Capítulo Siete
Seokjin se había convertido en un acosador. Lo sabía, pero no sentía ni un poco de remordimiento. Era en estas circunstancias cuando daba gracias a diosa luna al universo o cualquier divinidad que los gobernara, el no tener aroma y ser un simple beta. Así, Jungkook no podía olerlo cuando lo merodeaba. Es que el omega realmente se había vuelto muy escurridizo con él. Últimamente ni siquiera quería compartir el café en sus ratos de ocio. Y el beta creía conocer la razón. Estaba asustado.
Probablemente a lo largo de su vida, Jungkook había sufrido muchas decepciones con la gente a su alrededor. Ya le había insinuado en algunas de sus conversaciones, que sus madres al nacer lo habían dejado en manos de cuidadoras que tampoco se esmeraron en demostrarle mucho afecto. Luego estaba el acoso que había sufrido en el instituto, y por último la desilusión que había tenido con Sung-Hoon. Y ahora, había cerrado la puerta para que alguien más entrara en su corazón. Pero él, no se daría por vencido. Le gustaba el omega. A pesar de su carácter duro, su rostro serio y sin emociones, había algo que le atraía. Además, sus charlas nunca eran aburridas e incluso lo había visto sonreír un par de veces.
Ahora estaba conversando con su secretaria recién contratada y que compartía con Jungkook. Luego de varias discusiones, el omega había impuesto que fuera una mujer beta. Seokjin se preguntaba si esa decisión había pasado por el hecho que el omega sabía que a él no le atraían en absoluto las mujeres. Además, Lee Sun Yeon estaba en sus cuarentas, tenía tres hijos mayores y un compañero beta que venía casi a diario a buscarla.
—Sun Yeon-ssi, ¿sabe si finalmente el doctor Jeon terminó con su paciente? —Estaba listo para invadir la oficina del omega y convencerlo de retomar sus charlas.
La señora Lee, sabía perfectamente que el doctor Kim estaba muy interesado en el doctor Jeon, por lo que rápidamente y gracias a los encantos de Seokjin, se convirtió en su cómplice.
—Ahora está solo. Debería aprovechar de entrar. Está de buen humor. Incluso acompañó a su ultimo paciente hasta acá y le regaló una sonrisa. El debería hacerlo más a menudo. Es un joven tan bonito—. Seokjin no podía estar más de acuerdo con ella. Así es que no quiso perder la oportunidad y como siempre entró sin anunciarse.
Jungkook estaba de espalda mirando por la ventana que tenía su consulta. Al sentir la puerta y sentir el aroma a colonia fresca del beta, su corazón comenzó a latir en forma acelerada. Por eso evitaba tanto al doctor Kim. Lograba alterarlo de formas que no le gustaban. Su tonto lobo ya comenzaba a mover la cola y mirar al otro lobo, esperando algo.
—¡Pero que mierda, Seokjin! Te he dicho que debes golpear antes de entrar—Y ahí estaba su hermoso omega con todo su bello carácter dándole la bienvenida.
—Si me anuncio inventas algo para salir huyendo y esta vez no lo voy a permitir Jeon Jungkook. Esta vez tendrás que hablar conmigo y decirme porque te la has pasado evitándome, estas últimas semanas.
—No te evito. Eres tan vanidoso y engreído. ¡Pareces un alfa! ¿Por qué piensas que toda gira en torno a ti? ¿No te has puesto a pensar que tal vez yo no estoy interesado en seguir con esas charlas ni tampoco sociabilizar contigo más de lo que hago con el resto del personal? ¿Tan importante e indispensable te sientes? ¿Crees que porque me invitaste unos jugos voy a caer a tus pies? ¿Crees que soy un omega desesperado por atención? Pues te equivocas.
—¿Terminaste? —Seokjin lo miraba con los brazos cruzados, mientras el omega casi le gritaba en la cara y abría esos hermosos ojos que tenía—. Porque si ya terminaste de levantar tus muros defensivos, me gustaría que fuéramos a tomar algo juntos. Te he extrañado.
