Estos tres individuos me van a quitar años de vida... Albert Brandon y Duncan están alrededor de Leilany tratando de convencerla de algo mientras ella solo me voltea a ver con su carita de ¡Sálvame! Así que me acerco a ellos.

-¿Qué hacen? –pregunto
-Nada –dicen los tres.
-¿Qué querían Lan?
-Qué les diga quién es el chavo que me gusta, porqué lo quieren golpear, y osea... sé que a veces se lo merece, pero no quiero que le peguen –hace un puchero – además creo que realmente no tiene novia... solo, yo ayer... me estresé un poco.
-Nos lo tienes que decir tarde o temprano –digo
-No necesariamente
-Aunque sea a Chad –dice Duncan
-Menos a él –dice asustada Lan
-¿Por qué? –pregunto mientras ella duda un poco.
-Porque no quiero que le pegues
-Ándale Leilany, nos tienes que decir –dice Albert nuevamente abrazándola.
-No quiero...
-¿Qué le hacen a mi princesa? –pregunta papá, y ella corre a abrazarlo.
-¡Nada! –respondemos ahora los cuatro.
-Papi, mira, vamos, ya se están sentando... -dice mientras lo jala hacia el restaurante del club, ella voltea y nos guiña el ojo.
-Tramposa –dice Duncan
-¿Tienes idea de quién puede ser? –le pregunto a Albert
-No... de verdad ella es muy hermética en ese aspecto, incluso le pregunté a Bridgitte y ella tampoco sabe.
-No sabía que Bridgitte y tú hablaban hermano – pregunta el rubio.
-Bueno, nos tenemos en redes sociales y cuando coincidimos con Leilany pues es obvio que platicamos.
-¿Chicos que estén cerca de ella?
-¡Sólo nosotros! –dice Albert – a menos de que... -voltea a ver a Duncan
-¡No! no me mires, yo llevo casi un año con Cassandra.
-Entonces no eres tú, Brandon tampoco, se me acabaron las opciones...

Volteo a ver a Lan y ella me mira con su bonita sonrisa... ¿Me estaré volviendo loco? No, no puede ser, no creo que sea yo, me refiero a... diablos... ella estaba llorando cuando yo llegué de la cita y en cuanto dije que no me gustaba, ella pareció haber cambiado inmediatamente de su estado de ánimo... ¿Le gusto?

-¿Y esa sonrisa de victoria? –dice Duncan empujándome
-No tengo ninguna sonrisa de victoria... vamos a desayunar.

Me acerco rápidamente a la mesa para sentarme a lado de Leilany, a lado de mí se sienta George Dunne, el padre de mis mejores amigos; me sonríe, he escuchado cientos de quejas de ellos hacia él, no entiendo porque si siempre trata de consentirlos, les da lo mejor, ellos no se pueden quejar de ello, pero lo que les duele es la manera en que a veces suele ser con Abby, su mamá, todos sabemos que es infiel, y aun así, ella parece que no sabe absolutamente nada, o solo finge no saberlo.

-Buenos días Chad.
-Buenos días George.
-¿Cómo va todo por la escuela?
-Todo bien...
-me he enterado que llevas muy buenas calificaciones.
-Si, bueno, intento estudiar bastante para que mis padres estén orgullosos de mí.
-Lo están, creeme.
-¡Gracias! Es lo menos que puedo hacer por ellos después de tanto que me han dado.
-Yo también estoy muy orgulloso de ti – aclara la garganta – me refiero a que... es bueno saber que los hijos de mis mejores amigos son excelentes estudiantes, se habla mucho de ti y de tu hermana por sus calificaciones en la preparatoria, así que para ustedes en su momento no será difícil elegir alguna universidad. Me imagino que ya has pensado en ello.
-¡Si! un poco...
-¿Cuál es tu plan?
-Derecho como papá.
-¿Seguirás con su legado?
-¡Si!... no me veo haciendo otra cosa, bueno quizá si, también me llama mucho la atención la arquitectura, pero pensando en que con mi papá tengo trabajo asegurado desde antes de salir de la universidad creo que es lo más lógico.
-No necesariamente tienes que depender de ello, tú sabes que yo soy socio de algunas constructoras, bien podría conseguirte empleo en alguna de ellas, de la misma manera que a mis hijos.
-Lo pensaré... pero lo más seguro es que me vaya por derecho, De todos modos, agradezco saber que si elijo arquitectura cuento con su apoyo.
-Siempre... piensa en mi como en un segundo padre para ti.
-¡Gracias! Lo haré – él se gira para seguir la conversación con su esposa.

