Capítulo Dos
No es que estuviera arrepentido de haber aceptado la propuesta de su amigo Seungho. El lugar era agradable, tenía buena música y efectivamente había muchos omegas. Al parecer, aquel bar de Itaewon se había convertido en un punto de encuentro para "los solteros" de Seúl. Había algunas parejas, pero la mayoría eran grupos o personas solitarias en busca tal vez de enganchar con alguien.
Seokjin no estaba seguro si quería hacer esto último. Su amigo omega, ya había sido abordado por un alfa y estaba bastante entusiasmado bailando en la pista. Miró a su alrededor, cuando una beta se le acercó. Era bonita, no muy alta, pero bien proporcionada. Lástima que más allá de apreciar objetivamente su belleza, no sintiera nada. A él le gustaban los chicos. Así que cuando la beta le sonrió y le dio un "Hola", Seokjin simplemente le respondió "no estoy interesado". La chica rompió su sonrisa y se marchó.
Decidió que el trago que le habían acabado de servir sería el último de la noche, convencido que Seungho no volvería de la pista de baile. El alfa estaba bailando demasiado pegado a él. Iba a levantarse cuando su vista se desvió a un grupo que reía fuerte. Todos omegas. Todos vestidos casualmente, pero con ropa de diseñador. Todos atractivos. Pero uno llamó su atención. Tenía un rostro bonito y dulce, facciones delicadas, como de un bebé, pero a la vez irradiaba una fuerza arrebatadoramente varonil y madura. Hacía mucho tiempo que un omega no llamaba así su atención. Pensó en acercarse e invitarlo a bailar, pero su intención fue frenada por un grupo de alfas que se acercaron a la mesa. El chico de rostro bonito miró al hombre que extendió su mano para invitarlo a la pista y con delicadeza se paró de su asiento y lo siguió. Seokjin decidió que era hora de irse.
Jungkook había ido a regañadientes al bar. Pero no le gustaba decirle que no a sus amigos. Sabía que en lugares así, él y su grupo de amigos llamaban la atención. Ahora mismo y de alguna extraña forma, podía sentir que alguien lo miraba. Iba a desviar su mirada hacia donde su intuición le indicaba, cuando su vista fue tapada por un alfa que lo invitó a bailar. Aceptó, pero antes miró a lo lejos sin encontrar a nadie. Ahora estaba en la pista bailando con un desconocido. Una alfa que soltaba sus feromonas, intentando infructuosamente llamar su atención. Pero para él, no tenía ningún atractivo. Sólo había un alfa con el cual quería estar y no era precisamente con el que estaba en la pista de baile. Se dio cuenta entonces, que estaba perdiendo su tiempo. Le dio las gracias en forma fría al chico que tenía enfrente y se dio media vuelta para despedirse de sus amigos y volver a su casa.
Unas semanas después, el omega estaba despidiendo a su penúltimo paciente. Cuando le abrió la puerta, vio a Sung Hoon, en la máquina del café. Al notarlo, el alfa se dio la vuelta para saludarlo. Estaba agradecido que el omega había respetado la distancia cordial que había establecido desde su última conversación.
—¿Muchos pacientes hoy? —preguntó el alfa. Dado que eran colegas, no era su intención que la relación fuera incómoda para ellos. Tal vez, incluso podrían llegar a ser amigos, sin ninguna otra connotación.
—He atendido algunos. Pero estoy por terminar mis citas aquí. Iré a almorzar y a casa. Hoy saldremos con Beomgyu y Kai ¿Te quieres unir? — Jungkook, había decidido seguir su estrategia de darle un poco de respiro al alfa. Las últimas semanas, no había actuado, frente a la evidente indiferencia que le seguía dando Sung Hoon, pero se había reprimido de sacárselo en cara. Pero, ya había pasado suficiente tiempo y dio un paso más.
—Vamos, son sólo unos tragos. No puedo creer que te conviertas en un viejo amargado..., apenas tienes treinta años y ya actúas como uno de cincuenta—. Inmediatamente dijo eso, el doctor Jeon se dio cuenta que había cometido un error. El alfa se había quedado callado y sólo le había dado una mirada seria y distante.