El omega había intentado con todas sus fuerzas que su aroma le indicara a Seokjin que su presencia no era agradable. Pero sus traicioneras feromonas incluso se habían vuelto más dulces. Él también lo extrañaba. Había sido un gran esfuerzo intentar mantenerse alejado del hermoso beta que trabajaba al otro lado de su pared. Ni siquiera se había permitido pensar en lo que estaba sintiendo por él. Tampoco a Yoongi se lo había dicho, a pesar de que el omega le había preguntado un par de veces por su relación con el beta. Y sí, todas esas palabras que le había lanzado, eran el gran muro que pretendía levantar para alejarlo. Pero el doctor Kim era tan obstinado...Jungkook cerró sus ojos y bajó los brazos.
—Quiero un té...—fue todo lo que salió de su boca. ¿Qué más podía decir? Ya había dado todo su discurso para espantar al beta y no había conseguido nada. Se paró y fue hacia Seokjin que lo miraba con una sonrisa de satisfacción—¿feliz ahora?
—No puedo negar que sí. Jungkook..., en verdad te he extrañado. Ni siquiera he podido concentrarme mucho en el doctorado...
—No me culpes a mí de tu flojera..., ahora muévete... ¿no estabas tan ansioso?
Seokjin salió de la consulta, con el omega cerrando su puerta tras sí y avisando a la señora Lee que volverían en quince minutos. Estaba contento. Al fin había conseguido que Jungkook volviera a aceptar su invitación. Tal vez otro hubiera desistido, especialmente luego de escuchar las duras palabras que el omega le había dado apenas ingresó a su oficina, Pero Seokjin sabía que no las decía en serio. Que eran su mecanismo de defensa. Jungkook era como un animalito herido, que necesitaba atención, pero que a la vez rechazaba a cualquiera que quisiera acercarse a ayudarlo.
Cuando llegaron al casino, pidieron café y té y se sentaron uno frente al otro. Notó un cambio en el omega. Su aroma a flores se había estabilizado. Seguía siendo para él un misterio que ese aroma fuera tan fácil de sentir para él. Jungkook lo miraba con esos ojos bonitos que parecían esconder un sinfín de estrellas, pero lo más sorprendente fue la sonrisa que le regaló.
—¿Por qué me miras así? —el omega estaba sonriendo, aturdido por la atención que el beta le daba, por esa mirada que parecía querer arrancarle la ropa y ante la cual no pudo evitar sentirse halagado y feliz.
—Me prohibiste que te lo dijera..., pero debo responder a tu pregunta así es que...te miro así, porque eres tan bonito. Me gustan tus ojos y ese lunar precioso justo debajo de tu labio. Eres delicado, pero tu cuerpo también proyecta fuerza y seguridad. Una combinación que es fascinante y al menos para mí, muy atractiva.
Jungkook no podía negar que las palabras de Seokjin eran conmovedoras. Y, además, sabía que eran sinceras. Lo decía esa mirada llena de lujuria, pero también transparente. No era un niño y conocía de memoria las frases que en bares u otros lugares, los alfas le
decían para llevarlo a la cama. Pero la forma como el beta pronunciaba cada palabra parecía una adoración y estaban llenas de respeto. No sabía cómo devolver el cumplido y eso lo ponía en cierta forma nervioso. No quería herirlo, como había intentado hacerlo en su consulta unos minutos antes. Sentía que el beta no se lo merecía. Pero todavía para él, era difícil expresar cómo se sentía y peor aún intentar expresar algún sentimiento hacia Seokjin. Sabía que existían. Le gustaba el beta. De eso no había duda. Aun cuando no había sido sincero con Yoongi, éste lo había animado a dejar entrar en su vida a Seokjin. Y tenía miles de dudas en su cabeza, especialmente porque temía tanto decepcionarlo. No poder ser todo lo que el beta deseaba o esperaba de él.
