CAPÍTULO 15
El rey
Dakaria Steele
—¡Familia llegue! —informo en un fuerte grito, mientras comienzo a caminar—. ¡Hoy lo vi y les envía saludos!
Silencio.
Es lo único que se percibe alrededor del lugar. Comienzo a caminar por la casa mientras grito "Llegue", pero nada. Dirijo mis pasos al estudio de la casa, pero absolutamente nada. Reviso mis bolsillos para poder sacar el celular y llamar a mi madre.
Un timbre: suena un ruido por la casa.
Dos timbres: suenan pasos por la casa.
Tres timbres: se apagan las luces.
Cuatro timbres: vuelve la luz.
Decido colgar, camino a paso apresurado hacia mi habitación buscando con que defenderme: armas, municiones y un chaleco antibalas. Vuelvo a llamar a mi madre mientras termino de colocarme todo armamento de seguridad para así escuchar los timbres.
Un timbre: pasos por las escaleras.
Dos timbres: alguien cerca de la puerta.
Tres timbres: me pongo tras la puerta.
Cuatro timbres: alguien canta fuera.
Cuelgo. Miro los pies que se forman por debajo de la puerta para así ponerme más atenta, mi vista se dirige a mi balcón, dirijo mis pasos rápidamente hasta el lugar para así salir con todo listo y lanzarme.
Caigo en el césped del patio trasero, mientras con el arma en la mano camino con pasos silenciosos. La oscuridad que hay inunda el lugar, hay unos grillos en los alrededores, pero eso no es muy importante en estos momentos, escucho un ruido.
Mi celular está sonando, mientras sigo atenta, decido sacarlo viendo el nombre de la pantalla.
Madre hermosa.
Pongo mi celular en mis oídos para escuchar su voz.
—Dakaria, ¿Dónde estás? Acabo de llegar a la casa y todavía no llegas.
—Estoy... —pero decido callar, esa voz no se parece mucho a la de mi madre. Cuelgo nuevamente.
Miro la casa cerca a la nuestra, la casa de los Black, decido caminar a pasos apresurados. Pero antes de volarme la cerca siento que alguien me agarra el pie y hala de mí. Lanzo una patada sin mirar atrás para bajar del todo y fijarme bien en la persona.
—¿Te atreves a golpear a tu madre?
Retrocedo para así con mi propia arma atinarle un golpe en las costillas. No es mi madre, mi madre no tiene los ojos marrones ni es de estatura pequeña. Suelta un grito de dolor, pero la verdad no importa. Trata de pararse, pero le inserto una patada en el mismo lugar que la vez pasada.
Veo cómo se debilita y eso es una suerte para mí, quería irme, pero antes que yo hiciera algo veo como alguien viene corriendo hacia mí. No me da tiempo de moverme, siento como todo mi cuerpo es sacudido con fuerza hacia el césped.
El aturdimiento que recibo me hace desconectar del mundo unos segundos para así pararme como puedo y defenderme. Puñetazos y patadas es lo que envío, no puedo disparar sin tener alguna información antes, pero siento como todo va muy rápido.
He recibido dos golpes en mis pómulos y unos cuantos golpes en las piernas. Decido parar esto unos momentos a lo que saco mi arma que tiene puesto el silenciador y disparo a la pierna de esa persona que lucha contra mí. Gritos de dolor es lo que se percibe, mientras veo como sostiene el lugar afectado por la bala, doy una vuelta, mientras le atino un golpe en el pómulo haciéndolo caer.
Percibo a alguien cerca de mí, a lo que me doy la vuelta viendo a la persona de antes tratando de golpearme con... ¿Una rama? Antes que juegue a la casita con la rama le tiro un golpe en el labio, un golpe en el estómago haciendo que caiga al piso del dolor y falta de aire. La sangre le inunda la boca y el chico que antes tenía una lucha conmigo sigue sosteniendo su pierna. Por mi parte mi cuerpo duele como si fuera el mismísimo infierno.
Agarro lo primero que encuentro y es raro hallar una soga en un Jardín, pero, en fin, amarro a las dos personas juntándolas para así poder ver sus rostros.
—¿Quién los envió? —digo, mientras toco el aparato que está en mis orejas, mandando una señal a la agencia, ¿Por qué no lo toque antes? —Hablen.
—Que te importa —el chico sigue apretando su pierna mientras veo como su cara muestra dolor.
—¡¿Quién los envió?!
—El rey —dice la otra persona que lo acompaña, la miro para que prosiga—No mencionare nada...
No continua cuando unos pasos se acercan, escucho los murmullos de las personas continuas y ya se de quienes se trata.
—Vaya, pero si es nuestro queridísimo amigo —digo sarcásticamente.
—No estoy para juegos, suéltalos.
—No.
—¡Que los sueltes!
—¡He dicho que no!
Se iba a acercar a mi cuando alguien se atraviesa.
—Vete —dice esa voz que conozco muy bien.
Adrián. La verdad es que cuando miro los alrededores bien, me doy cuenta de que están mi familia, los Black's y otras personas de la agencia.
Veo como los Black's están tensos, mientras que los demás están preparados para disparar en cualquier momento.
—Largo —escucho la voz de Axel.
El chico solo da la vuelta a punto de irse, hasta que se gira completamente hacia mi señalando lo que le pertenece. Niego. Me fulmina con la mirada para seguir su camino mientras hace una seña rara.
—Síganlo.
Doy la orden, pero a los minutos llegan sin noticias de que lugar correctamente se encuentra. Desapareció sin dejar ningún tipo de rastro. Miro a las personas que antes yo tenía en combate.
—A la agencia, ahora —Órdenes vienen y van. Todos siguen cada orden que doy hasta que llegamos a la agencia, para así, sacar información a las personas que tengo retenidas.
Las horas pasan y comienzo a frustrarme, no me dan ninguna información y quiero pegarles un tiro. Calma Dakaria, deja la sed de venganza. Voy unos minutos a la cafetería por un café para cuando vuelvo solo escuchar...
—¡El rey se va a vengar por esto!
——————————
HOLAAAAAAAAAAAA
¿COMO ESTAN?
Espero que se encuentren bien, que estén cumpliendo sus sueños.
Hoy he hecho el capítulo 15 y 16, no sé si lleguen a publicarse al mismo tiempo, pero ya están escritos.
Como llegue a decir en unos capítulos atrás, tienen que prestar mucha atención a todo lo que pasa. Soy algo loca y puedo ponerlos en un juego de ajedrez.
Pero, en fin, espero les haya gustado.
Con amor: este intento de escritora.
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