
Capítulo 26: ¡Estas mintiendo!
—Si, acepto— las palabras que se suponen que debían ser en afirmativo, salen más como desde una cuerda floja por mí boca.
Si, a los maltratos de Alex.
Si, a un futuro lleno de desolación.
Si, a renunciar a Erick.
Eso era lo que estaba aceptando en cuanto acepte ser su esposa ¿no?
Luego de que el espectáculo terminara, fuimos a 'celebrar' mi casamiento. Yo solo estuve sentada, mientras veía a los demás amigos y familiares divertirse, solo esperaba que este día se pase aún más rápido.
—Iremos a un hotel luego, princesa— susurra en mi oído un Alex algo pasado de alcohol. Mi cara solo puede expresar repulsión ante sus palabras, claramente no quería estar en un cuarto de hotel y compartirlo con él. Él no podía tomarme, no debería. Pero legalmente, ahora, si podría hacerlo. Eso me hace temblar en mi aciento. De solo pensar en eso, me causa escalofríos.
—Mhmm de acuerdo— acepté con vacilación.
—¡Hija!— mi madre me toma desprevenida, así que doy un pequeño grito.
—¡Mamá, me has asustado!— digo para luego reír nerviosa. Esperaba que no hubiera notado la tensión que sentía ante las palabras de mi esposo.
—¡Hija debemos ir al hospital de inmediato! Samantha... ella...— un nudo de angustia se forma en mi garganta en cuanto escucho 'Hospital' y 'Samantha' en la misma oración.
—¿Que sucedió con ella madre? ¡Dime algo! No te quedes asi— grite con suma preocupación.
—El taxi donde ella iba tuvo un accidente con un camión, realmente ella está muy grave junto con el chófer ¡Debemos ir ahora mismo!— exclama nerviosa. Asiento hacia ella mientras nos dirigimos hacia fuera por un taxi, al conseguir uno le pedimos que se dirija con urgencia al hospital.
Mis ojos ya se han cristalizado, y es que no puedo evitar sentir tanta angustia y preocupación ante tal noticia. No sé que haría si a Sammie le llegará a pasar algo grave, solo esperaba que ese accidente no me arrebate a una de las personas más importantes en mi vida. Dejo paso a las lágrimas, tenía demasiado frustración encima, mi cabeza comenzó a idear muchas posibilidades buenas y malas con esto.
—¿Podría apurarse señor?— prácticamente le exijo al conductor que vaya más rápido.
—¡Tranquila Bella, todo estará bien! Solo debes controlarte y pensar en positivo— mi madre me consuela con sus palabras, asiento hacia ella pero aún así las lágrimas no cesan.
—¡Al fin!— digo bajándome lo antes posible de ese móvil para dirigirme hasta dentro del hospital donde yace mi amiga, quizás en uno de los peores estados físicos.
—¡Doctor! Necesito saber dónde está Samantha Bakker— digo apresurada.
Su rostro demuestra que está algo desorientado, ese doctor no llegara ni a los treinta años. Se notaba que su experiencia aquí era algo corta.
—Lo lamento, enserio. ¿Usted es familiar de la señorita Bakker?— su voz temblorosa afirma mi teoría.
—Soy su hermana— miento, esperando que así me diga el estado actual de mi mejor amiga.
—Ella, ella tuvo un accidente fatal, señorita Bakker. Lamento informarle que... falleció en el acto— al oír eso, mi mundo logra derrumbarse a mis pies.
Mis extremidades tiemblan, mi garganta se encuentra seca y mis ojos comienzan a cristalizarse.
—¡No!— grite. Me deje caer al suelo, mientras descargo mis lágrimas de una vez. Siento que me vuelvo pequeña en el suelo del hospital, mientras me abrazo a mi misma esperando desaparecer.
Ella era más que solo una amiga, era la persona a la que confiaba todo de mi, la única que me conocía de pies a cabeza. Mis miedos, mis alegrías, incluso mi tristeza, todo lo compartíamos. Ahora ella se fue ¿Que tenía ahora? No tenía nada, Samantha Bakker era lo único que yo poseia, como un objeto de valor sentimental que si lo pierdes te vuelves loco y te sientes desorientado.
Me sentía peor que eso, ella era la brújula en mi camino, la uña en mis dedos, el cabello en mi cabeza, mi felicidad en la tristeza, mi sol en mis días nublados. Si, ella lo era todo, todo para mí.
Siento que alguien me abraza, pero lo alejo rápidamente. Me levanto y me dirijo hacia el doctor, actúo por impulso y comienzo a golpear su pecho.
—¡Estas mintiendo! ¿¡Donde esta mi mejor amiga!? Necesito verla ahora mismo, necesito saber qué ella está bien, doctor por favor ¡déjeme verla ahora mismo!— unos brazos fuertes me detienen y alejan del doctor.
—¡Suéltame, ahora!— intento safarme del agarre de esa persona, pero es más fuerte que yo.
Esa persona me da vuelta y mi expresión paso de una deprimida a una enfurecida. Alex Cabout se encontraba delante de mí.
—Debes calmarte ante que te echen del hospital ¡Maldita sea Isabella! Debes controlar tu maldito carácter.— su voz fría solo me causa mi repudio.
—¿Como quieres que me calme? ¡Mi hermana acaba de fallecer y tú solo me pides que me calme? Claro, tu que sabes de querer a alguien ¿Verdad?— digo con la respiración agitada.
—Eso no es asunto tuyo— dice entre dientes.
—No tienes nada que hacer aquí, ¡Vete!— grite con todas mis fuerzas. Eso provoca que un mareo me invada, siento mis piernas flaquear ante esto, mis párpados se vuelven pesados, así que solo los cierro. De repente, mi cuerpo impacta con los cerámicos del lugar. Me desmaye.
***
—¿El dinero es suficiente?— una voz masculina se escucha a lo lejos. Intento ignorarla, mientras comienzo a caminar hacia el maravilloso paisaje frente a mis ojos.
Camino, y camino. Esperando encontrar algo que me dé una pista de donde me encuentro. A pesar del ambiente cálido, este lugar se volvía sombrío en cada paso. A lo lejos puedo ver una sombra, me dirijo a está pero no solo es eso, hay una silueta.
Esa silueta se da vuelta, dejando ver una chica con una bella sonrisa, con el viento que había aparecido de la nada chocando contra su cabello.
—Sa-Sammie— digo en un sollozo ahogado.
Libero las lágrimas que al parecer contenía desde que me encontraba aquí. Camino hacia su lado y quiero decirle que realmente no puedo creer lo que ha sucedido, pero el llanto de un bebé me detiene.
—¿Que fue eso?— digo demasiado confundida como para notar mi tonta pregunta.
—Es preciosa ¿verdad?— ella en sus brazos sostiene a un dulce bebé que apenas había notado.
—Si... Pero ¿quien es?— digo desconcertada. Ella sonríe, esa sonrisa que siempre lograba hacerme feliz, que me aliviaba el corazón, estaba ahí.
—¿Aún no lo has notado?— dice para luego reír angelicalmente.
—No ¿que es lo que debo notar?
—Ella... ella es...
Mis ojos se abren con sorpresa, al ver que me encontraba en una camilla de hospital puedo deducir que solo había sido un sueño.
Ahora, me sentía confundida e intrigada ¿quien era aquella bebe del sueño?
Una voz interrumpe mis pensamientos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro