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CAPITULO 30💖

Asustada me levanto de un brinco al escuchar el timbrazo de mi celular.

Es una llamada. Soñolienta descuelgo.

-Bue... - no acabo la frase ya que un enorme bostezo me interrumpe.

-Hola, dormilona - suelta un risita.

Sonrío, es Natalia. -Ya sé - alejo un momento el celular de mi oído para ver la hora.

Sorprendida maldigo en voz baja.

-¿Con esa boca comes? - me pregunta Natalia, riendo.

-Lo siento pero es que me quedé dormida más tiempo de la cuenta.

-Si te creo pero recuerda que hoy es sábado y este día no trabajas.

Desorientada detengo mi andanza hacia la ducha. -Mierda.

-Sí.

Cierto, hoy no trabajo debido a que la tienda de ropa ha caído en una "crisis" y así como van las cosas lo más seguro es que termine desempleada. Ante esa idea me congelo; tendré que conseguir otro empleo.

-¿Sharon, sigues ahí?

Alejo esos pensamientos. -Sí, aquí sigo.

-¿Todo bien? - no, pronto quedaré desempleada.

-Sí, genial Nat ¿Qué pasa?

-Vale, lo que pasa es que Mel y yo pasaremos por ti en media hora.

-¿Para? - le pregunto, extrañada.

Se ríe. - ¿Tal vez para pasar una tarde solo de chicas?

Indecisa me muerdo la uña del dedo meñique. -No sé...

-¿Por favor?

Suelto un suspiro dramático. -Vale, las veo en media hora.

-Genial, pasamos por ti, bye linda.

Sonriendo cuelgo. En eso noto un mensaje de Damián preguntándome si voy a estar en casa.

"No, saldré en un rato"

Le contesto y al no recibir respuesta dejo el celular en mi cama.

El miércoles Damián me vino a buscar a mi casa y no se fue hasta que accedí a hablar con él ese mismo día.

No se marchó ni siquiera cuando pasó una hora y yo no le abrí la puerta. Y claro, como era de esperarse Damián se las ingenió para que la vecina viniera hasta mi casa y prácticamente metiera a Damián en ella, argumentando que era de muy mala educación dejar a las personas fuera.

Todo esto me sorprendió ya que era Claudia, mi vecina que cuida a Tobi cuando no estoy, quien cuando vio por primera vez a Damián en mi casa casi me estrangula ahí mismo y de milagro no llamó a mis papás, solo porque la convencí de que no lo hiciera ya que no había pasado nada. Así que el verla queriendo meter a Damián a mi casa me sorprendió. No quedándome de otra más que dejarlo entrar y enfrentarlo.

Pero para mí sorpresa al cabo de media hora él y yo estábamos riendo de las cosas tan extrañas que pasaban en la escuela.

Como por ejemplo; cuándo una profesora llegó a la escuela con un zapato uno y uno, junto a un peinado un tanto... Desordenado.
A lo cual el director la hizo ir a su despacho donde al final la maestra fue mandada a su casa para arreglarse. Y bueno, rumores dicen que la maestra en realidad acababa de llegar a su casa después de una buena fiesta.

Así que mientras más tiempo pasaba con él notaba como mi atracción regresaba, así sin más. Como si nada malo hubiera pasado entre nosotros.

Al cabo de una hora Damián se retiró, feliz, porque al final llegamos al acuerdo de dejar los malos momentos atrás.

Dejo el celular en mi cama y entro a ducharme. En menos de 10 minutos estoy fuera.

Indecisa observo mi guardarropa.

Pero no tengo ni tiempo de seleccionar algo cuando escucho un silbido.

Asustada agarro la toalla con fuerza y giro en dirección a la puerta.

-¡Damián! - grito mientras intento esconderme detrás de la puerta del ropero.

Pero no sé ni cómo Damián llega a mí y me toma del brazo. Causando que casi se me caiga la toalla.

-Te prefiero así - me dice al oído.

Paso saliva e intento zafarme de su agarre, inútilmente, pues baja su mano hasta mi cintura.

