—¿Estas seguro de lo que dices?— digo mirando aun con miedo a Christopher.

—Claro que si, va a funcionar. El vendrá pensando que sera una cena importante, pero aparecerás tu y podrán hablar— su voz suena muy convincente, pero no podía confiar tanto. 

Erick esta enojado con Chris, ¿por que iría a una cena organizada por él?

—Bueno... ¿Así estoy bien?— digo mirando mi vestido celeste.

Tenia muchos vestidos por ser la princesa de Holanda, debía tomar provecho de eso y tratar de lucir elegante pero disimulando un poco.

Me quedo a un lado, esperando a ver a Erick. Christopher se sienta a unas cinco mesas lejos de la reservada para Erick y mis nervios comienzan al ver como entra por la puerta. Se dirige con el mozo hacia la mesa. Tomo un largo respiro, inhalo y exhalo, pero nada me tranquiliza.

Me acerco hacia donde esta Erick sentado, el nota mi presencia y levanta la vista. Al ver sus ojos puedo ver decepción e irritación por sus rasgos faciales.

—Creo que... debemos hablar— me sorprende la firmeza en mi voz ya que apenas si puedo respirar regularmente.

—Yo creo que estas equivocada— se levanta lo mas rápido posible, intentando alejarse de mi pero lo detengo.

—Él y yo no somos nada— hablo rápidamente, pero ni yo logre entenderme. Su expresión me hace darme cuenta que si escucho bien.

—Eso no parecía cuando los vi besarse— dice esas palabras con rencor, intento pensar que solo esta herido y realmente no quiere hablarme de esa forma.

—Él me beso y lo saque en cuanto pude— afirme.

—¿Por que debería creerte?— puedo notar como sus palabras se desvanecen de a poco, intenta creerme y eso me da un poco de esperanza.

—Porque... m-me gustas Erick, demasiado— me sincero completamente, esperando que me crea esta vez.

—¿Por que te tardaste tanto?— dice acercándose a mi con media sonrisa, sorprendiéndome.

Su mano recorre mi mejilla llegando hasta mi cuello, con su otra mano acaricia levemente mis labios. No puedo evitar mirar los suyos, luego levanto la vista y me topo con esos hermosos ojos verdes que me atraparon desde un principio. Veo cariño en ellos, también fe. El cree en mi. Me acerca a sus labios y los une con los míos en un suave beso. Recordé como me había besado la primera vez y no puedo evitar sonreír en medio del beso.

—¿Quieres ser mi novia, princesa?— dice con una gran sonrisa. Pero no puedo evitar tragar en seco ante tal pregunta. ¿Y ahora que hago?

—Y-yo... no se que decir— digo suspirando.

—Acepta Bella, seamos felices de una vez, sin importar nada— su tono cargado de ilusión me hace sonreír.

—Creo que es demasiado precipitado Erick, somos muy pequeños aun— digo recordando que solo tenia quince años.

Escape de mi realidad y ahora quería escapar del amor que en tan solo pocos días sentía por alguien completamente desconocido.

¿Cuando cumplía años? ¿Cual es su comida favorita? Eran demasiadas cosas básicas que no conocía, ser novios era algo que me parecía mucha cosa en tan poco tiempo.

—Dicen que no hay edad para el amor— dice con media sonrisa. Intenta darme confianza, pero soy demasiado insegura. Creo que si tendremos una relación el debería saber mi secreto.

—Hay algo que debo decirte antes de aceptar— digo tomando otro largo respiro. —Yo no so...—

—¡Chicos! Es genial que se hayan reconciliado. Y Erick... lamento haberla besado, estaba demasiado confundido y algo hechizado— Christopher aparece de la nada, interrumpiéndome.

—No te preocupes hermano. Llegaste justo, Bella me tiene que decir algo y es importante que estés aquí conmigo ahora. ¿Que ibas a decirme?— dice mirándome fijamente y puedo notar la felicidad en su voz. Me siento completamente incomoda ya que ambos me miran expectantes a mi respuesta.

