tú y ella se han acercado significativamente desde lo que pasó, ¿o me equivoco?
-No, señor.
Debido a todo lo sucedido con la falta de recuerdos de Sharon, se me indicó que me alejara de ella debido a que ya no se requería más de mi presencia en su vida. Al principio discutí pues no quería dejarla sola, sin embargo ordenes son ordenes, en especial si con el simple hecho de que yo apareciera de nuevo en su vida pudiera desatar problemas para los señores Middleton, cosa que no quería causar, y fue entonces que me alejé aunque al final no sirvió para nada.
Con el paso de los días ella recordó pero como era de esperarse él se marchó y la dejó destrozada. Entonces regresé y le inventé excusas de mi ausencia, que en su estado, no le dio mucha importancia y solo estaba agradecida por tenerme a su lado, siendo yo su apoyo en la escuela y fuera de ella gracias a su disgusto con su mejor amiga, por lo que a lo largo de los días nos hemos convertido en unos amigos cercanos.
-Entonces no veo inconveniente alguno para que la convenzas de que nos dé la oportunidad de hablar con ella y explicarle las cosas.
-Una verdad a medias querrá decir - murmuro con voz tensa, no lo miro y solo me centro en la alfombra de la sala de estar.
-Diago... Por favor, no seas condescendiente, sabes que no podemos hacer eso.
-Señor, usted mismo ya vio lo que pasó con ella por seguir con esta mentira, ella necesita saber la verdad.
-Pronto Diago, muy pronto ella lo sabrá pero aún no es el momento.
Cansado de esto, observo con detalle a Rogelio, pero mientras él sigue fumando perdido en sus pensamientos, me doy cuenta de que tiene miedo, miedo de perder a su hija.
-Lo intentaré pero no prometo nada - accedo.
Aún sin mirarme asiente. -Te lo agradezco.
"Esto será un maldito desastre" pienso con resignación mientras me termino mi vino y comienzo un plan.
Para cuando salgo de la casa Middleton ya son pasadas las ocho de la noche, por lo que he de suponer que Sharon ya está en su casa después de su jornada de trabajo.
Decidido saco mi teléfono y le marco.
-Hola
-Hola, preciosa - la saludo mientras me paseo por el gran jardín que su familia posee.
-¿Qué pasa? ¿Todo bien? - susurra.
Extrañado corto una rosa roja y la levanto hasta altura de mis ojos, inspeccionando cada detalle de esta. -Sí, solo quería saludarte, ya sabes, como últimamente no nos hemos visto por todo el ajetreo escolar...
-Tienes razón - vuelve a murmurar pero ahora con una nota de decepción. -Realmente la escuela nos estaba matando.
-En especial a ti ya que últimamente te he notado un poco más estresada a pesar de que ya estamos a nada de salir de vacaciones - le digo a la vez que corto otra rosa pero esta vez es blanca. -De hecho mi llamada también tiene otro propósito.
-¿Ah, si?
-Sí, lo que pasa es que he estado considerado que una cena no te sentaría mal, incluso creo que te ayudaría a distraerte un rato de aquello que ronda por esa cabecilla tuya.
Después de unos segundos sin recibir una respuesta sonrío, sé que mi propuesta la ha tomado desprevenida por lo que no hablo y solo me dedico a admirar las rosas en mi mano y el como sus espinas lastiman mi piel.
Una rosa roja y una blanca, ambas son tan hermosas pero a la vez tan hirientes gracias a sus espinas, que sin importar su color al final de cuentas ambas tienen el mismo poder de lastimarte si haces un movimiento en falso, tal y como hacen las mentiras, pues ya sean "piadosas" o no el resultado siempre será el mismo, con el tiempo esas espinas o bien, palabras y actos, serán los causantes de tanto dolor, y posiblemente, de una herida que dejará una fea y horrible cicatriz si no se sabe curar adecuadamente...
Ella carraspea. -Mh, ¿cenar?
-Sí, una cena en un muy buen restaurante que sé que te encantará - digo de manera misteriosa, intrigándola desde ya para sacar a relucir su curiosidad, y por cómo me contesta sé que lo logré.
-¿Cuál restaurante?
-Oh, eso déjamelo a mí.
Entendiendo el resultado de muchas cosas, dejo caer ambas rosas sobre el frío pasto.
"Todo será a su tiempo, todo" pienso con resignación mientras me alejo del jardín y me subo a mi auto.
-Yo... Me gustaría, creo que me hará bien salir un rato.
Contento con mi plan, sonrío. -Perfecto, entonces paso por ti mañana a eso de las ocho de la noche, ¿te parece bien?
-Sí, me parece bien, es más, estupendo - me regresa con emoción, sin embrago aún murmura.
-Entonces es una cita - digo con orgullo pese a que aún me es extraña su actitud.
-Lo es, jovencito Diago.
-Hasta mañana entonces.
-Adiós - dice antes de colgar
Sin dar marcha atrás a mi decisión, arranco el coche y salgo disparado para la próxima bomba que está a punto de explotar.
~~~
Hola, mis amores, espero que les haya gustado este nuevo capítulo. 🥰
Ufa trufa
¿Qué pasará de ahora en adelante?
¿Acaso en esta historia hay realmente bandos buenos y malos?
Realmente aún quedan muchos secretos por descubrir, además de los que han ido quedando a lo largo de este primer libro, unos visiblemente y otros... No tanto 👀
Créanme que aún hay muchas cosas que les hará quedar con la boca abierta🥰 pero como dice Diago "todo a su tiempo"
P.D: espero y les haya gustado el nuevo diseño para separar ciertas partes de la historia ❤
Les amo mafiositas/os curiosas/os❤
ATTE: yo😂
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