Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Epílogo

2 años después...

—¡Ahora Jungkook! ¡Puja! Su cabeza se está asomando.

Jungkook escuchaba al doctor Park Sung-Hoon que no tenía idea de lo que le estaba pidiendo. ¿Por qué los alfas no podían ser los que trajeran los hijos al mundo?

—Cariño, lo estás haciendo muy bien ¡sólo puja un poco más!

Apretó la mano de su esposo e hizo un nuevo esfuerzo. Cuando sintió el llanto del cachorro se dejó caer en la camilla, mientras Jin le secaba la frente.

—Es un cachorro. El primero es macho—anunciaba entusiasmado Sung- Hoon.

Jungkook estiró sus brazos para besar la cabeza de su primogénito. Kim Woo-Jung. No tenía mucho más tiempo...Pronto vendría el siguiente...

9 meses antes...

Seokjin comenzó con cuidado a introducir la sonda, bajo la atenta mirada de Hoseok. No era su primera fertilización in vitro, pero sí la más importante. Tres embriones estaban siendo depositados en el cuello uterino de Jungkook, quien permanecía quieto en la camilla.

Habían tomado la decisión de ser padres y este era su segundo intento. El primero lo habían hecho seis meses atrás, pero sin resultados positivos. El omega se culpó por haber estado demasiado ansioso y estresado. Como siempre, Seokjin fue su apoyo fundamental.

Consideraba que no había sido culpa de nadie y que simplemente no era el momento. La naturaleza y diosa luna eran sabios, ya habría una nueva oportunidad. Y aquí estaban ahora. En un nuevo intento.

Cuando terminó el procedimiento, Hoseok se encargó de terminar el protocolo, para que el beta pudiera estar con su marido.

—Todo salió bien Ggukie. Ahora descansa, te llevaremos a recuperación y luego iremos a casa. Hoseok y yo creemos que es mejor que esta vez, tomes dos días y no sólo uno.

Jungkook asintió. La primera vez había dado por hecho que todo saldría bien y sólo había tomado un día de descanso, para volver a su trabajo y estudios. Esta vez, haría las cosas con calma.

—Haré todo lo que mi doctor diga—Jungkook tomó las manos de Seokjin que habían estado acariciando su cabello—presiento que esta vez lo lograremos.

—Yo también, bebé—puso un beso sobre su frente—, pero si no lo logramos, siempre podemos seguir intentándolo o buscar alguna alternativa. Dijimos que no nos cerraríamos a ninguna posibilidad.

—Lo sé—Jungkook sabía que su beta estaba hablando de adopción o donación de esperma de alfa. Y si bien lo habían discutido largamente, y Seokjin le había repetido que no importaba que su hijo no llevara su sangre, para el omega, la alternativa de donación se estaba convirtiendo en la menos atractiva. No. No quería llegar allí aún. Esta vez todo saldría bien.

Quince días después, ambos estaban sentados en la oficina de Jung Hoseok. Ninguno se había atrevido a ir a revisar el examen de sangre. El alfa tenía el resultado en su pantalla y estaba serio. Todavía no miraba a la pareja.

—Hyung...—habló Jungkook con un hilo apenas de voz—está bien. Ya puedes decírnoslo. Estamos preparados. Seokjin y yo decidimos que haremos un tercer intento...en tres meses.

Hoseok no pudo seguir ocultando su sonrisa y miró a la pareja.

—No tienes que intentar nada Jungkook... ¡felicidades! ¡Están embarazados!

La pareja saltó de sus asientos gritando de la emoción y abrazándose. Hoseok se unió de inmediato al abrazo y gritos. Fue tanto el escándalo que la secretaria de Hoseok entró alarmada, seguida de Sung-Hoon.

—¡Doctor Jung! ¡¿qué ocurrió? —la pobre mujer estaba realmente asustada.

—¡Estamos embarazados! —Seokjin continuaba saltando y tocando la inexistente pancita de Jungkook.

—¡OH! Es maravilloso...debo llamar a Sunoo—Sung-Hoon comenzó de inmediato a marcar el número de su compañero para darle la noticia.

Mientras Hoseok ya se lo estaba contando a Yoongi, quien, a su vez, llamaría al resto de la manada.

—Mi Ggukie tendrá a nuestro bebé! No lo puedo creer. ¡Te amo! ¡Te amo! —Seokjin volvió a abrazarlo y besarlo. ¡Tendrían un bebé!

El embarazo de Jungkook transcurrió tranquilo y sin mayores sobresaltos. Al hacerse la primera ecografía descubrieron que eran tres cachorros los que crecían en su vientre. Su alegría fue aún mayor. Ambos médicos sabían exactamente qué hacer y aunque Seokjin exageraba un poco (BASTANTE, en palabras de Jungkook) en los cuidados, los meses pasaban de buena manera. No quisieron saber el primer género de sus bebés, por lo que sería una sorpresa en cuanto nacieran. Simplemente prepararon una lista con muchos nombres disponibles.

—Yeobo, quiero comer bibimbap, ¿aún tienes muchos pacientes? — Jungkook solía usar mucho ahora el lazo con Seokjin. Había limitado su número de pacientes, por lo que tenía más tiempo libre, no así el beta, que en el momento que su omega le hizo saber de su antojo, estaba revisando a un omega con siete meses de embarazo. Suspiró. Suerte que ya estaba bastante entrenado en contestarle a su omega y no distraerse en su trabajo.

—Termino con el señor Gong y estaré listo. ¿puedes aguantar?

—Por supuesto, estoy embarazado, pero no soy un desquiciado omega que si no se le cumple su antojo va a reventar...

Seokjin contuvo las ganas de reír frente a su paciente y para que Kook tampoco lo notara. En los últimos meses, su lindo omega se había puesto más gruñón y había retomado un poco ese carácter un poco agresivo que tenía cuando lo conoció. Estaba encantado con ello. Le gustaba provocarlo y luego abrazarlo, hasta que el omega reclamara por el "excesivo amor". ¡Estaba tan enamorado de su hermoso lobito embarazado!

Así es que en cuanto terminó de atender al señor Gong que apenas se podía mover con los cinco cachorros que pronto verían la luz del mundo, fue hasta la oficina, donde su también muy embarazado omega lo esperaba, apoyado en su escritorio y con los brazos cruzados sobre su abultado vientre y con un adorable puchero en los labios.

—Pensé que ya estabas terminando... ¡fueron casi diez minutos!

—Pensé que habías dicho que eras un omega controlado y...

—Yeobo—lo interrumpió el omega—llévame hasta ese bibimbap o voy a reventar.

Seokjin ahora sí, rio fuerte, lo tomó de la mano y lo llevo a que comiera todo el bibimbap que quisiera.

Todos en la clínica los vieron pasar y estaban tan maravillados de la hermosa pareja que formaban. A igual que Hoseok y Yoongi, siempre estaban juntos, pero eran mucho más demostrativos en público de su amor. Era increíble que ese fuera el mismo doctor Jeon que apenas si miraba al personal de la clínica hace unos años.

💜💜💜💜💜

Jungkook entró a su noveno mes de embarazo en medio de la organización de la celebración de los cumpleaños de los primogénitos de Sung-Hoon y Sunoo, así como los de Tae y Jimin. Los pequeños habían cumplido sus tres años y naturalmente la manada se preparó para celebrar.

Esa tarde, antes de partir a casa de Namjoon, Seokjin puso en el maletero de su auto, los bolsos de Jungkook y de sus pequeños. Sabía que los cachorros podían venir en cualquier momento. Aun cuando el omega le recalcaba que aún faltaba.

Al legar a casa del líder de la manada, la pequeña Yu-Jin corrió a recibir a su tío favorito.

—¡Tío Ggukie! ¡Tío Ggukie!, ¡Haz la magia!, ¡Haz la magia! —la pequeña cachorra corría con sus brazos extendidos hacia Jungkook, quien ya no se podía agachar para abrazarla.

