-¿Así que seguirás negando que conociste a alguien en Hawaii? 
-Si, ¿Por qué tendría que haber conocido a alguien? 
-No sé; traes una cara de felicidad que solo lo dan ciertas cosas en la vida... 
-¿Cómo qué? -pregunto 
-Sexo Chad... -escupo del refresco que estaba bebiendo y entrecierro los ojos hacia mi mejor amigo. 
-Duncan, no... seguramente voy a conocer a alguien y llevarla al cuarto donde mi hermana también se está quedando. 
-Me imagino que ella te ayudaría a solapar que te escaparas con alguien, ella a diferencia de ti me parece que no es celosa. 
-Confirmo -dice Albert quien está frente a la pantalla junto a Brandon, ambos están entretenidos en un videojuego. 
-¿Qué confirmas? 
-Ambas cosas, que esa cara solo la da el sexo y que tu hermana no es celosa. 
-Pues no -tomo mi celular para tratar de evadir el tema. 
-Por lo menos llegaste más allá de segunda base. -dice el pelinegro y Brandon solo da ligeras risas, mientras Albert le da un codazo. 
-Mi bebé está creciendo -dice Duncan acercándose a mi y abrazándome 
-No -me quejo y lo quito. 
-Pues apúrate porque si no Leilany va a ser la primera de los dos en probar el sexo, ¿Has leído los libros que tiene? -sugiere Albert y lo observo atento. 
-¿Qué libros Albert y cómo por qué estás sugiriendo que mi hermana está pensando en tener sexo? 
-Tú sabes que Leilany y yo somos muy buenos amigos, y a veces la veo muy entretenida con un tipo de lectura que es bastante erótica, ya sabes... nosotros los hombres vemos porno, ellas lo leen, además últimamente ha estado muy curiosa sobre algunas cosas. 

¿Así que curiosa? leyendo libros... y quisiera seguir preguntando muchas cosas más, pero sería muy extraño que un hermano pregunte acerca de las curiosidades que tiene la hermana.

-Dejen de pensar así de mi hermana, ella es prácticamente una niña. 
-Discúlpame pero no... -responde Duncan. -Es una mujer, sé que eres su hermano y que quizá no te das cuenta pero Lany es... -hace una pausa -una de las chicas más bonitas que conozco. 
-confirmo -dicen en unisono Albert y Brandon. 
-¡Qué fastidiosos son! -sugiero. 

Una garganta aclarándose frente a nosotros mientras que George Dunne se asoma por la puerta. 

-Chicos no quiero interrumpir, pero ya estamos listos. 

Me levanto inmediatamente, no quiero tener que tolerarlos en todo el viaje, así que en cuanto dejo mi vaso en la cocina y Flor me da un abrazo deseándome un buen viaje corro hacia la camioneta, Lan ya está en su lugar, trae puestos sus audífonos mientras lee algo; me sonríe cuando se da cuenta que me he sentado a su lado, y se acurruca en mi hombro. 

-¿Puedo ir aquí? -pregunta Duncan y yo entrecierro los ojos. 
-Si Duncan -responde mi mamá mientras que el rubio ojiverde se sienta detrás de Lan y se acerca hacia ella mientras toma un mechón de su cabello y comienza a hacerle cosquillas en el cuello con él. 
-Duncan deja de fastidiarme -dice Lan mientras voltea hacia él y lo observa, él ojiverde solo le sonríe. 
-¿Qué lees Lany? 
-Un libro, genio. -dice sarcásticamente
-Leilany -reprende mi mamá.
-¿Es acaso que Lany no quiere decirme que libro lee porque le da vergüenza? -susurra Duncan 
-No -ella entrecierra los ojos hacia él, están demasiado cerca. 
-Tienes bonitos ojos Lany. 
-¡Lo sé! los heredé de mi papá. -ella voltea hacia mi -y de mi hermano bonito. -besa mi mejilla. -gracias Duncan. 

Duncan se acomoda en su respaldo con una mueca, quizá estaba comenzando a coquetear pero mi dulce novia ni siquiera se dio cuenta, eso alimenta mi ego y me hace sentir mucho mejor con respecto a ella. 

Hemos decidido pasar una semana en la cabaña de los Dunne, solemos venir año con año para las vacaciones de verano, así es, somos como una familia, nuestros papás aprovechan esta temporada para alejarse de sus grandes responsabilidades. 

Lan se acomoda en mi piernas para dormir en el camino, veo que Duncan toma el libro que ella iba leyendo, por lo general no permitiría que lo hiciera, pero la verdad es que la curiosidad también me mata de saber que es lo que lee, así que seguramente tendré un buen resumen de ello gracias a mi mejor amigo, quien va leyendo el libro y cuando "encuentra algo interesante" me lo muestra. 

¿Esto es lo que leen las chicas? me sorprende lo que leo, ahora entiendo porque últimamente anda tan curiosa... y no, no me incomoda, de hecho me agrada la idea, porque eso significa que todo eso le interesa descubrirlo conmigo. 