—Es muy halagador para mí lo que dices..., yo...—Jungkook mordió su labio y Seokjin hubiese deseado hacerle lo mismo, pero sabía que el omega iba a decir algo importante, algo que le costaba verbalizar—, en realidad...nunca me ha dicho antes que soy bonito. Así con esas palabras. Por supuesto que cuando algún alfa ha tratado de seducirme..., dicen cosas..., pero ya sabes no son sutiles...eso me agrada de ti Seokjin..., tus halagos siempre son muy dulces...gracias.
El pobre Jngkook sintió como su rostro se enrojecía y sus feromonas inundaban ese pequeño espacio de los dos. Pero en realidad no le importaba. Quería que el beta supiera lo que estaba sintiendo y si no podía decirlo con palabras, podría al menos con su cuerpo. Sabía que tal vez Seokjin podría captar su olor. Imaginaba que su rango era alto, por lo que su olor no le sería indiferente.
—Tu aroma es tan delicado como tú Ggukie—el omega lo miró al confirmar sus ideas respecto al beta—. Sabes que me gustan los omegas, por lo que debiste inferir que mi rango está en la parte más alta de la medición de la hormona alfa, por lo que puedo captar tus cambios de aroma. Yo no tengo uno para responder a esto..., por eso ocupo mis palabras. Me gustas y sólo quisiera que me dieras una oportunidad...
Jungkook quería dársela, sin dudar, pero en el momento que iba a contestar Jung Hoseok apareció y se acercó a su mesa.
—Lamento interrumpir sus minutos de descanso, pero tengo un problema y necesito la ayuda del doctor Jeon.
Jungkook miró intrigado al director Jung. Tenía un rostro de preocupación y su aroma levemente alterado así lo revelaba.
—¿Sucedió algo? —pregunto el omega
—En realidad sí. Verás, el doctor Kwon que debía cumplir su turno de tarde-noche hoy, llamó reportándose enfermo...no tengo con quien suplirlo y quería pedirte si tú podías hacerlo. Lo haría yo mismo, pero ya debo suplir a Lee que como sabes renunció sin previo aviso ayer..., estoy complicado y...
—Por supuesto que lo haré. No tiene que preocuparse—. En realidad, a Jungkook no le importaba. Ya había hecho turnos nocturnos otras veces cuando el personal médico era un poco más escaso y en realidad no tenía grandes planes, más que ver un rato televisión y luego ir a dormir.
—Yo me quedaré con el doctor Jeon—Seokjin vio en esto una oportunidad. La clínica nunca tenía gran movimiento en la tarde noche. Había algunos pacientes que habían dado a luz y estaban recuperándose, más algunos que estaban pasando la noche luego de su fertilización in vitro.
—¿No tienes clases? —Hoseok no había querido molestarlo él, porque sabía que debía ir a la universidad al igual que Sung-Hoon.
—Hoy sólo tengo dos clases y Sung-Hoon puede luego darme sus apuntes. No es justo que tengas que quedarte. Estuviste cumpliendo el turno toda la semana. Tu familia te espera.
Hoseok en realidad no se negaría al ofrecimiento del doctor Kim. E intuía que tal vez sería bueno para él y Jungkook pasar más tiempo juntos.
—Arreglado entonces. De verdad estoy muy agradecido. Naturalmente serán recompensados. Y ahora me voy, porque tengo algunos pacientes en espera.
Cuando Hoseok se fue, Jungkook permaneció en silencio. Muy en su interior, le agradaba mucho la idea que el beta hiciera el turno con él. Tenía más experiencia, en caso de que hubiera algún imprevisto y además..., su compañía era agradable para él, aun cuando no se lo reconocería.
—Espero que no te moleste quedarte conmigo. Creí que sería una buena idea...
—Está bien para mí. Siempre es bueno tener la compañía de un medico con más experiencia. He estado con Kwon, pero es un poco desagradable—Miró su reloj y se dio cuenta que su proximo paciente estaba por llegar—.Ahora me tengo que ir. Te veo más tarde.
Seokjin lo vio irse, sabiendo que su conversación había quedado inconclusa.
