sesenta y siete
"P-pero él no te golpeó, ¿cierto?"
Apretaste los ojos, y las lágrimas recorrieron libremente tus mejillas.
Quise limpiarlas, pero me diste un manotazo.
"¡No me toques!"
Me quedé perplejo, sin poder mover ni un músculo.
"El maldito llegó borracho, y muy alterado. Entró a mi habitación, y comenzó a gritarme que se las cobraría todas. ¿Y sabes que hizo?"
Negué con la cabeza.
Quizás porque sabía la respuesta, quizás porque no quería saberla.
Me aterraba.
"Comenzó a tocarme de la manera más asquerosa posible, e incluso me obligó a besarlo. ¿Y sabes qué hice?"
Volví a negar.
"Lo patee en la cara, y cayó al piso. Se desmayó por el golpe en la cabeza, ni siquiera sé si sigue inconsciente. Porque salté por la puta ventana, y corrí al parque. Y aquí me tienes ahora, ¿feliz?"
No podía pronunciar ni una palabra.
Sólo me quedé ahí, como un idiota, mirando cómo llorabas.
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