-Este libro no es nada inocente -susurra Duncan
-¿Crees que ella? -dejo la pregunta al aire. 
-¿Quién podría ser el chico que le gusta? ¿Crees que ella ya ande con él? ya no la he visto llorar, de hecho últimamente se ve demasiado tranquila, ¿será que ellos ya anden? ¡No! no la imagino con nadie más. -giro lentamente mi cabeza y entrecierro los ojos. 
-¿Por qué no?
-Es prácticamente una niña. -suelto una carcajada y mis papás voltean a verme, incluso Lan se despierta y me ve con sus ojitos somnolientos. 
-Duncan me contó un chiste -respondo rápidamlente y llevo mis manos hacia las cejas de Lan y comienzo a acariciarlas llevando mis dedos hasta la punta de mi nariz, sé que eso la relaja y adormece. 
-¿Ahora si? me pareció escucharte decir más temprano otra cosa. 
-Te entiendo, quizá solo me siento un poco celoso. 
-No tendrías porque... 
-La veo como una hermana -levanta sus hombros y se vuelve a acomodar en su lugar. 

Después de llegar al lugar, bajar las maletas, y acomodarnos en nuestra respectiva recamara me acomodo en la cama en la que está Lan respondiendo algunos mensajes en su celular. he cerrado la puerta con seguro para tener tiempo suficiente para poder alejarme de ella si alguien viene a fastidiar. 

-¿Qué haces? 
-Sólo respondo unos mensajes de Bridgitte diciéndome que está fastidiada de estar con sus abuelos en Italia. 
-Oh ya... Lan.. 
-¿Si Chad?
-He leído un poco del libro que traías -ella se sonroja. -y creo que podríamos probar un par de cosas interesantes... 
-¿Si? 
-Si... -ella inmediatamente deja su celular a un lado prestándome atención. 
-Quiero descubrir muchas cosas contigo Chad, pero quiero ir poco a poco, me da miedo que no esté preparada para ciertas cosas. 
-Tranquila, yo también soy nuevo en esto, y también quiero descubrir algunas cosas, sé que no seremos muy buenos al principio porque ambos lo estamos probando por primera vez, pero definitivamente quiero que sea contigo y solo contigo cuando descubra ciertas cosas. 
-Estoy en ello entonces... -sonrío. 
-Te Amo Lan -digo mientras ella se sienta sobre mis piernas viéndome frente a frente. -¿Cuándo lo diremos? 
-No sé... quiero hacerlo Chad, te prometo que si, pero de pronto me entra un pánico terrible, me da miedo de decepcionarlos, de que se asusten, porque a final de cuentas hemos crecido como hermanos y aunque no tengamos sangre, así nos deberíamos de ver; son muchas cosas. 
-Te entiendo bonita, pero es que sabes... quiero salir allá afuera y decir la quiero, es la mujer de mi vida, es la chica de mis sueños, odio tener que mentirles a todos acerca de que estoy vuelto loco por ti, odio que los chicos hablen conmigo como si fueras solo mi hermana. 
-Solo tengo miedo Chad... 
-Lo haremos cuando tú te sientas lista... pero por favor no tardes mucho. 
-trataré. 
-¿Me amas Lan? 
-Con todas mis fuerzas Chad, eres mi vida entera, siento que sin ti no podría respirar -su rostro se acomoda en mi hombro. -a veces sueño que te pierdo, que no estás conmigo, y sufro mucho, porque me da pavor que no estés conmigo, has estado conmigo toda mi vida, y no me veo ni un segundo sin ti, prométeme que si esto en algún momento no funciona siempre estarás ahí. 
-¿Crees que yo te pueda ver en algún momento como hermana? no podría Lan. 
-Lo sé, yo tampoco, pero... solo prométeme que si eso sucediera, si en algún momento los dos retrocediera seguiremos estando ahí el uno para el otro. 
-Lo estaré Lan... ¿planeas dejarme? 
-No... solo tengo miedo de perderte, de tenerte lejos de mí, de que te vayas, de que esto no funcione... 
-Aquí estaré siempre para ti, como novio, como hermano, aunque prefiero en algún momento ser más que ello, quiero conocerte como amante, como novio, después como tu prometido, algún día te veré llegar al altar de la mano de nuestro padre, mamá estará muy orgullosa porque luchamos por lo que queríamos y después tendremos muchos bebés. 
-¿Muchos? 
-¡Si! 
-Chad... sólo tengo dieciseis años -se ríe de manera nerviosa. 
-No estoy diciendo que será mañana, pero sucederá, en unos ocho años, cuando ambos ya tengamos nuestras carreras, compraré una casa para ti y para mi. 
-No quiero ser aguafiestas pero en ocho años pueden pasar muchas cosas Chad. 
-Puede ser... pero de algo estoy muy seguro... es que mi amor por ti nunca tendrá fecha de caducidad. 
-¿Tú crees Chad? 
-Totalmente... creo que nací para amarte hasta el último de mis días.