—Lo siento. No quise molestarte. Es que me gustaría que pudiéramos salir como amigos. Te prometo que no habrá nada más.
—No necesitas prometer eso Jungkook, porque ya te dije que entre nosotros no habrá nada más. Y para ser sincero, tus amigos no son de mi total agrado. Lo siento.
El omega apretó los puños, tratando de controlar la ira que en ese momento sentía. No podía ser que realmente lo estuviera rechazando sin darle una oportunidad siquiera..., iba a contestar cuando la puerta de la oficina del director Jung se abrió y éste llamó a Sung Hoon, quien no dudó en entrar, dejando al omega rechazado en el pasillo.
Se dio cuenta que algunas de las recepcionistas lo estaban mirando. Ya sabía que el nuevo chisme era que el alfa había roto con él. Imaginaba que nuevamente sería la comidilla de todos. Sabía que algunos miembros del personal de la clínica estaban interesado en el alfa.
Después de todo, su personalidad carismática y abierta, los atraía.
¿Sería acaso, que Sung Hoon, lo iba a cambiar por alguno de ellos?
Esa tarde, decidió no salir con sus amigos. No tenía ánimo para escuchar estúpidas conversaciones sobre los autos que deseaban comprar o peor aún, escuchar su sermón acerca de "tu vida profesional, Jungkook...¿Cómo puedes estar en esa clínica de segunda?"
Claro, ellos se habían especializado en cirugía plástica y trabajaban en una de las elegantes y caras clínicas de Seúl, que sólo aceptaban clientes VIP, que incluían idols, actores y chaebol y sus esposas o novias. Jungkook, no era así. Él había estudiado medicina porque realmente era su vocación y la obstetricia siempre le había llamado la atención especialmente el campo de la fertilización asistida.
Sí, Sung Hoon tenía razón. Sus amigos eran superficiales y clasistas.
¿Lo era él? Tal vez. Un poco. Mucho. No conocía otro mundo u otra manera de vivir. Observaba al grupo de amigos que formaban Hoseok, Yoongi y Sung Hoon. Sabía que el doctor Jung provenía de una de las familias más poderosas de Corea, pero los otros dos no. Y, aun así, su jefe era diferente. Siempre sonriente y atento tanto a sus pacientes como al personal de la clínica. A pesar de ser un alfa.
Pero él, era diferente. Incluso su lobo vivía reprimido en un rincón, pues era mal visto por las altas clases sociales "ser salvaje" y su madre alfa se había encargado de repetírselo todo el tiempo, desde que era un pequeño cachorro. Ella se había encargado de romper en cierta forma su alma, el lugar donde probablemente vivían todas aquellas emociones y sentimientos que Jungkook apenas podía sentir o mostrar. Simplemente ella lo había empujado al éxito. A trabajar duro, porque "eres un omega, Kook, para la sociedad eres inferior, aun cuando tengamos dinero" Y Jungkook se lo agradecía, porque eso le había servido para salir adelante en el instituto donde sufrió bullyng y luego en la Universidad. El problema era, que su madre no le había demostrado jamás un afecto sincero. Tampoco su madre omega, demasiado ocupada gastando el dinero de su compañera en desfiles de moda y cuanto evento social existiera. Su hijo...bueno a su hijo lo podían cuidar y criar las mujeres betas que trabajaban en su casa.
Jungkook entonces, fue creciendo en un ambiento frío y carente de emociones y sentimientos. Ni siquiera esas betas que lo alimentaban y bañaban se dignaron a mostrarle afecto o enseñarle de amor.
En realidad, no sentía afecto por sus amigos. Ni siquiera por sus madres. Pero todo cambió cuando conoció al doctor Park. Por primera vez, se sintió genuinamente enamorado y aunque el alfa había sido claro, que su relación sólo sería de amistad y ayudarse mutuamente en los celos, su tonto corazón había sucumbido ante el encanto de Sung Hoon. Por eso, le dolía tanto que el alfa cortara así su relación, pues todavía albergaba alguna esperanza de conquistar el corazón del esquivo alfa.
Seokjin estaba frustrado. A pesar que estaba sentado frente al director de la clínica, su jefe, realmente le había dejado de prestar atención. El hombre le hablaba sobre "productividad" y "ganancias", como si esa no fuera una clínica de maternidad, sino la sede de un banco o de una gran corporación.