-Suéltame - le digo en un susurro, pero no me muevo.

-Sabes, por un momento creí que ya no estabas en casa.

Aturdida frunzo el ceño. - ¿Qué?

Me acerca más a su cuerpo, quedando pegados uno con el otro. Solo soy consciente de su calor corporal traspasando la fina tela de mi toalla, ¿soy yo o hace calor?

-Algún día... - susurra en mi oído. Me estremezco -. Serás... - le da un ligero mordico a mi lóbulo. Suspiro. -Mía - y sin previo aviso me suelta y se aleja de mí.

No me muevo, ni siquiera sé si respiro.

Sonriendo Damián se empieza a alejar. -A la próxima cierra con seguro, otra vez estaba abierto - dice mientras desaparece por la puerta.

No me muevo hasta que escucho la puerta de la casa cerrase. Confundida me siento en mi cama ¿qué demonios acaba de pasar?

No sé cuánto tiempo permanezco así, pero sí el suficiente para que lleguen Mel y Natalia.

Aún en toalla voy a abrirles.

-¿Pero por qué aún no estás lista? - me preguntan al unísono.

Divertida sonrío. -No sé qué ponerme - me justifico, no pienso hablar de lo sucedido. Que ahora viéndolo bien, sí que la puerta no tenía seguro. Una vez más lo he olvidado y Damián se aprovechó de ello; entrando a mí casa sin avisar.

-Pues anda ya Sharon, que tenemos mucho que hacer - me apremia Mel quién me mira con una mueca. Asiento y las llevo a mi cuarto.

En menos de media hora estamos en camino hacía...

-Ya llegamos - anuncia Mel.

Observo por la ventanilla del auto. - ¿Ya?

-Sip.

Flipando me bajo del auto mientras observo el centro comercial.

-Pero...

-Nada de peros Sharon, hoy, es tarde de chicas - me dice Nat mientras agarra mi brazo y nos dirigimos hacía la entrada del centro comercial.

Espero no quedar en banca rota.

***

3 horas y 10 tiendas departamentales después.

Estamos en un pequeño restaurante de comida rápida a las afueras de la Ciudad. Es un restaurante que se encuentra rodeado de árboles, tanto de pinos como encinos. Su diseño es de una cabaña la cual por fuera es rústica, sin en cambio una vez dentro todo cambia y de inmediato te llega el olor de la comida y el sonido de las personas charlando, haciéndote olvidar un poco de la ajetreada ciudad. Es un lugar cálido y muy hogareño. A decir verdad nunca había venido.

Tomamos asiento a lado de una de las ventanas. Tomamos las cartas y pedimos lo que comeremos. No tardan mucho en traernos nuestra comida puesto que casi no hay clientela.

Una vez que acabamos de comer me dirijo al baño para retocar mi labial. Sintiéndome algo extraña con mi nuevo vestido rojo me fijo en mi reflejo del espejo del baño. No puedo creer que Natalia me haya hecho comprar este vestido corto, rayos, yo ni uso vestidos.

Pinto mis labios de un ligero tono guinda. Haciendo que mis pequeños labios se vean más grandes de lo que son; se ven llenos. Mis ojos se ven más grandes y llamativos, todo gracias al maquillaje en ellos y para ser sincera me veo diferente, más... ¿Llamativa?

Me pongo de perfil y veo como el vestido marca mis curvas y realza muchos aspectos, como por ejemplo mi casi inexistente busto, oh sí, este vestido es genial. Definitivamente les daré las gracias a las chicas por hacerme comprar esta prenda, además de llevarme a un salón de belleza.

Aunque sigo sin entender el porqué de ello. Vale, lo de comprar el vestido es válido, pero el hacerme ponérmelo y además llevarme a un salón es algo raro. Siento que al menos Natalia sabe algo que Mel y yo desconocemos ya que durante toda nuestra estadía en las tiendas Nat me miraba con una enorme sonrisa.

-¿Qué? - le pregunto a Natalia mientras salimos de la tienda de zapatos.

