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Capítulo Doce

Seokjin estaba agotado. Había tenido muchos pacientes sin pausa, pues estaba cubriendo a Sung-Hoon. Realmente no se hubiera quejado en otro momento, pero su corazón y mente estaban inquietas. Había herido al omega del cual estaba profundamente enamorado y de una manera cruel. Lo que él mismo le exigía, ser empático, no lo había aplicado en su discusión con Jungkook. Sí, tal vez este último era muy extremista en su posición, pero eso no le había dado derecho a decir palabras tan ofensivas. Ni siquiera había tenido la oportunidad de enviarle un mensaje. Ahora, que al fin tenía una pausa, no lo pensó. Salió de su oficina y preguntó a su secretaria, si el doctor Jeon tenía algún paciente.

-El doctor Jeon se fue de manera apresurada, doctor Kim-. Su-Yeon tenía su rostro preocupado y eso alteró al beta-. Usted sabe cómo es...y hoy no era un buen día para él..., pero salió corriendo y apenas me murmuró que cancelara sus citas y le avisara al doctor Jung que se había presentado algo...

Seokjin se sintió angustiado de pronto. ¿Qué había pasado? De inmediato marcó el número del omega, pero la llamada se fue directo al buzón de voz. Estaba apagado. Luego lo llamó a su número de emergencia, pero después de unos segundos, también se fue al buzón de voz. Seguramente vio que era él y no contestó. No podía imaginar que podía ser. ¿Algo con su familia? Sabía que sólo tenía a sus madres, con las cuales prácticamente no tenía contacto.

-¿El no dijo nada?, ¿no escuchaste algo? -Seokjin sabía que su secretaria tenía un oído bastante desarrollado para las llamadas ajenas.

-Estaba hablando por teléfono. Sólo le oí llamar a la otra persona señor Lee. Al parecer se reuniría con él.

Seokjin nunca había escuchado ese apellido en la boca de Jungkook. Le dio las gracias a su secretaria y fue directo a la oficina de Hoseok. Pero éste estaba tan intrigado como él. Jungkook no había dado ninguna explicación y simplemente había salido intempestivamente de la clínica.

El beta volvió a su oficina y llamó nuevamente. Pero obtuvo el mismo resultado. Le envió un mensaje de texto al teléfono de emergencia, pero no fue leído. Se estaba volviendo loco. Su lobo estaba inquieto y eso no era bueno. A pesar de que no tenían ningún lazo, en realidad nunca lo podrían tener, de alguna manera, sentía que el omega podía estar pasando por algún problema. Una cierta ansiedad comenzó a inundarlo. Todavía le quedaban algunos pacientes. Así es que se resignó a terminar y luego iría al departamento de Jungkook. Necesitaba disculparse y conversar. Sabía que debía estar muy herido. Debía solucionarlo.

Jungkook vio los mensajes de Jin en su teléfono de emergencia, pero no hizo caso. Ahora no tenía cabeza para lidiar con el beta. Además, era un poco tarde, para disculparse. Estaba herido y molesto y para completar el día, tenía que presentarse a esa reunión con sus adorables madres.

Cuando bajó del taxi, frente al edificio donde estaban las oficinas de la empresa, divisó a Lee Dong- Min, que ya lo estaba esperando en las afueras.

Lee Dong-Min había sido por muchos años, el abogado de su abuelo y ahora su bufete se encargaba de administrar el fondo de inversión que le había dejado a Jungkook. Era una pequeña fortuna, de la cual el omega apenas había tocado una parte para comprar su departamento y auto y pagar su último año de Universidad, cuando sus madres se negaron a seguir financiando una "carrera inútil". Inútil para sus intereses, por supuesto. Nunca consideraron la vocación y deseos de Jungkook.

El omega saludó al abogado. Era un alfa de mediana edad que siempre le había dado buenos consejos acerca de su patrimonio y que se había preocupado de que sus madres no le quitaran la herencia que legítimamente le había dejado su abuelo.