—Yu-Jin, ten cuidado con tu tío Jungkook. Recuerda que en su pancita están tus tres primos o primas—Sunoo había ido corriendo detrás de su pequeña, temiendo que pudiera botar a su amigo.

—No te preocupes, estoy bien—le dio un abrazo al omega, quien había dado a luz hacía seis meses, dos nuevos hermosos cachorros—. Ven aquí princesa, vamos a hacer la magia.

La magia en realidad era sentar a todos los cachorros de la manada y Jungkook en medio de ellos. Entonces aparecía El Sanador. Jungkook brillaba externamente, mientras su omega se conectaba con cada uno de los pequeños lobeznos, para limpiarlos de pesadillas, miedos infantiles y alguna que otra dolencia, producto de caídas y juegos bruscos. Para los pequeños era una experiencia única y especialmente para Yu-Jin, quien tenía una conexión muy especial con su tío favorito. Mientras, los adultos miraban todavía con asombro, aquella experiencia sobrenatural, que tan sabiamente diosa luna había otorgado a Jungkook.

Mas tarde, el omega estaba en la cocina ayudando a Namjoon, Jimin y Tae con las bebidas y platos, cuando lo sintió.

—¡Oh! —fue todo lo que alcanzó a decir, para que los tres amigos se dieran vuelta a mirarlo—¡Rompí fuente, busquen a Seokjin!

Los tres amigos entraron en pánico y salieron de la cocina gritando y llamando con su lazo al beta, que estaba contando chistes viejos al resto del grupo. Cuando los sintió y sintió el propio enlace con Jungkook, tragó saliva y fue corriendo hacia lo cocina, donde el omega se había quedado paralizado.

—Tranquilo bebé. Todo está bien. Tenemos tiempo—. En realidad, Seokjin tenía pánico que su Jungkook repitiera la historia de Sunoo que había tenido sus primeros cachorros en casa. La única ventaja era, que su Ggukie, sabía que debía mantener la calma y practicar algunos ejercicios que le ayudarían a retener un poco más a los cachorros.

Tomó a Jungkook entre sus brazos y se apresuró con él hasta el auto. Sung-hoon subió con él, pues sería el encargado del parto.

El cumpleaños finalizó bruscamente y todos siguieron a Seokjin hasta la clínica.

Tiempo Presente

—¡Ahora amor!, ¡Puja!, sólo falta uno....

Jungkook sentía que no sólo estaba pariendo a sus hijos, sino que todos sus órganos, su alma y quien sabe que más. Ahora entendía a sus pacientes y se lamentaba de no haber sido del todo comprensivos con ellos. Traer cachorros al mundo era una gran tarea.

Hizo el último esfuerzo y ahí estaba el pequeño Jung-hyun gritando su llanto en medio de la sala de parto. No tanto como su hermana Ye-Jin, que había nacido hacía tres minutos. Sung-Hoon cortó el cordón umbilical y se lo pasó a Jungkook para que también lo besara.

—Felicidades queridos padres, han hecho un gran trabajo—Sung-Hoon miraba con cariño a la feliz pareja, que a pesar del cansancio brillaban de felicidad.

Seokjin besó a Jungkook y luego fue a examinarlo. Todo estaba bien. El canal de parto comenzaba a contraerse y no había ninguna lesión o algo fuera de lugar.

—Gracias amigo, por traer sanos y salvos a mis cachorros.

—Bueno, sólo te estoy devolviendo la mano. Siempre has cuidado muy bien de mi Sunoo. Ahora los voy a dejar solos. Pronto vendrán a buscar a Jungkook y tú puedes ir a ver a tus cachorros.

Seokjin se acercó a Jungkook. La emoción brotaba por todas partes. Ahora eran padres. Dos preciosos lobitos y una encantadora lobita.

—Ahora descansa. Vendrán por ti y yo iré a asegurarme que nuestros hijos estén bien cuidados. No sabes cuan feliz me has hecho Ggukie. Te amo y estoy muy orgulloso de ti.

