Capítulo Nueve
La casa de Seokjin era grande y estaba en uno de los mejores barrios de Seúl. Asunto que no le extrañó a Jungkook. Aunque la mayoría optaba por tener cómodos departamentos, de alguna manera había intuido que el beta preferiría una casa.
Era sábado muy temprano. Se había levantado casi de madrugada, porque la noche anterior no había decidido que ropa utilizar. Al salir de la clínica, se había ido a un par de tiendas de deporte, porque sabía que lo que tenía en casa no lo iba a satisfacer. El gimnasio que frecuentaba con sus amigos era elegante y sofisticado, como todo los lugares donde solían ir juntos; por lo que consideraba que para ir a correr a un bosque perdido de Seúl, un traje deportivo Armani podría ser exagerado. Aun así, al mirar su closet y sus compras no supo que ponerse.
Por lo que había optado por madrugar, darse un buen baño, usar todas las cremas necesarias para proteger su delicada piel de la radiación UV, e incluso optar por un poco de maquillaje. Jungkook nunca usaba nada para ir a trabajar. Sólo un poco de base para ocultar la cicatriz de su rostro, pero nada más. Pero esta se podría decir que era su primera cita "oficial" con el beta y quería lucir bien. Finalmente había optado por un maquillaje tenue y a prueba del sudor que probablemente sufriría corriendo con un lobo. También optó por uno de los trajes deportivos casuales que había comprado el día anterior.
Y ahora estaba hecho un atado de nervios, llegando a la casa de su ¿pareja?. No sabía si Seokjin se sentiría cómodo con ese término. Sung- Hoon y un par de alfas con los que salió nunca lo hicieron. Jamás se
pusieron un título. Porque nunca fue para ellos nada serio. O relevante. Sin embargo, se sentía diferente con Jin. Como si en realidad estuvieran construyendo algo. Una relación. Y por eso su nerviosismo. Porque esto era como tener "su primera vez" en todo lo relacionado a citas y "salir en serio". Debía relajarse o el perpicaz beta sentiría su aroma y notaría su nerviosismo. Por eso esperaba estacionar, tomarse unos minutos y luego ir a tocar el timbre.
Grande fue su sorpresa al ver al guapísimo beta, esperándolo a la orilla de la calle, frente a su casa. Vestía con un informal chándal y sudadera ambos de color rosa, y estaba mirándolo con una gran sonrisa. Bajó la ventanilla del auto, cuando vio que se le acercó.
-Hola Ggukie...-Seokjin vio el rostro del omega y quedó asombrado. Se notaba más cuidado y levemente maquillado, lo que lo hizo sentir muy bien. El omega se había arreglado para él-.Te ves precioso esta mañana. Deja tu auto en el estacionamiento. No vale la pena ir en autos separados.
Jungkook con el rostro enrojecido por la forma como el beta lo había mirado, movió el coche, hasta el porche de Seokjin, donde estaban su auto habitual y una camioneta todo terreno. Y aún había espacio para un tercer.
Apenas bajó del auto y cerró las puertas, Seokjin fue hasta él, lo abrazó y lo besó-. Te ves tan bonito hoy..., creo que nunca te había visto sin tus trajes Armani. El beta continuaba abrazándolo y aspirando el aroma
a cerezos del omega. Jungkook tembló ante esa demostración de afecto y ternura. Todavía no se acostumbraba a que alguien lo tocara de la forma como lo hacía Seokjin. Desde que estaba con el beta, y que tan solo eran unas semanas, sentía que había recibido más abrazos y besos que durante todo el resto de su vida anterior. Y se sentía torpe para devolver ese afecto. No es que no lo sintiera. Le gustaba mucho Seokjin, muchísimo, pero aún no encontraba la forma que su cuerpo respondiera a lo que su corazón sentía.
-En realidad tengo un par de trajes deportivos Armani..., pero creí que sería mejor algo más sencillo...
-Tonto...eres tan arrogante a veces..., pero, aun así, ¡me gustas tanto!
-Seokjin realmente hoy no había forma que lo soltara. El omega tenía un aroma exquisito y quería hundir su nariz en ese cuello todo el tiempo que fuera posible-. Quiero besarte más...
-Estamos en la calle Seokjin...
-No me importa...Tomó el rostro del omega y lo besó casi como si fuera la última vez que se fueran a besar. Sus labios parecían que querían tragarse la boca, la lengua y el alma de Jungkook. Éste llegó a sentir cómo el suelo parecía moverse a sus pies, pero cerró los ojos y se dejó llevar por ese beso.
Cuando al fin Seokjin decidió que su precioso omega tenía suficientemente hinchado los labios gracias a los suyos, lo hizo pasar a la casa.
