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Capítulo Uno

Jungkook estaba decidido. Ya se había dado cuenta que Sung Hoon lo seguía evitando. Aun cuando literalmente trabajaban uno al lado del otro, el alfa se las había ingeniado para no encontrarse con él, en toda la semana. No lograba entenderlo. Si bien, en el último celo del omega que habían compartido, Sung Hoon le había dejado claro que entre ellos no había nada más... Jungkook estaba obsesionado con hacerlo cambiar de opinión. Sabía que era una relación no formal, pero estaba empeñado en convertirla en algo más. Y ahora lo evitaba. Pero estaba convencido que debía seguir intentándolo y continuar con su plan de conquista. Así es que aprovechando que el alfa estaba en la oficina del doctor Jung, el director de la Clínica Hope, fue a instalarse a la de Sung Hoon, aun cuando su secretaria había tratado de evitarlo.

El alfa al entrar en su oficina y ver al omega, suspiró. Era hora de terminar. Al parecer no había entendido su plan de evasión.

—¿Quieres ir a beber algo hoy?, hay un nuevo bar en Itaewon y me gustaría conocerlo—Jungkook preguntó despreocupadamente, haciendo caso omiso al cambio en el aroma del alfa, que denotaba su incomodidad por encontrarlo ahí.

—Lo siento Jungkook, pero no estoy de humor. Tengo varios pacientes hoy y luego quiero ir a correr un rato. ¿Por qué no invitas a alguien más? Tienes tantos amigos de la universidad...

Eso era cierto. Jungkook tenía una vida social bastante amplia. Amigos que había forjado a través de los años, al relacionarse con las mejores
familias de la sociedad coreana. Todos tenían en común algo: sus padres bullían en dinero. Pero él no quería ir con sus amigos...quería ir con el alfa. Como estaba dispuesto a todo, ofreció incluso algo que odiaba hacer...

—Puedo acompañarte a correr si quieres..., no es mi especialidad, pero...

—Sabes que me gusta hacer eso solo...escucha Jungkook, creí que la última vez había quedado claro que entre nosotros no hay nada.

Agradezco tu compañía en mi celo, y espero haberte ayudado de buena manera con el tuyo, pero no quiero seguir haciendo eso...

—¿Y qué harás? ¿Te llenarás de supresores como antes? A mí no me importa compartir nuestros celos, no es que me esté enamorando o algo..., sólo quiero que disfrutemos un rato de la compañía del otro—. Esa era la mentira del siglo, pero el omega no estaba dispuesto a perderlo, no ahora, que sentía que al fin había encontrado a su compañero definitivo.

—No sé qué haré. Pero hoy no quiero salir. Tengo mucho trabajo y quiero ir a correr y luego tengo que estudiar. Lo lamento.

Jungkook comprendió que nada lograría. No quería presionarlo demasiado. No conocía exactamente la historia de Sung Hoon, pues éste jamás le hablaba de su vida pasada o actual. Se limitaban a follar y ya.

Tal vez tendría que ir a paso más lento de lo que ya iba, si quería conquistar al alfa del cual estaba enamorado.

—Está bien. Lo entiendo. No voy a presionarte. Pero piénsalo. No tienes pareja, yo tampoco, es mejor pasar nuestros celos juntos. Ya te dije, sólo te ofrezco amistad desinteresada y desahogo sexual. Ambos somos adultos y podemos manejarlo.

Esa era otra mentira que se decía más a sí mismo, pero no quería cerrar la posibilidad de que el alfa cambiara de opinión.

—Te lo agradezco Jungkook, pero deberías intentar salir con otras personas y conocer a alguien que en verdad quiera establecer una relación contigo.

Jungkook no dijo una sola palabra. Como siempre, sus emociones estaban controladas. No mostró ni decepción o tristeza. En realidad, era difícil para él, mostrarlas. Consideraba que eso era una ventaja. Ir mostrando el corazón por todas partes, como hacía la mayoría de los omegas empalagosos que conocía, no era de su gusto.

