Capítulo Veintidós (Final 1ra. Parte)
Jungkook manejaba tranquilo, mientras tarareaba una canción estúpidamente romántica proveniente de la playlist que tan amablemente Tae había compartido con él. Mientras lo hacía, no podía dejar de sonreír, al ver como su anillo de compromiso brillaba en su dedo.
Naturalmente, luego de que toda la manada, los amigos de Kook, los padres de Jin y su tía Yerin se enteraron de la boda, se desató la locura. Ésta última había insistido en que debían ir a visitarla, para darles "su bendición". Seokjin, con lo formal que se había puesto últimamente según Jungkook, había accedido de inmediato. Después de todo debía pedir la mano de su omega como la tradición indicaba.
Cuando llegaron al portón de la entrada al campo de sus tíos, todo era diferente a como había sido un año atrás. Estaba sembrado, una parte inundada con los campos de arroz y otra con diversas hortalizas que pronto podrían ser cosechadas. Sus tíos convertidos ahora en prósperos empresarios agrícolas estaban orgullosos de lo que habían conseguido. Y Jungkook también se sentía feliz por ellos. Se habían convertido en sus padres y el cariño que le daban, compensaba toda una niñez lejos del amor de sus madres adoptivas.
Al llegar, sus tíos y otros trabajadores que habían tenido que contratar, los saludaron con alegría. La casa también estaba arreglada y ampliada.
—Me alegro tanto que hayan llegado—Yerin abrazaba y besaba a su sobrino. Miró su mano y no pudo dejar de exclamar un ¡Wow! de asombro—¡Es hermoso Ggukie! —luego miró a Seokjin—.Me alegro tanto por los dos. Es muy bonito que hayas hecho esto, pero pasen, la comida está lista.
La mesa estaba llena de comida deliciosa. Su tío tenía varios hermanos y hermanas a quienes había podido dar trabajo dándoles una mejor calidad de vida. Todos habían acogido a Jungkook y Seokjin con mucho cariño y agradecimiento. Brindaron por los futuros esposos y en ese momento, Seokjin se puso de pie, para realizar formalmente la petición de la mano de su Jungkook.
—Tía Yerin, tío Sang Min, estamos muy felices de poder compartir esta alegría con ustedes y con el resto de nuestra familia. Y a pesar de que Jungkook ya tiene un anillo de compromiso en su dedo, quisiera pedirles formalmente su bendición para nuestra unión. Quiero pedir a Jungkook en matrimonio. Me comprometo a cuidarlo y amarlo por el resto de mi vida y las que puedan venir. Él es todo para mí y hacerlo mi esposo sería un gran honor.
Las tías de Jungkook lloraban sin parar. Yerin se puso de pie y abrazó a Seokjin.
—Sé que mi Jungkook no podría estar en mejores manos. Y sé que mi hermano estaría feliz de saber que su hijo es tan amado. Tal como él esperó que fuera.
—Estoy seguro que papá lo sabe—intervino Jungkook que también estaba llorando. Demasiadas emociones acumuladas—.Él está bien ahora. Puedo sentirlo en mi corazón.
—¡Entonces brindemos por los novios! —gritó el tío Sang Min, provocando la alegría de todos.
Fue un largo día de festejos, recuerdos y buenos deseos. Seokjin y Jungkook pasaron la noche en la casa que estaban construyendo para ellos y la manada. Pronto estaría lista. El beta sentía que había cumplido con su deber al pedir formalmente en matrimonio a Jungkook. Apenas si podía creerlo. Parecía que había sido ayer cuando había visto por primera vez a JungKook.
—No pienses tanto y duerme—la voz ronca de su omega lo sacó de aquel recuerdo.
—Ggukie... —el omega abrió los ojos, y se encontró con los de Jin—Sólo quería decirte, gracias por haberme dado una oportunidad...aquel día cuando dijiste esas palabras no tienes idea lo que significaron para mí.
Jungkook se enderezó y pudo ver que la emoción del beta, era real. Sus ojos brillaban por lágrimas acumuladas.
—Creo que hoy bebiste mucho vino y por eso estas tan sentimental..., pero no tienes que darme las gracias. Sabes que soy yo el que siempre esta agradecido de que me haya soportado tantas idioteces.
—Pero podrías haber seguido negándote...
—Sabía que eras sincero Seokjin. Eres demasiado transparente y abierto con tus sentimientos y yo decidí en ese momento que iba a confiar. Y no me equivoqué. Estamos aquí en el que será nuestro segundo hogar, a meses de casarnos y con un lazo irreal...
—Te amo, JungKook
—Yo también te amo... ¿Y ya que estamos despiertos...porque no te quitas ese pijama sexy y me haces el amor?