Jungkook quedó bastante impresionado. Por supuesto era un estilo moderno, pero a la vez elegante. Con sofás que invitaban a sentarse en ellos y no pararse más. El beta siguió guiándolo a través de la casa, pasando por un moderno bar, hasta llegar a la cocina, la cual tenía una gran isla y estaba bellamente iluminada por una claraboya en el techo.
-¿Trajiste una botella para el agua? Porque yo tengo muchas y puedo darte una-Seokjin abrió un mueble y comenzó a sacar botellas de todos los colores y tamaños.
-Esta es perfecta-el omega tomó una que tenía una extraña alpaca dibujada, junto con un conejo rosado.
-Ya sabía que tú y yo éramos almas gemelas. Mira, tengo dos y ya la había escogido para llevar-. El beta le mostró la botella que era exactamente igual a la que JungKook había escogido.
-Para ser un médico a punto de obtener un doctorado, eres un bebé..., no sabía que coleccionabas botellas para niños...
-Y entonces, ¿Por qué la escogiste?, eres tan niño como yo...otra razón más...para ser almas gemelas.
Jungkook no tuvo más remedio que reír. Sabía que Seokjin bromeaba sobre todo aquello de ser almas gemelas. Ellos no eran destinados ni nada de eso. No podían serlo, siendo un beta y un omega. Una relación que incluso en tiempos antiguos se veía muy mal, al no poder procrear y considerar que "los betas se interponían entre los destinados". Algo que hacía poner en blanco los ojos a ambos. Si había algo que le gustaba de Seokjin era que estaba tan libre de prejuicios como él. Aun cuando sabía que, en cierta forma, igual aún tenía recelo respecto a que él en algún momento pudiera preferir un alfa como pareja. Pero en realidad al omega no le importaba. No es que tuviera demasiados buenas experiencias con los alfas. En cambio, desde que estaba con el beta sonreía más, se sentía querido y cálido y esa era una sensación a la cual no quería renunciar.
Mirando al beta que llenaba su botella con agua muy helada, tuvo el deseo de abrazarlo. Generalmente cuando tenía esos impulsos o pensamientos no los concretaba. Todavía se sentía torpe en el contacto físico. Pero esta vez, no supo cómo fue que su cuerpo al parecer al fin obedeció a sus deseos y se acercó a Jin para besarlo y acariciar su cintura diminuta.
-Entonces, ¿me llevarás a ese bosque misterioso? -preguntó JungKook a un Seokjin que al parecer se había quedado impresionado porque el omega nunca tomaba la iniciativa para demostraciones de afecto y ese beso, era en realidad el primero que nacía de él. Sonrió como un bobo confirmando sus sentimientos. Estaba totalmente enamorado de Jungkook.
El bosque quedaba a una hora de camino de la casa de Seokjin. Era el comienzo de una de las tantas montañas que rodeaban a la capital. El otoño naturalmente le daba una tonalidad hermosa al paisaje, con árboles todavía con hojas verdes y café, que ofrecían a los ojos un bonito espectáculo.
Jungkook nunca había ido a ese bosque en particular. Había acompañado a Sung-Hoon una vez al parque que estaba cera de la casa del alfa, para aburrirse completamente, pues a pesar de lo mucho que en ese entonces se sentía atraído por el doctor Park, no estuvo de acuerdo en cambiar a su forma de lobo, por lo que el alfa corrió solo.
Ahora, el entusiasmo del beta, lo tenía completamente contagiado. Seokjin lo llevó a una estación donde existían lockers para dejar la ropa, si es que querías cambiar a lobo, los cuales eran bastante privados. Eso le gustó a Jungkook. No se sentía cómodo desvistiéndose a vista y paciencia de todos. Además, tenía una pintoresca cafetería, donde se podía comprar algo dulce o salado para comer.
-Podemos dejar nuestras mochilas aquí. Iremos por ese sendero- Seokjin le indicó un camino con una escalera que invitaba a correr y escalar-en nuestra forma humana. La siguiente estación no está tan lejos. Corremos hasta allá y luego nos devolvemos. Entonces yo cambiaré y correré por ese sendero de allá-le indicó una huella, por donde varios lobos de diferentes colores y tamaños se perdían-. Te prometo que no me demoraré demasiado, mientras, tú puedes comer algo delicioso para recuperar la energía. ¿Estás de acuerdo?
Jungkook estaba tan feliz, que casi quería dar saltitos de alegría. Pero se contuvo. En ese momento si el beta le hubiese dicho que irían a correr al infierno, probablemente se hubiese sentido igual de feliz. Sólo asintió y Seokjin tiró de él, para darle otro beso.