Mas tarde, ambos estaban en el área de internados de la clínica, chequeando a los pacientes. Tal como habían supuesto ambos, fue un turno tranquilo, sin mayores sobresaltos. No hablaron mucho, pero fue agradable compartir ese espacio. Cuando eran las doce de la noche, entregaron su turno a los dos médicos que los suplirían para finalmente salir.
—¿Tienes hambre? —estaban en la sala de descanso, sacándose el delantal y abrigándose antes de salir de la clínica. Seokjin quería terminar la conversación de más temprano, pero no sabía si el omega estaría dispuesto.
—En realidad sí. Pero es tarde y...
—¿Conoces el pequeño local que está a una cuadra de aquí? Podemos comer algo, antes de ir a casa. Sabes que llegarás y no comerás nada...vamos JungKook Seokjin hizo un puchero y juntó sus manos en señal de súplica.
El omega sonrió, al ver la actitud infantil del beta.
—Está bien, no quiero que luego me acuses que te dejé morir de hambre—. Seokjin al ver al omega sonreír, también lo hizo y se apresuró para salir de la clínica.
Afuera estaba frío, pero igual la noche era agradable aun para recorrer la calle que separaba la clínica del pequeño local de comida que Seokjin había descubierto hace un par de semanas.
—Gracias por aceptar mi invitación—Seokjin caminaba al lado del omega con cierta emoción. Era la primera vez que estaban juntos fuera de la clínica y se sentía un aire diferente entre ellos. Jungkook lucía más relajado. Todos sus rasgos se veían más suaves e incluso sin su delantal se veía más joven.
—Tengo hambre hyung, era muy difícil decir que no—. Y ahí estaba. Una respuesta inesperada. Incluso lo llamó "hyung" y no "Seokjin". Además, su sonrisa denotaba una tranquilidad que pocas veces había visto en el omega. Su aroma estaba estable y agradable.
—Me gusta cuando me llamas hyung. La mayor parte del tiempo estás enojado conmigo y me llamas simplemente "Seokjin".
—La mayor parte del tiempo eres molesto hyung, siempre acechándome...
Continuaban caminando y Seokjin rio ante ese comentario. Era agradable ver a Jungkook de esta manera. Sentía como si una de las muchas defensas levantadas, se hubiera derrumbado.
—Siento mucho, si a veces mi comportamiento es molesto...
—En realidad...No me molesta. A pesar de tu comportamiento acosador, no me desagrada tu compañía—. Se quedó en silencio por un instante, meditando si debía dejar escapar las palabras que estaban en su mente y su lengua, antes de que los interrumpiera el doctor Jung, horas antes en el casino.
Seokjin lo miró. ¿Era acaso que el omega quería decir algo más? ¿Debía él insistir? Detuvo su andar y Jungkook también lo hizo. Estaba ahí parados en medio de la vereda.
—Yo...—Seokjin tenía miedo de arruinar ese pequeño momento. Pero necesitaba decirlo. —antes de que Hoseok nos pidiera hacer el turno...te estaba diciendo...—Jungkook lo interrumpió.
—Me pediste que te diera una oportunidad...—El omega alzó su mirada y vio como Seokjin lo miraba en forma anhelante—, y yo...yo...—¿Por qué era tan difícil entregarse a una simple posibilidad?, Jungkook cerró sus ojos—quiero darte esa oportunidad...
—¿De verdad? —Seokjin mordió su labio, al ver que el omega asentía con timidez—.Jungkook....
—Espera...sólo quiero que sepas que no puedes esperar mucho de mí. No tengo experiencia en relaciones. He tenido parejas ocasionales y lo más parecido a una relación estable fue lo que tuve con Sung-Hoon. No soy como todos los omegas. Demostrativo de afecto o cariñoso...no esperes que te llene de mensajes de texto con corazones...o que te abrace y te bese...
Sus palabras fueron interrumpidas por la boca suave, pero dominante del beta. Seokjin lo envolvió en sus brazos y por un momento sintió la rigidez del cuerpo de Jungkook, pero luego éste se relajó y al momento que sintió las manos del omega en su cintura, lo atrajo todavía más hacia él.