—Que yo no... quiero esperar ni un segundo mas para poder ser tu... novia— mis palabras entrecortadas logran confundir un poco a Erick, lo veo en sus expresiones, pero sonríe feliz ante mis palabras y me abraza rápidamente.

Tal vez deba esperar para contarle "mi secreto".

***

—¡¿Que hiciste que?!— la voz enfadada de mi mejor amiga logra preocuparme, trague rápidamente saliva antes de que sus palabras duras lleguen a herirme.

—Que acepte ser su novia, ¿cual es el problema? Creí que aceptabas esto— trato de sonar lo mas paciente posible. Perder el control ahora con mi casi hermana arruinaría mi día especial.

—Luego de como te hablo me parecía lo mas ideal que te alejaras de él, ya que ni dejo que le explicaras nada.— dice con molestia.

—Si lo se, pero hablamos bien esta vez, él me escucho como debería y terminamos bien— hable mas calmada.

—Lo único que no entiendo es porque ese tal Cristian decidió ayudarte. Luego de lo que hizo, me resulta increíble su forma de actuar.— no puedo evitar que una leve sonrisa se forme en mi rostro y una pequeña risa se escucha en la sala.

—Se llama Christopher, la verdad es una gran persona. Él solo quiso ayudarme y se lo agradezco, estoy bien con Erick gracias a la persona por la que estuve mal hace un tiempo. Suena algo loco, pero es así ¿verdad?— digo intentando buscarle el lado divertido a la situación.

Sam bufa exasperada, odiaba verla así pero si es mi amiga debería entender que estoy enamorada y que me pidiera de ser su novia solo me hizo mas feliz que nada en mi vida.

El sonido de mi celular irrumpe nuestra conversación, lo tomo con mucha sorpresa ya que eran la una de la madrugada.

Numero privado...

Miro a Sam extrañada y observo una vez mas el celular.

—¿Hola?— digo extrañada una vez que atiendo la llamada.

—¡Hasta que al fin respondes cariño! Tuve que poner mi numero en privado para que lo hicieras Isabella. ¿Donde estas? ¿Que sucedió contigo?— la voz de Emma, mi madre, suena completamente preocupada es lo único que logro escuchar.

Mis ojos se cristalizan en un santiamén, recordándome todo lo que tuve que dejar atrás para cumplir un sueño.

Pude notar que tan frágil esta ahora mi madre por mi ausencia, siempre creyó en mi y que tenia el potencial suficiente para poder hacer lo que ya anhelo. Pero mi padre estaba cegado por una perfecta familia que no logro ver que yo era tan infeliz en ella.

Aun no logro decir nada, las palabras se atascan en mi garganta, mi respiración es irregular y mis ganas de llorar aumentan con cada segundo que pasa.

—Ma-ma... no puedo creer que seas tu— mis palabras son entrecortadas.

—¡Tampoco creo que me hayas contestado de una vez! No sabes como esta tu padre desde que te fuiste, te esta buscando por todos lados. Realmente te ama, cuando sepa que hable contigo y que volverás a tu hogar se pondrá sumamente feliz, sera como algo increíble.— su voz suena tan feliz,que logra irritarme un poco, pero me di cuenta de que no había entendido nada de lo que hice, no entendió mis razones realmente.

—De hecho es demasiado increíble, porque yo... no volveré madre— ahora mi voz suena apagada, completamente fría.

Una idea se me cruzo por la mente y rápidamente arroje mi celular por la ventana.

—¡¿Que rayos hiciste Bella?!— suena aterrorizada ante mi accionar.

—Estaban localizandome, lo se. Era mi madre, quería que vuelva a Holanda pero claramente no haré eso.— digo fríamente.

—¿Sabes que tan solo debías quitarle el SIM, cierto?— dice con mucha razón.

—Soy demasiado torpe a veces.— no puedo evitar ahora reírme. Reírme de mi misma y mi torpeza excesiva.

¿Como hablare con Erick ahora? Torpe.