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CAPITULO 20 🚪

Durante los siguientes días Damián no ha dejado de ser atento conmigo, ya no es el chico altanero y osco del principio, lo cual es extraño a mi parecer, porque digo, la gente no cambia de un día para otro ¿Verdad? Y él no es la excepción. Por tal motivo he estado negando todas sus insistencias acerca de salir juntos otra vez, porque bueno, no es como que se lo merezca.

-Sal otra vez con él, por favor Sharon – me pide Zed, suplicante.

Yo ruedo los ojos y me cruzo de brazos. –Dame 3 razones por las que tenga que salir con tu amigo de nuevo – le demando, alzando una ceja.

Algo nervioso se rasca la nuca. –Eh... Bueno, pues porque todos merecemos una última oportunidad – me dice tentativo.

Asiento. –Bien, ahora dime ¿Por qué tendría que darle una tercera oportunidad cuándo él la ha cagado hasta el fondo?

-Porque tú eres una buena persona y sé que quieres darle esa oportunidad.

Ofuscada por su respuesta sonrío. –Dime la razón 2.

-¿Qué? Pero si esa era la dos – me dice abruptamente.

-Eh... No.

-Bien – me dice y hace una mueca –. ¿La 2 es que él está arrepentido de cómo te trato...?

-¿Es afirmación o pregunta? Porque digo, sonó más como pregunta.

-No, no, es afirmación, sí, él está arrepentido y eso merece una recompensa ¿No? – sonríe.

Divertida, niego con la cabeza. –Vamos, dime la 3, y si me convence te acepto la 2.

-Oh, mmm, pues que él te quiere recompensar por los malos ratos que te ha hecho pasar – me dice y sonríe ampliamente.

-Pues yo digo que eso no es suficiente para todo lo que sea que le hizo a esta preciosura – dice una voz detrás de mí, Ryan.

Feliz por su intervención me giro y lo saludo. –Hola.

-Hola tú – me dice con una sonrisa –. ¿Nos vamos a clases?

-Sí, cla...

-¿Tu respuesta Sharon? – me interrumpe Zed.

Suspirando me giro hacia él. –No lo sé Zed, la verdad es que Damián se pasó de lanza con su actitud, deja lo consulto con mi almohada y ya te digo – le digo algo cansada del tema.

-¿Con qué almohada, la almohada Ryan? – lanza burlón.

Harta de su actitud con Ryan le digo:

-No, así que cállate, yo no necesito de mis amigos para que me ayuden a tomar decisiones como tú y tu amigo Damián lo hacen, y no necesito que mis amistades vayan a abogar por mí y mis asuntos.

Tomo del brazo a Ryan y lo jalo hacia el lado contrario de donde esta Zed. Ryan se empieza a reír.

-¿Qué? – le pregunto algo apenada por mi exabrupto con Zed.

Malditos impulsos.

Ryan niega con la cabeza. –Nada, es solo que... – se encoge de hombros –. Eres genial.

-Ya – le digo sonrojada por su comentario, afortunadamente ya hemos llegado a la sala de la clase. Entramos.

...

-Maldita alarma – gruño.

Saco el celular de debajo de mi almohada y la apago.

Aún adormilada me levanto para ir al baño, hago mis necesidades y prendo el boiler para bañarme. Porque sí, hoy es sábado y me toca trabajar.

Estoy a punto de desvestirme cuándo en eso suena mi celular, alertándome de un nuevo mensaje, reviso, es de mi jefa, al parecer hoy no abrirá la tienda por asuntos familiares, nop, hoy no trabajo. Preocupada le mando un SMS a mi jefa diciéndole que espero que todo esté bien, término de desvestirme y me meto a la duchar. Al parecer hoy será día de limpieza en casa.

Una vez vestida con mi pijama para el día –sí, tengo pijama para el día y otra para la noche– me pongo a buscar lo necesario para limpiar. Conecto mi celular a los audífonos vía Bluetooth y enciendo la música. En eso empieza a sonar Ni Rosas, Ni Juguetes de Paulina Rubio.

-Esta va para ti Damián – digo y empiezo a cantar mientras recojo las cosas de mi cuarto –...Más te vale que a mí no me quieras convencer... Con esa carita de galán de feria, con esas promesas que parecen serías... – agarro la escoba y me imagino que es mi micrófono, sigo cantando. –... Yo no pasaría una noche contigo, que te quede claro si no has entendido, le cambié la letra a tú canción... – canto más fuerte. –... Deja de fumar que el humo me molesta – el día de la fiesta viene a mi mente. –... Eres la manzana que no quiero ni morder... – cuándo casi nos besamos en mi cocina. –... Para ti yo soy mucha mujer... – oh, sí, esta parte me gusta. –... Te puedes ir a la China en un cohete, ve y búscate una tonta que te haga el favor... – me rio e intento bailar con la escoba, fracasando estrepitosamente, pero no me importa y sigo. –... ¡No hay rosas ni juguetes... Que paguen por...mi amor...! – finalizo, riendo me quito los audífonos.

-Gracias, pero estoy muy bien aquí en México y no necesito ir a China, al menos no por ahora, y bueno, no te traigo rosas ni juguetes ya que no quiero tu amor.

Exaltada por la voz salgo de mi cuarto, para encontrarme con Damián sentado en un sillón.

Sonrojada lo observo. –¿Cuánto... Cuánto tiempo llevas aquí?

-Mmm no sé... Déjame ver... Tal vez desde el "Esta va para ti Damián" – intenta imitar mi voz –. O tal vez desde el "Carita de galán de feria" ah, sí, por cierto gracias por el cumplido aunque no hacía falta, ya sé el potencial que tengo – me observa con diversión, se empieza a reír.

-Ok, ya entendí – le digo y ruedo los ojos.

-Cantas fatal, sabes – se ríe más fuerte.

Exasperada lo observo hasta que deja de reír. – Ya, que no era un cumplido ni mucho menos, mono de feria – sonrío, Damián frunce el ceño y hace una mueca –. Además ¿Cómo le hiciste para entrar?

-Puerta sin seguro – se encoje de hombros.

-Rayos, olvide ponerlo – otra vez.

-Por tu bien espero y corrijas ese mal hábito – me dice de pronto serio.

En eso tocan la puerta, yo agrando los ojos, mierda, olvide a Ryan... Me apresuro a abrir.

-Hey, Sharin ¿Lista para irnos? – me pregunta, alegre.

-Oh, Ryan, yo...

-¿Qué pasa? ¿Ocurrió algo? – me pregunta, preocupado.

-No, lo que 'pasa es que mi jefa me mando un SMS diciendo que hoy no abrirá la tienda.

-Oh, ya veo, bueno, no te preocupes ¿Qué te parece si salimos a dar la vuelta?

-Eh... Lo que pasa es que...

-¡Ah! Pero mira a quién tenemos aquí, nada más ni nada menos que al pequeño Ryan.

Ahí vamos otra vez.

-Damián – dice Ryan.

-Qué casualidad que siempre nos tengamos que ver la cara cuando Sharon está presente ¿No crees?

Cansada de ellos y su rivalidad me pongo enfrente de Damián, quedando fuera de casa y el adentro.

-Damián ¿Por qué no vas a ver si ya puso la marrana? – le digo con una sonrisa, y para dar énfasis a mi petición señalo hacía su auto.

Él me mira contrariado, pero casi de inmediato una sonrisa de lado aparece en su boca.

-Vale, vamos a la cama.

No me da tiempo ni de decir pio cuando Damián me toma de la cintura con su brazo y me jala al interior de la casa, cerrando la puerta, quedando él de fuera y yo encerrada.

-¡Oye! – grito e intento abrir la puerta, en vano.

Al parecer los 2 tienen cosas de que hablar, dónde yo, claro, no estoy incluida. Curiosa pego mi oído a la puerta, "Chismosa" me dice esa voz interna "Tú cállate" le contesto, sí, soy una chismosa pero solo con ellos, estos se traen algo.

-Yo creo pequeño Ryan –empieza a decir Damián– que tienes un muy lindo fuego, el cual es muy importante para ti. Un fuego por el que tú harías cualquier cosa con tal de mantenerlo vivo ¿No es así?

¿Por qué están hablando de fuego? Estos chicos sí que están locos.
Confundida sigo escuchando.

-Ni se te ocurra... – empieza a decir Ryan, pero Damián lo corta con su risa.

-Ya veo que es verdad, en fin, mira, deja mi territorio en paz y no te metas con... Mi fuego si quieres mantener el tuyo.

Ryan le dice algo que no alcanzo a oír pero Damián se ríe.

-Quedas advertido Hoffmann.

Angustiada me quito de la puerta y me aviento a un sillón. En eso se abre la puerta y entra Damián, cerrando de un portazo.

-¿Y Ryan? – pregunto mientras me levanto del sillón y voy hacia la ventana que da a la calle, donde solo observo como Ryan sube a su auto y se va.

-Tenía que irse.

Me volteo y encaro a Damián.

-Vete.

Damián me ignora y toma asiento en el sillón donde yo estaba hace un momento.