Seokjin no tardo ni treinta segundos en despojarse de su ropa. Beso a su bonito omega y se perdió en su hermoso cuerpo.
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Dos meses después...
—¡Tu madre está loca! —Jungkook gritaba a Seokjin, mientras se paseaba por la sala de su casa y el beta sólo mordía su labio, porque no quería pensar con que idea había salido su madre ahora. Desde que supo de la boda, simplemente había enloquecido y de paso estaba volviendo loco a Jungkook—¡Le dije que no vestiría de blanco! ¡No soy una jodida novia! Enloqueció porque le dije que no había escogido el smoking blanco, sino el negro como el tuyo. ¡Falta una semana para la boda e insiste que debería cambiarlo! Se que es tu madre, pero te juro que voy...
Seokjin lo abrazó y besó su cuello. La vena de su yugular estaba hinchada. Su madre realmente estaba volviéndolo loco y ya era suficiente. Tendría que hablar con ella. Ambos habían cedido en dejar que "ayudara" en organizar detalles del matrimonio. Aun cuando ellos habían contratado los servicios de un organizador profesional. Un omega que también estaba a un paso de matarla.
—No le hagas caso, ya sabes que mamá está pegada en el siglo pasado. Llena de sus tontas creencias y costumbres. Sabe que nada puede hacer al respecto. Hablaré con papá para que la calme—. Seokjin odiaba usar a su padre, pero era el único que podía controlarla y tampoco él tenía ganas de enfrentarla.
—Lo siento por alterarme así, pero Kai ya me vuelve loco, tengo dos pacientes cuyos cachorros tienen al parecer la gran idea de nacer el día de la boda y ahora tu madre con la absurda idea que me case de blanco. ¿Acaso no sabe que no soy un puto omega virgen? ¡perdí mi virginidad a los veinte! ¡Y tú y yo hemos jodido casi todos los días desde que estamos juntos!
Seokjin no sabía si reír o llorar. Su Jungkook era tan correcto que jamás usaba las palabras "joder" , "puto" o similares. Realmente estaba enfadado.
—Ya, bebé. No necesitamos cambiar nada. Deja a mamá con sus delirios. Y sabes que esos cachorros serán bien atendidos por el doctor Lee. No hay nada de qué preocuparse. Sólo concentrémonos en Kai, que también me vuelve un poco loco.
Efectivamente en ese instante el móvil de Jungkook sonó. Miró la pantalla y puso los ojos en blanco. Era Kai.
—Hola Kai-ssi, te estamos escuchando—Jungkook puso su teléfono en altavoz.
—Chicos, grandes noticias. Tengo en mis manos los documentos que acreditan a Park Namjoon como oficiante de matrimonio. El ayuntamiento al fin lo aprobó.
Bueno esa era una gran noticia. Le habían pedido al líder de la manada oficiar su matrimonio, pero debía acreditarse legalmente y al fin se había conseguido.
—Es grandioso Kai-ssi. Creo que ese era el último detalle que faltaba, para tener una boda perfecta.
—¡Estás loco, Seokjin-ssi! ¡Todavía tengo que resolver un montón de detalles, pero ustedes no se preocupen! Todo estará listo. Sólo... mantén a tu madre lejos de mí.
Jungkook no pudo evitar sonreír y el pobre Seokjin suspiró. Era urgente llamar a su padre. Luego de terminar la llamada con su organizador, Seokjin fue a su dormitorio a llamarlo. Jungkook prefirió no intervenir y salió al patio trasero. Ahí se sentó en el columpio y miró la luna.
Como lobo, siempre ésta ejercía una enorme influencia sobre él. Hoy estaba en su etapa Crescente y su omega se sentía lleno de energía. Miró a su alrededor. Le gustaba la casa. Cuando había ido a vivir allí, poco a poco la fue llenando con sus detalles y Seokjin lo dejó hacer. La habían hecho su hogar y sería estupenda para criar a los cachorros. La luz de luna caía sobre el patio. Había una suave brisa de primavera y Jungkook no pudo evitar recordar aquella noche de invierno en que había llegado a la puerta de esa casa, luego de enterarse acerca de la verdad de su nacimiento. Él y Seokjin habían discutido y no estaba seguro si el beta lo recibiría. Todo esos recuerdos le parecían tan lejanos, aunque en realidad no había pasado tanto tiempo. Sin embargo, el omega siente que es una persona diferente. Que la calma que tiene ahora es gracias en gran parte, a los cuidados y amor que le brindó el beta. Que esa noche lo escuchó, lo acogió. Lo hizo sentir amado.