-Jungkook es un placer verte. Cuando me llamaste, intuí de inmediato de lo que se trataba. La empresa de tu madre está en quiebra, y estoy seguro que ella intentará que inviertas tu patrimonio en rescatarla. Me alegro que me hayas contactado. No sabemos de lo que son capaces. Lamento decirlo, sé que son tus madres, pero esas mujeres son despiadadas. Tu abuelo murió del puro dolor de ver a su hija convertirse en una alfa sin sentimientos.

El omega sabía que todo aquello era verdad. La ambición y el dinero, había hecho que sus madres perdieran el alma. Él lo sabía perfectamente. Simplemente asintió y entraron al edificio, para reunirse con ellas.

Lo primero que llamó su atención fue lo desolado que lucía el piso donde se encontraba la oficina de su madre. No había nadie para recibirlos y fue la propia alfa quien salió a encontrarlos. Miró a su hijo y luego al abogado.

-No recuerdo haber mencionado que trajeras a tu abogado. No entiendo que haces aquí Lee. Nadie ha pedido de tu asesoría.

-Un placer también para mí verla, señora Jeon-respondió con sarcasmo el abogado-. Estoy aquí para defender los intereses de mi cliente, el doctor Jeon. Lamento si eso provoca algún inconveniente para usted, pero estaré presente en cualquier reunión que quiera tener con él.

-Jungkook-ahora se dirigió a su hijo-esta es una reunión familiar. Lee Dong-min no tiene nada que hacer aquí.

-Madre, yo le he pedido que venga. Si no estás de acuerdo, me marcho en este momento.

La mujer apretó los puños, pero se contuvo-. Está bien, pasen entonces.

Los condujo hasta una sala, donde también estaba la madre omega de Jungkook, quien, al verlo, no hizo ningún asomo de levantarse para saludarlo.

-Madre-Jungkook apenas la miró y se sentó donde la alfa le había indicado. A su lado Lee, miraba a ambas mujeres.

Jeon Se Yin, tenía cincuenta y cinco años, pero lucia mucho más joven, igual que su compañera Choi Go-Eun, ambas acostumbradas a cuidar de sí mismas, más que de cualquier otra persona, incluyendo a su hijo.

Ahora, las dos lucían cansadas e incluso un poco agobiadas, según lo que pudo observar Jungkook.

La alfa cruzó sus manos y comenzó el discurso que tenía preparado. Efectivamente la empresa estaba al borde de la quiebra y ya no tenían créditos a los cuales recurrir. Jungkook observaba a su madre hablar con una frialdad que incluso a él le parecía excesivo. Vio su propio reflejo en ella y no le gustó.

-Nuestra única opción eres tú, Jungkook. Park In-Sung, ha accedido a invertir en nuestra empresa, si su hija alfa se casa contigo. Así es que esta reunión es básicamente para infórmate de este compromiso.

Jungkook y el señor Lee estaban boquiabiertos. Ella estaba loca.

-Madre, ¡eres increíble! ¿Te das cuenta que estamos en pleno siglo XXI y que los matrimonios arreglados ya no existen? ¿En qué mundo de fantasía tuyo y de mi madre yo iba a aceptar una estupidez como esa?

-Jungkook, si no aceptas ese trato, entonces deberás entregar el dinero que te dejó papá.

-Eso es imposible señora Jeon-intervino Lee-. El dinero es del doctor Jeon.

-¡Puedo obligarte a hacerlo! Cualquier de las dos cosas-. La alfa golpeó la mesa frente a Jungkook. Este se sobresaltó. Claro, ella podría usar su voz de mando y doblegar a Jungkook. Su propio hijo. El omega estaba seguro que la mujer no dudaría en hacerlo.

-Eso es ilegal y no lo voy a permitir-. Suerte que Jungkook había llamado al señor Lee-. En este país y en todo el mundo civilizado, hacer uso de la voz de mando para doblegar contra su voluntad a un omega, está prohibido. Sólo en caso de peligro de vida, se puede aplicar.

Jungkook, continuaba en schock y casi sin poder hablar. Ni siquiera podía imaginar cómo es que sus madres pudieran esperar que él hiciera alguna de las dos cosas que estaban exigiendo.

-Debes hacerlo por nosotras, Jungkook. Es lo menos que nos debes-. Esta vez fue Choi Go-Eun la que habló.

