sesenta y tres
"¿Te quedarás hoy?", me limité a indagar.
"No, iré a casa. No puedo escapar por siempre"
"Pero tu padre...", quise recriminar.
"No te preocupes. Él no va a casa los martes", me interrumpiste.
Tu tono de voz ahora sonaba seguro, y esbozabas una sonrisa que demostraba confianza.
Y creí en ti, porque no tenía razones para dudar.
"Sólo te dejaré ir con una condición"
La condición era que te acompañaría hasta tu casa, y tú accediste.
Luego de un rato, guardaste tus pertenencias y partimos.
Caminamos tomados de la mano, hasta llegar a tu residencia.
Y, con un dulce y prolongado beso, nos despedimos.
Ahora, tenía una pregunta.
¿Cómo podías estar en dos lugares al mismo tiempo?
Digo, tú en tu casa y la esencia de tu ser en mi departamento.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro