Un nuevo amigo
Taehyung aprovechó que Jungkook tenía la guardia baja para arrebatarle el collar, luego de quitárselo se puso de pie estirando la mano para ayudarlo a ponerse de pie. El citadino orgulloso negó con la cabeza parándose de un salto y caminando hacia el balcón para invitar al invasor a marcharse.
—Ya no tienes nada que hacer aquí.
—Pero voy llegando, ¿tienes idea de cuantos chicos de nuestra edad hay en este pueblo? ¡Muy pocos y si no son nerds están casados con la hija de algún granjero y algo más peligroso que las drogas es el cuerpo de una mujer. Así que por favor... sé mi amigo.
—¿Amigo? —Jungkook alzó las cejas—, no quiero.
—Al menos déjame mostrarte la ciudad.
—Lo pensaré, pero si salimos voy a llevar a mi hermano.
—¡No! —gritó Taehyung haciendo que las señales de alerta en el cuerpo de Jungkook se activaran—, es decir... solo tú y yo. ¿Vale? Será como una cita.
—No me digas que ya caíste ante mis encantos —mascullo entre dientes.
—Probablemente —contestó Taehyung confiado—, entonces te espero en la estación a las diez de la noche, estaré ahí hasta las doce. Más te vale que no le tengas miedo a la oscuridad y que no me dejes plantado.
—No puedo asegurarte nada.
—Bueno... Es un riesgo que estoy dispuesto a tomar.
Luego de decir eso saltó por el balcón desapareciendo de la vista de Jungkook. El muchacho corrió para ver en dónde cayó, pero de Taehyung no quedó rastro alguno.
Sin lograr concebir el sueño se escabulló a la habitación de su hermano mayor pidiéndole permiso de dormir con él porque los ruidos de la rama del árbol que golpeaban las paredes de la casa le asustaban un poco.
—Solo no me quites la cobija... —murmuró Jimin haciéndole espacio a su hermano.
—Gracias.
En esa ocasión Jungkook sí logró dormir.
—¡Buenos días alegria, buenos días señor sol! —gritó Jimin a todo pulmón despertando a su hermano menos al mismo tiempo que golpeaba un sartén con una cuchara de metal.
—¡Eres insoportable!
—Pero anoche tenías miedo y viniste con este ser insoportable. ¿O no?
—No tenía miedo, en mi cuarto había una cucaracha.
—Sí claro.
Jungkook miró la hora en su celular y al darse cuenta de que eran las siete de la mañana se volvió a quejar.
—¡Son las siete Hyung, déjame dormir!
—No, no, no. Papá quiere que vayamos a la tienda de conveniencias a comprar verduras y básicamente a hacer el súper.
—No quiero. —Se tiró en la cama.
—Pero quiero cereal con leche y no hay nada en la alacena.
—Ese es problema del adulto de la casa y ese adulto es papá. El hombre más egoísta del mundo que no pide opiniones a nadie acerca de las decisiones importantes que toma en esta familia.
—Ay ya basta de tanto rencor, de todos modos no nos iremos y como dije antes... Mejor busca algo que te guste de este lugar. —Jimin hizo puchero—. Vamos hermano, mi estómago ruge...
Jungkook exhaló, luego se fue a cepillar los dientes, lavarse la cara y a ponerse unos shorts cortos en lugar del pijama. Minutos después los hermanos ya iban en camino hacia la tienda de conveniencias. Los automóviles en el pueblo eran escasos ya que todos se transportaban en bicicletas, motocicletas y caminando. Por ese motivo el par de jóvenes se sintieron incómodos al ir en la Suburban de su papá ya que todos se les quedaban viendo. Lo único bueno de ir a comprar víveres era que Jungkook descubrió la dirección de la estación, lugar en el que Taehyung lo citó.
Al llegar a la tienda Jimin se quedó petrificado en la puerta y Jungkook lo jaló del brazo para que entrara.
—¿Por qué te quedaste ahí parado como estatua?
—¿Ya viste al cajero de la tienda?
—¿Cajero?
—¡El que atiende, Jungkook!
Jungkook giró el rostro nada discreto a decir verdad y cuando se dio cuenta de quién se trataba amplió los ojos.
—Es Min Yoongi, ese hijo de puta me las va a pagar —dijo apretando los puños recordando que su hermano le mencionó que lo molestaba en la escuela.
—No se qué hace aquí, me persigue la desgracia.
—Tal vez la tienda es de su familia porque se llama: "La tienda de Min"
—Ya comienzo a odiar el lugar, roguémosle a papá para volver a Seúl.
—A los problemas no se les huye, se les enfrenta.
Al decir eso Jungkook tomó un cesto de mano y comenzó a llenarlo de poco en poco. Cuando tomaron todo lo que necesitaron, caminaron hacia la caja para pagar. Sin vergüenza alguna dejó caer el cesto con todas las cosas en el mostrador exaltando a Yoongi.
—Lo que rompas dentro de la tienda; lo pagas —Advirtió Yoongi.
—Entonces será un placer romperte la cara —dijo mirándolo directo a los ojos, Jimin llevó ambas manos a la boca sorprendido por la osadía de su hermano menor.
—¿Te conozco? —preguntó cruzando los brazos y alzando la barbilla.
—Ya basta Jungkook, paguemos y nos vamos —murmuró Jimin.
