Capítulo 10
Papá ha salido con George Dunne para resolver algunos pendientes de los casos que le lleva mi papá, así que entro a la habitación donde mamá se encuentra, está en su amplio sillón color hueso leyendo tranquilamente, levanta sus hermosos ojos verdes y sonríe.
-¿Qué trae por aquí a mi pequeño? -deja su libro en la mesita que se encuentra a un lado y palmea el cojín que se encuentra a su lado para pedirme que me siente a su lado.
-nada mamá, yo solo...
-¿tú solo? -me siento a su lado y llevo mi cabeza hasta sus piernas
-nada, no pasa nada.
-mi amor, soy tu madre, sé cuando tienes algo, sé tanto de ti y de tu hermana, pueden mentirles a todos, menos a mí. Así que confiesa pecador, ¿que le acongoja al corazón de mi niño pequeño?
-Mamá, me gustaría saber acerca de mis padres biológicos.
Mamá comienza a acariciar mi cabello, y suspira, puedo sentir un aroma fresco proveniente de su cuerpo.
-Cariño, yo quisiera que ustedes conocieran a sus padres biológicos, yo no tendría ningún problema con ello, pero papá, tú sabes que él se maneja de otra manera, no te puedo prometer nada, porque es una decisión que ambos debemos de tomar, no sólo yo soy su madre, él también es su padre, y estoy segura que llegado el momento permitirá que ustedes sepan quienes son sus papás.
-¿no te incomoda que quiera saber sobre ellos?
-No en lo absoluto, eso no hará que ustedes sean menos mis hijos, no los parí, quizá no sentí sus pataditas dentro de mi vientre, pero llegaron aquí siendo tan pequeños y tan hermosos, puedo aún recordar tu cara cuando llegaste a casa, o la cara de Leilany cuando la vi por primera vez en el hospital. Cada día se parece más a su mami biológica. Los conozco de todo a todo, yo me desvelé cuando se enfermaron, sé que dormías con Leila y cuando tenía miedo por las tormentas y que aún lo haces cuando ven películas de terror, sé que cuando estás molesto una de tus venas del cuello sobresale.
-¿Cómo era de pequeño?
-Eras tan dulce, tan pequeño, y tus grandes ojos azules grisáceo, cuando llegaste a casa tenías ligeramente cabello rubio, eras el niño más hermoso, y mientras más pasaban los meses para mí como buena madre me parecías cada vez más hermoso, después cuando nació Duncan, Abby y yo los vestiamos igual, eran nuestros muñecos, y se parecían tanto, excepto por sus ojos los de él siempre fueron más verdes. Adoraba cuidarlos, me encantaba tener a dos pequeños en casa, y fue por eso que cuando nos dieron la opción de adoptar a Leilany no dudé ni por un momento darle un hogar.
-¿te has arrepentido de tenernos?
-Oh por Dios no, ni un solo instante, ustedes son mi vida, es como si supiera que nací para ser mamá.
-A veces me siento de esa manera -ella hace una mueca de sorpresa y se ríe.
-¿voy a ser abuela?
-Mamá no... Yo ni siquiera -me sonrojo
-Solo bromeo.
-Me refiero a que aún falta mucho, pero me encantaría ser papá.
-Serás un excelente padre, y yo seré la abuela más feliz del mundo cuando llegue el momento.
Escuchamos que alguien tose y escupe, los dos volteamos y Lan está en la puerta con un vaso de jugo, la veo incluso hasta pálida.
Mamá suelta una carcajada y Lan solo se sonroja, y se acerca lentamente a nosotros.
-¿Fue mi imaginación o hablabas de hacer abuela a mi mamá? -pregunta dejando el vaso en la mesita y quitándome para que le ceda mi lugar.
-No era tu imaginación, solo le decía que llegado el momento me gustaría ser un buen padre.
-Dios, pensé que ya sería tía. -le cedo mi lugar y deja su cabeza en las piernas de mamá mientras sus pies los pone en mis piernas, yo juego hacerle cosquillas en la planta del pie y solo se retuerce soltando unas risas que me encantan.
-Hablábamos de que me encanta ser su mamá y le platicaba como era de pequeño. -Lan asiente.
-¿y como era yo?
-una muñequita, con su hermoso cabello rojizo y los ojos azules de su papá.
-Pensé que solo conocías a la mujer que me tuvo en su vientre -mamá hace una mueca.
-No le digas así.
-Yo solo tengo una mamá y esa eres tú, ella solo fue quien me prestó su cuerpo nueve meses para nacer...
-Si conocieras la versión de ella no dirías lo mismo, es fácil decir eso, pero ella era muy joven, tenía toda una vida adelante y a veces hay que hacer ciertos sacrificios
-Y ella me sacrificó a mi.