Ella se sonroja mientras niega con la cabeza. -Nada.

Suspicaz la observo. -Ya, que no te creo nada, has estado muy rara todo este tiempo.

-Coincido con Sharon, actúas como si supieras algo que nosotras no - dice Mel mientras achica los ojos mirando hacia Nat. Quién no deja de removerse incomoda. Estoy a punto de hablar cuando Nat se detiene y suelta un chillido, asustándome.

-¡Sí! está abierta mi tienda favorita, vamos - sin esperar respuesta se apresura a entrar a una tienda de ropa.

Mel y yo fruncimos el ceño mientras la seguimos. Ambas sabemos que algo raro pasa, pero no le tomamos tanta importancia y seguimos a Nat.

Cierro la llave del lavamanos y salgo del baño, inquieta por la actitud de Nat, que ahora viéndolo bien es muy extraña.

-Es hora de irnos, la cuenta ya está pagada - me dice Mel una vez que llego a la mesa.

Asiento mientras trato de agarrar el papelito con la cuenta. Pero este me es arrebatado de la mano por Nat.

-No, tú no pagas nada - extrañada observo a Mel quién también mira a Nat como si le hubiera salido una tercer cabeza.

Las veces que hemos salido siempre pago lo que consumo, a menos que alguien haya perdido una apuesta y tenga que pagar la cuenta de todos.

-Eh... No hace falta Nat, créeme que puedo pagar lo que consumí...

-Lo sé, pero hoy no, hoy es... Diferente - dice mientras suelta un suspiro y sonríe.

Ok, esto es muy raro. Pero antes de que pueda decir algo el camarero trae unos dulcecitos de menta y nos los entrega.

Salimos del restaurante y nos subimos a la camioneta de Mel.

-Entonces ¿al cine? - pregunta Mel.

Yo asiento.

-No - dice Nat.

Aún más confundida volteo a verla. - ¿No? Pero si tú fuiste la que dijo...

-Sé lo que dije pero no, eh... Creo que es mejor si ya nos vamos a casa.

-Pero...

-Primero vamos a dejar a Sharon ¿Sí? - dice sonriente.

Inquieta Mel asiente con la cabeza. -Claro.

Yo guardo silencio mientras nos dijimos a mi casa. Mirando por la ventana en todo momento, sin querer ver a Nat. Siento que su comportamiento tiene que ver conmigo y sé que no me gustará nada de lo que sea que Nat esté tramando.

En cuanto Mel se detiene frente a mi casa nos bajamos. Pero me detengo al ver que en la entrada de mi casa hay algo rojo.

-Que no sea sangre, que no sea sangre, por favor - susurro mientras me agacho y toco lo que hay en la puerta. Quito de inmediato la mano al sentir la textura de los... ¿Pétalos?

-¿Qué demonios? - susurra Mel detrás de mí.

Asustada me levanto y abro la puerta. Sin pensarlo dos veces tomo el jarrón que hay en la mesita que se encuentra a lado de la puerta, lista para atacar empiezo a avanzar.

De pronto una luz es encendida, causando que cierre los ojos por el cambio repentino de luz.

Abro los ojos y...

-Santísima virgen de las vírgenes - digo mientras observo atónita lo que hay ante mí.

Una canción que desconozco empieza a sonar por toda mi casa. El piso de la sala está totalmente lleno de pétalos de rosas, todo el piso ¨Dios, tardaré en recoger todo eso¨ pienso mientras veo que los sillones también están llenos de pétalos.

Claro, eso no es lo único. Flotando hay globos en forma de corazón, están pegados al techo mientras un listón con mi nombre cuelga perezosamente de cada globo.

Pero nada de eso es lo que causa que mi boca se abra y se cierre como si fuera un pez fuera del agua. No, ni los pétalos ni los globos con listones es lo que ha captado por completo mi atención, no, sino el chico delante de mí, el cual viste igual que siempre, camisa negra con jeans oscuros.