Al salir, se encontró justamente con un omega que en cierta forma rompía esos cánones. Min Yoongi, el psicólogo de la clínica y compañero del director. Era amable, pero no andaba todo el día pegado a su alfa o derramando sonrisas por todas partes. Le agradaba, pero no suficiente como para ir más allá de un protocolar saludo.

—Doctor Jeon, buenas tardes—. Yoongi lo saludó amablemente, mientras lo observaba. Se había dado cuenta de dónde venía saliendo. Era un secreto a voces en la clínica que el doctor Park y el doctor Jeon se acostaban.

—Buenas tardes Yoongi-Nim—Jungkook saludó formalmente, esperando que el omega estuviera en el piso para ir a ver a su compañero y no entablar conversación.

Yoongi había entrevistado a Jungkook cuando Hoseok lo trajo. Su compañero estaba obsesionado con el joven recién titulado de Medicina, pues había sido el mejor alumno de su generación y de la especialidad, por lo que veía en él, un gran potencial. En esa entrevista descubrió varias cosas: efectivamente Jeon Jungkook era brillante y talentoso en su profesión, pero carecía absolutamente de habilidades sociales. No solo era su falta de empatía, sino su casi nula capacidad de sociabilizar con su interlocutor. Durante la entrevista, había levantado barreras de protección que Yoongi no sabía exactamente que trataban de ocultar.

Por su experiencia podía intuir que había dolor en el omega, pero no supo el porqué. Sin embargo, eso no lo inhabilitaba para ser un buen doctor. Y así era. A pesar de su temperamento frío y apático, funcionaba con sus pacientes.

De todas formas, Yoongi, había intentado todo este tiempo acercarse a Jungkook para conocerlo y tal vez ayudarlo a superar lo que sea que lo tenía tan protegido. Pero hasta ahora no lo había conseguido.

—Ya te he dicho que me llames Hyung, Jungkook—. Yoongi pensaba que si dejaba de lado las formalidades, podría llegar más fácilmente al omega, aun cuando podía notar su incomodidad al llamarlo por su nombre y no por su título profesional— ¿Por qué no vamos mañana a almorzar juntos?, así me cuentas un poco como te has sentido estos últimos meses en la clínica. ¿Creo que ya estás más aclimatado?

Eso era justamente lo que el omega quería evitar. Él no estaba interesado en ser amigo con Yoongi. No estaba interesado en llamarlo Hyung. Tampoco quería relacionarse íntimamente con nadie en la clínica. Excepto claro Sung Hoo. Ya tenía su grupo de amistades fuera y no necesitaba más. Así que rápidamente se inventó una excusa que no ofendiera al psicólogo, después de todo era el compañero de su jefe.

—Gracias, pero debo ocuparme de algunos asuntos personales mañana. Lo siento, ya lo tenía programado.

Yoongi no se sorprendió. No era la primera vez, que recibía un sutil rechazo de parte del doctor Jeon. No insistió más, se despidió y fue a la oficina de su compañero.

Jungkook sintió alivio que Min no insistiera. Miró la hora. Tenía todavía una hora para almorzar, antes de su próximo paciente, así es que bajó a la cafetería de la clínica a comer algo rápido. Mientras esperaba el sándwich rápido que había pedido, miró sus mensajes. Dos de su madre alfa, recordándole que debía llamar a Im Na-yeon, la hija del senador que esperaba convertirse en el próximo presidente, por su cumpleaños.

Apenas había tratado con ella un par de veces, pero se obligó a marcar su número. Era irónico que su madre le recordara el cumpleaños de alguien que apenas conociera, mientras que para el de suyo, ni siquiera lo llamara.

Esa era su vida y cada día que pasaba parecía que su soledad se hacía más intensa. Sólo la presencia de Sung-Hoon en ella, había traído una cierta calidez que antes no había conocido y que era agradable de experimentar. Aun así, llegó al término de la semana, sin volver a encontrarse con el alfa y tampoco quiso presionarlo con su presencia auto impuesta.

