CAPITULO 46🔞
-Mh, comida... - susurro mientras un delicioso olor a pan y sopa invade mis fosas nasales.
Espera, ¿comida?
Asustada abro los ojos y me siento en la cama mientras miles de recuerdos invaden mi cabeza.
Los mángales, la comida a lado del río, la cena... La noche; Damián desnudo, bueno, más específicamente ambos desnudos...
-Ay, madre de Dios - susurro mientras volteo a ver a lado de mí y veo el lugar vacío. -Genial, Sharon, la volviste a cagar.
Soltando aire me dejo caer en la cama de nuevo.
-Toc-toc - dice alguien en voz alta del otro lado de la puerta.
Sorprendida me vuelvo a sentar, tapando mis pechos, justo a tiempo para ver a Damián cruzar la puerta.
-¿Cómo amaneciste? - me pregunta. Sin embargo no le contesto, simplemente le observo maravillada; un Damián despeinado y con solo un pantalón de pijama está ante mí, pero no solo eso, sino que trae consigo una charola llena de comida y no solo hay pan y sopa, sino también jugo, fruta, arroz y como toque final una rosa.
-¿Dormiste aquí, conmigo? - le pregunto sin aguantar más.
Sonriendo completamente asiente. -Claro ¿acaso creíste que te abandonaría en medio de la noche? - contesta mientras deja la charola en la mesita de noche.
Aliviada solo suelto el aire que estaba conteniendo y centro por completo mi atención en su cuerpo, en especial su torso, "está buenísimo" pienso mientras recuerdo lo de anoche, cada caricia, cada movimiento...
-Si me sigues mirando así créeme que en este mismo momento te voy a follar, Sharon - me advierte con una sonrisa lobuna.
Sorprendiéndome a mí misma me levanto con la sábana enredada en mi cuerpo y me acerco a Damián, el cual para estos momentos está rígido en su posición, sus ojos irradiando deseo.
-Sharon... - dice con voz baja y ronca.
Quitando toda inseguridad de mí dejo caer la sábana a mis pies mientras Damián la sigue con la mirada, sorprendido.
-En realidad prefiero esa opción - le digo coquetamente, mentiría si digo que no estoy roja como un jitomate pero creo que eso ahorita no nos importa a ninguno de los dos.
Pasando saliva empieza a sonreír de medio lado. -Oh, pero se va a enfriar la comida.
-Tienes razón, la comida se podría enfriar si no comienzas ahora - le regreso.
Sonriendo con fiereza elimina la poca distancia entre nosotros.
-Sharon, joder, me estás matando - dice mientras pasa una mano por mi hombro desnudo, para después pasarla por la cima de mis pechos.
Disfrutando de su toque solo cierro los ojos.
-Eres tan pero tan perfecta... Simplemente una Diosa - susurra en mi oído, atrapada por el tono tan varonil de su voz abro los ojos y llevo mis manos a su pecho. Encantado y a la vez sorprendido por mi toque me comienza a besar de forma voraz y muy sensual, pero no conforme con ello comienza a besar mi cuello para luego ir a la captura de uno de mis pechos, sorprendida por la sensación llevo mis manos a su cabello.
-Damián - digo en un pequeño grito.
Estimulado por mi satisfacción sonríe y mientras sigue trabajando en mi pecho lleva una mano a mi entrada y comienza a juguetear con sus dedos en ella.
Alucinada por el placer comienzo a gemir.
Separando su boca de mi pecho sonríe más. -Me fascina que estés lista para mí y solo para mí.
Yo simplemente intento sonreír pero dejo dé hacerlo cuando me penetra con un dedo.
-Joder - grito a la par que Damián ahoga mi grito en un ardiente beso mientras lleva su otra mano a acariciar mis pechos, sin dejar de mover su dedo dentro y fuera de mí.
-Oh, mierda, mierda, mierda... - gimo mientras cierro los ojos y él abandona mis labios para besar mi cuello. -Yo... Damián... Creo que, creo que... - sin embargo no termino la frase ya que exploto en mil pedazos, extasiada aferro mis brazos a su cuello.