Jungkook no podía hablar por lo cansado que estaba. Sólo asintió a las palabras de su beta y cerró un rato los ojos. También la emoción bullía en él. Su omega estaba corriendo, olisqueando y buscando a sus crías. Se conecto con él, para tranquilizarlo y asegurarse que su beta cuidaría de ellos.

Mas tarde ya en su cuarto, tenía tres cunitas al lado de su cama y un gran sofá cama, donde se quedaría Seokjin. Habían habilitado una pieza especial para ellos, regalías por ser socios de la clínica. El beta no quería separarse de su omega ni de sus cachorros.

Los tres pequeños dormían, luego de haberse saciado con leche de su papá, que había terminado un poco agotado luego de amamantarlos.

Pero Jungkook, con lo organizado y racional que era, había establecido un horario para ir rotando a los cachorros.

Seokjin se subió a la cama extragrande donde estaba su Jungkook y se acostó a su lado. Necesitaba olerlo, sentirlo cerca. Sabía que tenía poco tiempo, porque afuera tanto familia como amigos esperaban para entrar y saludarlos. Los entendía y apreciaba su amor, pero él también quería tiempo a solas con su omega.

—Pronto entrarán todos como un torbellino, pero necesitaba decirte cuan feliz me has hecho estos tres años. Nada que haya pasado antes en mi vida se compara a la felicidad de haberte conocido y amarte y mejor aun que tu me ames. Gracias Jeon Jungkook por darme tanto amor y tantas alegrías...

—Yeobo..., me vas a hacer llorar... ¿sabes que yo también soy el hombre y el omega más feliz del mundo? ¿lo sabes? A veces creo que no te das cuenta de lo que tu significaste en mi vida. Todo cambió Seokjin, todo. Y fuiste tú irrumpiendo aun cuando yo puse tantos obstáculos. Estos tres años he vivido en constante felicidad por ti. Es cierto, tengo a mi familia y a nuestros amigos. Pero nada de eso importaría si tú no estuvieras aquí. Si no fueras mi esposo. Para mí, tú eres el verdadero Sanador. Tú eres quien lamió mis heridas y me sanó. Y estos tres maravillosos hijos son el principio de una nueva etapa, que vamos a vivir. Juntos.

Seokjin lloraba mientras Jungkook le hablaba. A su omega no le gustaban las palabras cursis, por eso sabía que todo lo que decía era sincero. Era primera vez que lo dejaba sin saber que decir. Por eso lo besó. Porque un beso podía decir mucho más que cualquier cosa que hubiese podido responder.

Jungkook se abrió de inmediato al beso, aferrándose al cuerpo de su beta. Y era verdad. Seokjin había sido su Sanador. El hombre y beta que lo suavizó, que lo hizo quererse y que le enseño a amar.

Ahora tenían tres preciosas criaturas de quienes preocuparse. Jungkook se aseguraría de darles y demostrarles todo el amor que tenía por ellos. Se aseguraría de que sus hijos aprendieran a mostrar su sentimientos. A crecer en un ambiente lleno de amor. Habría tropiezos en el camino, estaba seguro de aquello, porque la vida no era perfecta, pero con Seokjin a su lado, todo podría superarse.

Seokjin se levantó de la cama, volvió a besarlo y luego besó a sus tres pequeños.

—Gracias Jungkook. Gracias por haberme dado todo que siempre soñé. Vamos a ser felices para siempre.

Besó a su omega, abrió la puerta y una avalancha de amigos, familia y manada entró. Todos queriendo conocer a los nuevos integrantes de aquella hermosa familia.

Seokjin y Jungkook se quedaron tomados de la mano, mientras sus amigos miraban a los pequeños lobeznos y a la pequeña cachorra, mirándose entre ellos. Su lazo brillaba, su amor se expandía. Todo dolor, toda soledad estaba al fin sanada.

Fin.

Sin duda de todas las historias que he escrito, esta es mi favorita...(Diciembre 2024)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro