1. Soledad.
Advertencia: SatoSugu fem, universo alterno. Satoru como Satoji y Suguru como Sunmi.
***
¿El cielo siempre ha sido precioso? Quizá. Estar recostada en un día tan precioso debe de ser considerado un privilegio, poder ver las nubes pasearse lentamente, testigo de las hojas de los árboles danzar en su mirada cansada. El ritmo de los árboles mecerse es a virtud del viento que sopla con delicadeza. Calma pura, paz.
No hay sonido.
Nunca hubo sonido.
Cuando voltea, ella está ahí, viendo el mismo cielo que contempla. Están en el mismo mundo, existiendo de la misma manera, enfrentando futuros inciertos.
Acerca su cabeza a la suya, un movimiento tan delicado que se puede interpretar a dejarla caer a un lado suyo. Suave piel, fría como su caracter, puede reír apenas por el contraste del verano con nula calidez al hacer contacto. Está entretenida observando su cuerpo, decide retirarle el aparato de sonido de su oreja, no lo necesita, está descompuesto debido a la caída, ella también debe de retirárselo ahora que lo piensa, seguro fue por el dolor de cabeza que lo olvidó.
Alguien corre a su lado, lo sabe porque lo vio aproximarse desde que estaba por sus pies. No es tan extraño, llevan pasando corriendo a su lado desde hace rato.
Pega su cabeza a la de Sunmi, su bella Sunmi. Mi sun. Mi sol.
Al volver la mirada al cielo, es opacada por un avión que va en picada, pronto hay un estruendo que hace temblar el piso. Hace más calor que antes, pero su bello sol sigue frío.
Fuego, lenguas ardientes lamiendo su piel. Vuelve su mirada a Sunmi, quien sigue con la vista al cielo, una mirada que está encapsulada. Con pesadez pasa una mano por su rostro hasta hacerla cerrar los ojos.
Descansa en paz, Sunmi, al menos el último momento que has visto es algo tan precioso como el cielo azul, sin esos horribles nubarrones grises que apenas la pueden dejar respirar.
Nuevas personas pasan a su lado, hombres uniformados portando armas, prestando atención a su alrededor sin el alma de poder dejar a un civil en paz. Uno de ellos la enfrenta con la mirada, pero al verla tan aferrada al cuerpo de su amada simplemente la deja ser. Entiende que ese sufrimiento no acabará.
Seguramente uno de ellos ultrajará el cuerpo de su hermosa Sunmi al perecer a su lado, así que hace uso del arma que lleva escondida debajo de su cuerpo para apuntar aquella delicada esfera que hará explotarlo todo y llevarse consigo sus cenizas por el aire.
Sunmi regresará a ese bello cielo al que pertenece y ella será parte de él como cenizas que se mueven a través del viento.
Y antes de aquella explosión, apoya su cabeza contra la suya, aun si duele y desea llorar, detestará vivir sin su bello sol, prefiere ser besada a fuego por el destino, uno donde Satoji ha decidido irse con su hermosa Sunmi antes que enfrentar la soledad producto de la guerra que ahora enfrentan.
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