Jungkook besaba muy suavemente y eso le gustaba. Sus labios se movían en forma armoniosa y cuando Seokjin mordió con suavidad su labio inferior, el omega de inmediato lo dejó entrar. Su lengua irrumpió en esa boca fresca y húmeda. Jungkook también movió la suya y el contacto de ambas fue pura química. O un golpe de electricidad. No había ningún atisbo de frialdad en ese beso. Todo era calidez y pasión. Y se sentía demasiado correcto.
Cuando se separaron, Seokjin acarició el rostro del omega y sonrió dejando otro beso sobre sus labios.
—No me dejaste terminar...—reclamó el omega.
—Sé lo que dirás...y está bien Ggukie..., sé quién eres y cómo eres y no necesito que llenes mi teléfono con corazones. Sólo quiero que aceptes mis citas y que nos conozcamos...un poco más...
Jungkook asintió. Había dado este paso y todavía se sentía un poco inseguro. Siempre su temor era que su eventual pareja terminara aburrido de su frialdad. Le costaba tanto demostrar afecto, realmente no sabía bien cómo hacerlo o simplemente no salía..., pero Seokjin parecía distinto y dispuesto a aceptarlo así. Cuánto tiempo...no lo sabía, pero él estaba también dispuesto a mejorar sus habilidades sociales y su capacidad para demostrar afecto. Además, con el beta era mucho más simple por su carácter suave y amigable.
Seokjin tomó la mano del omega y las entrelazó, mientras caminaron en silencio el resto del camino que los separaba del local.
Al llegar allí, estaba casi vacío, pero estaba tibio y se sentía agradable y acogedor. Un joven beta tomó sus ordenes y en pocos minutos tenían sus platos de sopa de fideos calientes y reponedoras.
—Come Ggukie. La comida es deliciosa te lo aseguro.
—Me siento como un bebé cuando me llamas así...
—No dejaré de llamarte Ggukie, Ggukie...
—Eres insoportable...
—Pero te gusto...
Jungkook no pudo evitar sonreír. Y se limitó a sorber sus fideos y hacer ruidos de satisfacción.
—Nunca había venido aquí. Es agradable y la comida es deliciosa— Jungkook comía con muchas ganas.
—Entonces, me alegro de haber sido el primero en traerte—. Seokjin estaba fascinado de ver a Jungkook de otra forma. Era como si fuera de la clínica fuera otra persona. Un joven de veintiocho años con un buen apetito y una bonita sonrisa. No podía ocultar su felicidad. Le gustaba el omega y aquel beso antes había sido..., grandioso. No quiso decir ni agregar nada. Ya habría tiempo. Ahora era momento de disfrutar de la comida y la compañía mutua.
Cuando terminaron de comer y antes de salir, intercambiaron sus números de teléfono personales. Ese era un gran paso. Luego caminaron tomados de la mano de regreso al estacionamiento de la clínica. Sin decir mucho. Ambos tal vez, con demasiadas emociones y pensamientos sobre lo que había ocurrido. Al llegar a sus autos, Seokjin quería besarlo, pero tampoco quería presionar al omega a hacer algo que tal vez no deseaba.
—Descansa Seokjin-hyung. Nos veremos mañana—Jungkook iba a entrar a su auto, pero Seokjin lo detuvo.
—Espera...—Jungkook lo miro un poco sonrojado, porque sabía lo que el beta quería y no lo iba a negar, él también lo deseaba—¿puedo besarte?
Apenas JungKook asintió sin palabras y el beta ya estaba sobre esos labios preciosos. Se besaron igual que antes en una mezcla de dulzura y pasión. Sus lenguas explorando la boca del otro..., un reconocimiento a sabores y sensaciones...
JungKook rompió el beso, abrumado por la cantidad de sentimientos que sentía en su pecho y que no sabía que podía llegar a sentir.
—Avísame cuando llegues a casa—le pidió Seokjin. El omega asintió y subió a su auto. Seokjin esperó a que se fuera. No pudo evitar gritar de la emoción. Sabía que tenía un largo camino hasta el corazón del omega, pero hoy ese camino había comenzado y estaba dispuesto a recorrerlo...
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