—Creo que al fin mi madre comprendió que "ayudar" no significa "haré la boda a mi gusto"—. La voz de Seokjin lo sacó de sus recuerdos y pensamientos—. Lo siento, creo que interrumpí tu meditación. Sólo quería que supieras que ella no molestará más. Dijo que no quería disgustarte, que eras encantador y bla bla bla.
—Ven acá—. Jungkook palmeó el lugar vació en el sillón columpio—. Está bien. Antes, no debí enfadarme tanto. Estoy un poco estresado, pero supongo que es normal. Es nuestra boda.
Seokjin se acomodó al lado del omega e inmediatamente tomó sus manos para besarlas—. Quiero que disfrutes esto, no que sufras—. Jungkook sonrió.
—No estoy sufriendo. Al contrario, estoy feliz de casarme contigo y tener a nuestras familias y amigos. Prometo que voy a relajarme un poco más. En realidad, es una tontería enfadarse porque tu madre quiere flores blancas en vez de lilas o un traje virginal, en vez de uno varonil y sutil a la vez. Está bien. Todo este momento, es pura felicidad y así es como voy a vivirlo.
—Me alegra escucharte. ¿Estabas meditando en eso, cuando te interrumpí?
—Tu no me interrumpes...no seas bobo. Recuerdo cuando entrabas a mi oficina sin siquiera golpear y no te importaba que te disparara rayos por los ojos.
—Ah...Ggukie, te lo he dicho un millón de veces, no me iba a dar por vencido...
—Lo sé y siempre te voy a decir gracias por eso..., en realidad pensaba en aquella noche cuando llegué a tu casa buscándote, cuando supe lo de mis madres. Estaba en la puerta, mientras la nieve caía y ni siquiera parecía sentir frío. Recién me di cuenta cuando me diste tu clave y entré al calor de esta casa. Tú casa en ese momento. Y que ahora es nuestra casa y nuestro hogar. No ha pasado tanto tiempo y en realidad es como sentirse parte de este lugar...desde siempre.
—Quiero besarte...—Seokjin estaba conmovido de verdad por lo que su omega sentía. Había comprado esa casa, pensando en formar algún día un hogar. Por mucho tiempo había estado casi vacía, con algunos muebles básicos, pero cuando Jungkook se vino a vivir con él, no sólo había llenado los espacios físicos, sino también le había dado vida con los pequeños detalles: una planta por ahí, unas velas, luces suaves...y su aroma, el aroma de su omega que inundaba cada espacio. Ese mismo aroma que ahora lo envolvía en el abrazo y beso que compartían en ese lugar que ahora llamaban hogar.
💜💜💜💜💜
Unas semanas después, Seokjin se miraba al espejo, mientras era observado por Sung-Hoon y Jimin. El smoking se ajustaba tan bien a sus hombros anchos que ambos alfas no podían dejar de admirarlo.
—¡Cuanta envidia tengo de tu cuerpo hyung!, te queda perfecto. Jungkook se desmayará cuando llegue al altar.
—¡No exageres Jimin! Estoy seguro de que él también se verá hermoso. Tengo tanta ansiedad ahora mismo. Me miro al espejo y no puedo creer que faltan sólo tres días. ¡Tres días!
—Es lindo verte tan entusiasmado y feliz. No es que vaya a cambiar mucho...llevan más de un año viviendo juntos...
—Lo sé, Sung-Hoon. Probablemente para el resto nada debería ser diferente. Pero para mí, significa todo. Es como cuando ustedes, los alfas, marcan a su omega. Es un sentido de pertenencia diferente y mutuo. Respeto a los omegas. Sé que son autónomos y no necesitan depender de un alfa o un beta para vivir, pero..., me gusta saber que luego del matrimonio, habrá algo especial que nos unirá...los votos, un anillo..., las palabras de Namjoon...Jungkook es mi omega...y yo soy su beta, es especial...—Seokjin bajó la vista y mordió su labio. Tal vez sus amigos no podían llegar a entenderlo. Después de todo, para ellos era distinto. Eran alfas.
—Lo entiendo Seokjin. Namjoon dice que nuestros lazos son un reflejo de amor y no de sometimiento. Nuestros ancestros lo malinterpretaron y sometieron a maltratos y humillaciones a los omegas, pero hemos aprendido con el tiempo el valor de nuestros compañeros. Nuestro segundo género no puede determinar nuestras acciones ni la forma como amamos. Y ustedes son un precioso ejemplo. Y este acto público, tu matrimonio es el equivalente a nuestra marca. Simplemente una muestra de amor puro, de dos almas que se pertenecen la una a la otra.
Seokjin estaba de acuerdo con Sung-Hoon. Su lazo existía. Sus pensamientos iban y venían del uno al otro. Su hilo dorado estaba más firme que nunca. Brillaba cada vez que unían sus cuerpos. Y este matrimonio sería la culminación de esa unión.
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