-No les debo nada. Ni siquiera terminaron de pagar mi universidad. No haré nada de lo que me están pidiendo. Lamento lo que ha pasado, pero esto es culpa de las dos. Tu madre por tener malas prácticas de administración y tú-miró a su madre omega-por derrochar el dinero en frivolidades-. Jungkook echó la silla hacia atrás para pararse y le hizo un gesto al señor Lee para que hiciera lo mismo. -Si eso es todo lo que querían hablar, nos retiramos-. Sin embargo, cuando iba a tomar el pasamanos de la puerta, Se-Yin gritó:

-¡ERES UN MALDITO MAL AGRADECIDO, BASTARDO! -Jeon Se-
Yin tenía los ojos inyectados de rabia. Su mujer trató de detenerla, pero ya no había nada que hacer-. ¡Si no fuera por nosotras, estarías muerto o vagando de hambre en el campo!

Jungkook se dio la vuelta, sin entender del todo las palabras de la alfa. El señor Lee lo miró con un gesto de compasión.

-Señora Jeon...-murmuró apenas el abogado. Intentando todavía salvar la situación.

-¡NO ERES NUESTRO HIJO! Te recogimos y te dimos una vida llena de lujos y privilegios. Tu verdadero padre era apenas un campesino, embarazado como un puto de un alfa que lo dejó.

Jungkook sintió como su lobo se replegaba lleno de dolor, al igual que él.

¿Qué estaba diciendo esa mujer? ¿Qué no era su madre? Algo dentro de él, se rompió. Tal vez dentro de sí siempre lo supo..., no era un Jeon.

-¿De qué hablas? -La alfa lo miró en forma despectiva-¡Dime a que te refieres!

-Tu abuelo nos exigió tener un heredero para dejarnos la empresa. Tu madre no quería arruinar su figura teniendo hijos, así es que cuando unabde nuestras sirvientas nos dijo que su hermano estaba embarazado y muriendo, entonces decidimos comprarte. Tu padre omega murió porque su alfa había marcado a otro. Tu abuelo nunca supo. Simulamos un embarazo.

-Él lo sabía-intervino Lee. Siempre lo supo. Pero, aun así-miró a Jungkook ahora, que sentía que su corazón se quebraba en mil pedazos-él te amaba. Quería criarte, arrancarte de las garras de estas víboras, pero murió antes de poder hacerlo.

Para Jungkook, en ese momento, el mundo se detuvo.

Seokjin había llegado al edificio de Jungkook. Estaba inquieto. No sabía nada del omega. Seguía sin contestar su teléfono. Estacionó en la calle y fue caminando hasta la recepción. Ahí le indicaron que el omega no estaba en su departamento. Todavía era temprano, pero comenzaba a nevar y la gente empezaba a correr por las calles, para llegar pronto a casa. Decidió esperarlo ahí. Sabía que el omega había dejado su auto en la clínica, por lo que debería llegar en un taxi. Estaba realmente preocupado. Entendía que ahora mismo, estuviera disgustado con él, pero el que tuviera su teléfono privado apagado era extraño. Al menos, dentro del edificio estaba cálido. Le envío un nuevo mensaje al teléfono de emergencias. "Por favor...hablemos..., estoy preocupado. Te quiero, lo siento si te herí. Sea lo
que sea, estoy para ti"

Jungkook sentía como las lágrimas quemaban su rostro. Las dos mujeres que siempre habían pensado que eran sus madres, su familia, no lo eran.

Ahora entendía todo el desprecio, la falta de amor, la despreocupación por él.

-Jungkook...-la voz de Dong-Min lo volvió a la realidad-. Salgamos de aquí. No vale la pena que sigas escuchando a estas mujeres. Ellas no pueden hacerte más daño. No lo harán.

-¡Nos lo debes Jungkook!- Jeon Se-Yin seguía gritando. No le importaba ver al omega con el corazón y mente destrozados.

Jungkook en ese momento, sintió como su lobo se alzaba en furia. Sus ojos se pusieron rojos y los colmillos salieron a la superficie, y entonces gritó.

-¡NO LES DEBO NADA!, ¡JAMAS ME DIERON NADA! ¡NO QUIERO VOLVER A SABER DE USTEDES NUNCA MAS!