En realidad, Seokjin se había dado cuenta que el omega simplemente no sabía demostrar afecto. No es que no los sintiera. Eso estaba claro, pues podía ver a través de sus ojos, el cariño con que lo miraba y un par de veces, también lo había visto mirar con afecto a sus pacientes.
Probablemente a lo largo de su vida, nadie le había enseñado, que tocar, dar un abrazo o un beso, no le haría daño. Por eso ahora, tal vez estaba exagerando en sus muestras de afecto, pero sentía que era la única forma de que Kook aprendiera a demostrar lo que sentía. Y parecía que daba resultado, por la sonrisa radiante del omega y por las suaves feromonas que lo habían estado rodeando toda la mañana. Era tan agradable.
Comenzaron trotando suavemente. Había mayoritariamente gente joven corriendo con ellos. Probablemente la misma generación y algunos más jóvenes que Jungkook, que se negaban a sacar su parte animal. El trote era suave. Les permitía parar de vez en cuando y sacar fotografías. Varia selfies compartidas con el beta, comenzaban a llenar el teléfono de JungKook que prácticamente no tenía almacenado recuerdos. Tenía algunas fotos con sus amigos, pero ninguna era como las que ahora tenía con Seokjin abrazándolo, besando su mejilla, o burlándose de él.
Cuando llegaron a la siguiente estación, Jungkook ni siquiera estaba cansando y se sentía lleno de energía. Sacaron más fotografías e inmediatamente comenzaron la vuelta.
Una hora más tarde, estaban en su punto de origen. Bebiendo agua y respirando un poco más agitados. Pero felices.
-¿Quieres comer algo? Puede ser un sándwich sencillo. Te acompañaré y luego iré a estirar las patas por un rato. Bueno mi lobo irá a estirar sus...tú me entiendes. Te prometo que no tardaré...-Seokjin lo había conducido a una mesa en el interior de la pequeña cafetería.
Jungkook sonrió ante el enredo del doctor. Realmente se sentía renovado. Seokjin había sido todo un caballero con él, esperándolo, ayudándolo y preocupado de su comodidad en todo momento. Era una persona maravillosa y no podía negar que sus sentimientos estaban siendo cada vez más profundos. Quería a Seokjin y deseaba ser parte de todo lo que el beta quería compartir con él. Por eso, luego de debatir un poco consigo mismo y su lobo, quien estaba realmente entusiasmado con el paisaje y con poder salir...
-Iré contigo. No lo pensó demasiado. Él realmente quería hacerlo. Sacar su lobo y correr junto al de Seokjin.
El beta lo miró sorprendido y confuso. ¿Qué quería decir? ¿Correría al lado de él, en su forma humana?
-Ese camino sólo es para lobos Ggukie... ¿quieres que volvamos a subir por allá? -Seokjin indicó el camino que habían terminado de recorrer.
-No Seokjin...te acompañaré en mi forma de lobo. No me he convertido en uno desde que tenía dieciocho años,pero es parte de mí...
-Pero,pero... a ti no te agrada...no tienes que hacerlo si...
-Quiero hacerlo...contigo..., sí tú quieres-. La timidez de Jungkook salió a relucir y Seokjin se sintió tan conmovido. Quería tomarlo y abrazarlo y besarlo y....
-Claro que quiero bebé..., claro...
Terminaron sus sándwiches, bebieron mucha agua y Seokjin lo llevó a los vestidores. Separados. Para darle el espacio y privacidad que sabía, el omega necesitaría. El beta guardó su ropa y cambió... Salió por la puerta abatible acondicionada para que en su forma de animal pudiera empujar con su nariz.
Lo que vio afuera, fue...precioso, hermoso...sus ojos de lobos brillaron de emoción. Un lobo blanco y marrón un poco más pequeño que él, lo esperaba. Su Kook era...perfecto.
Jungkook también admiró al hermoso lobo que tenía enfrente. Jin era negro con un cuello un poco más claro. Por supuesto que no era del tamaño de un alfa, pero, aun así, tenía una fuerte presencia y elegancia. Sin poder evitarlo, movió su cola. Ambos lobos se reconocieron y luego que el beta lamiera el hocico del omega, comenzaron a trotar hacia el camino. Al llegar, el lobo más pequeño pudo notar que la vía era mucho más silvestre que la que habían recorrido recientemente. Jin dio unos pasos y llamó a Kook para que lo siguiera. Ambos lobos comenzaron a correr.
Habían pasado diez años, desde que el omega no salía completamente a la superficie y tocaba suelo. La libertad que sintió en ese instante lo hizo aullar de felicidad. Jungkook dejó que el lobo tomara el control, aun cuando él todavía podía percibir las sensaciones y emociones del momento.