—Se lo repito doctor Kim, debe tomar más clientes. Quince minutos de atención son suficientes para cada uno. Todos los que vienen aquí no
tienen embarazos complicados, por lo que ese tiempo de atención debe bastar.
—Claro doctor Yoon, abriré mi agenda—. Jin no estaba de acuerdo en absoluto con su jefe, pero quería salir de esa oficina. El olor a chocolate del alfa, contrastaba con su personalidad agria desagradable. Necesitaba urgente un nuevo trabajo. En primer lugar, sus pacientes no eran "clientes" y a él le gustaba conversar con ellos, saber cómo iban con su embarazo, más allá de las mediciones rutinarias.
Esa misma tarde llamó a Sung Hoo, el alfa le había hablado de la posibilidad de trabajar en la clínica Hope. Su amigo le pidió un resumen laboral para poder dárselo a Hoseok. Necesitaba hacer un cambio, algo que le diera un nuevo aire a su vida. Y debía empezar por su trabajo. Y no pensaba comentárselo a sus padres, que seguro no estarían de acuerdo en que "perdiera la seguridad" de trabajar en una clínica de ricos.
Ya no había vuelta atrás. Avisaría al director que en unos meses dejaría la clínica. Era preferible quedarse unas semanas sin trabajo que seguir trabajando como un empleado de banco.
3 meses después...
Los días y semanas pasaban lentamente para el beta. De acuerdo a lo que Sung-Hoon le había dicho, las posibilidades de irse a la Clínica eran promisorias. El número de pacientes aumentaba y ni él, ni Jungkook estaban dando abasto.
Unos días después, Seokjin se sentía agotado. Estaba ahora, en la cafetería de la Universidad, con Sung-Hoon. Eran cerca de las diez de la noche y recién habían terminado las clases. Su amigo no dejaba de sonreír. Llevaba casi tres meses en una relación con un omega. Su paciente. Un omega que había ido por una inseminación artificial. Y se notaba muy enamorado. No pudo evitar sentir envidia, aun cuando estaba feliz por el alfa. Realmente se merecía ser feliz, luego de la tragedia que había vivido en su juventud. Pero, era inevitable para él, no sentir un poco de nostalgia por experimentar lo mismo. Sung-Hoon notó la tristeza y soledad de su amigo.
—Siento abrumarte con mi romance..., es difícil para mí no hablar de Seon Woo. Ahora ocupa todos mis pensamientos.
—Oye, no tienes que sentirte así. No es tu culpa que mi vida amorosa sea un fracaso. Además, yo tampoco he hecho mucho. No salgo casi nada, así es que es difícil conocer a alguien. Y a diferencia de ti, todos mis pacientes llegan con sus alfas o betas. Me alegro que hayas encontrado a alguien tan especial.
—-Estoy seguro que para ti también llegará esa persona especial. ¿Pero, Seokjin...tal vez deberías ampliar tus expectativas no crees? Estoy seguro que hay muchos betas dispuestos a...
—Lo sé..., tal vez he estado tan obsesionado con encontrar un omega, que he dejado pasar al hombre de mi vida—.Seokjin sonrió ante esto último que decía, porque sabía que no era así. Ninguna de las personas que había conocido a lo largo de su vida lo habían sido. Tal vez ..., pero no se había quedado el tiempo suficiente para comprobarlo.
—Mírame a mí, nunca pensé que encontraría a alguien del cual enamorarme... y ahora no puedo imaginar mi vida sin él. Hasta que Seon Woo apareció no había sentido la necesidad de estar con alguien así...ya sabes en forma estable...
—¿Y Jungkook lo sabe? ¿Ya terminó de acosarte?
—Sinceramente..., no nos hemos visto últimamente. Él atiende a sus pacientes y se va. Tampoco almuerza con nadie de la clínica. Sale con sus amigos y vive en su pequeño mundo. Ni siquiera participa en las celebraciones que organizamos cuando alguien está de cumpleaños. A veces pienso que no quiere a nadie, y que por mí solo tenía una pequeña obsesión.