Sonriendo Damián se acerca a mí, y sin poder evitarlo retrocedo un paso. Ignorando todo a mí alrededor, solo me centro en él.

-Sharon, estás... Hermosa - me dice a un paso de mí, repasando con la mirada todo mi cuerpo. Sonríe.

-Yo... No entiendo - le digo mientras siento como alguien me quita el jarrón de las manos, no hago nada por impedírselo.

Damián vuelve a mirarme a los ojos. -No hace falta que lo hagas.

Se acerca más a mí y me toma de las manos.

La canción sigue sonando y con cada segundo que pasa la canción se vuelve más lenta, ajustándose a la atmósfera que nos rodea.

-Sharon, sé que he sido un idiota contigo pero quiero que sepas que el tiempo que anduvimos ha sido el mejor que he pasado a tu lado.

Flipada vuelvo a abrir la boca pero de nuevo no sale ningún sonido.

-Por ello es que estoy aquí. Quiero que lo volvamos a intentar. Quiero que vuelvas a ser mi chica - me dice mientras lleva mis manos a sus labios y le da un beso a cada una.

-Sharon Middleton Martínez, ¿quieres ser mi novia?

De pronto regreso en mí y soy consciente de lo que me rodea. Todos nuestros amigos están aquí.

Zed está junto a Mel la cual mira a Damián como si quisiera arrancarle la cabeza y estoy casi segura de que ya lo habría hecho si no fuera porque Zed tiene su brazo en sus hombros.

Logan está junto a Nat quien tiene los ojos empañados de lágrimas... ¿lágrimas? ¡Ay Dios Santo! por esto es que Natalia estaba tan rara. Ella sabía lo que Damián haría.

Vuelvo a mirar a Damián.

-Yo... - nerviosa paso saliva. No puedo creer que esto esté pasando en verdad. Se supone que Damián y yo solo éramos amigos...

De pronto los videos que he visto en You Tube sobre propuestas y rechazos regresan a mi mente. Demonios, yo me prometí que jamás, bajo ninguna circunstancia yo rechazaría a alguien si me hacia una propuesta en público tan bonita...

Pero en el fondo yo sé que lo que diré a continuación no está influenciado por lo de los videos. En el fondo yo siempre había imaginado a Damián haciéndome una proposición así. Porque aunque no quiera aceptarlo he desarrollado sentimientos, peligroso sentimientos hacía el idiota frente a mí.

-Sí, sí quiero - le digo, y sin poder evitarlo una enorme sonrisa se planta en mi cara mientras escucho los aplausos de nuestro público.

Sonriendo Damián me acerca a él y me empieza a besar.

Con mi corazón latiendo como loco mientras pongo mis manos en sus hombros y él en mi cintura le regreso el beso, este es lento, solo una caricia entre nuestros labios. Es un beso suave el cual transmite promesas y palabras no dichas. Cierro los ojos y disfruto de cada movimiento que realiza su boca sobre la mía. Disfrutando de cada sensación y estremecimiento que me provoca.

Damián se separa y recarga su frente en la mía. -Gracias - susurra sin aliento por el beso.

Sonriendo asiento, algo desorientada.

Me alejo de él y miro a mi alrededor. Todos están sonriendo, excepto Mel.

-Bueno, creo que ya es hora de irnos y dejar a solas a esta nueva parejita - anuncia Zed mientras toma del brazo a una Melanie furiosa. Natalia asiente y se va con Logan, no sin antes mostrar su sonrisa de oreja a oreja.

Una vez que todos se han ido Damián me toma entre sus brazos e intenta volver a devorar mis labios, pero yo lo esquivo y salgo de su agarre.

-Pero qué...

Levanto la mano, interrumpiéndolo. - ¿Por qué Damián? ¿Por qué has hecho todo esto? - le digo mientras señalo con mis manos los pétalos y los globos -. No entiendo, tú mismo te has encargado de hacerme saber que no estás hecho para los noviazgos ni nada de eso ¿A qué viene ahora todo este... Este show? - sí, mi euforia ha desaparecido y he bajado de la nube en la que estaba hace unos momentos.