Las dos mujeres se sorprendieron. A pesar de ser sólo un omega, la fiereza en su rostro, el lobo asomado, las hizo retroceder. No estaban acostumbradas a ver el lado animal de nadie. La loba alfa asomó a la superficie, dispuesta a enfrentarse al omega, pero el lobo de Dong-min, se adelantó y le mostró sus colmillos y ojos rojos. Ella se quedó paralizada.

El abogado tomó a Jungkook y lo sacó del edificio. El omega sentía que sus piernas temblaban, que no podía mantenerse de pie. Su lobo se replegó, cansado y agobiado por haber enfrentado a la alfa. Se dejó arrastrar por el abogado hacia el estacionamiento. Lágrimas y más lagrimas escapaban de sus ojos. Se sentía tan perdido. Todo su mundo, toda su vida era una mentira. Él no era quien pensaba que era.

Dong-Min, miró al joven doctor y sintió pena por él. El abuelo de Jungkook había escuchado una conversación de su hija con su
compañera, donde hablaban de cómo habían engañado al viejo con el embarazo y posterior nacimiento. Sin embargo, él no dijo nada. Quería al niño, no importaba si no llevaba su sangre. Iba a ser todo lo posible para quedarse con él, pero un ataque al corazón se lo impidió. Antes, había hecho todos los arreglos para que el pequeño Jeon, nunca sufriera apremios económicos, sabiendo que su hija y su compañera probablemente derrocharían su fortuna. Ahora, el joven se había enterado de la verdad y podía ver lo destrozado que se encontraba.

-Jungkook...tu abuelo siempre te quiso... El abogado necesitaba que
Jungkook lo supiera.

-Él no era mi abuelo...

-No de sangre, pero te amaba. Y le prometí que cuidaría de ti, para que esas mujeres no te hicieran daño, ni supieras la verdad. No imaginé que serían ellas quienes te lo dirían.

El abogado, se dio cuenta que el omega seguía en schock.

-¿Quieres que te lleve a casa? ¿Hay alguien? -Sabía que el omega estaba solo en el mundo y que su carácter no había ayudado a forjar lazos con otras personas. No lo culpaba. La forma como esas mujeres lo habían criado...

Jungkook lo miró todavía con la mirada perdida. ¿A quién podía recurrir? Estaba solo en el mundo. Totalmente solo. Él no era nada....

-Tomaré un taxi-el abogado intentó persuadirlo, pero Jungkook salió a la calle. La nieve caía copiosamente sobre Seúl y Jungkook sintió más que nunca como su cuerpo, su alma, su ser, se congelaban.

Afortunadamente un taxi desocupado pasó y se estacionó frente a Kook cuando éste lo hizo detenerse. El omega miró al abogado, pero fue incapaz de decir nada. El hombre simplemente lo miró y lo vio irse.

El taxista, un omega ya mayor, miró por el espejo a su joven pasajero. Se dio cuenta que estaba llorando y sintió dolor por él. Su lobo paternalmente sintió compasión por el chico. Soltó feromonas para aliviar la tensión, mientras le preguntaba donde quería ir. Jungkook en ese momento, pensó donde ir...su vida estaba al revés, todo se había derrumbado. Recordó su pelea con Seokjin...el beta...lo quería tanto, pero le habían dolido las palabras que le había dirigido...miró su teléfono de emergencia y vio el último mensaje que Seokjin le había escrito. Un sollozo brotó de sus labios. Le dio la dirección al taxista, quien todavía se preguntaba, que le había ocurrido al jovencito guapo que lloraba desconsoladamente.

Seokjin miró el reloj. Eran las nueve y la nieve seguía cayendo. No había señales del omega. ¿Qué debía hacer? ¿Dónde podría estar? ¿Estaría con su familia? Tal vez habían tenido alguna crisis, un accidente o algo. Decidió que lo mejor era ir a casa. Estaba nevando mucho y sería difícil andar por las calles. Miró su teléfono y no había nada. Dejó un mensaje con el conserje del edificio y fue a su auto.

Cuando el taxi, se detuvo frente a la bonita casa del beta, el taxista miró con preocupación a Jungkook. El joven no había parado de llorar.