-No me contestas, a Zed lo mandaste básicamente a la mierda...

-¿A qué viniste?– lo interrumpo, y alzo una ceja, incrédula.

-Vengo a renovar el contrato, regresemos a las citas y te prometo que te explicaré muchas cosas, incluso lo que le dije ahorita a Ryan, ya que de seguro no has entendido nada a pesar de haber escuchado todo.

Estupefacta lo observo. –Yo no...

-No te justifiques, sé que estabas detrás de la puerta, escuchando todo.

Apenada bajo la vista.

-Eres muy curiosa, morenita.

Ignoro su comentario y vuelvo a mirarlo. – ¿Cosas como lo de hoy?

-Cómo lo de hoy – afirma.

Desconcertada tomo la escoba y empiezo a barrer.

-Eso es un chantaje – le digo después de un rato.

-No, es un trato, tú ganas y yo también, es simple.

Enfadada le aviento el trapo con el que estaba limpiando antes de que él llegara, pero el ingrato tiene buenos reflejos y lo atrapa en el vuelo. Lo ignoro y sigo barriendo.

Después de un rato sin que ninguno vuelva a hablar él se para y empieza a limpiar la mesa con el trapo que le avente. Extrañada por su actitud me voy a la cocina a lavar los platos sucios.

¿Aceptar o no aceptar? ¿Confiar en él o no hacerlo? Teniendo en cuenta todas malas rachas que me ha hecho pasar lo mejor es no hacerlo. Además, el enterarme de cosas que tal vez ni me incumban no me ayudará en nada. No, mejor no aceptar. Más vale no tentar al diablo, como diría mi abuelita.

De pronto siento unas manos posarse en mis caderas, exaltada me giro, Damián aprovecha mi movimiento para quitar sus manos de mis caderas y ponerlas a cada lado de mi cuerpo, en el lavabo.

-¿Qué-qué haces? – le pregunto, nerviosa.

-Nada – susurra.

-Su-suéltame...

-No te estoy agarrando, Sharon – sonríe de lado.

Y... Bueno, eso es cierto. –Eh... Deja de acorralarme.

-¿Y si no quiero? – me dice, pícaro.

-Te golpearé.

Damián acerca más su cuerpo al mío de modo que no pueda mover mis piernas por si quiero golpearlo con ellas. Estoy a punto de mover mis brazos para empujarlo, pero se adelanta a mi movimiento y toma mis manos con las suyas, posicionándolas detrás de mí, causando que queden pegados nuestros cuerpos, ni el aire pasaría entre nosotros. Nerviosa y sonrojada por su cercanía intento mover mi cuerpo, pero me es casi imposible teniéndolo tan cerca.

Damián baja su cabeza de modo que su boca queda cerca de mi cuello, causando que su aliento golpee en él, provocándome escalofríos.

¿Ya mencioné que el cuello es mi punto sensible? Porque lo es.

-Acepta tener citas conmigo otra vez.

Me estremezco. –Suéltame – susurro, y cierro mis ojos por un momento.

-Di que volveremos con lo de las citas y te suelto – sube su cabeza, pero no me mira a los ojos, no, sino más bien a mis labios.

"Bésalo" me demanda esa voz interna.

-Yo... Yo...

-Dilo, Sharon – me pide. Acerca más sus labios a los míos, y no, no sé a qué se refiere, si a que me bese o a las citas... La primera opción está bien para mí.

-¿Sí o no a las citas? – susurra en mis labios y me observa atentamente.

-Eh... Yo... ¿Sí? – le digo distraída mientras observo sus labios.

-Maravilloso – me dice Damián con una sonrisa de oreja a oreja, me suelta y se aleja de mí.

Al no sentir su cuerpo pegado al mío la realidad cae en mí y de lo que acabo de decir. Disgustada conmigo misma por haber caído en su trampa lo observo.

-Eres un...

-Mañana paso por ti a las 3 de la tarde, alístate – me dice mientras se dirige a la salida de mi casa.

-¡Eso fue trampa! – le grito mientras cierra la puerta.

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¡Hola mis amores amorezcos!

Aquí un nuevo capítulo💖UwU

¡Teorías!

💕¿Ustedes creen que Damián uso su sensualidad para que Sharon aceptara?

¿Creen que Damián quería besar a Sharon?

¿Ustedes a qué creen que se deba lo del fuego en todo este lío?💕

Comenten, los estaré leyendo💖

Sharon y Damián tipo así😌👇¡Tan monitos que se ven! Bueno, no. Xd

Los amo mis amores amorezcos💖

Hay nos amoritos✨

Atte: yo😂

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