Observo como Christopher se retira de la habitación. Ahora sigo con la mirada a Erick, quien se sienta en el sofá del camerino. Me hace una seña para que me siente a su lado y eso hago.

— Erick yo... entiendo que es eso de los que hablaremos. Te iras de gira y eso implica viajar, estar lejos de mi. Pero lo entiendo perfectamente, no debes preocuparte por eso  — cada palabra hiere mas mi corazón. Tan solo pensar en que estará a mas de un metro lejos mio ya me siento sola y desprotegida. 

— No era de eso, bueno si lo es pero... yo me entiendo— me doy un tiempo para reírme, el tiene que ver que a pesar de todo debo ser fuerte. Tan solo tengo quince años, pero he podido atravesar medio mundo para estar aquí. — Lo que quiero decirte es que... quiero que vengas conmigo a la gira— me río por lo que dice ya que tal parece ser una broma. Pero paro de hacerlo en cuanto veo su rostro, el cual no da señales de estar haciendo una broma.

  — Pero Erick... eso es algo imposible porque yo... — me cayo en el instante en que iba a pronunciar que yo debía mantenerme oculta.

  —  Si es por la edad, no debes preocuparte por nada. Mi mama viajara conmigo y ella se ocupara de mi porque aun soy menos. Ademas, podrás conocerla y espero que lleven un gran trato. ¿Te imaginas? ¡Las dos mujeres que amo acompañándome a cumplir mis sueños!— la alegria es palpable en su voz, pero no quiero ser la causante de que esta se vaya. 

Quisiera ser una persona completamente normal, que su única preocupación sea tener buenas notas en el colegio y tener un amor clandestino del noveno grado. Pero tenia que ser la princesa que lo único que hace es huir de su deber y de sus obligaciones. Se que en vez de tener padres que se enorgullecen de mi, tengo padres que solo se han decepcionado.  

No puedo evitar que se me cristalicen los ojos, ni tampoco puedo evitar que mis lagrimas comiencen a deslizarse. Lo único que hago bien es mostrarme débil ante los demás y a su vez ganarme su lastima.

— Ey, ¿que sucede? ¿Porque lloras princesa? Sabes que odio verte así... ¿es mi culpa, cierto? Te he puesto demasiado presión, lo siento mucho Bella no era mi intención— niego rotundamente ante sus palabras y limpio las lagrimas.

— No eres tu Erick, nada de esto es tu culpa. Solo es... mía  — un sollozo se escapa de mi garganta, cuando puedo reaccionar sus brazos me sostienen fuertemente. Lo abrazo aun mas fuerte, no puedo evitar sentir su perfume que invade mis fuerzas nasales. Me alejo lentamente y lo beso. El continua el beso, el cual esta mezclado con pequeñas gotas saladas.

— Soy demasiado bipolar  —  digo separándome, con una sonrisa.

— Quiero que reacciones así mas seguido — dice con una sonrisa picara.

— Creo que es un si— digo sonriendo, pero arrepintiéndome completamente.

 — ¿Me besaras mas seguido?— dice picaramente una vez mas.

— No tonto... que si iré contigo a la gira— al oír eso, se levanta rápidamente del sofá y me toma en sus brazos, para dar vueltas en el aire. Solo puedo escuchar como grita "te amo" muchas veces.

  — ¡Sabia que aceptarías!  Mis ofertas son irresistibles— su voz seductora me provocan ganas de besarlo nuevamente y eso hago.

  — Yo también te amo tonto  — no puedo evitar sonreír. 

El sonido del celular irrumpe nuestro momento intimo, así que lo tomo de mi bolsillo trasero y al verlo tengo una llamada entrante de Alex. ¡Oh por Dios! ¡Lo olvide completamente!

Al elevar la vista, Erick me observa con el ceño fruncido.

— ¿Quien es ese tal "Alex"? — dice confundido haciendo comillas.

 — Yo-o puedo explicarte  —  no puedo evitar titubear. Alex me pone demasiado nerviosa. 

Suspiro, intentando liberar mis nervios, pero ni eso logra tranquilizarme.

— Debo contestar — desvío la mirada ignorando la suya acusadora completamente y salgo del camerino, me dirijo hacia la salida del gran edificio y respondo antes de que finalice la llamada.