Desayunamos como la gran familia que somos, escucho la risa de Duncan fastidiando a Albert, como mis papás platican de nuestras próximas vacaciones, Brandon siempre está en su propio mundo y Lan parece estar en su celular.

-¿Qué haces hermanita?
-Nada, solo me ponía de acuerdo con Bridgitte para un trabajo que tenemos que entregar en la semana.
-¿Quieres dar una vuelta? Ya terminé y veo que tú igual
-Si... está bien.

Me levanto de la mesa y salimos del restaurante, ella me observa curiosa con sus ojitos azules, mientras que el aire hace que todo su cabello se alborote.

-Espera te ayudo a trenzar tu cabello.

Desde que éramos niños sé trenzar su cabello... ¿Por qué? Bueno... a falta de amigas alguien tenía que acompañarla a sus noches de pijamadas y ese era su hermano, osea yo, y no me molestaba, de verdad desde pequeño he tenido esa afición por consentirla, por querer ser y estar para ella siempre.

-¡Gracias!
-Sabes que siempre te consentiré, ven... -tomo su mano y comenzamos a caminar.
-¿A dónde vamos?
-Tú solo déjate llevar.

Había descubierto en el club una pequeña colina con un roble en la que se respira paz, el lugar es demasiado amplio ya veces solo quería estar solo, sé que incluso Duncan tiene un lugar parecido, y Albert, creo que por eso nos llevamos tan bien, cada uno había elegido sin saber algún lugar del club solo para pensar en la vida, así que quería llevar ahí a Lan.

-Aquí es -digo sentándome debajo de la sombra del roble y ella se sienta junto a mí.
-¿Qué hacemos aquí?
-¡Vamos a platicar!
-Suenas a mi papá.
-es inevitable, me dirás quién es...
-No –dice evadiendo mi mirada.
-¿Por qué?
-Es válido tener secretos Chad... tú lo sabes... nosotros guardamos uno, así que ahora yo solo quiero guardar el mío. –ella se acomoda en mi hombro, el olor de su perfume a uva llega hasta mi nariz.
-Es solo que me da coraje...
-¿Por?
-¿No se da cuenta lo que tiene enfrente?
-¿Qué tiene enfrente Chad? Y no me lo digas como hermano, dímelo como si no lo fuéramos. – Dios Lan... no me digas eso... porqué soy capaz de robarte un beso justo en este momento.
-Eres la chica más especial que he conocido, yo personalmente no sabría que hacer si tú no estuvieras en mi vida, si tú y yo no fuésemos hermanos, te prometo que no tendrías ojos para nadie más... yo viviría por ti... por hacerte feliz, por demostrarle a todo mundo lo mucho que puedo amar a una persona, a llevarte por el mundo entero para que conozcamos, viajemos y hagamos muchas cosas que sé que quieres hacer...
-¡Es una lástima que seas mi hermano! –dice –eso me gustaría escucharlo de él...
-Algún día llegará la persona indicada Lan –digo aunque mi estómago no quiera reconocerlo
-¿Y si yo solo lo quiero a él?
-No tendrías porqué... cuando allá afuera hay muchos chicos que seguro darían muchas cosas para salir contigo.
-Chad... te quiero
-Yo igual a ti; A veces me gustaría no ser tu hermano –susurro
-No digas eso Chad...
-Evitaría que la gente te rompiera el corazón...
-Tristemente lo somos...

Mi corazón se acelera, ¿Estoy entendiendo bien? ¿O solo son mis alucinaciones creyendo que ella corresponde lo que yo siento?

-¿Tú podrías quererme si no fuese tu hermano? –pregunto tímidamente.
-Yo podría amarte desenfrenadamente si no lo fueses... pero lo somos...

¡Esto no es coincidencia!... beso su mejilla y puedo sentir como una lágrima sale de su ojo... quizá no estoy tan solo en esto... pero... aún no tengo el valor para enfrentarla cara a cara y decirle lo que siento... quizá solo estoy confundiendo las cosas y quiero ver lo que anhelo... paso a paso... bien... ella vale la pena arriesgarme... pero... lo haré poco a poco...

-Te quiero Lan
-Yo a ti más Chad.

Los dos observamos a la pequeña ardilla que está frente a nosotros, mientras mi corazón se siente completamente lleno, por alguna extraña razón, siento que soy yo... quiero ser yo... debo de ser yo... porqué para mi... ¡Siempre será ella! 

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¡Oh!... ya lo sospecha Chad... 

Chan chan chan chan... 

¿Qué les ha parecido esta parte de la historia?