-Ella se sacrificó por las dos. -Lan hace una mueca y me ve -mejor dime cuando mi hermano se puso así de feo.
-Aquí la fea eres tú, además te huelen los pies -Le digo aventando sus pies hacia un lado.
-No es cierto mentiroso -lleva sus pies hacia mi cara.
Comienzo a hacerle cosquillas en sus costillas, mamá decide hacerse a un lado mientras yo le hago travesuras a Lan.
-Detente Chad, me voy a hacer pipí.
-¡no me importa!
-¡A mi si!
Gira hacia su derecha cayendo de golpe en la alfombra.
-¿Lan estás bien? -pregunto asustado, ella comienza a sollozar y a negar con su cabeza.
Bajo del sillón para levantar su cara y saber que le pasó, pero en cuanto levanto su cara tiene una sonrisa de oreja a oreja. Y se avienta con todas su fuerzas hacia mí para dejarme tirado en el piso.
-¿Qué sucede aquí? -ubico la voz de mi papá
-pelea de cosquillas -responde mamá.
-¿Quién va ganando?
-Van empatados
-Papá ayúdame
-Eso es trampa -reclamo
Papá se acerca y detiene mis manos para que no quite las manos de Lan, no soy tan sensible como ella, pero papá siempre querrá que Lan gane.
-Me doy por vencido, está bien, Lan gana.
-Yeeeeh - grita ella.
Papá suelta mis manos y Lan se sienta a mi lado mientras yo me reincorporo para sentarme a su lado, él cabello de Lan está todo despeinado pero igual sigue viéndose tan perfecta. Su piel sonrojada de tanto reír y ligeramente su nariz llena de gotitas de sudor. Me imagino si así se verá cuando...
Mamá se ríe y me distrae totalmente y agradezco que me haya sacado de ese pensamiento.
-¿Cariño te parece si vamos sirviendo la cena? -papá asiente.
-Vayan a arreglarse para cenar; George está allá abajo y no tardan en llegar Abby y los muchachos.
Los escucho alejarse, Lan se levanta y voy detrás de ella, entra a su recamara y veo como comienza a cepillar su cabello.
-¿Quieres que te ayude a trenzarlo? -pregunto.
-Si, por favor.
Ella me sonríe mientras veo su bonito rostro a través del espejo, tomo su mano y beso el dorso de ella, ella se sonroja. Doy un paso más hacia ella, y hago su cabello hacia un lado dejando un ligero beso en su cuello, ella cierra los ojos, todo lo veo en su reflejo, mi dedo índice comienza a caminar por su brazo para llegar a su hombro, a su cuello y después hasta su oreja, puedo ver como su piel se eriza pero es mucho más hermoso los gestos que hace, como muerde sus labios, como veo que su pecho sube y baja.
Dejo otro ligero beso sobre su cuello, y voy subiendo hacia su oreja, mi brazo va hacia adelante para tomar su cintura y acercarla más hacia mí, mi pecho recargado en su espalda.
-Te Amo Chad -dice en susurros.
-Lan... -la giro y llevo mis labios sobre los suyos. Estoy a punto de profundizar el beso cuando escucho que alguien corre por las escaleras.
Ella entiende de inmediato que sucede, se gira y me pasa el cepillo. No tardan en aparecerse tres siluetas en la puerta de la recámara de mi hermana.
-¿Qué hacen? -pregunta Albert acostándose en la cama, Brandon se sienta en el sillón rosa mientras que Duncan se acerca a nosotros y se recarga en el tocador mientras observa detenidamente a Lan y juguetea con la botella de perfume que encuentra junto a él.
-Me ayuda a peinarme -dice ella tranquilamente.
-Uvá -susurra Duncan -siempre me ha gustado el olor a uva que desprendes. -levanto la mirada y él parece entender que no dijo algo muy cuerdo -¿Dónde lo compro? Quizá se lo regale a Cassandra.
Leilany es tan ingenua que comienza a explicarle donde lo puede conseguir, termino de trenzar su cabello y beso su mejilla. Ella sonríe mientras que Duncan parece que no puede ni parpadear por observarla.
-Duncan -dice Albert haciendo que despierte de su ensoñación. - a Cassandra hay que comprarle uno que huela a lechuga no a uva, quizá hasta sienta que por ponerse un perfume con olor dulce crea que subirá de peso.
Todos nos reímos, parece que a ninguno de nosotros nos parece muy saludable que de ensaladas no pase, Duncan solo hace una mueca y parece asentir.
-Lo bueno es que Mary hizo una rica lasagna, y que a Leilany si le gusta comer.
-¡Claro! ¿Quieres hacerme feliz? Dame comida. -él guiña el ojo y yo muero de celos lentamente.
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