Sonriendo deja un beso en mi cabeza. - ¿Desayunarás ya?
Una vez segura de que no me caeré si lo suelto decido alejarme un poco. -Yo creo que no - ronroneo mientras llevo mi mano a su entrepierna, sorprendida por su dureza llevo mi mano a su abdomen y comienzo a trazar círculos en él con mis dedos.
-Sharon... - me advierte, sin embargo cierra los ojos y suelta un pequeño suspiro.
Sintiéndome más segura llevo de nuevo mi mano a su entrepierna y comienzo a acariciar su dureza sobre la tela del pijama.
Aún sin abrir los ojos comienza a respirar de forma agitada. -Sharon... -vuelve a intentarlo pero deja de hablar en cuanto dejo de acariciarle sobre la tela y decido aventurarme dentro de ella.
Atónico abre los ojos. -Oh, joder... - susurra en cuanto siente mi mano directamente en su piel y comienzo a acariciarle con movimientos lentos.
-Sharon... Más rápido - gime a la vez que se deja llevar por mis atenciones.
Satisfecha y encantada con el efecto que estoy teniendo en él le hago caso y aumento mis movimientos.
-¿Así? - le pregunto de forma provocativa mientras le dejo un camino de besos por su cuello.
No contesta y solo deja caer la cabeza hacia atrás. Contenta dejo de tocarle y decido bajarle el pantalón, estoy a punto de regresar a mi acción cuando de pronto toma con delicadeza mi mano. Sorprendida lo volteo a ver, llamas de pasión arden en su mirada.
-Necesito estar dentro de ti, ahora - recalca la última palabra, su voz tensa.
Sonriendo asiento y sin perder tiempo va por un condón y regresa, listo para mí, segura de mi misma subo a la cama y me recuesto.
-No sé qué sería de mí si no estuvieras conmigo - susurra antes de bajar hasta mí y penetrarme.
-Damián... - gimo al sentirlo dentro de mí.
-Sharon... - me dice de regreso mientras comienza a moverse dentro de mí, primero lentamente, después aumentando la velocidad.
-Eres muy hermosa - dice con una enorme sonrisa.
-Damián... - no dejo de repetir su nombre, el cual adquiere más fuerza en mi voz con cada estocada.
Dios Mío, si esto es el cielo puedo morir ahora mismo.
-No creo que sea el cielo pero es bueno saber que al menos te hago sentir como en uno - dice Damián antes de aumentar un poco la velocidad, llevándome al clímax total.
-Ah...
-¡Joder! - grita Damián en cuanto llega al éxtasis.
Cansados nos dejamos caer en la cama.
-Eres fantástica mi morenita, definitivamente mi perdición - susurra mientras me lleva encima de su pecho y acaricia mi espalda.
-Y tú la mía - le contesto mientras un sentimiento de alergia me invade, estoy tan pero tan contenta en sus brazos que me olvido de todo y solo me centro en el ahora, estando tan a gusto con Damián en este pequeño espacio que solo él y yo hemos creado.
-Damián... - le digo tímidamente después de un rato en silencio.
-¿Sí?
-Yo... Me preguntaba si... - no termino de hablar pues de pronto mi nerviosismo regresa.
-¿Sharon?
-Yo... - me levanto un poco de su pecho y le sonrío tímidamente -. Me preguntaba si aún tienes condones para intentarlo así como estamos ahora.
-Oh, joder mujer... - sonriendo se levanta para quitarse el condón ya usado y va por otro, listo para otra ronda igual que yo.
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Para las tres de la tarde estamos listos para regresar a casa.
Suspirando miro con nostalgia nuestro pequeño paraíso que va quedando detrás de nosotros.
-No te preocupes, algún día regresaremos - me dice Damián mientras llama mi atención a él y toma mi mano entre la suya.
Sonriendo aprieto ligeramente su mano. - ¿Me lo prometes?
-Pero por supuesto que sí mi morenita, además nos faltó visitar el Tajín, cosa que será lo primero vamos visitar para la próxima vez.