Extrañado Damián alza una ceja y cruza sus brazos.

-¿Entonces el que haya cambiado de opinión respecto a ello está mal? ¿El que quiera al fin una relación estable contigo está mal?

-Yo... No es eso es solo que... - no termino de hablar ya que no sé qué decir -. ¿Por qué ahora?

Suspirando Damián se acerca a mí - ¿Y por qué no?

Pero antes de que vuelva a replicar los labios de Damián están sobre los míos, acallando todo reclamo.

Sin ganas de seguir reclamando me dejo llevar por los labios de Damián. En esta ocasión el beso no es suave, es demandante, rudo y feroz, como si quisiera absorber mi alma a través de su boca. Poco a poco voy notando como su lengua se va introduciendo en mi boca. Pero esta vez hay algo distinto en esto. Puedo notar como una pequeña bolita de metal que antes no estaba ahí empieza a provocar a mi lengua.

Un piercing, tiene un piercing, me digo mentalmente.

Pero eso no hace que me aleje, sino por el contrario. Me da curiosidad.

Pero dejo de prestarle atención al nuevo acompañante cuando siento como las manos de Damián empiezan a bajar hasta llegar a mi cintura.

-Joder, ¿ya te dije que me encanta este vestido? - me dice antes de posicionar sus labios en mi cuello.

Suelto una risilla. -No - enredo en mis dedos en algunas hebras de su cabello.

-Luego le agradeceré a Natalia por ello.

-Ya - le digo con voz entrecortada al sentir su lengua.

Gruñendo se separa de mi cuello y regresa a mis labios. Apenas y soy consciente de mi espalda chocando con la pared. Solo existen nuestros labios y nuestros cuerpos pegados. Pongo mis manos en su cuello y lo atraigo más hacía mí. Damián baja sus manos hasta mi culo y lo empieza a sobar.

Sorprendida interrumpo el beso pero apenas unos segundos después Damián regresa a mis labios y le da unos toquecitos a mi muslo. Entendiendo que quiere me subo a él como si fuera un mono araña.

Damián suelta un gruñido bajo y yo sin poder evitarlo gimo en cuanto las partes bajas de nuestros cuerpos se tocan.

Seguimos besándonos como si no hubiera un mañana, como si él tuviera el oxígeno que tanto necesito, como si el fuego que sentimos en nuestro interior se fuera a a pagar con el beso. 

De pronto y sin que pueda evitarlo la imagen de Ryan aparece en mi mente, sobresaltándome y haciendo que separe mis labios de los de Damián.

-Tenemos que parar - me dice Damián con voz pastosa.

Asiento. -Sí, cre... Creo que sí.

Damián me baja de su cintura pero no se mueve. Quedando yo encarcela entre sus brazos, recarga su frente en la mía y le da un casto beso a mi nariz para después separarse.

-Mañana paso por ti a las cuatro de la tarde.

Atarantada solo asiento. Levanto la mirada y me encuentro con sus ojos cafés que en estos momentos el color verde casi ha desparecido de su penetrante mirada.

Lo acompaño hasta la salida dónde sin ningún reparo me vuelve a besar, pero esta vez de forma más suave y breve. Con un suspiro cierro la puerta y me dirijo a mi cuarto. Confundida por todo lo que ha pasado esta tarde.

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Hooooolaaaaaaa mis amoresss💖
Sí, al fin subí capítulo💪después de tanto tiempo. Pero ya saben, cuestiones técnicas y académicas me traían ocupada😓
Pero aquí estoy de regreso🎊Ehhhh XD
Espero y les guste el capítulo, dejenmelo saber en los comentarios o con su hermosa estrellita,  eso me estimula a seguir adelante con la historia✨es un apoyo para mi como escritora💖que siempre les agradeceré infinitamente🍀
😍
Vestido de Sharon👇😀

En fin, los amo mucho mis amores amorezcos✨💖
Nos leemos pronto😉
P.D: Los amoritos💖
Atte: Yo😂

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