Seokjin estaba agotado. Miró a su amigo y éste se veía igual. Hacer un doctorado, después de trabajar todo el día apestaba, pero al fin y al cabo valía la pena. Y al menos era viernes. Y al día siguiente no tendrían clases.

—Es viernes y es temprano. ¿Por qué no vamos por unas botellas de soju? —. Seokjin estaba seguro de que algunos grados de alcohol a su cuerpo le vendrían bien, para relajar la mente y el cuerpo.

—Sabes que no puedo, debo ir con los Lee—. Aunque Seokjin sabía que esa sería la respuesta de Sung Hoon, tenía esperanzas que al menos, por este viernes dejara de visitar a los padres de su omega destinado fallecido hacía tanto tiempo.

—Sung Hoon, ¿no deberías darte un poco de tiempo para ti? Creo que ellos podrán sobrevivir un viernes sin ti.

—Lo sé..., pero ya sabes...este sentimiento de culpa es inevitable. No tienen a nadie más. No puedo. Lo siento. Sé que soy un pésimo amigo. Ya te dije...debiste haberme abandonado el primer día de clases de este doctorado...

El beta soltó una carcajada. Se habían conocido el primer día de clases y su amistad surgió de inmediato. Ambos tenían personalidades y gustos similares. Habían estudiado en universidades distintas, pero el amor por la carrera y la especialización en fertilización asistida los había unido. Y pronto crearon un vínculo de confianza. Seokjin sabía, que era una de las pocas personas que conocían la historia de su amigo y la muerte tan temprana de su pareja destinada.

—Oye...no es para tanto. Puedo aceptar un no. Lo que me preocupa es que no tengas casi nada de vida social. Tú mismo has dicho que hasta tu hermano y tus madres te lo dicen...

—Lo sé...en fin...tú deberías buscar tal vez un omega o beta dispuestos a acompañarte a tomar ese trago y algo más.

Seokjin ahora sonrió con amargura. Había pasado más de un año, desde que no estaba en una relación. Y por la forma que había terminado, francamente estaba aterrado de siquiera intentar una. A pesar de que sabía que tenía gran arrastre entre los omegas y betas sin compromiso de la universidad, parecía que ninguno estaba dispuesto a una relación a largo plazo. Además, tenía un problema todavía peor. Era terriblemente selectivo. No sólo era que le gustaran los hombres, sino que por, sobre todo, le gustaban los omegas. Había algo en su aroma, en su aurea, que los hacía mucho más atractivo que un beta como él. Y no pensar en un alfa, pues no era precisamente un hombre que se dejara dominar, menos aún en la cama.

—Yo podría decirte lo mismo..., ¿no estabas saliendo con uno de tus colegas de la clínica?

—En realidad he intentado terminar mi relación con Jungkook. Bueno, no es una relación. Hace unos días rechacé su insistencia para salir..., pero es un omega terco. No es justo que sólo esté con él para compartir los celos y salir de vez en cuando. No estoy enamorado de él y francamente no creo que eso ocurra nunca. Es un omega precioso, educado, pero...somos tan diferentes. Jungkook no tiene empatía y su frialdad para tratar a sus pacientes y al resto del personal de la clínica va contra mi forma de ser y pensar..., además, su familia es adinerada y él le gusta presumir eso.

A Seokjin no le sorprendió escuchar eso de su amigo. Ya le había hablado del tal Jungkook y sabía que la relación no daba para más. Sung Hoon era un alfa que derrochaba simpatía y amabilidad a todos los que le rodeaban, con un buen grupo de amigos y con la fama que sus pacientes lo adoraban por su cercanía y carisma. No quiso insistir y se
despidió de él, para ir a su departamento. Tal vez tendría que beber solo por esta vez.

Sin embargo, antes de siquiera poner la clave para entrar a su casa, el sonido de su celular lo hizo detenerse. Al ver la pantalla, resopló. No tenía ningún interés realmente en hablar con su mamá. La amaba y era una mujer maravillosa y excelente compañera para su padre, pero cada vez que alguno de ellos lo llamaba, volvía a sentirse como un niño de cinco años.