Yoongi reconoció a Jimin de su escuela en Seúl y sonrió comprendiendo la razón de la furia de Jungkook. Luego les cobró las cosas en silencio embolsándo todo, Jimin pagó por la compra y todo parecía marchar Perfecto hasta que Min Yoongi rompió el silencio.
—¿Me vienes siguiendo, Jimin-ah?
—No creí que estuvieras en este lugar.
—Mis padres murieron, alguien tiene que hacerse cargo de la tienda. —Encorvó los hombros—, así que dejé la escuela y me mudé.
—No nos cuentes tu vida —dijo Jungkook adelantándose a subir las cosas a la Suburban.
—Mi papá trabaja para el municipio, quiere impulsar el turismo a las cascadas y manantiales.
—Debería dejar de hacerlo, váyanse de aquí.
—Si te molesto tanto, vete tú de aquí —Jimin apretó los puños, se sentía seguro porque su hermano menor que era más fuerte que Yoongi estaba afuera.
—No me molestas, el asunto es... Que este pueblo esconde muchas cosas y no creo que soportes todo lo que sucede aquí.
—No intentes asustarme porque no lo vas a lograr.
—Al fin sacaste las garras, luces más confiado que antes, hasta parece que ya no me tienes miedo.
—Nunca te he tenido miedo, te conozco desde preescolar.
—Si ya no vas a comprar nada, vete —dijo finalizando la conversación repentinamente.
—Me voy porque quiero... —murmuró avanzando hacia la puerta.
—Te juro que si regreso voy a golpearlo —dijo Jungkook cerrando la cajuela de la Suburban al ver llegar a su hermano mayor.
—Déjalo así, Yoongi y yo tenemos una historia que no comprenderías.
—Pues lo único que comprendo es que te molestaba en la escuela y eso no se va a quedar así.
—Antes éramos amigos —Jimin sonrió al recordar.
Jungkook rodó los ojos y subió al asiento copiloto de la camioneta ignorando a su hermano porque si no habían golpes y venganza no le interesaba quedarse un minuto más afuera de la tienda de Min.
Ese día desayunaron juntos y la familia entera comenzó a limpiar el polvo de la casa, podar el jardín e incluso pintar la pared exterior realzando la belleza del lugar acogedor. Al caer la noche bebieron piñas coladas en el jardín viendo las estrellas centellar en el cielo una a una. Jungkook observó su reloj de pura casualidad, ya eran las 10:30 PM de inmediato recordó las palabras de Taehyung, el chico curioso que entró a su habitación en la madrugada.
"Te espero en la estación a las diez de la noche, estaré ahí hasta las doce."
Entre la decidía de asistir a la cita con ese extraño y quedarse en la aburrida casa con las aburridas reglas de Namjoon, optó por descubrir la nueva amistad que podría formarse con el pueblerino. Así que fingió tener sueño para invitar a su padre y hermano a dormir bostezando fuertemente.
—Creo que es hora de dormir.
—Nah, me quiero quedar a ver las estrellas otro rato —dijo Jimin apuntándolas con sus pequeños deditos.
—Mañana vas a querer despertarme a las siete de la mañana. ¡Así que ayúdame y a dormir!
—Buen punto, mañana iremos al lago del pueblo, necesito su opinión acerca del lugar —comentó Namjoon poniéndose de pie y doblando la silla para meterla al interior de la casa.
—¿Desde cuando te importa nuestra opinión? —preguntó Jungkook.
—Son citadinos, los turistas que necesita este pueblo para aumentar sus ingresos.
—Ya ya, mejor vamos a dormir que si seguimos aquí charlando vamos a terminar peleando de nuevo —opinó Jimin—, un rato de paz es lo que necesita esta familia.
Los tres se fueron a su habitación, luego Jungkook se quitó las botas y pasando una hora aproximadamente se escabulló a hurtadillas de la casa, estando en la acera se puso las botas de leñador y corrió hacia la estación. Faltaba media hora para que se dieran las doce y temía que Taehyung se marchara, estaba contra reloj corriendo como la cenicienta cuando huyó del baile y del príncipe guapo porque el hechizo estaba por culminar, sin embargo Jungkook corría hacia el chico guapo y el hechizo estaba por comenzar.
Llegando a la estación buscó por todas partes, Taehyung no estaba, revisando su reloj se percató que todavía faltaban cinco minutos para las doce. Entonces, ¿por qué no había rastros de Taehyung? Al exhalar se sentó en una banca metálica mirando el tren viejo y oxidado que estaba al frente suyo. Un aire helado apareció en el ambiente y es que ya casi eran las doce, además el pueblo de los mil habitantes era helado por las noches y caluroso en el día. Se sobó los brazos estremeciéndose cuando escuchó la voz aterciopelada de Taehyung en su oído.
—¿Creíste que me había ido?
Jungkook se giró rápidamente para encararlo. Olía a eucalipto y hierbabuena, estaba muy bien peinado e incluso llevaba una chaqueta color café para el frío que olía a esencias y frutos rojos.
—Sí, había olvidado que quedamos de vernos, pero al final lo recordé y no quise dejarte plantado.
—No importa la manera en la que haya sido, el punto aquí es que aceptaste y no hay marcha atrás.
—¿Qué acepté? —cuestionó medio asustado.
—Ser mi nuevo amigo —Taehyung sonrió de oreja a oreja y Jungkook dejó ver una pequeña sonrisa en sus labios.
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