-¿Estás seguro de que esta es tu casa? Si quieres te acompaño. El omega estaba realmente preocupado por el joven.

-No es necesario, pero gracias-contestó Jungkook. Era increíble que un extraño le demostrara más preocupación que ninguna otra persona en toda su vida. Ninguna excepto, Seokjin. También pensó en Jung Hoseok y Min Yoongi. Sobre todo, este último que siempre estaba buscándolo y preguntándole como se encontraba. Últimamente lo había felicitado, porque había tenido un buen cambio. Todo era por Jin y el amor que sentía y recibía del beta. Bajó del taxi y caminó hasta la entrada. Se dio cuenta que todo estaba oscuro. Tal vez había sido una mala idea.

Seguro que Jin estaba en la universidad. Se sentó en el porche, mientras la nieve caía sobre su cabeza. Ni siquiera sentía el frío que en ese momento calaba los huesos. Se echó a llorar...

Seokjin manejaba hacia su casa, había un poco de atochamiento producto de la nieve. Su lobo estaba tan inquieto que sentía como su corazón palpitaba muy rápido. Instintivamente marcó una vez más el número de emergencias de Jungkook, rogando para que el omega contestara.

-Jin...-Al fin. Seokjin respiró aliviado al escuchar la voz del omega. Pero sabía que algo no estaba bien. Su voz estaba ahogada.

-Ggukie... ¿dónde estás?...estaba tan preocupado...

-Estoy en tu casa... ¿podrías venir por favor...?

Seokjin podía sentir la angustia en la voz del omega. Algo había ocurrido y su omega estaba en su casa. De pronto se dio cuenta que debía estar afuera. Y estaba nevando tanto.

-Jungkook, estoy yendo a casa. Estoy a diez minutos. Entra ahora. La clave es 130613, está nevando y te vas a congelar.

-Date prisa por favor. El omega cortó la llamada. Seokjin y su lobo sintieron como su corazón se desgarraba. Algo terrible había pasado. Lo pudo sentir en el tono de su omega. Sólo esperaba que le hiciera caso y hubiese entrado a casa. Aceleró, tocó la bocina como un loco. Debía llegar con él.

Jungkook se levantó del porche y por primera vez, notó el frío. Estaba cubierto de copos de nieve y temblaba. Ingresó la clave y entró a la calidez del hogar de Seokjin. Se quitó los zapatos y la chaqueta y se dejó caer en el sofá...había sido comprado...su verdadero padre lo había vendido...y había muerto...Quería entender, quería explicarse todo...porque ahora mismo todo era un mar de confusiones, de rabia, de pena, de odio..., tiró de su cabello, sintiéndose destruido. Quería morir.

Su lobo aullaba de pena, el dolor atravesando a hombre y lobo.

Seokjin estacionó su coche y respiró aliviado al ver que el omega no estaba afuera. Las luces estaban apagadas, pero había huellas en la entrada de las casa, que suponía eran de Jungkook.

Corrió hacia la casa y con rapidez entró. Ahí estaba su omega, sentado en el sofá, con la mirada perdida. Al sentirlo levantó la vista y Seokjin sintió que su corazón se partía, al ver la devastación en esos ojos. No podía imaginar que había sucedido, pero sabía que Jungkook estaba roto. Completamente.

-Amor mío...-Seokjin corrió a su lado y lo envolvió en sus brazos. El omega se echó a llorar, mientras hundía su rostro en el cuello del beta, aspirando su aroma varonil, su colonia. Algo del frio que había estado sintiendo se disipó. Seokjin besaba su cabeza, mientras murmuraba suavemente..."todo va a estar bien Ggukie...todo va a estar bien..."

Jungkook no estaba seguro en ese momento si todo iba a estar bien, pues no sabía quién era, y cómo podría continuar su vida con la verdad que acababa de golpearlo, pero en ese momento al estar en los brazos del hombre que amaba, al menos por unos minutos, sintió paz en su corazón.

Seokjin, no dijo nada, simplemente se limitó a abrazarlo, a besarlo y contenerlo. Ya lo interrogaría. Por ahora, su lobo y él intuían que el omega todo lo que necesitaba era sentir su amor.

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