-Valep - le digo antes de darle un beso en la mejilla. -Por cierto, tú me debes algo.
Frunciendo el ceño se pone meditativo. - ¿Yo?
-Ajá.
-Ah, caray...
Sonriendo ante su confusión le digo: -Tu nombre, Leandro.
En cuanto digo eso me arrepiento un poco pues su buen humor desaparece de un plumazo.
-Ah, eso - dice serio.
-Esto... Sí - digo un poco insegura.
Respirando profundamente asiente y se pasa una mano por el cabello mientras que con la otra conduce.
-Bien, te dije que te lo diría así que lo haré, pues mi nombre completo es Damián Leandro Montero del Castillo y el motivo por el que nunca te lo dije o nadie lo menciona, ya sea maestros o amigos, es porque está totalmente prohibido.
-¿Por qué? - pregunto asombrada.
Apretando un poco más el volante al principio no dice nada y solo mira la carretera.
Después de lo que parece un tortuoso momento vuelve a hablar. -Porque solo mis padres me llamaban por ese nombre, raramente lo hacían por el otro, así que cuando murieron decidí que no quería que nadie más me llamara así.
-Oh - susurro.
-Para mis padres yo era su pequeño Leandro - una sonrisa sincera ilumina su cara -. Aún recuerdo que cuando jugaba con mis padres a algún juego de mesa siempre poníamos una pizarra donde íbamos anotando nuestros nombres para ir poniendo nuestros puntos y que no se nos olvidaran.
Sonrío ante la imagen de un pequeño Damián emocionado por jugar.
-Pero quien ponía los nombres era mi madre y algo que tengo gravado a fuego en mi mente es en como anotaba mi nombre, siempre me ponía Leandro pero su forma de escribir mi nombre era tan femenina e incluso te puedo decir que delicada - mientras vaga en los recuerdos su semblante se pone cada vez más nostálgico.
- ¿Entonces fue ella quien te enseñó a escribir así como lo haces ahora? - le pregunto con curiosidad y a la vez con admiración.
Desde que compartimos clase me fascinó su forma de escribir pues su letra siempre era tan cuidadosa, limpia y simétrica que en verdad avergonzaba la mía.
Despertando de su trance asiente. -Así es, ella siempre fue tan perfeccionista en el mejor sentido de la palabra, mientras que mi padre era tan despistado y descuidado, mi madre era todo lo contrario, ellos simplemente...
-Se complementaban - término por él.
Sorprendido voltea a verme pero nada me prepara para su mirada la cual es un mar de emociones; tristeza, enojo, ternura, culpa, alegría... Hay tantas de ellas que incluso puedo sentirlas. -Sí, justo eso - deja de verme y regresa su atención al camino.
-Yo... ¿Y cuantas personas saben de tu nombre y la razón del porqué no deben llamarte así? - intento desviar un poco el tema.
-Hasta ahora solo mis amigos y ahora tú - dice con una sonrisa fugaz mientras toma mi mano con la suya libre y me regala una mirada dulce. -Y me alegra que lo sepas ahora.
Un nudo se instala en mi pecho junto a un cálido calor, cada vez estamos más cerca uno del otro, y en especial él cada vez me va teniendo más confianza para contarme toda esta clase de detalles tan significativos en su vida.
Sonriendo aprieto ligeramente su mano. -Gracias - le digo con sinceridad.
-A ti, Sharon, a ti - susurra regalándome un beso en el dorso de mi mano.
Sin saber cómo el sueño se va apoderando de mí y termino cayendo en una red de sueños.
-Sharon, linda, ven a desayunar - me llama mi mamá desde el comedor.
Entusiasmada me levanto de un brinco de mi cama y bajo las escaleras en dirección al comedor, encontrando en ella a mi mamá y papá sentados en sus lugares, hablando y riendo.