Como el teléfono seguía sonando, no tuvo más remedio que contestar.

—Mamá, aun ni siquiera pongo un pie en el departamento...

—Seokjin...sólo quería asegurarme que llegaras a salvo.

El beta rodó los ojos. Todos los días su madre llamaba para controlar su llegada a casa. Según ella, era su instinto y su gran amor..., para Seokjin, simplemente la necesidad inagotable que tenían sus padres de controlar cada aspecto de su vida. Y era ridículo considerando que él, ya tenía treinta y un año. A pesar de eso, seguía respondiendo sus llamadas, pues en el fondo los entendía. Era su único hijo y desde pequeño lo habían sobreprotegido. Aun así, no dejaba de sentirse a veces, ahogado en medio de ese control.

Luego de asegurarle a su madre omega, que había llegado a casa completo y que pronto iría a la cama, ésta al fin se despidió. Sin embargo, no fue la cama donde se dirigió. Estaba inquieto. No podía negar que se sentía abrumado por su soledad. Su anhelo de un compañero con quien compartir sus días se acrecentaba. Tal vez era un romántico y soñador. Tal vez sólo debería ir a un bar y enganchar con el primer beta u omega dispuesto. Pero Seokjin no era de relaciones ocasionales. Le gustaba la estabilidad.

La imagen de Lee Soo Hyun vino a su cabeza. Ese omega realmente se había metido en su corazón. Habían estado juntos seis meses y cuando al fin pensaba que podría proyectarse, el omega decidió irse con un alfa.

¿Cuánto realmente había conocido a Soo Hyun? Después de un año de haberse separado, podía concluir que no mucho. Y hasta lo podía comprender. La mayoría de los omegas buscaba un alfa fuerte y protector. Uno que le diera un nudo e hijos. Que lo marcara. Y él, sólo era un beta. Es cierto, su lobo no era tan poderoso como el de un alfa y no tenía aroma, pero, aun así, él era fuerte. Tenía una estupenda profesión, una buena posición y era bastante guapo. Pero al parecer, no era suficiente.

Estaba a punto de hacer lo que le había prometido a su madre, cuando la llamada de su amigo Yoo Seungho lo sacó de sus pensamientos. Era con el único que compartía en su trabajo.

—¡Hey Jin! Apuesto que estás en casa lamentando tu soledad—Parecía que su amigo había leído sus pensamientos a través del celular...

—Algo así... ¿Dónde estás?, apenas te escucho...

—¿En un bar, por qué no vienes hasta acá? El ambiente está increíble y está lleno de omegas...

Seokjin lo pensó un momento. Tal vez debía ir y olvidar todos esos tontos pensamientos acerca de un compañero de por vida y eso de formar un hogar...y simplemente ir y salir y follar por una noche...

—Envíame la dirección y estaré ahí—. Era hora de dejar sus ideas románticas e intentar vivir un poco.

◻◻◻◻◻

Jungkook tiró las llaves del auto sobre el sofá y fue directo a su pequeño bar. Necesitaba algo fuerte.

Sung Hoon continuaba siendo un misterio para él. Intuía que algo había en su pasado que no le había contado. Cuando le había tocado el tema de las parejas destinadas, el alfa había eludido el tema. Y no es que para el omega fuera un tema trascendente. Sabía que menos del cinco por ciento de la población, encontraba a la que se suponía era su pareja destinada. El mismo había renunciado a esa posibilidad hace mucho tiempo y en realidad no le importaba. Ni siquiera estaba seguro que tal cosa existiera. Había encontrado al doctor Park cuando llego a la clínica Hope y se dio cuenta que probablemente había encontrado al amor de su vida. Y si bien al principio, había aceptado el tener una relación casual, ahora aspiraba a una más concreta.

Antes de llevarse el vaso de whisky a la boca, un mensaje de texto de su amigo Beomgyu, lo detuvo. Sabía que, si no contestaba, insistiría. Así es que simplemente contestó con un simple: "Estaré ahí en media hora".

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