Seokjin por su parte corría y miraba al pequeño, pero encantador lobo a su lado. Podía percibir la alegría de Jungkook que parecía como un pájaro que había estado en cautiverio y ahora lo habían dejado en libertad.
Corrieron mucho, hasta que llegaron a un pequeño riachuelo. Seokjin no dudó. Era otoño y estaba frío, pero él estaba cubierto por un gran pelaje y simplemente saltó al agua. Jungkook lo siguió y fue tan liberador. Podía sentir como todos sus prejuicios acerca de dejar salir a su omega se iban con la suave corriente. Seokjin corría alrededor de él y con su cola le lanzaba agua y el otro lobo respondía de la misma manera. Cuando al fin se cansaron, salieron del riachuelo y se sacudieron, lanzándose agua nuevamente. Por lo que el beta comenzó a perseguir al pequeño omega que corría y jadeaba para no ser atrapado. Hasta que finalmente, Seokjin saltó sobre él y lo atrapó, lamiendo toda la cara del hermoso lobo marrón y blanco.
Llegaron agotados a los vestidores, pero para el omega todo se sentía diferente. Cuando retomó su forma humana, todavía podía sentir la vibración del omega en todo su cuerpo. Y la sensación agradable del
beta sobre él. Se miró en un pequeño espejo que había en el vestidor y pudo ver los ojos felices de su lobo. Comprendía que su naturaleza era esa. La dualidad de ser un hombre y un lobo y era imposible ir contra aquello. Todos estos años negando su lado salvaje, temiendo ser juzgado y prejuzgado por sus pares. Había estado equivocado.
Cuando salió del vestuario vestido y vio a Seokjin, corrió sin dudar a sus brazos, rodeándolo. El beta sólo atinó a responder el abrazo, intuyendo que algo importante había pasado con Kook.
-Gracias-fue la única palabra que Jungkook le dio a Jin, pero para él fue suficiente. Saber que su precioso omega se sentía bien, que estaba feliz, era más que suficiente para él.
-Entonces, ¿te gustó correr?
Jungkook se separó del cuerpo del beta y no podía dejar de sonreír.
-Fue maravilloso. Había olvidado lo que se sentía. Pero incluso, se sintió aún mejor que nunca. Cuando niño cambiaba a mi forma de lobo, pero siempre estaba solo. Ahora, estando a tu lado, me sentí bien, feliz y libre. En realidad, eso es lo que más te agradezco. Hoy me hiciste un hombre y un lobo libre.
Seokjin lo miró. Puso su mano sobre el cabello de Jungkook y sonrió. Había todo un mundo detrás de ese frio muro que el omega se esforzaba en proyectar. Había una persona que necesitaba sentir, vivir, amar y ser amada. Y Seokjin quería ser parte de la vida de esa persona. Quería ser parte de Jungkook. Tenía miedo, pero, aun así, él se arriesgaría.
-Me hace muy feliz escucharte. No necesitas esconderte Jungkook. No necesitas tener miedo de las personas, o de tus emociones. Menos aún de dejar salir a tu lobo. Él te conoce mejor que nadie. Puedes confiar en él. Es tu instinto natural...no se puede reprimir simplemente por...la modernidad.
-Ahora lo sé. Por eso te di las gracias. Por mostrarme esto. Por tu paciencia..., sé que no querías presionarme a hacer esto..., pero sin desearlo, de alguna manera, me empujaste a liberarme y estoy feliz por eso.
-No sabes lo feliz que me hace escuchar decirlo y verte así...sonriendo. Tienes una sonrisa demasiado bonita para ocultarla Ggukie-. Seokjin mordió su labio. Las palabras "te quiero" estuvieron a punto de salir de su boca. Pero las contuvo. No quería apresurarse, porque hasta ahora todo iba fluyendo naturalmente.
-Entonces..., déjame llevarte a almorzar. Creo que es mi forma de retribuirte el regalo que me diste esta mañana.
-¡Claro que quiero ir a comer! Correr me hizo abrir mucho el apetito. Busquemos un bonito lugar-.Seokjin besó sus labios y lo abrazó, mientras caminaban hacia el automóvil.
El omega no pudo evitar soltar feromonas de felicidad. Sentía que al fin estaba encontrando equilibrio en su vida, algo que probablemente le había hecho falta desde...siempre.
Jungkook dejó que Seokjin lo abrazara. Era tan agradable y tranquilo mantenerse así. Resguardado bajo esos anchos hombros. No había ni un poco de incomodidad. Realmente había sido una mañana para descubrirse y reencontrarse con lo que él realmente era. Y todo gracias a Seokjin. El persistente beta, que no se alejó de él, a pesar de todos los obstáculos que sabía, le había puesto. El beta del cual se había enamorado.
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