Sonriendo me acerco a ellos para darles su beso de buenos días, sin embargo una silueta al otro lado de donde están mis padres llama mi atención, no puedo ver su rostro pero por su cuerpo sé que es un hombre, estoy a punto de preguntarle qué quien es cuando se oye una serie de disparos. Asustada vuelvo mi atención mis padres pero estos ya no están hablando ni mucho menos sonriendo.
-No - susurro llevando mis manos a mi boca mientras un grito se queda atorado en mi garganta.
Mis papás que hace un momento estaban bien ahora están muertos, sangre chorreando de su cabeza donde todo indica que alguien les disparó.
-¡NO! - grito mientras me termino de acercar a ellos.
-Una hermosa imagen, ¿no crees? Ojo por ojo, diente por diente... - dice con sorna el hombre al otro lado de la mesa - aterrada levanto la vista hacia el hombre desconocido. -Realmente no quería que las cosas terminaran así pero... - suspira mientras se encoge de hombros.
Sin creer lo que acaba de pasar regreso la mirada a la mesa pero ya no son mis padres quienes están muertos, no, ahora son mis amigos; Mel, Zed, Logan, Kenndrew y Natalia, pero lo que causa que se me termine de revolver el estómago es ver a Damián en medio de la mesa, su cuerpo con múltiples disparos en su abdomen.
-Sharon... - susurra antes de que sangre salga de su boca y comience a toser.
-Oh, no... Damián... - lloro antes de intentar llegar a él.
-Ch, ch, ch - me dice el sujeto antes de interponerse entre nosotros.
-Sharon... - vuelve a llamarme Damián.
-¡Quítate! Tengo que salvarlo o si no él morirá - le grito al sujeto, sin poder ver aún su rostro.
-Ay, mi niña... Tan estúpida e ingenua que no te has dado cuenta de nada.
-De lo único que me doy cuenta es de que tú eres un maldito infeliz que ha matado a mi familia y amigos, y que ahora me impide ayudar a Damián, ¡Quítate maldita sea! - grito mientras lagrimas siguen cayendo por mi rostro y la desesperación me invade mientras veo como la respiración de Damián va disminuyendo.
-No te equivoques mi linda flor, no fui yo quien los llevó a todos ellos a la muerte - susurra mientras sonríe de nuevo. -Fue él - dice con satisfacción mientras señala con la mano a Damián.
Incrédula niego con la cabeza. -No, solo estás diciendo eso para dañarme.
Soltando una carcajada se hace a un lado, dejándome pasar.
-Cuando te des cuenta de todo y no estés cegada por ese estúpido amor por ese muchachito ya será demasiado tarde y te costará muy caro, y no digas que no te lo advertí, incluso hasta te podría costar tu propia vida - dice antes de ir hasta donde estoy tratando de parar el sangrado de Damián para colocar algo frio en mi sien; una pistola.
-Ya nos veremos las caras jovencita - dice antes de dispararme.
-¡NO...! - grito mientras me enderezo de golpe.
-Sharon ¿Qué pasa? - me pregunta una voz a mi lado.
Respirando agitadamente comienzo a llorar mientras giro a ver a Damián, asustado de ver mi estado se orilla en la carretera.
Sin saber que hacer seca las lágrimas de mi cara y me abraza mientras me susurra que todo está bien, que solo fue un sueño.
-Pe-pe-pero yo lo sentí tan real... - le digo entre lágrimas. -Mis papás y nuestros amigos estaban muertos.
-Tranquila, hermosa, ya pasó - repite mientras acaricia mi espalda de arriba hacia abajo.
-Y tú... Oh, Dios Mío, tú te estabas muriendo y yo no podía hacer nada porque el tipo no-no me dejaba ayudarte, todo lo contrario, me empezó a decir estupideces - le digo ya más calmada. -Me dijo que tú eras quien los había llevado a la muerte - susurro esto último, sin embargo Damián deja de tocarme y se aleja, tenso.
-Creo... Creo que es hora de irnos ¿te sientes mejor? - pregunta sin mirarme.
Confundida solo asiento.
Después de unos minutos de tenso silencio le digo: -Pero eso no es cierto, como dices, solo es un sueño pues tú nunca harías nada para dañarnos - intento sonreír y llevo mi mano a la suya.