—Deberías tener cuidado, si lo llega a saber de la manera incorrecta, podría ser malo para ti. Son colegas Sung-Hoo y los rumores existen en todas partes.
Sung Hoo sabía que su amigo tenía razón..., lo confirmó un mes después...
Jungkook caminaba nervioso por su oficina. Acababa de oír una conversación entre las secretarias que lo tenían totalmente alterado. "El doctor Park tiene pareja..." "Uno de sus pacientes..." No, no podía ser verdad...
Por primera vez en su vida, sus emociones, sus sentimientos, todas esas extrañas sensaciones que había aprendido tan bien a ocultar o no experimentar...estaban saliendo a flor de piel. No, debían estar equivocado...además Sung Hoo se lo hubiera dicho...
Se quedó en su consulta, era tarde y había estado espiando al doctor Park todo el día. La puerta de la consulta del alfa estaba cerrada, por lo que asumió que aún estaba con alguien. Esperó y esperó...cuando al fin la puerta se abrió, todo se volvió rojo. Ahí estaba Sung Hoo, el alfa del cual estaba enamorado, besando a su peor enemigo, Kim Seon Woo. Un cúmulo de recuerdos, de una de sus peores épocas en la vida, volvieron a su mente al ver a ese omega.
Volvió a cerrar la puerta de su consulta. Apagó la luz. Su soledad...su tristeza..., todo comenzó a caer sobre él. Jungkook sentía que su vida y destino eran oscuros. ¿Por qué había puesto sus ojos en ese alfa?
¿Cómo pudo pensar que alguien pudiera siquiera llegar a amarlo? Menos aún Sung Hoo que derrochaba una personalidad brillante y amable. Ni sus madres, ni sus amigos..., ni nadie lo había querido...y así sería siempre...
Y ahora, ese omega volvía a aparecer en su vida..., no...él debía advertirle a Sung Hoo que clase de persona era...debía hacerlo...esperaría el momento indicado.
Y ese momento llegó dos días después. Una vez más, se instaló en la oficina del alfa, a pesar de las protestas de su secretaria. Cuando Sung- Hoo entró y lo vio, estaba sorprendido. Últimamente apenas cruzaban palabras.
—¡Jungkook, que sorpresa! Hace mucho que no hablamos..., me alegro que estés aquí.
Pero Jungkook no estaba escuchando. Él quería lanzar su mierda sobre el alfa, que lo miraba con una sonrisa llena de felicidad.
—¡Te vi con él! y ¡no puedo creer que estés saliendo con uno de tus pacientes! Cuando escuché esos rumores de pasillo...¡Es inmoral y más aun tratándose de ese omega!
El alfa no entendía nada. Estaba harto de Jungkook y sus actitudes infantiles. ¿En qué momento los había visto?
—Cuando escuchaste esos rumores de pasillo, podrías haberme preguntado. No tengo nada que ocultar. Sí, tengo una relación con uno de mis pacientes. Un omega soltero y sin pareja. Hoseok, el director de esta clínica está enterado y concluimos que no hay ningún problema ético en el asunto. Por otra parte, no sé a qué te refieres con "ese omega". Si es por su embarazo, sabes perfectamente el origen y si para mí no es un problema, no veo porque para ti si lo es.
—No es sólo que haya venido a "comprar" un hijo, es porque lo conozco. Sé la clase de persona que es. Arrogante, sintiéndose superior..., es un maldito hijo de...
—¡Detente ahí Jeon Jungkook! No voy a discutir un tema tan personal aquí en la clínica. No sé de dónde conoces a Seon Woo y de donde sacas esas ideas...Pero ahora debes detenerte y salir de mi consulta.
—¡Vas a arrepentirte! No lo conoces, como yo sí lo conozco. El hijo de Kim Hyuk no se va a quedar contigo. Un médico que no viene de una familia prominente..., ¡no digas que no te lo advertí! —Y sin decir más, salió de la consulta dando un gran portazo.
Nunca había experimentado tanta rabia acumulada. Su cuerpo temblaba..., sus feromonas se habían disparado y su aroma a cerezos se había vuelto agrio. Las secretarias lo miraron asombradas, todavía más cuando sin previo aviso, irrumpió en la oficina de Jung Hoseok.
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