— Ho-ola — no puedo formar ni una palabra sin que mi lengua comience a enredarse. Siento mis manos sudar y las froto rápidamente sobre mi pantalón.

— ¡Isabella! Al fin encontré comunicarme contigo, me haces tanta falta — sus palabras llegan a lo más profundo de mi corazón, recordándome un viejo amor clandestino.

— ¡Alex crei jamás volver a oir tu voz! ¿Cómo conseguiste mi número? — la emocion y confusión se mezclan en mi diálogo.

— Sammie es fácil de convencer — puedo oír una pequeña risa, la cual me hace sonreír. — Te extraño demasiado querida Princesa — su voz es dulce y seductora, la voz de un adolescente de 17 años mas varonil que he escuchado.

— Yo también te extraño querido Principe — bromeo de igual manera que él. Aun con los nervios a flor de piel podía tener algo de sentido del humor.

— Cuentame donde es tu paradero, chica misteriosa — su sentido del humor esta mas avanzado que él mio no puedo evitar reír una vez mas.

*¿Que rayos te sucede Bella?*

Solo se que este chico siempre podrá tener un efecto en mi que jamas podré controlar.

— Solo intento huir de mi realidad, de lo que soy y de lo que no quiero ser. Me encuentra parada en un sitio en el cual no quiero estar, me siento presionada y liberada a la vez ¿Me entiendes? Me encantaria que estes aquí— doy un largo suspiro. Las palabras con Alex fluyen o se encuentras en un severo estancamiento​.

— Y es por eso que estoy aqui para ti, para darte el apoyo que necesitas — dice ruiseñor​.

— Me refiero que aqui, físicamente, conmigo — digo obvia.

Siento que alguien me da dos golpeteos en el hombro y al darme vuelta mi boca forma una gran "o". Tapo mi boca antes de gritar de la emoción.

No le doy tiempo para hablar, solo lo abrazo fuertemente y se que no quiero soltarlo nunca. Devuelve mi abrazo y siento sus manos firmes en mi cintura.

— Esto si que no puedo creerlo — digo casi susurrando, ya que tengo mi cara en el pecho de Alex. ¿En que momento logro pasar mi estatura?

*¿Una visita sorpresa y te olvidas del engaño?* No necesito ningun regaño madre conciencia.

— Creo que ¡Sorpresa! — su risa me inunda completamente. Aun no puedo soltarlo, una parte de mi quiere que este abrazo sea eterno. La otra parte quiere que me aleje y le una patada en sus partes por engañarme.

Aunque no podia quejarme, ya que le perdone y acepte ser su mejor amiga. Pero yo sabia que en el momento que el quisiera volver yo le diría todo que si. Alex, al igual que Sam, son las únicas personas que me han apoyado desde un principio con mis sueños.

Alex es el hijo de un amigo de mi padre, mis padres con los suyos siempre tuvieron el plan de que estemos juntos. Lo intentamos, pero la presión de su padre más mis problemas de celos lo llevaron a estar con alguien mas, aunque solo él y yo sepamos eso. Yo lo amaba tanto, daba todo de mi para que nos llevaríamos bien, pero nos fue imposible con tanta presión junta.

Me separo de él y le sonrío, mostrandome completamente vulnerable a su vista.

— Me has sorprendido de verdad, ¿Cómo llegaste hasta aqui? — digo incrédula.

— Ya lo mencioné antes, soy muy convincente — se refiere a que Sam le dió mi número incluído mi paradero.

— Creo que me debo una charla muy seria con Samantha — digo fingiendo molestia.

— No la culpes, creo que le comí el coco — su risa una vez más se me contagia.

— Eres un tonto —

— Y tú eres hermosa — dice acomodandome un mechón de cabello detrás de mi oreja.

— No digas tonterías Alex, deje de serlo en cuanto alguien mas probó esos labios — no puedo evitar sonar algo irritada por los recuerdos.

— Tal vez si, pero nadie mas ha llegado a mi corazón — su mirada esta fija en mi, asi que desvío la mirada. Mis manos comienzan a sudar una vez mas. — No debes ponerte nerviosa, sigo siendo yo — posa su mano en mi barbilla, obligandome a mirarlo. No puedo evitar mirar de reojo sus labios y relamer los míos.

*¡Alejate!*