No me responde pero me aprieta la mano ligeramente.
-Ya casi llegamos a tu casa solo nos queda como una hora de viaje - me dice Damián después de un rato.
-Bien - le contesto, sin querer dormir solo observo el paisaje por la ventanilla.
Justo como dijo él en solo una hora estamos ante mi casa. Sin perder tiempo Damián se baja del auto y va por las maletas, suspirando me desabrocho el cinturón y voy con él.
-¿Cómo te sientes? - me pregunta una vez que todas mis cosas están abajo.
Sonrío tenuemente. -Bien, simplemente fueron las emociones de hace un momento.
-Ya, pues yo propongo que entres a tu casa y te des una ducha para que estés menos tensa - sugiere antes de abrazarme y depositar un beso en mi cabeza.
Confundida me alejo. - ¿No entrarás conmigo?
-No, lo siento hermosa pero tengo unos asuntos que atender - dice mientras se encoge de hombros y una sonrisa de disculpa se desliza por su cara.
-Entiendo - digo en voz baja mientras siento como mi ilusión es aplastada de golpe pero antes de que pueda hacer nada Damián me toma de la cintura y me pega a su cuerpo.
-Sharon... - no me dice nada más y solo me observa con todo el cariño del mundo y a la vez con tormento, estoy a punto de preguntarle que tiene cuando sus labios capturan los míos en un beso lleno de necesidad, y antes de que me dé cuenta sus manos están masajeando mi trasero, sorprendida suelto un suave gemido y llevo mis manos al dobladillo de su camisa para adentrarlas y comenzar a acariciar su estómago. Solo cuando creo que ya no es necesario el oxígeno para vivir Damián se aleja.
-Nos vemos mañana en la escuela - me dice antes de tomar mis maletas y dejarlas en la puerta. Contenta asiento y lo veo marcharse.
Damián
-Kenndrew - saludo a mi fiel amigo.
-Hey, hermano ¿ya regresaste? ¿Cómo te fue? - dice riendo desde el otro lado de la línea.
Sonriendo comienzo a bajar la ventanilla de mi coche y prendo un cigarrillo. -Ya estoy de vuelta y no me pudo haber ido mejor en la perra vida.
-Hey, hey, hey ¿Eso que escuché fue un cigarrillo siendo encendido en tu auto? - pregunta sorprendido.
Ignorando su pregunta suelto una calada del cigarrillo. - ¿Está George en casa?
-Damián ¿No me digas que... - no termina la pregunta.
-Sí, es justo lo que estás pensando.
Cuando creo que no me va a contestar escucho un suspiro de resignación de su parte, todo humor desapareciendo de su voz. -Sí, está aquí y no creo que salga en lo que resta del día.
-Genial.
-Sabes que el infierno se va a congelar, ¿cierto? - dice antes de escucharlo caminar.
-Lo sé pero estoy dispuesto a correr el riesgo - digo con decisión.
-Joder, no entiendo cómo no te detuve antes de que esto llegara a más -dice a regaña dientes. -Pero da igual, sabes que estoy de tu lado al igual que los demás.
-Lo sé, gracias hermano - digo antes de colgar, si hace un momento aún quedaba una duda en mí ahora no había ninguna, si el infierno se ha de congelar por mi decisión...
-Entonces que así sea - digo en voz alta.
...
Ay, lo que se viene...
Hola mis amores hermosos😘 ¿Cómo han estado? ¿Cómo están viviendo esta cuarentena?
Cuídense mucho mis amoritos, laven sus manitas y traten de no salir de casa ni hacer reuniones, por favor❤
Aprovechen este tiempo para aprender o fortalecer sus habilidades, aprendan a tocar un instrumento musical, escriban, lean, dibujen, planten verduritas, mediten o canten, hay mucho por explotar😎 intentenlo, vale la pena.
Se vienen capítulos ¡uf! Así que prepárense🤪🐾
Las y los amo🥰
Atte:Yo😂.
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